domingo, 6 de marzo de 2011

GWG 34.121 ¿Qué le ocurre a Leval?

El muchacho entró por la puerta con sumo cuidado y se sentó en un sitio que había reservado para él junto a Mazoui. Éste no le dijo nada por no interrumpir las canciones de Amatista, la  muchacha había terminado con una y comenzaba acto seguido otra. Una bella versión de un tema de una cantante antigua que dedicó a su novio. Nada más verle, ella alegró su expresión. Al fin estaba allí. Por eso, la joven artista la anunció con sumo cariño antes de empezar a cantar.



- Dedico esta canción al hombre al que amo, sin cuyo valor seguramente yo no estaría aquí.- Aplausos de todo el público y ella sentenció esta vez en su idioma natal. - C´est l´homme sans lequel je ne peux pas vivre!



Leval agradeció aquellas palabras en lo más profundo de su corazón, pero eso no le hacía sentirse mejor. La música comenzó y la chica se arrancó incluso con más pasión y entusiasmo. Su pareja escuchaba tratando de abstraerse a esa cada vez más molesta y dolorosa sensación en su pecho. Sonrió a Amatista mientras ella cantaba, pero no se encontraba nada bien



Mejor el diablo que conoces
Mejor el diablo que conoces
Woh 


Mejor el diablo que conoces
Mejor el diablo que conoces
Woh woh woh 



-No sé qué me está sucediendo.- Pensaba tratando de ignorar aquello, pero le era cada vez más difícil mantenerse incluso sentado.-

Di que no me abandonarás nunca más
Te recuperaré de nuevo


No más excusas no, no 
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más



El joven sufría una extraña debilidad que se iba apoderando de él por momentos. Era como si estuviese al límite de sus fuerzas y sin embargo estaba absolutamente en reposo. Su visión incluso comenzaba a nublarse.


Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces.



Aunque él sacudía ligeramente la cabeza como queriendo poder enfocar la mirada en su novia para centrarse en ella y olvidar ese malestar.


Woh woh woh 
Nuestro amor no era perfecto, lo sé
Creo que conozco el marcador


Si dices que me quieres, ¡oh chico!
No puedo pedir más 
Vendré si tú me llamases



Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces.



-Tengo que aguantar… como sea…- Se decía apretando los dientes.- Se lo prometí…no me perdonará si le estropeo el concierto



Aunque el chico ya únicamente oía la voz de Amatista como si de un lejano susurro se tratase, y eso que ella cantaba de forma clara y potente a pocos metros de distancia.


Estaré aquí todos los días

Esperando a que me muestres tu amor
Si, es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces



Woh woh woh 


Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo
Te traeré de vuelta
Te traeré de vuelta de nuevo



Mazoui por su parte volvió a percatarse de que su primo sudaba demasiado, ¡parecía estar haciendo un gran esfuerzo meramente por mantenerse en su sitio cuando sólo estaba sentado!  Además, se llevaba la mano al pecho de forma bastante extraña y alarmante. Pero de momento mantenía el tipo, y escuchaba. La canción continuaba y todos atendían maravillados bailando incluso en algunos sectores. Por su parte la intérprete lucía de forma bellísima, con un vestido de color verde claro de falda corta y zapatos a juego y su rubio pelo suelto que hacía danzar con la misma gracilidad que ella misma en aquel escenario.



Di que no me abandonarás nunca más
Te recuperaré de nuevo
No más excusas no, no 
Porque las he oído todas antes
Un centenar de veces o más



Ahora sí que Amatista estaba dando todo lo que tenía en su actuación. La gente del estadio donde se llevaba a cabo el recital coreaba el estribillo y aplaudía. Excepto Leval que ahora se llevaba ambas manos al pecho como tratando de sujetar algo y Mazoui que, pese a que le dedicaba miradas cada vez más preocupadas, no quiso preocupar a nadie y lo dejó correr, pero algo le decía que su primo no estaba nada bien.



Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces.



Estaré aquí todos los días

Esperando a que me muestres tu amor
Si, es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces



Perdonaré y olvidaré
Si dices que nunca te irás
Porque es verdad lo que dicen

Es mejor el diablo que conoces…



(Better the Devil You Know. Kylie Minogue, crédito al autor)



Por fin, Amatista terminó la canción y con ella su actuación, todos aplaudieron con gran entusiasmo e incluso se levantaron de los asientos. Ella saludó muy emocionada y buscó a Leval con la mirada. Ahora,  se reuniría con el chico e iría a preguntarle si le había gustado. Saliendo del escenario se dirigió hacia su novio. El muchacho al verla acercarse también se había levantado y aplaudía, pero de pronto dejó de hacerlo y bruscamente cayó desplomado sobre la mesa, todo el mundo se quedó parado y sorprendido. El primero en reaccionar fue Mazoui. Sujetó a su amigo y le levantó. Leval se agitaba entre jadeos, parecía luchar por respirar y no dejaba de llevarse las manos al pecho y gemir de dolor. La joven artista sorprendida e impactada por aquello, corrió apresuradamente hacia él. Mazoui mientras levantó en brazos a su primo y se dispuso a sacarle de allí, seguido por Amatista, Giaal y los demás. Al fin pudo tumbarle en una especie de sofá de una sala anexa al palco de autoridades en donde estaban y tratar de reconocerle. Pronto llegó Giaal que le examinó con más detenimiento.



- Está muy enfermo, algo le está afectando,- dijo alarmado el alíen que urgió con bastante agitación para tratarse de él.-  ¡Rápido, hay que llevarle al hospital!



            Amatista quiso hacer algo, aunque no sabía el qué. No entendía nada, de pronto el hombre que amaba, tan fuerte y tan insensible al dolor físico o a la fatiga, estaba en ese estado tan alarmante. Parecía sufrir mucho y ella sólo podía mirarle con angustia y un miedo cada vez más intenso.



