El muchacho entró por la puerta con sumo cuidado y
se sentó en un sitio que había reservado para él junto a Mazoui. Éste no le
dijo nada por no interrumpir las canciones de Amatista, la muchacha había terminado con una y comenzaba
acto seguido otra. Una bella versión de un tema de una cantante antigua que
dedicó a su novio. Nada más verle, ella alegró su expresión. Al fin estaba
allí. Por eso, la joven artista la anunció con sumo cariño antes de empezar a
cantar.
Mejor el diablo que conoces
Mejor el diablo que conoces
Woh woh woh
No más excusas no, no
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más
Woh woh woh
Nuestro amor no era perfecto, lo sé
Creo que conozco el marcador
Si dices que me quieres, ¡oh chico!
No puedo pedir más
Vendré si tú me llamases
Estaré aquí todos los días
Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo
Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo
- Dedico esta canción al hombre al que amo, sin cuyo
valor seguramente yo no estaría aquí.- Aplausos de todo el público y ella
sentenció esta vez en su idioma natal. - C´est l´homme sans
lequel je ne peux pas vivre!
Leval
agradeció aquellas palabras en lo más profundo de su corazón, pero eso no le
hacía sentirse mejor. La música comenzó y la chica se arrancó incluso con más
pasión y entusiasmo. Su pareja escuchaba tratando de abstraerse a esa cada vez
más molesta y dolorosa sensación en su pecho. Sonrió a Amatista mientras ella
cantaba, pero no se encontraba nada bien
Mejor el diablo que conoces
Mejor el diablo que conoces
Woh
Mejor el diablo que conoces
Woh
Mejor el diablo que conoces
Mejor el diablo que conoces
Woh woh woh
-No sé qué me está
sucediendo.- Pensaba tratando de ignorar aquello, pero le era cada vez más difícil
mantenerse incluso sentado.-
Di que no me abandonarás nunca más
Te recuperaré de nuevo
Di que no me abandonarás nunca más
Te recuperaré de nuevo
No más excusas no, no
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más
El joven sufría una extraña debilidad que se iba apoderando
de él por momentos. Era como si estuviese al límite de sus fuerzas y sin
embargo estaba absolutamente en reposo. Su visión incluso comenzaba a nublarse.
Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que
conoces.
Aunque él sacudía ligeramente la cabeza como
queriendo poder enfocar la mirada en su novia para centrarse en ella y olvidar
ese malestar.
Woh woh woh
Nuestro amor no era perfecto, lo sé
Creo que conozco el marcador
Si dices que me quieres, ¡oh chico!
No puedo pedir más
Vendré si tú me llamases
Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que
conoces.
-Tengo que aguantar… como sea…- Se decía apretando
los dientes.- Se lo prometí…no me perdonará si le estropeo el concierto
Aunque el chico ya únicamente oía la voz de Amatista como si de un
lejano susurro se tratase, y eso que ella cantaba de forma clara y potente a
pocos metros de distancia.
Estaré aquí todos los días
Esperando a que me muestres tu amor
Si, es verdad lo que dicen
Si, es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que
conoces
Woh woh woh
Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo
Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo
Mazoui por su parte volvió a percatarse de que su primo
sudaba demasiado, ¡parecía estar haciendo un gran esfuerzo meramente por
mantenerse en su sitio cuando sólo estaba sentado! Además, se llevaba la mano al pecho de forma
bastante extraña y alarmante. Pero de momento mantenía el tipo, y escuchaba. La
canción continuaba y todos atendían maravillados bailando incluso en algunos
sectores. Por su parte la intérprete lucía de forma bellísima, con un vestido
de color verde claro de falda corta y zapatos a juego y su rubio pelo suelto
que hacía danzar con la misma gracilidad que ella misma en aquel escenario.
Di que no me abandonarás
nunca más
Te recuperaré de nuevo
No más excusas no, no
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más
Te recuperaré de nuevo
No más excusas no, no
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más
Ahora sí que Amatista estaba dando todo lo que tenía
en su actuación. La gente del estadio donde se llevaba a cabo el recital
coreaba el estribillo y aplaudía. Excepto Leval que ahora se llevaba ambas
manos al pecho como tratando de sujetar algo y Mazoui que, pese a que le
dedicaba miradas cada vez más preocupadas, no quiso preocupar a nadie y lo dejó
correr, pero algo le decía que su primo no estaba nada bien.
Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que
conoces.
Estaré aquí todos los días
Esperando a que me muestres tu amor
Si, es verdad lo que dicen
Si, es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que
conoces
Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen
Es mejor el diablo que conoces…
(Better
the Devil You Know. Kylie Minogue,
crédito al autor)
Por fin, Amatista terminó la canción y con ella su
actuación, todos aplaudieron con gran entusiasmo e incluso se levantaron de los
asientos. Ella saludó muy emocionada y buscó a Leval con la mirada. Ahora, se reuniría con el chico e iría a preguntarle
si le había gustado. Saliendo del escenario se dirigió hacia su novio. El
muchacho al verla acercarse también se había levantado y aplaudía, pero de
pronto dejó de hacerlo y bruscamente cayó desplomado sobre la mesa, todo el
mundo se quedó parado y sorprendido. El primero en reaccionar fue Mazoui. Sujetó
a su amigo y le levantó. Leval se agitaba entre jadeos, parecía luchar por
respirar y no dejaba de llevarse las manos al pecho y gemir de dolor. La joven
artista sorprendida e impactada por aquello, corrió apresuradamente hacia él.
Mazoui mientras levantó en brazos a su primo y se dispuso a sacarle de allí,
seguido por Amatista, Giaal y los demás. Al fin pudo tumbarle en una especie de
sofá de una sala anexa al palco de autoridades en donde estaban y tratar de
reconocerle. Pronto llegó Giaal que le examinó con más detenimiento.
- Está muy enfermo, algo le está afectando,- dijo
alarmado el alíen que urgió con bastante agitación para tratarse de él.- ¡Rápido, hay que llevarle al hospital!