- ¡Leval! - la chica trataba de hablar con él, pero éste no respondía, ella insistió  muy asustada.- Leval cariño, dime algo, ¿qué te pasa?.

- Te… te lo prometí… - Pudo susurrar él entre quejidos de dolor, forzando una sonrisa, mientras se llevaba una mano al pecho. - No me lo he perdido…

- ¡Leval! – Pudo exclamar ella aterrada, con los ojos cubiertos de lágrimas en tanto le sujetaba una mano entre las suyas.- ¿Dios mío, que te ocurre?

- Déjale descansar.- Le pidió Mazoui tajante pero suavemente a la vez - está muy débil. No conviene que hable. No te preocupes, nosotros nos ocuparemos de él.

-¡Os lo suplico! - Imploraba  Amatista con lágrimas en los ojos. - ¡Por favor!, no dejéis que le ocurra nada.

- Haremos lo posible.- Le aseguró Giaal.-



El alien, con su calma recobrada y concentrando sus poderes curativos sobre su amigo, se esforzó por tratar de hacerle mejorar. Mazoui hizo lo mismo pero incluso combinando las auras curativas de ambos aquello no parecía servir de gran cosa. Sin embargo, el extraterrestre pareció detectar el mal que le aquejaba tras auscultarle, tomarle el pulso al enfermo y observar algunos síntomas más.



-¿Qué crees que tiene?- Inquirió el concernido primo del afectado en tanto remachaba.- Mi aura curativa no le hace ningún efecto.

- Ni la mía. Y creo saber por qué. Por lo que me temo es un virus, mis padres me hablaron una vez de algo similar. De hecho mi padre conoció a un antepasado lejano de Leval. Él tuvo esta enfermedad, es de las pocas que puede ser mortal para un saiyajin.- Replicó con manifiesta preocupación.-

-¡No! - gritó Amatista tapándose la boca con las manos. - ¡Oh, no!...No, ¡por favor! no podéis dejar que muera, así no. ¡Tiene toda la vida por delante, tenemos toda la vida! ¡Leval, te quiero, no puedes dejarme así! ¿Recuerdas la canción que te he dedicado? ¡Prométeme que nunca te marcharás de mi lado! ¡Tú también, no!…ya he perdido a demasiadas personas a la que quería…no podría soportarlo.



La chica estaba fuera de sí a causa del pánico y Mazoui tuvo que sujetarla en tanto trataba de serenarla.



-¡Cálmate!- le pidió el muchacho que llamó al resto de las chicas que observaban a una prudente distancia, llenas también de inquietud. – Sandy, ocúpate de ella ¡sácala de aquí!

- Amatista ven.- Le pidió suavemente ésta tratando de llevarse de allí a su amiga que, desesperadamente, se resistía a dejar a Leval. Su compañera tuvo que insistir con un más pragmático y firme. - Vamos, no puedes hacer nada por él, deja que Giaal y Mazoui se encarguen.

- No, debo estar con él, ¡suéltame!..- gritaba ésta luchando con todas sus fuerzas, pero aun así no podía librarse del férreo agarre de su compañera que pese a todo debía emplearse a fondo para sujetarla. -



            Una muy concernida Satory intervino también tratando de alejarla.



- Por favor, Amatista, no se lo pongas más difícil. Debes dejarles a ellos, saben lo que hacen. Tienes confiar en sus conocimientos. No permitirán que Leval muera.



            Por fin lograron tranquilizarla y alejarla lo bastante, se llevaron rápidamente a Leval al hospital, allí le ingresaron. Giaal trataba de bajar la altísima fiebre que le consumía en tanto su paciente braceaba y jadeaba presa de la agitación, esforzándose casi por cada respiración. Mazoui por su parte buscaba alguna alubia mágica de las que les habían quedado, encontró una y se la hizo comer a su primo pero fue inútil.



-¿Qué vamos a hacer?,- musitó apretando los dientes presa de la impotencia. - Ni nuestros poderes curativos ni las alubias funcionan, si sigue así se morirá.

- Ten calma,- le pidió Giaal. - No sé cómo curarle pero creo saber lo bastante como para frenar un poco el avance de la enfermedad. Al menos ganaremos tiempo. – Y dicho esto, sacó una bolsa y de ella unos compuestos que mezcló, luego agregó agua y lo removió ordenándole a su interlocutor - Mazoui sujeta a Leval e incorpórale, tiene que beberse esto.



             Éste levantó a su amigo con sumo cuidado, cuando pudo contenerle lo bastante para evitar que se moviese, el propio extraterrestre le ayudó y entre los dos le hicieron beber. Después Giaal, con otro compuesto, aplicó una especie de cataplasma a la altura del corazón de Leval. Al cabo de un momento el paciente pareció dejar de agitarse tanto y empezó a respirar algo mejor. Mazoui a su vez suspiró aliviado pero el médico alíen dijo en un tono muy poco optimista.



- Poco más podemos hacer por ahora. Con esto sólo lograremos ganar tiempo, pero hemos de dar con el antídoto específico o él morirá.

-¿De cuánto plazo disponemos para conseguirlo? - Inquirió Mazoui con gran preocupación. -

- Dependerá de su fuerza - repuso el extraterrestre que añadió reflexivo. - Creo que quizá varios días pero no lo sé con seguridad. Hemos de ponernos a trabajar. ¡Maldita sea!, necesitaríamos saber que clase de medicina era esa que una vez salvó la vida a su antecesor...

- Trataré de entrar en contacto con el otro mundo si es preciso,- declaró su interlocutor, que objetó casi para sí.  - Pero necesitaré ayuda...