Amatista
quiso hacer algo, aunque no sabía el qué. No entendía nada, de pronto el hombre
que amaba, tan fuerte y tan insensible al dolor físico o a la fatiga, estaba en
ese estado tan alarmante. Parecía sufrir mucho y ella sólo podía mirarle con
angustia y un miedo cada vez más intenso.
- ¡Leval! - la chica trataba de hablar con él, pero éste
no respondía, ella insistió muy asustada.-
Leval cariño, dime algo, ¿qué te pasa?.
- Te… te lo prometí… - Pudo susurrar él entre
quejidos de dolor, forzando una sonrisa, mientras se llevaba una mano al pecho.
- No me lo he perdido…
- ¡Leval! – Pudo exclamar ella aterrada, con los
ojos cubiertos de lágrimas en tanto le sujetaba una mano entre las suyas.- ¿Dios
mío, que te ocurre?
- Déjale descansar.- Le pidió Mazoui tajante pero
suavemente a la vez - está muy débil. No conviene que hable. No te preocupes,
nosotros nos ocuparemos de él.
-¡Os lo suplico! - Imploraba Amatista con lágrimas en los ojos. - ¡Por
favor!, no dejéis que le ocurra nada.
- Haremos lo posible.- Le aseguró Giaal.-
El alien, con su calma recobrada y concentrando sus
poderes curativos sobre su amigo, se esforzó por tratar de hacerle mejorar. Mazoui
hizo lo mismo pero incluso combinando las auras curativas de ambos aquello no parecía
servir de gran cosa. Sin embargo, el extraterrestre pareció detectar el mal que
le aquejaba tras auscultarle, tomarle el pulso al enfermo y observar algunos
síntomas más.
-¿Qué crees que tiene?- Inquirió el concernido primo
del afectado en tanto remachaba.- Mi aura curativa no le hace ningún efecto.
- Ni la mía. Y creo saber por qué. Por lo que me
temo es un virus, mis padres me hablaron una vez de algo similar. De hecho mi
padre conoció a un antepasado lejano de Leval. Él tuvo esta enfermedad, es de
las pocas que puede ser mortal para un saiyajin.- Replicó con manifiesta
preocupación.-
-¡No! - gritó Amatista tapándose la boca con las
manos. - ¡Oh, no!...No, ¡por favor! no podéis dejar que muera, así no. ¡Tiene
toda la vida por delante, tenemos toda la vida! ¡Leval, te quiero, no puedes
dejarme así! ¿Recuerdas la canción que te he dedicado? ¡Prométeme que nunca te
marcharás de mi lado! ¡Tú también, no!…ya he perdido a demasiadas personas a la
que quería…no podría soportarlo.
La chica estaba fuera de sí a causa del pánico y
Mazoui tuvo que sujetarla en tanto trataba de serenarla.
-¡Cálmate!- le pidió el muchacho que llamó al resto
de las chicas que observaban a una prudente distancia, llenas también de
inquietud. – Sandy, ocúpate de ella ¡sácala de aquí!
- Amatista ven.- Le pidió suavemente ésta tratando
de llevarse de allí a su amiga que, desesperadamente, se resistía a dejar a
Leval. Su compañera tuvo que insistir con un más pragmático y firme. - Vamos,
no puedes hacer nada por él, deja que Giaal y Mazoui se encarguen.
- No, debo estar con él, ¡suéltame!..- gritaba ésta
luchando con todas sus fuerzas, pero aun así no podía librarse del férreo
agarre de su compañera que pese a todo debía emplearse a fondo para sujetarla.
-
Una
muy concernida Satory intervino también tratando de alejarla.
- Por favor, Amatista, no se lo pongas más difícil.
Debes dejarles a ellos, saben lo que hacen. Tienes confiar en sus conocimientos.
No permitirán que Leval muera.
Por
fin lograron tranquilizarla y alejarla lo bastante, se llevaron rápidamente a
Leval al hospital, allí le ingresaron. Giaal trataba de bajar la altísima
fiebre que le consumía en tanto su paciente braceaba y jadeaba presa de la
agitación, esforzándose casi por cada respiración. Mazoui por su parte buscaba
alguna alubia mágica de las que les habían quedado, encontró una y se la hizo
comer a su primo pero fue inútil.
-¿Qué vamos a hacer?,- musitó apretando los dientes
presa de la impotencia. - Ni nuestros poderes curativos ni las alubias
funcionan, si sigue así se morirá.
- Ten calma,- le pidió Giaal. - No sé cómo curarle
pero creo saber lo bastante como para frenar un poco el avance de la
enfermedad. Al menos ganaremos tiempo. – Y dicho esto, sacó una bolsa y de ella
unos compuestos que mezcló, luego agregó agua y lo removió ordenándole a su
interlocutor - Mazoui sujeta a Leval e incorpórale, tiene que beberse esto.
Éste levantó a su amigo con sumo cuidado,
cuando pudo contenerle lo bastante para evitar que se moviese, el propio
extraterrestre le ayudó y entre los dos le hicieron beber. Después Giaal, con
otro compuesto, aplicó una especie de cataplasma a la altura del corazón de
Leval. Al cabo de un momento el paciente pareció dejar de agitarse tanto y
empezó a respirar algo mejor. Mazoui a su vez suspiró aliviado pero el médico
alíen dijo en un tono muy poco optimista.
- Poco más podemos hacer por ahora. Con esto sólo
lograremos ganar tiempo, pero hemos de dar con el antídoto específico o él
morirá.
-¿De cuánto plazo disponemos para conseguirlo? - Inquirió
Mazoui con gran preocupación. -
- Dependerá de su fuerza - repuso el extraterrestre
que añadió reflexivo. - Creo que quizá varios días pero no lo sé con seguridad.
Hemos de ponernos a trabajar. ¡Maldita sea!, necesitaríamos saber que clase de
medicina era esa que una vez salvó la vida a su antecesor...
- Trataré de entrar en contacto con el otro mundo si
es preciso,- declaró su interlocutor, que objetó casi para sí. - Pero necesitaré ayuda...
- Haz lo que sea pero hazlo rápido. No sé cuanto tiempo
podré mantenerle estable. - Le pidió encarecidamente Giaal cuyo semblante
reflejaba desde luego una extrema preocupación. -
Mazoui asintió enérgicamente. ¡Por supuesto que lo
haría! Salió de la habitación, pensaba en como poder ponerse en contacto con otro
plano dimensional que le diera acceso a ese más allá. Aquel era un recurso que
no le gustaba emplear. Era muy peligroso y arriesgado. Además, él no tenía la
suficiente energía como para conseguirlo solo. ¡Si su tío y maestro Tom hubiera estado allí! Entonces, detuvo el torrente de maldiciones
que le asaltaban al verse privado de esa inestimable ayuda porque tuvo una
idea. Pero no podía llevarla a cabo únicamente él, de modo que acudió a la
única persona capaz de echarle una mano, fue en busca de Sandy.
-Sí, ella podrá hacerlo, estoy seguro, tiene mis
mismas dotes…
Fue
a buscarla de inmediato, la encontró junto a Satory, ambas tratando de animar a
su amiga que, pasado el momento de nerviosismo, estaba muy hundida. La llamó y
Sandy se acercó mientras la otra muchacha se ocupaba de Amatista.
-¿Dónde está Penélope? - Comentó Mazoui, extrañado de
que no estuviese con ellas. -
- Ha ido con Tracer a tratar de conseguir reunir a
los mejores especialistas médicos de la nave. - Respondió Sandy. -
- Bien,- convino Mazoui que, ya más centrado en ella,
le comentó. - Eso ayudará, pero no servirá de nada si tú no me ayudas a mí.
-¿Qué puedo hacer yo? - Le preguntó la muchacha sin
comprender, pero dispuesta a lo que fuera necesario. -
- Debemos unir nuestras energías espirituales y
contactar con el más allá.- Le indicó Mazoui. -
- Pero ¿cómo? – Quiso saber ella sorprendida,
moviendo la cabeza para afirmar. -Yo nunca he hecho tal cosa.
- Yo te mostraré como. Tú solo concéntrate, vamos a
un lugar apartado. Dame las manos y concentra tu aura espiritual.- Le indicó Mazoui.
-
Aunque
la muchacha dudaba y él entonces la espoleó con una exclamación.
-¡Vamos! Es cuestión de vida o muerte para Leval.
Ella entonces no dudó más. Ambos se dirigieron a un
cuarto aparte de la habitación en donde estaban, cerraron las puertas y apagaron
la luz.
-Antes de nada debo advertirte. – Le dijo Mazoui a
la sorprendida chica. – Si logramos contactar con seres de otra dimensión nunca
podemos estar seguros de quienes van a ser.
Esto no es un paseo por el parque. Podría ser muy peligroso. Si no deseas
arriesgarte lo comprenderé.
-No te preocupes, no tengo miedo, haré lo que sea
por Leval y por Amatista. – Replicó resueltamente ella. – Son mis amigos.
Su interlocutor asintió agradeciéndoselo con una
sonrisa. Aunque añadió.
-Procura no intervenir, déjame a mí el contactar con
las entidades que salgan al paso. Sé cómo hacerlo. Ahora cierra los ojos y
trata de vaciar tu mente. Intenta sentir mi aura y no pierdas tu concentración.
Sandy asintió. De modo que se concentraron y
trataron de alcanzar el estado adecuado. Mientras, en el cuarto de Leval, el
enfermo se agitaba otra vez, ahora en sueños, presa del delirio. Giaal le
vigilaba y sólo podía tratar de bajarle la fiebre con compresas frías y hielo.
Leval murmuraba algunas palabras.
- Futuro...futuro...él… esa luz...la nada…acabará
con ella…deben resistir el avance…de…la nada.
Giaal
trataba de entender más pero no podía pese a que se afanaba en escuchar. Aquello
era algo muy vago como para poder ser mínimamente inteligible. No obstante,
pareció que el sueño de Leval se iba tranquilizando, ahora su rostro reflejaba
más paz e incluso sonreía.
-Me pregunto con que estará soñando,- se dijo el
alien esbozando también una sonrisa que trataba de restarle un poco de la gran
tensión que llevaba acumulada fruto de la preocupación. – Al menos que
descanse, le hará bien.
Mientras
todo aquello ocurría Tracer y Penélope efectivamente recorrieron los hospitales
y los centros médicos de toda la nave. Él avisó al alférez Hunter que también
hizo cuanto pudo por recabar ayuda. Incluso con su atuendo civil llamó sin
perder ni un segundo a algunos compañeros, explicándoles la situación.
-¿Qué podemos hacer nosotros?- Quiso saber uno de
los alféreces, miembro de su escuadrilla.-
-Tenemos que indagar por toda la nave, buscar a
cualquier médico, o experto en enfermedades que haya.- Les contó la muchacha.-
Y estar listos para buscar posibles ingredientes para algún tratamiento.
-¿Puede que no tengamos algo así en esta nave.-
Opuso un joven suboficial.-
-Pues se buscan en el espacio.- Contestó tajantemente
ella, sentenciando.- El teniente Malden nos ha salvado la vida a muchos de los
que estamos en esta nave. Ahora, tenemos que hacer lo posible y lo imposible por
devolverle el favor.
Nadie
objetó nada a eso. Al contrario, asintieron con entusiasmo. Aunque pese a su
arenga la propia Susan estaba preocupada. Era muy fácil hablar, pero los hechos
serían otra cosa. De todas formas, se prometió a sí misma, hacer cuanto
estuviera en sus manos por ayudar a su superior.
-Todos estamos en deuda con usted. -Pensó.- Y no le
vamos a abandonar ahora…
Por su parte,
Rick, junto a la doctora Winters, fue a ver directamente al comandante Braem.