- Haz lo que sea pero hazlo rápido. No sé cuanto tiempo podré mantenerle estable. - Le pidió encarecidamente Giaal cuyo semblante reflejaba desde luego una extrema preocupación. -



Mazoui asintió enérgicamente. ¡Por supuesto que lo haría! Salió de la habitación, pensaba en como poder ponerse en contacto con otro plano dimensional que le diera acceso a ese más allá. Aquel era un recurso que no le gustaba emplear. Era muy peligroso y arriesgado. Además, él no tenía la suficiente energía como para conseguirlo solo. ¡Si su  tío y maestro Tom hubiera estado allí!  Entonces, detuvo el torrente de maldiciones que le asaltaban al verse privado de esa inestimable ayuda porque tuvo una idea. Pero no podía llevarla a cabo únicamente él, de modo que acudió a la única persona capaz de echarle una mano, fue en busca de Sandy.



-Sí, ella podrá hacerlo, estoy seguro, tiene mis mismas dotes…



            Fue a buscarla de inmediato, la encontró junto a Satory, ambas tratando de animar a su amiga que, pasado el momento de nerviosismo, estaba muy hundida. La llamó y Sandy se acercó mientras la otra muchacha se ocupaba de Amatista.



-¿Dónde está Penélope? - Comentó Mazoui, extrañado de que no estuviese con ellas. -

- Ha ido con Tracer a tratar de conseguir reunir a los mejores especialistas médicos de la nave. - Respondió Sandy. -

- Bien,- convino Mazoui que, ya más centrado en ella, le comentó. - Eso ayudará, pero no servirá de nada si tú no me ayudas a mí.

-¿Qué puedo hacer yo? - Le preguntó la muchacha sin comprender, pero dispuesta a lo que fuera necesario. -

- Debemos unir nuestras energías espirituales y contactar con el más allá.- Le indicó Mazoui. -

- Pero ¿cómo? – Quiso saber ella sorprendida, moviendo la cabeza para afirmar. -Yo nunca he hecho tal cosa.

- Yo te mostraré como. Tú solo concéntrate, vamos a un lugar apartado. Dame las manos y concentra tu aura espiritual.- Le indicó Mazoui. -



            Aunque la muchacha dudaba y él entonces la espoleó con una exclamación.



-¡Vamos! Es cuestión de vida o muerte para Leval.



Ella entonces no dudó más. Ambos se dirigieron a un cuarto aparte de la habitación en donde estaban, cerraron las puertas y apagaron la luz.



-Antes de nada debo advertirte. – Le dijo Mazoui a la sorprendida chica. – Si logramos contactar con seres de otra dimensión nunca podemos estar seguros de quienes van a ser.  Esto no es un paseo por el parque. Podría ser muy peligroso. Si no deseas arriesgarte lo comprenderé.

-No te preocupes, no tengo miedo, haré lo que sea por Leval y por Amatista. – Replicó resueltamente ella. – Son mis amigos.



Su interlocutor asintió agradeciéndoselo con una sonrisa. Aunque  añadió.



-Procura no intervenir, déjame a mí el contactar con las entidades que salgan al paso. Sé cómo hacerlo. Ahora cierra los ojos y trata de vaciar tu mente. Intenta sentir mi aura y no pierdas tu concentración.



Sandy asintió. De modo que se concentraron y trataron de alcanzar el estado adecuado. Mientras, en el cuarto de Leval, el enfermo se agitaba otra vez, ahora en sueños, presa del delirio. Giaal le vigilaba y sólo podía tratar de bajarle la fiebre con compresas frías y hielo. Leval murmuraba algunas palabras.



- Futuro...futuro...él… esa luz...la nada…acabará con ella…deben resistir el avance…de…la nada.



            Giaal trataba de entender más pero no podía pese a que se afanaba en escuchar. Aquello era algo muy vago como para poder ser mínimamente inteligible. No obstante, pareció que el sueño de Leval se iba tranquilizando, ahora su rostro reflejaba más paz e incluso sonreía.



-Me pregunto con que estará soñando,- se dijo el alien esbozando también una sonrisa que trataba de restarle un poco de la gran tensión que llevaba acumulada fruto de la preocupación. – Al menos que descanse, le hará bien.



            Mientras todo aquello ocurría Tracer y Penélope efectivamente recorrieron los hospitales y los centros médicos de toda la nave. Él avisó al alférez Hunter que también hizo cuanto pudo por recabar ayuda. Incluso con su atuendo civil llamó sin perder ni un segundo a algunos compañeros, explicándoles la situación.

-¿Qué podemos hacer nosotros?- Quiso saber uno de los alféreces, miembro de su escuadrilla.-

-Tenemos que indagar por toda la nave, buscar a cualquier médico, o experto en enfermedades que haya.- Les contó la muchacha.- Y estar listos para buscar posibles ingredientes para algún tratamiento.

-¿Puede que no tengamos algo así en esta nave.- Opuso un joven suboficial.-

-Pues se buscan en el espacio.- Contestó tajantemente ella, sentenciando.- El teniente Malden nos ha salvado la vida a muchos de los que estamos en esta nave. Ahora, tenemos que hacer lo posible y lo imposible por devolverle el favor.



            Nadie objetó nada a eso. Al contrario, asintieron con entusiasmo. Aunque pese a su arenga la propia Susan estaba preocupada. Era muy fácil hablar, pero los hechos serían otra cosa. De todas formas, se prometió a sí misma, hacer cuanto estuviera en sus manos por ayudar a su superior.



-Todos estamos en deuda con usted. -Pensó.- Y no le vamos a abandonar ahora…



 Por su parte, Rick, junto a la doctora Winters, fue a ver directamente al comandante Braem. Una vez puesto al corriente el veterano oficial contactó con el comodoro Hazzar. Éste recibió al teniente Tracer y a la doctora.



-Muy bien, su comandante me ha informado que la situación es grave. ¿Qué sucede?- Quiso saber el comodoro.-

-Señor, se trata del teniente Malden. Está muy enfermo, necesitamos todos los recursos disponibles y las instalaciones del hospital en grado de alerta biológica tres.- Le dijo el oficial con tono serio y muy preocupado.-

-Sí, comodoro.- Corroboró Penélope.- Vamos a necesitar la cooperación del estamento militar. Yo misma me he ocupado de pedir ayuda a los científicos del hospital civil.

-Haremos todo lo que sea necesario. Teniente, cuente usted con todo lo que precise. Ahora mismo daré orden de que le faciliten lo que pida.- Declaró Hazzar, agregando.- Informaré de inmediato al contraalmirante. Vaya lo antes posible a reunir a cuantos expertos le hagan falta.

-Sí, señor, gracias señor.- Replicó Tracer cuadrándose de inmediato.-



            Junto con Penélope salió raudo del despacho del comodoro en busca de todos aquellos que pudieran echarles una mano. Empezando por el mayor Freejar, a quien se encontró cuando salía del puente de mando y atajaban por los hangares, rumbo a las instalaciones médicas de la base.



-¿Qué puñetas haces corriendo por aquí?- Le preguntó a Rick, ese oficial, que llegaba de una misión de patrulla.-

-Señor, el teniente Malden, está enfermo.- Le respondió Tracer, sin apenas detenerse.-

-¿Qué diantres le pasa?- Preguntó el perplejo Freejar.-

-Se está muriendo.- Intervino Penélope.- Si no logramos encontrar un remedio a su mal no durará mucho.

-¿Qué?- Exclamó su interlocutor, sentenciado pese a todo con una mezcla de humor e inquietud.- No tiene mi permiso para morirse. Y no se lo pienso dar. Digan, ¿Qué puedo hacer por ayudarles?

-Por ahora, ir a reunir a cuantos expertos en el campo de la microbiología y la medicina podamos encontrar.- Le indicó Penélope.-

-Les acompañaré al hospital militar.- Afirmó Freejar.- Suban a mi deslizador y apunte el número de mi teléfono. Quiero estar al tanto de todo cuanto le pase a ese chaval.



Así hicieron, yendo a toda velocidad, abordando el vehículo que el veterano mayor tenía allí aguardándole. Freejar lo conducía haciendo que cualquiera se apartase de su camino con sus característicos bufidos e imprecaciones. Por fortuna nadie les detuvo hasta que llegaron al hospital. No obstante, Susan sí tuvo algún problema. Fue interceptada por Logan y un grupo de oficiales. Cuando la chica les informó de la situación Cedric se sonrió afirmando no sin retintín.



-Claro, todo lo que sea necesario, alférez. Pero me temo que habrá que adoptar medidas cautelares. Cualquiera que haya estado en contacto con él debería ser puesto en aislamiento.

-Yo no he estado en contacto con el teniente Malden, señor.- Repuso la joven.-

-Usted no sabe si ese presunto virus, como nos ha dicho, es contagioso o no y durante cuánto tiempo lo es. No debemos correr riesgos. Piense en la población civil.- Argumentó Cedric.-



            Hunter le miró desconcertada. Pudiera ser que su superior tuviera razón, ella estuvo unos días antes con el teniente pero él parecía encontrarse bien entonces.



-Mi teniente, tengo órdenes del teniente Tracer de recabar toda la ayuda que pueda.- Dijo.-

-Y aquí estoy yo, dispuesto a ayudarla.- Replicó Logan que de inmediato le ordenó.- Ahora preséntese en la unidad médica para que le hagan un examen. Y eso mismo va para el teniente Tracer y cualquier que estuviera en contacto con el afectado. Lo notificaré de inmediato al comandante para que de las órdenes oportunas. No se inquiete, la acompañaré para que le hagan las pruebas pertinentes. Avise a Jensen.



Susan no tuvo más remedio que saludar y obedecer. No tardó en contactar con el teniente en cuestión, que junto con Freejar y Penélope ya estaba precisamente allí. Y antes incluso de que Freejar le obsequiase con alguno de sus comentarios, fue Rick quien le increpó por todo saludo.



-¿Tú eres así de idiota Logan o es que te entrenas a diario?

-Perdona amigo.- Replicó éste con tono controlado dado que estaba junto a otros oficiales.- Verás, tú mismo has informado al comodoro de que el teniente Malden tiene una enfermedad de origen desconocido si no me equivoco, ¿verdad?...

-También le informé que, a juzgar por el diagnóstico esa enfermedad, no entraña riesgo alguno para los humanos corrientes.- Contestó el interpelado.-

-Pues eso no ha llegado a mis oídos- se justificó su interlocutor.- De modo que, ante la duda…

-Le aseguro que esa precaución no es necesaria en nuestro caso. - Intervino la doctora Winters que hasta ese instante había asistido a esa discusión en silencio.-

-No se ofenda señorita, pero aquí no cuentan las indicaciones de una civil. Por muy doctora que sea.- Sonrió Cedric agregando no sin suficiencia.- Se sigue el protocolo militar.



            Eso ya colmó la paciencia de Rick que con rapidez aferró a su colega de las solapas y le empujó contra la pared, afirmando furioso.



-¡Escúchame, imbécil! La vida de un compañero está en juego. Vuelve a abrir esa bocaza tuya y te haré tragarte los dientes.