Una vez puesto al corriente el veterano oficial contactó con el comodoro
Hazzar. Éste recibió al teniente Tracer y a la doctora.
-Muy bien, su comandante me ha informado que la situación
es grave. ¿Qué sucede?- Quiso saber el comodoro.-
-Señor, se trata del teniente Malden. Está muy
enfermo, necesitamos todos los recursos disponibles y las instalaciones del
hospital en grado de alerta biológica tres.- Le dijo el oficial con tono serio
y muy preocupado.-
-Sí, comodoro.- Corroboró Penélope.- Vamos a
necesitar la cooperación del estamento militar. Yo misma me he ocupado de pedir
ayuda a los científicos del hospital civil.
-Haremos todo lo que sea necesario. Teniente, cuente
usted con todo lo que precise. Ahora mismo daré orden de que le faciliten lo
que pida.- Declaró Hazzar, agregando.- Informaré de inmediato al
contraalmirante. Vaya lo antes posible a reunir a cuantos expertos le hagan
falta.
-Sí, señor, gracias señor.- Replicó Tracer
cuadrándose de inmediato.-
Junto
con Penélope salió raudo del despacho del comodoro en busca de todos aquellos
que pudieran echarles una mano. Empezando por el mayor Freejar, a quien se
encontró cuando salía del puente de mando y atajaban por los hangares, rumbo a
las instalaciones médicas de la base.
-¿Qué puñetas haces corriendo por aquí?- Le preguntó
a Rick, ese oficial, que llegaba de una misión de patrulla.-
-Señor, el teniente Malden, está enfermo.- Le
respondió Tracer, sin apenas detenerse.-
-¿Qué diantres le pasa?- Preguntó el perplejo
Freejar.-
-Se está muriendo.- Intervino Penélope.- Si no
logramos encontrar un remedio a su mal no durará mucho.
-¿Qué?- Exclamó su interlocutor, sentenciado pese a
todo con una mezcla de humor e inquietud.- No tiene mi permiso para morirse. Y
no se lo pienso dar. Digan, ¿Qué puedo hacer por ayudarles?
-Por ahora, ir a reunir a cuantos expertos en el
campo de la microbiología y la medicina podamos encontrar.- Le indicó Penélope.-
-Les acompañaré al hospital militar.- Afirmó Freejar.-
Suban a mi deslizador y apunte el número de mi teléfono. Quiero estar al tanto
de todo cuanto le pase a ese chaval.
Así hicieron, yendo a toda velocidad, abordando el
vehículo que el veterano mayor tenía allí aguardándole. Freejar lo conducía haciendo
que cualquiera se apartase de su camino con sus característicos bufidos e
imprecaciones. Por fortuna nadie les detuvo hasta que llegaron al hospital. No
obstante, Susan sí tuvo algún problema. Fue interceptada por Logan y un grupo
de oficiales. Cuando la chica les informó de la situación Cedric se sonrió afirmando
no sin retintín.
-Claro, todo lo que sea necesario, alférez. Pero me
temo que habrá que adoptar medidas cautelares. Cualquiera que haya estado en
contacto con él debería ser puesto en aislamiento.
-Yo no he estado en contacto con el teniente Malden,
señor.- Repuso la joven.-
-Usted no sabe si ese presunto virus, como nos ha
dicho, es contagioso o no y durante cuánto tiempo lo es. No debemos correr
riesgos. Piense en la población civil.- Argumentó Cedric.-
Hunter
le miró desconcertada. Pudiera ser que su superior tuviera razón, ella estuvo
unos días antes con el teniente pero él parecía encontrarse bien entonces.
-Mi teniente, tengo órdenes del teniente Tracer de
recabar toda la ayuda que pueda.- Dijo.-
-Y aquí estoy yo, dispuesto a ayudarla.- Replicó
Logan que de inmediato le ordenó.- Ahora preséntese en la unidad médica para
que le hagan un examen. Y eso mismo va para el teniente Tracer y cualquier que
estuviera en contacto con el afectado. Lo notificaré de inmediato al comandante
para que de las órdenes oportunas. No se inquiete, la acompañaré para que le
hagan las pruebas pertinentes. Avise a Jensen.
Susan no tuvo más remedio que saludar y obedecer. No
tardó en contactar con el teniente en cuestión, que junto con Freejar y
Penélope ya estaba precisamente allí. Y antes incluso de que Freejar le
obsequiase con alguno de sus comentarios, fue Rick quien le increpó por todo
saludo.
-¿Tú eres así de idiota Logan o es que te entrenas a
diario?
-Perdona amigo.- Replicó éste con tono controlado
dado que estaba junto a otros oficiales.- Verás, tú mismo has informado al
comodoro de que el teniente Malden tiene una enfermedad de origen desconocido
si no me equivoco, ¿verdad?...
-También le informé que, a juzgar por el diagnóstico
esa enfermedad, no entraña riesgo alguno para los humanos corrientes.- Contestó
el interpelado.-
-Pues eso no ha llegado a mis oídos- se justificó su
interlocutor.- De modo que, ante la duda…
-Le aseguro que esa precaución no es necesaria en
nuestro caso. - Intervino la doctora Winters que hasta ese instante había
asistido a esa discusión en silencio.-
-No se ofenda señorita, pero aquí no cuentan las
indicaciones de una civil. Por muy doctora que sea.- Sonrió Cedric agregando no
sin suficiencia.- Se sigue el protocolo militar.
Eso
ya colmó la paciencia de Rick que con rapidez aferró a su colega de las solapas
y le empujó contra la pared, afirmando furioso.
-¡Escúchame, imbécil! La vida de un compañero está
en juego. Vuelve a abrir esa bocaza tuya y te haré tragarte los dientes.
-Esto es agresión, mayor.- Pudo decir Logan dirigiéndose
a Freejar, quien, se limitaba a contemplar aquello.-
-No lo es, hijito, todavía no te he arreado ningún
mamporro. Pero no tientes la suerte.- Rebatió este, declarando para pasmo de
Logan y sus seguidores.-
Mientras
tanto, Rick no soltaba a su interlocutor. Los otros oficiales quisieron mediar
para separarles pero fue el propio Tracer quién soltó a su polemista y le dijo
al resto.