-Esto es agresión, mayor.- Pudo decir Logan dirigiéndose a Freejar, quien, se limitaba a contemplar aquello.-

-No lo es, hijito, todavía no te he arreado ningún mamporro. Pero no tientes la suerte.- Rebatió este, declarando para pasmo de Logan y sus seguidores.-



            Mientras tanto, Rick no soltaba a su interlocutor. Los otros oficiales quisieron mediar para separarles pero fue el propio Tracer quién soltó a su polemista y le dijo al resto.



-El que quiera enfrentarse a un consejo de Guerra por cargos de obstrucción a una orden del comodoro Hazzar que trate de pararnos.

-¡Ya lo habéis oído, pazguatos! -Yo mismo le llevaré de las orejas hasta el tribunal.- Remachó Freejar, agregando con tono más conciliador para dirigirse a Tracer y a Penélope.- Vosotros, daros prisa. Aquí la alférez…

-Hunter, señor.- Le comentó Susan.-

-Eso. Y yo, nos ocuparemos de recabar más apoyos. En tanto estos simpáticos muchachos nos ayudan. ¿Verdad?- Inquirió mirando ahora a Logan y su grupo



            Por supuesto que ninguno de los demás oficiales se atrevió a contradecir a un superior, entonces Rick aprovechó a indicarle a la doctora en tanto la tomaba de una mano.



¡Vamos, Penny! Busquemos a los encargados de la sección de enfermedades víricas.



            La joven asintió esbozando una sonrisa. Ese chico cada vez le gustaba más. Ahora se había revelado como un auténtico militar, tomando las riendas de la situación y actuando con celeridad y eficacia. Estaba claro que era alguien de toda confianza cuando la situación lo requería. Y hasta empezaba a reírse con sus bromas. Más cuando tras salir a la carrera, él, entre jadeos, sonrió diciéndole.



-Menos mal que Freejar estaba con nosotros, porque se me ocurrió eso del consejo de guerra sin más. Con las prisas ni le pedí a Hazzar que me diera su autorización por escrito.



            Y ella se sonrió, pero no dijo nada, ya estaba cansada dado que ambos iban a todo correr a la sección de enfermedades víricas.



-Necesitaremos una muestra de sangre de Leval.- le comentó Penélope a su contertulio.-

-Tendremos que ir al hospital civil en el que le han ingresado.- Convino él.-



            Avisaron de inmediato a Freejar por el teléfono móvil que el veterano oficial les había dado cuando les llevó en su deslizador. Este enseguida atendió la llamada, indicando a los dos.



-Esperadme en el aparcamiento. Os llevo hasta allí en un momento.



Por su parte, mientras se ocupaba de recorrer los pasillos del hospital a indicación de Freejar, Susan vio al teniente Mullins. La joven se cuadró, éste, advertido de lo que sucedía por otros oficiales que fueron testigos de la discusión entre Tracer y Logan, se limitó a decirle a la alférez.



-¡Ocúpese de buscar en la galería siete! Yo miraré en el resto.



            Y tras saludar. La muchacha no se lo hizo repetir, apresurándose a buscar más ayuda…



-No se preocupe, mi teniente, entre todos le salvaremos. - Pensaba en tanto acudía a la sección de enfermedades infeccionas en busca de expertos.-



            A los pocos minutos fueron capaces de reunir un equipo de virólogos, microbiólogos y médicos del mayor nivel. Todos fueron a una sala de investigación que utilizaron para analizar una muestra de sangre de Leval  que les hicieron llegar Penélope y Tracer. Estos se habían personado de inmediato en el hospital civil, en donde Leval permanecía ingresado de urgencia, en una habitación aislada y provista de sistemas anticontaminación. El mismo paciente estaba durmiendo ahora tras una cortina especial. Pese a no pensar que fuera un peligro para el resto, se tomaron todas las precauciones hasta no estar seguros al cien por cien de ello.



-Necesitamos una muestra de sangre.- Le explicó Penélope a una agotada Amatista, que no se había movido del lado del chico.-

-Lo que sea preciso para salvarle.- Musitó ella con angustia.-

-Todo saldrá bien. Leval es muy tozudo. ¡Te lo digo yo! - Quiso animarla Tracer mirando hacia la cortina que velaba la imagen de su compañero.-



            La chica apenas pudo componer una leve sonrisa. Estaba demasiado cansada y preocupada para hacer otra cosa.



-¡Eso espero!- Suspiró al fin.-



La muchacha no tenía apenas fuerzas ya, tras tanta tensión, se dejó caer en la silla que la había estado sustentando. Penélope  Estuvo un rato con ella hasta que fue relevada pro Satory, quien también había estado recabando información.



-Yo me quedaré con ella y con Leval. Vosotros idos a llevar la muestra.- Les pidió la hija de Masters en cuanto la pusieron al corriente.-



            Y una vez que extrajeron un poco de sangre a Leval y esta fue guardada en un contenedor especial, Tracer y Penélope se pusieron en marcha.



-¡Vamos Penny, no tenemos tiempo que perder!- La arengó él.-



Entre tanto Mazoui y Sandy tras algunos minutos de meditación, consiguieron entrar en trance y lograron atravesar una especie de umbral.  Se notaban descender por una algo parecido a un vórtice oscuro a gran velocidad. Pudieron verse a sí mismos en cuerpo astral caer agarrados de las manos.  Entonces unas densas formas neblinosas de tonos entre grises y negros comenzaron a rodearles. Ambos emitieron una luz blanca que mantenía a aquellas vaporosas siluetas alejadas. Aunque al poco comenzaron a definirse en formas de caras grotescas y deformadas por el sufrimiento y el horror.



-No las mires, Sandy.- Le indicó telepáticamente Mazoui. - Son almas de condenados que están purgando sus males, tratarán de robarte tu energía.