-El que quiera enfrentarse a un consejo de Guerra
por cargos de obstrucción a una orden del comodoro Hazzar que trate de
pararnos.
-¡Ya lo habéis oído, pazguatos! -Yo mismo le llevaré
de las orejas hasta el tribunal.- Remachó Freejar, agregando con tono más
conciliador para dirigirse a Tracer y a Penélope.- Vosotros, daros prisa. Aquí la
alférez…
-Hunter, señor.-
Le comentó Susan.-
-Eso. Y yo, nos
ocuparemos de recabar más apoyos. En tanto estos simpáticos muchachos nos
ayudan. ¿Verdad?- Inquirió mirando ahora a Logan y su grupo
Por supuesto que ninguno de los demás oficiales se
atrevió a contradecir a un superior, entonces Rick aprovechó a indicarle a la
doctora en tanto la tomaba de una mano.
¡Vamos, Penny! Busquemos a los encargados de la
sección de enfermedades víricas.
La joven
asintió esbozando una sonrisa. Ese chico cada vez le gustaba más. Ahora se
había revelado como un auténtico militar, tomando las riendas de la situación y
actuando con celeridad y eficacia. Estaba claro que era alguien de toda
confianza cuando la situación lo requería. Y hasta empezaba a reírse con sus
bromas. Más cuando tras salir a la carrera, él, entre jadeos, sonrió
diciéndole.
-Menos mal que Freejar estaba con nosotros, porque
se me ocurrió eso del consejo de guerra sin más. Con las prisas ni le pedí a
Hazzar que me diera su autorización por escrito.
Y
ella se sonrió, pero no dijo nada, ya estaba cansada dado que ambos iban a todo
correr a la sección de enfermedades víricas.
-Necesitaremos una muestra de sangre de Leval.- le
comentó Penélope a su contertulio.-
-Tendremos que ir al hospital civil en el que le han
ingresado.- Convino él.-
Avisaron
de inmediato a Freejar por el teléfono móvil que el veterano oficial les había
dado cuando les llevó en su deslizador. Este enseguida atendió la llamada, indicando
a los dos.
-Esperadme en el aparcamiento. Os llevo hasta allí
en un momento.
Por su parte, mientras se ocupaba de recorrer los
pasillos del hospital a indicación de Freejar, Susan vio al teniente Mullins.
La joven se cuadró, éste, advertido de lo que sucedía por otros oficiales que
fueron testigos de la discusión entre Tracer y Logan, se limitó a decirle a la
alférez.
-¡Ocúpese de buscar en la galería siete! Yo miraré
en el resto.
Y tras
saludar. La muchacha no se lo hizo repetir, apresurándose a buscar más ayuda…
-No se preocupe, mi teniente, entre todos le
salvaremos. - Pensaba en tanto acudía a la sección de enfermedades infeccionas
en busca de expertos.-
A
los pocos minutos fueron capaces de reunir un equipo de virólogos,
microbiólogos y médicos del mayor nivel. Todos fueron a una sala de
investigación que utilizaron para analizar una muestra de sangre de Leval que les hicieron llegar Penélope y Tracer.
Estos se habían personado de inmediato en el hospital civil, en donde Leval permanecía
ingresado de urgencia, en una habitación aislada y provista de sistemas
anticontaminación. El mismo paciente estaba durmiendo ahora tras una cortina
especial. Pese a no pensar que fuera un peligro para el resto, se tomaron todas
las precauciones hasta no estar seguros al cien por cien de ello.
-Necesitamos una muestra de sangre.- Le explicó Penélope
a una agotada Amatista, que no se había movido del lado del chico.-
-Lo que sea preciso para salvarle.- Musitó ella con
angustia.-
-Todo saldrá bien. Leval es muy tozudo. ¡Te lo digo
yo! - Quiso animarla Tracer mirando hacia la cortina que velaba la imagen de su
compañero.-
La chica
apenas pudo componer una leve sonrisa. Estaba demasiado cansada y preocupada
para hacer otra cosa.
-¡Eso espero!- Suspiró al fin.-
La muchacha no tenía apenas fuerzas ya, tras tanta
tensión, se dejó caer en la silla que la había estado sustentando. Penélope Estuvo un rato con ella hasta que fue relevada
pro Satory, quien también había estado recabando información.
-Yo me quedaré con ella y con Leval. Vosotros idos a
llevar la muestra.- Les pidió la hija de Masters en cuanto la pusieron al
corriente.-
Y
una vez que extrajeron un poco de sangre a Leval y esta fue guardada en un
contenedor especial, Tracer y Penélope se pusieron en marcha.
-¡Vamos Penny, no tenemos tiempo que perder!- La
arengó él.-
Entre tanto Mazoui y Sandy tras algunos minutos de meditación,
consiguieron entrar en trance y lograron atravesar una especie de umbral. Se notaban descender por una algo parecido a
un vórtice oscuro a gran velocidad. Pudieron verse a sí mismos en cuerpo astral
caer agarrados de las manos. Entonces
unas densas formas neblinosas de tonos entre grises y negros comenzaron a
rodearles. Ambos emitieron una luz blanca que mantenía a aquellas vaporosas
siluetas alejadas. Aunque al poco comenzaron a definirse en formas de caras
grotescas y deformadas por el sufrimiento y el horror.
-No las mires, Sandy.- Le indicó telepáticamente
Mazoui. - Son almas de condenados que están purgando sus males, tratarán de
robarte tu energía.
La horrorizada muchacha obedeció, se esforzó por
mirar solamente a su compañero e ignorar los chillidos cada vez más
desgarradores y las cavernosas voces que trataban de colarse en su mente
aullando su nombre. Incluso llegó a reconocer el rostro de ese tal Michael que
se aproximaba casi hasta rozarla aullando con la boca desencajada y los ojos
saliéndose de las órbitas.
-¡Esto no debió pasarme a mí! Estoy muerto por tu
culpa… ¡asesina!
-¡No respondas, no le mires! - Le ordenó Mazoui a la
espantada chica que cerró los ojos tratando con todas sus fuerzas de abstraerse
de aquello.-
Finalmente y tras lo que pareció una eternidad atravesaron
ese negro espacio y vieron a lo lejos un tenue rastro de luz hacia el que se
encaminaban. Poco a poco aquellas terribles presencias se fueron alejando
frustradas, al no poder hacerse con las esencias de ninguno de ellos.
-¿Dónde estamos ahora?- Quiso saber la muchacha. –
-Hemos salido del lugar donde pululan las almas
atormentadas. Ahora vamos hacia el cruce de la Eternidad. Ten cuidado y no te
dejes atraer por su luz, o te perderás para siempre y morirás en el mundo
físico. – Les desveló el chico dejándola impactada. -
Aquella luz iba ganando en intensidad conforme se
aproximaban. Al poco Mazoui creyó ver una figura que parecía la de su amigo Leval,
estaba rodeado de una ahora potente luz blanca. A su lado otra figura parecía estar
hablando con él. Ambos querían acercarse más para verla de cerca pero no podían
hacerlo. Sandy se comunicó con Mazoui, pero esta vez lo hizo no con palabras,
parecía que su voz sonaba dentro de la cabeza y le preguntaba con asombro.
- Mazoui ¿ves lo que veo yo?
-Lo veo - respondió él que se comunicó de la misma
manera para afirmar también atónito - Sí,
¡es una fuerza inmensa!, también noto a su alrededor más presencias, ¿las notas
tú?
-Sí, son muchísimas, todas parecen almas puras...-
respondió ella. Entonces una voz, cálida y llena de sabiduría, sonó en la
cabeza de ambos. -
-Vuestro amigo aún no está llamado a venir con nosotros,
tiene todavía muchas tareas que realizar, la más importante es ayudar a llevar
el mensaje de la luz a vuestra dimensión. Debéis sanarle.
Al momento, Mazoui sintió que mucha información
bombardeaba su mente. Sandy notó lo mismo y esa voz les indicó diríase que
incluso con afecto paternal, en tanto una borrosa y enorme silueta alada se les
aproximaba, refulgiendo con un blanco cegador.
- Ahora, id y salvar a vuestro amigo.
- ¡Por favor! - Suplicó Sandy trató de hablar con
esa entidad. Ahora podía verla algo mejor, parecía una gran figura de forma
humana que desplegase algo similar a unas enormes y refulgentes alas flamigeras
de color blanco - Si esto es el más allá.- Añadió dubitativa. - Quiero pedirte
si podría ver a mi madre, aunque sólo fuese un momento. ¡Te lo suplico!
-Ten paciencia,- respondió la figura con un tono
lleno de amor y suavidad. - La verás antes de lo que piensas. Ahora id, tenéis
una misión que cumplir.
- Es tarde. - Convino Mazoui comunicándose con la muchacha.
- Sandy, comprendo lo que sientes, pero debemos volver. No puedes dejarte llevar
por esa luz, la vida de Leval está en nuestras manos ahora...
- ¡Es tan cálida! Siento tal cantidad de amor que
quisiera permanecer aquí para siempre. – Pudo musitar la interpelada con voz
queda. De hecho, que tenía que hacer un gran esfuerzo para no perder su
concentración en tanto suspiraba. – Es maravilloso estar aquí…
La
muchacha comenzaba a perder el interés por regresar al mundo de los vivos, en
esta dimensión podía percibir una paz y una felicidad cada vez mayores. Mazoui
estaba preocupado. Si aquello continuaba así perdería a Sandy, y lo que era
peor, quizás él mismo no tuviera fuerzas para volver. De modo que le insistió
con mayor vehemencia.
-¡Por lo que más quieras! Se de sobra lo difícil que
es. Pero debes luchar contra esa sensación, todos dependemos de ti. Leval tiene
su vida en nuestras manos.
Aunque aquello era, efectivamente, más fácil decirlo
que hacerlo. Sandy se notaba cada vez más ligera y menos concentrada. A punto
estaba de cerrar sus ojos y soltarse de Mazoui para dejarse arrastrar hacia esa
luz cuando una voz de mujer, bien conocida para la chica, con tono dulce pero
firme, le habló en su interior.
-Aún no, mi amor. No te corresponde estar aquí,
tienes mucho que hacer en el plano mortal. Dentro de poco nos veremos. Mientras
tanto regresa y se feliz.
-¿Mamá? - Pudo exclamar en su interior, recuperando
el sentido de la realidad. -
-¡Vamos! – La urgió su preocupado acompañante. –
¡Sandy te necesito! Vuelve en ti.
Él la apretó con fuerza de la mano con su cuerpo
astral y la arrastró por el camino de vuelta ascendente a través del vórtice
que ahora era de un tono blanco cenital. A regañadientes ella se dejó llevar, ambos atravesaron de nuevo
ese umbral y abrieron los ojos en la oscuridad del cuarto. Mazoui encendió la
luz, sólo para descubrir lágrimas en los ojos de la chica.
-Lo siento.- Gimió ella, con tono culpable.- Casi
provoco un desastre.-
- No te preocupes,- la consoló afectuosamente él. – Es
normal. Muy pocos son capaces de no verse afectados por esa sensación de paz y
plenitud.
-Mi madre me habló, era ella, de algún modo lo sentí.-
Le confesó la chica.-
-Seguro que podrás ver a tu madre, sólo que ahora no
es el momento.
La
muchacha le contó lo que esa presencia le había dicho, palabras que coincidían
con las de aquel ser.