La horrorizada muchacha obedeció, se esforzó por mirar solamente a su compañero e ignorar los chillidos cada vez más desgarradores y las cavernosas voces que trataban de colarse en su mente aullando su nombre. Incluso llegó a reconocer el rostro de ese tal Michael que se aproximaba casi hasta rozarla aullando con la boca desencajada y los ojos saliéndose de las órbitas.



-¡Esto no debió pasarme a mí! Estoy muerto por tu culpa… ¡asesina!

-¡No respondas, no le mires! - Le ordenó Mazoui a la espantada chica que cerró los ojos tratando con todas sus fuerzas de abstraerse de aquello.-



Finalmente y tras lo que pareció una eternidad atravesaron ese negro espacio y vieron a lo lejos un tenue rastro de luz hacia el que se encaminaban. Poco a poco aquellas terribles presencias se fueron alejando frustradas, al no poder hacerse con las esencias de ninguno de ellos.



-¿Dónde estamos ahora?- Quiso saber la muchacha. –

-Hemos salido del lugar donde pululan las almas atormentadas. Ahora vamos hacia el cruce de la Eternidad. Ten cuidado y no te dejes atraer por su luz, o te perderás para siempre y morirás en el mundo físico. – Les desveló el chico dejándola impactada. -



Aquella luz iba ganando en intensidad conforme se aproximaban. Al poco Mazoui creyó ver una figura que parecía la de su amigo Leval, estaba rodeado de una ahora potente luz blanca. A su lado otra figura parecía estar hablando con él. Ambos querían acercarse más para verla de cerca pero no podían hacerlo. Sandy se comunicó con Mazoui, pero esta vez lo hizo no con palabras, parecía que su voz sonaba dentro de la cabeza y le preguntaba con asombro.



- Mazoui ¿ves lo que veo yo?

-Lo veo - respondió él que se comunicó de la misma manera  para afirmar también atónito - Sí, ¡es una fuerza inmensa!, también noto a su alrededor más presencias, ¿las notas tú?

-Sí, son muchísimas, todas parecen almas puras...- respondió ella. Entonces una voz, cálida y llena de sabiduría, sonó en la cabeza de ambos. -

-Vuestro amigo aún no está llamado a venir con nosotros, tiene todavía muchas tareas que realizar, la más importante es ayudar a llevar el mensaje de la luz a vuestra dimensión. Debéis sanarle.



Al momento, Mazoui sintió que mucha información bombardeaba su mente. Sandy notó lo mismo y esa voz les indicó diríase que incluso con afecto paternal, en tanto una borrosa y enorme silueta alada se les aproximaba, refulgiendo con un blanco cegador.



- Ahora, id y salvar a vuestro amigo.

- ¡Por favor! - Suplicó Sandy trató de hablar con esa entidad. Ahora podía verla algo mejor, parecía una gran figura de forma humana que desplegase algo similar a unas enormes y refulgentes alas flamigeras de color blanco - Si esto es el más allá.- Añadió dubitativa. - Quiero pedirte si podría ver a mi madre, aunque sólo fuese un momento. ¡Te lo suplico!

-Ten paciencia,- respondió la figura con un tono lleno de amor y suavidad. - La verás antes de lo que piensas. Ahora id, tenéis una misión que cumplir.

- Es tarde. - Convino Mazoui comunicándose con la muchacha. -  Sandy, comprendo lo que sientes,  pero debemos volver. No puedes dejarte llevar por esa luz, la vida de Leval está en nuestras manos ahora...

- ¡Es tan cálida! Siento tal cantidad de amor que quisiera permanecer aquí para siempre. – Pudo musitar la interpelada con voz queda. De hecho, que tenía que hacer un gran esfuerzo para no perder su concentración en tanto suspiraba. – Es maravilloso estar aquí…



            La muchacha comenzaba a perder el interés por regresar al mundo de los vivos, en esta dimensión podía percibir una paz y una felicidad cada vez mayores. Mazoui estaba preocupado. Si aquello continuaba así perdería a Sandy, y lo que era peor, quizás él mismo no tuviera fuerzas para volver. De modo que le insistió con mayor vehemencia.



-¡Por lo que más quieras! Se de sobra lo difícil que es. Pero debes luchar contra esa sensación, todos dependemos de ti. Leval tiene su vida en nuestras manos.



Aunque aquello era, efectivamente, más fácil decirlo que hacerlo. Sandy se notaba cada vez más ligera y menos concentrada. A punto estaba de cerrar sus ojos y soltarse de Mazoui para dejarse arrastrar hacia esa luz cuando una voz de mujer, bien conocida para la chica, con tono dulce pero firme,  le habló en su interior.



-Aún no, mi amor. No te corresponde estar aquí, tienes mucho que hacer en el plano mortal. Dentro de poco nos veremos. Mientras tanto regresa y se feliz.

-¿Mamá? - Pudo exclamar en su interior, recuperando el sentido de la realidad. -

-¡Vamos! – La urgió su preocupado acompañante. – ¡Sandy te necesito! Vuelve en ti.



Él la apretó con fuerza de la mano con su cuerpo astral y la arrastró por el camino de vuelta ascendente a través del vórtice que ahora era de un tono blanco cenital. A regañadientes  ella se dejó llevar, ambos atravesaron de nuevo ese umbral y abrieron los ojos en la oscuridad del cuarto. Mazoui encendió la luz, sólo para descubrir lágrimas en los ojos de  la chica.



-Lo siento.- Gimió ella, con tono culpable.- Casi provoco un desastre.-

- No te preocupes,- la consoló afectuosamente él. – Es normal. Muy pocos son capaces de no verse afectados por esa sensación de paz y plenitud.

-Mi madre me habló, era ella, de algún modo lo sentí.- Le confesó la chica.-

-Seguro que podrás ver a tu madre, sólo que ahora no es el momento.

           

            La muchacha le contó lo que esa presencia le había dicho, palabras que coincidían con las de aquel ser.



-¿Qué ha querido decir, acaso es que moriré pronto? - Le preguntó Sandy temerosa  de ello y a la vez, y por extraño que pareciera, esperanzada. -

- No lo creo. Perdona, no me expliqué bien. - Se disculpó Mazoui. – Pienso que ni aquel ser, ni tu madre se referían a eso, estoy seguro.- Entonces cambió súbitamente de tono, de consolar a su interlocutora pasó a decir con energía. - ¡Vamos! Ahora no hay tiempo para eso. Hemos de darnos prisa. La vida de nuestro amigo pende de un hilo. - Salió del cuarto y la ahora avergonzada muchacha retomando el control sobre sus emociones le siguió. -



            Amatista mientras tanto seguía llorosa abrazada a Satory y balbuceando desconsolada.



- Si se muere todo por lo que hemos luchado y sufrido no valdrá nada. Nada tendrá ya sentido para mí, Satory. ¡No es justo, no es justo!- se lamentaba una y otra vez. -…

- No te preocupes, no morirá - le consolaba  suavemente su amiga, tratando de agregar con más ánimo y seguridad.  - Ya lo verás...él no puede morir así, no lo vamos a permitir.

- He tardado tanto en conseguir su amor. Y no quiero perderle a él. Ya perdí a Granate, a mis padres. No quiero estar sola. ¡Tengo miedo…tengo mucho miedo!- Balbució la francesa.-

- No estás sola. Estamos aquí contigo. No te dejaremos… - le susurró afectuosamente su interlocutora acariciándole el pelo con suavidad. –

- ¡Perdóname Satory! - Gimió Amatista dándose cuenta de que, para su amiga también aquello había sido una dura prueba. Además, estaba allí tratando de apoyarla y más entera pudo decir.- Hemos perdido a tanta gente buena, lo que le ha ocurrido a la pobre Ginger y la última fue Jen. Porque sé que en el fondo no era mala. La pobre chica estaba trastornada, creía hacernos un bien. Y se sacrificó para salvarnos. Pero no quiero que a Leval le suceda lo mismo. No podría soportarlo, perder a alguien tan querido. Lo es todo para mí. ¡Otra vez, no! ¡No lo soportaré de nuevo!

- Tranquila.- Pudo replicar su amiga tratando de controlar sus propias emociones. – Entre todos le ayudaremos a ponerse bien. Confía en Giaal y en Mazoui, ellos saben lo que hacen. Pero debes ser fuerte. Por Leval y por ti.



            Y su amiga solamente pudo asentir débilmente dejándose abrazar. Entonces tocaron a la puerta. Satory abrió encontrándose con una chica que apenas se sostenía sobre dos muletas. La científica se dio cuenta enseguida de que le faltaban ambas piernas y de que llevaba prendida aquella medalla que la propia  cantante le colocase.



.-Me he enterado de lo sucedido. Venía  a ver cómo está ella.- Pudo musitar tímidamente la chica.-

-Pasa, por favor- le pidió Satory con amabilidad.-



            Al ver entrar a Ginger, Amatista se abrazó a ella y su amiga le dijo.



-Ahora me toca a mí darte fuerza. Seguro que tu novio saldrá de ésta. Es el chico más fuerte del mundo, ¡qué digo del mundo, del universo entero!...

-Gracias Gin.- Repuso su contertulia entre abatida y al tiempo emocionada y agradecida.- Tenéis razón, tengo que ser fuerte por él y por mí.

-Tu amigo Giaal es un médico formidable, gracias a él cada vez me siento mejor. Seguro que le curará.- Añadió su interlocutora con un tinte esperanzado en su voz.- Nunca pierdas la esperanza. Y cuando esté bien, os invitaré a tomar algo en mi cafetería.



Esas palabras infundieron valor en Amatista e incluso la hicieron avergonzarse de sí misma. Una vez más había vuelto a actuar como esa chiquilla egoísta de antaño. Por supuesto que temía por la vida de Leval y le amaba, pero casi se lamentaba más por las consecuencias que todo eso podría traerle a ella, olvidándose del temor y del pesar del resto de sus amigos y compañeros.



-Tienes razón.- Sollozó tratando de recobrar la compostura, repitiendo en un intento por sonar convincente.- No le fallaré, no os fallaré a ninguno. Se pondrá bien…



Por su parte, Mazoui y Sandy llegaron al hospital donde le contaron a Giaal lo que habían visto y lo que esa voz les había indicado, éste asintió y preguntó  lleno de interés.



- Ahora comprendo...bien, decidme que os ha dicho, ¿cómo podemos salvarle?

- No nos lo ha dicho directamente pero creo que sé lo que necesitamos - le respondió Mazoui. -



            En ese momento llegó Penélope con el grupo de especialistas. Habían salido raudos desde el hospital militar con los resultados de los análisis de sangre de Leval.



-creo que tenemos algo.- pensaba la doctora Winters.-



            Tracer tenía que reincorporarse a su escuadrilla y despidió a Penélope dándole sus mejores deseos para su compañero. Entre tanto, Susan trajo también a algunos médicos. La oficial Hunter también debía volver al servicio y les deseó suerte. Los científicos entonces atendieron a las explicaciones. Mazoui y Sandy les dijeron que sabían lo que podía curar a Leval, pero no como se llamaba. Sin embargo, si lo veían sabrían lo que era.



- No perdamos más el tiempo,- les instó la jefa de investigación indicándoles a continuación. - Vamos a enseñaros todos los medicamentos y compuestos que tengamos. Y los resultados de las pruebas de Leval.