-¿Qué ha querido decir, acaso es que moriré pronto? -
Le preguntó Sandy temerosa de ello y a
la vez, y por extraño que pareciera, esperanzada. -
- No lo creo. Perdona, no me expliqué bien. - Se
disculpó Mazoui. – Pienso que ni aquel ser, ni tu madre se referían a eso,
estoy seguro.- Entonces cambió súbitamente de tono, de consolar a su
interlocutora pasó a decir con energía. - ¡Vamos! Ahora no hay tiempo para eso.
Hemos de darnos prisa. La vida de nuestro amigo pende de un hilo. - Salió del
cuarto y la ahora avergonzada muchacha retomando el control sobre sus emociones
le siguió. -
Amatista
mientras tanto seguía llorosa abrazada a Satory y balbuceando desconsolada.
- Si se muere todo por lo que hemos luchado y
sufrido no valdrá nada. Nada tendrá ya sentido para mí, Satory. ¡No es justo,
no es justo!- se lamentaba una y otra vez. -…
- No te preocupes, no morirá - le consolaba suavemente su amiga, tratando de agregar con
más ánimo y seguridad. - Ya lo
verás...él no puede morir así, no lo vamos a permitir.
- He tardado tanto en conseguir su amor. Y no quiero
perderle a él. Ya perdí a Granate, a mis padres. No quiero estar sola. ¡Tengo
miedo…tengo mucho miedo!- Balbució la francesa.-
- No estás sola. Estamos aquí contigo. No te
dejaremos… - le susurró afectuosamente su interlocutora acariciándole el pelo
con suavidad. –
- ¡Perdóname Satory! - Gimió Amatista dándose cuenta
de que, para su amiga también aquello había sido una dura prueba. Además,
estaba allí tratando de apoyarla y más entera pudo decir.- Hemos perdido a
tanta gente buena, lo que le ha ocurrido a la pobre Ginger y la última fue Jen.
Porque sé que en el fondo no era mala. La pobre chica estaba trastornada, creía
hacernos un bien. Y se sacrificó para salvarnos. Pero no quiero que a Leval le
suceda lo mismo. No podría soportarlo, perder a alguien tan querido. Lo es todo
para mí. ¡Otra vez, no! ¡No lo soportaré de nuevo!
- Tranquila.- Pudo replicar su amiga tratando de
controlar sus propias emociones. – Entre todos le ayudaremos a ponerse bien.
Confía en Giaal y en Mazoui, ellos saben lo que hacen. Pero debes ser fuerte.
Por Leval y por ti.
Y
su amiga solamente pudo asentir débilmente dejándose abrazar. Entonces tocaron
a la puerta. Satory abrió encontrándose con una chica que apenas se sostenía
sobre dos muletas. La científica se dio cuenta enseguida de que le faltaban
ambas piernas y de que llevaba prendida aquella medalla que la propia cantante le colocase.
.-Me he enterado de lo sucedido. Venía a ver cómo está ella.- Pudo musitar
tímidamente la chica.-
-Pasa, por favor- le pidió Satory con amabilidad.-
Al
ver entrar a Ginger, Amatista se abrazó a ella y su amiga le dijo.
-Ahora me toca a mí darte fuerza. Seguro que tu
novio saldrá de ésta. Es el chico más fuerte del mundo, ¡qué digo del mundo,
del universo entero!...
-Gracias Gin.- Repuso su contertulia entre abatida y
al tiempo emocionada y agradecida.- Tenéis razón, tengo que ser fuerte por él y
por mí.
-Tu amigo Giaal es un médico formidable, gracias a
él cada vez me siento mejor. Seguro que le curará.- Añadió su interlocutora con
un tinte esperanzado en su voz.- Nunca pierdas la esperanza. Y cuando esté
bien, os invitaré a tomar algo en mi cafetería.
Esas palabras infundieron valor en Amatista e
incluso la hicieron avergonzarse de sí misma. Una vez más había vuelto a actuar
como esa chiquilla egoísta de antaño. Por supuesto que temía por la vida de
Leval y le amaba, pero casi se lamentaba más por las consecuencias que todo eso
podría traerle a ella, olvidándose del temor y del pesar del resto de sus
amigos y compañeros.
-Tienes razón.- Sollozó tratando de recobrar la
compostura, repitiendo en un intento por sonar convincente.- No le fallaré, no
os fallaré a ninguno. Se pondrá bien…
Por su parte, Mazoui y Sandy llegaron al hospital
donde le contaron a Giaal lo que habían visto y lo que esa voz les había
indicado, éste asintió y preguntó lleno
de interés.
- Ahora comprendo...bien, decidme que os ha dicho,
¿cómo podemos salvarle?
- No nos lo ha dicho directamente pero creo que sé
lo que necesitamos - le respondió Mazoui. -
En
ese momento llegó Penélope con el grupo de especialistas. Habían salido raudos
desde el hospital militar con los resultados de los análisis de sangre de Leval.
-creo que tenemos algo.- pensaba la doctora
Winters.-
Tracer tenía que reincorporarse a su
escuadrilla y despidió a Penélope dándole sus mejores deseos para su compañero.
Entre tanto, Susan trajo también a algunos médicos. La oficial Hunter también debía
volver al servicio y les deseó suerte. Los científicos entonces atendieron a
las explicaciones. Mazoui y Sandy les dijeron que sabían lo que podía curar a Leval,
pero no como se llamaba. Sin embargo, si lo veían sabrían lo que era.
- No perdamos más el tiempo,- les instó la jefa de
investigación indicándoles a continuación. - Vamos a enseñaros todos los
medicamentos y compuestos que tengamos. Y los resultados de las pruebas de
Leval.
Los
dos convinieron en eso al momento. Se aprestaron a esa tarea casi titánica con
total decisión. Desgraciadamente existían muchísimos compuestos. Por fortuna
los análisis de sangre del chico contribuyeron a ir descartando algunos. Así,
pese a eso y a que casi todos los expertos de la nave estaban allí depurando
mezclas y facilitándoles todo tipo de medicamentos, las horas pasaban y seguían
viendo todo tipo de recetas y frascos de medicinas, pero no sentían nada. Giaal
mientras vigilaba las constantes de Leval, su corazón cada vez latía de forma
más irregular. El extraterrestre trataba de forma casi desesperada de seguir
combatiendo la fiebre que consumía al chico y evitar que sus constantes se
deteriorasen, pero era algo que se había convertido en imparable, a pesar de todos
sus esfuerzos.
- ¡No! - pensó el médico alien con evidente
preocupación - ¡Maldita sea! Ese virus
es muy fuerte, parece como si hubiera mutado para adaptarse a las curas de
urgencia que hice. Quizá tengamos menos tiempo del que creía.
Y
sus amigos seguían con su infructuosa búsqueda pero finalmente, al cabo de un par
de horas más, como movidos por un resorte, ambos señalaron un pequeño frasco de
color azul y otro de color verde...
-¿Esos frascos?- señaló también Penélope y ambos
asintieron. - ¿Estáis seguros?...- Quiso confirmar ésta mirándoles con escepticismo. -
- Debéis mezclarlos,- les indicó Mazoui matizando -
verter el azul sobre el contenido del verde y agitar. Luego Giaal debe añadir
unos compuestos que él tiene.
Los
especialistas también miraban incrédulos. Aquello les parecía ridículo, pero
Penélope, echando mano de todo su prestigio y dotes de persuasión, les
convenció de que lo hicieran. Tras un rato para mezclar bien ambos compuestos
Sandy les pidió que le entregasen el frasco. Lo aferró contra su pecho y ella y
Mazoui fueron corriendo a llevárselo a Giaal. Entraron en la habitación con una
expresión de alegría contenida. El extraterrestre entonces, tras ser informado
por su amigo, buscó entre sus medicinas y al llegar a un frasco alargado de
color dorado Mazoui le indicó.
-¡Ese es! Debes añadir una quinta parte del
contenido en esta mezcla.
El alien así lo hizo. El color del compuesto final
era de un suave verde esmeralda, con tonos de azul pálido.
- Ya está,- advirtió Sandy para indicarle con
precisión. - Dale esto a pocas dosis, una por cada dos horas.
- Deben ser un total de siete,- les explicó Mazoui –
y nos iremos turnando para darle la medicina. Tiene que ser así.
- Bien, incorpórale, voy a comenzar yo mismo. - Le
pidió Giaal y éste así lo hizo.-
El alíen tomó
el frasquito de las manos de Sandy, vertió el contenido en siete vasos iguales
y le dio a beber a Leval el primero. Todos le observaron con ansiedad, pero aquello
no pareció alterarle en nada y el paciente siguió dormitando. Aunque, por
fortuna, sus constantes se habían vuelto a estabilizar.
-¡Vale!,- suspiró Mazoui. - Ahora iros a descansar,
yo le daré la siguiente dosis. Otra cosa, decidle a Amatista lo que ocurre. Ella
deberá ser quien le dé la última. Y
llamad también a Tracer, es un buen amigo, lo ha demostrado, deberá darle
otra...
Los
otros dos se fueron enseguida dejando a Mazoui. Avisaron a Satory y Amatista,
que habían salido de la habitación para dejar trabajar a sus amigos y aguardaban
en una sala contigua. Penélope también fue con ellos. Sandy se encargó de llamar a Tracer que se había
interesado por Leval. Tan pronto le dijeron lo que tenía que hacer, aseguró que
iría nada más terminar dentro de cuatro horas. Según les explicó Sandy a todos,
siete personas en esta nave que fueran amigas especiales de Leval, debían darle
una cada uno. La última debía de serle administrada por la persona que más lo
amase, según la intuición de todos esa era Amatista quién, tras haberse
despedido de Ginger, estaba aguardando noticias.
- Es verdad - admitió ella ahora más esperanzada. - Sí,
debo ser yo quien lo termine, está bien. ¿Cuándo debo hacerlo? - Quiso saber
sin apenas dominar su impaciencia. -
- Dentro de dos horas le toca a Mazoui la segunda dosis,
tendrás que esperar doce horas. - Le indicó Giaal proponiéndole con buen
criterio. – Vete a dormir, será lo mejor.
-No sé si podré dormir.- Suspiró la francesa.-
-Tienes que estar fresca y descansada para ocuparte
de Leval cuando llegue el momento. Te recetaré algo para que duermas. No temas,
nosotros le vigilaremos y decidiremos quien va a darle la siguiente dosis.
- Yo lo haré,- se ofreció solícitamente Sandy – los
demás que se vayan a descansar.
- Mejor que se encarguen Penélope y después Tracer.
- Le rebatió Giaal que lo justificó de la siguiente manera. - Creo que él habrá
acabado su guardia en unas tres horas y tú, por lo que me has contado, necesitas
recobrarte de tu viaje astral.
- No estoy cansada - le contradijo su interlocutora que
trataba de aguantar pese a que no se sentía precisamente en plena forma. – De
veras, soy capaz de aguantar…
- Te diré lo
que a Amatista. Se buena y hazle caso al doctor. A pesar de tu constitución tan
resistente puedo sentir que estás exhausta. - Le insistió el extraterrestre con
un tono distendido y amable que hizo sonreír a la chica.-
Ella consintió en aguardar para después, pensó que
si Giaal se lo pedía así, tendría sus razones, y que además estaba en lo cierto
con ella. De hecho estaba agotada pero también deseaba ser útil para salvar a
Leval lo más rápidamente posible.
-No tiene sentido quedarme aquí.- Se dijo
finalmente, apelando a la lógica.- Hemos de confiar los unos en los otros. Tienes
razón, descansaré hasta que llegue mi turno.- Declaró al fin.-
Todos los otros siguieron asimismo esa sugerencia,
deseaban estar frescos para cuando les tocase su parte. Era algo de mucha responsabilidad.
De este modo, cada cual trató de descansar lo mejor que pudiese. Las horas
pasaron y, tal y como estaba previsto, fue Mazoui quien se dispuso a darle a
Leval la siguiente dosis.
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