            Los dos convinieron en eso al momento. Se aprestaron a esa tarea casi titánica con total decisión. Desgraciadamente existían muchísimos compuestos. Por fortuna los análisis de sangre del chico contribuyeron a ir descartando algunos. Así, pese a eso y a que casi todos los expertos de la nave estaban allí depurando mezclas y facilitándoles todo tipo de medicamentos, las horas pasaban y seguían viendo todo tipo de recetas y frascos de medicinas, pero no sentían nada. Giaal mientras vigilaba las constantes de Leval, su corazón cada vez latía de forma más irregular. El extraterrestre trataba de forma casi desesperada de seguir combatiendo la fiebre que consumía al chico y evitar que sus constantes se deteriorasen, pero era algo que se había convertido en imparable, a pesar de todos sus esfuerzos.



- ¡No! - pensó el médico alien con evidente preocupación - ¡Maldita sea!  Ese virus es muy fuerte, parece como si hubiera mutado para adaptarse a las curas de urgencia que hice. Quizá tengamos menos tiempo del que creía.



            Y sus amigos seguían con su infructuosa búsqueda pero finalmente, al cabo de un par de horas más, como movidos por un resorte, ambos señalaron un pequeño frasco de color azul y otro de color verde...



-¿Esos frascos?- señaló también Penélope y ambos asintieron. - ¿Estáis seguros?...- Quiso confirmar ésta mirándoles con  escepticismo. -

- Debéis mezclarlos,- les indicó Mazoui matizando - verter el azul sobre el contenido del verde y agitar. Luego Giaal debe añadir unos compuestos que él tiene.



            Los especialistas también miraban incrédulos. Aquello les parecía ridículo, pero Penélope, echando mano de todo su prestigio y dotes de persuasión, les convenció de que lo hicieran. Tras un rato para mezclar bien ambos compuestos Sandy les pidió que le entregasen el frasco. Lo aferró contra su pecho y ella y Mazoui fueron corriendo a llevárselo a Giaal. Entraron en la habitación con una expresión de alegría contenida. El extraterrestre entonces, tras ser informado por su amigo, buscó entre sus medicinas y al llegar a un frasco alargado de color dorado Mazoui le indicó.



-¡Ese es! Debes añadir una quinta parte del contenido en esta mezcla.



El alien así lo hizo. El color del compuesto final era de un suave verde esmeralda, con tonos de azul pálido.



- Ya está,- advirtió Sandy para indicarle con precisión. - Dale esto a pocas dosis, una por cada dos horas.

- Deben ser un total de siete,- les explicó Mazoui – y nos iremos turnando para darle la medicina. Tiene que ser así.

- Bien, incorpórale, voy a comenzar yo mismo. - Le pidió Giaal y éste así lo hizo.-



 El alíen tomó el frasquito de las manos de Sandy, vertió el contenido en siete vasos iguales y le dio a beber a Leval el primero. Todos le observaron con ansiedad, pero aquello no pareció alterarle en nada y el paciente siguió dormitando. Aunque, por fortuna, sus constantes se habían vuelto a estabilizar.



-¡Vale!,- suspiró Mazoui. - Ahora iros a descansar, yo le daré la siguiente dosis. Otra cosa, decidle a Amatista lo que ocurre. Ella deberá ser quien le dé la última.  Y llamad también a Tracer, es un buen amigo, lo ha demostrado, deberá darle otra...



            Los otros dos se fueron enseguida dejando a Mazoui. Avisaron a Satory y Amatista, que habían salido de la habitación para dejar trabajar a sus amigos y aguardaban en una sala contigua. Penélope también fue con ellos. Sandy  se encargó de llamar a Tracer que se había interesado por Leval. Tan pronto le dijeron lo que tenía que hacer, aseguró que iría nada más terminar dentro de cuatro horas. Según les explicó Sandy a todos, siete personas en esta nave que fueran amigas especiales de Leval, debían darle una cada uno. La última debía de serle administrada por la persona que más lo amase, según la intuición de todos esa era Amatista quién, tras haberse despedido de Ginger, estaba aguardando noticias.



- Es verdad - admitió ella ahora más esperanzada. - Sí, debo ser yo quien lo termine, está bien. ¿Cuándo debo hacerlo? - Quiso saber sin apenas dominar su impaciencia. -

- Dentro de dos horas le toca a Mazoui la segunda dosis, tendrás que esperar doce horas. - Le indicó Giaal proponiéndole con buen criterio. – Vete a dormir, será lo mejor.

-No sé si podré dormir.- Suspiró la francesa.-

-Tienes que estar fresca y descansada para ocuparte de Leval cuando llegue el momento. Te recetaré algo para que duermas. No temas, nosotros le vigilaremos y decidiremos quien va a darle la siguiente dosis.

- Yo lo haré,- se ofreció solícitamente Sandy – los demás que se vayan a descansar.

- Mejor que se encarguen Penélope y después Tracer. - Le rebatió Giaal que lo justificó de la siguiente manera. - Creo que él habrá acabado su guardia en unas tres horas y tú, por lo que me has contado, necesitas recobrarte de tu viaje astral.

- No estoy cansada - le contradijo su interlocutora que trataba de aguantar pese a que no se sentía precisamente en plena forma. – De veras, soy capaz de aguantar…

-  Te diré lo que a Amatista. Se buena y hazle caso al doctor. A pesar de tu constitución tan resistente puedo sentir que estás exhausta. - Le insistió el extraterrestre con un tono distendido y amable que hizo sonreír a la chica.-



Ella consintió en aguardar para después, pensó que si Giaal se lo pedía así, tendría sus razones, y que además estaba en lo cierto con ella. De hecho estaba agotada pero también deseaba ser útil para salvar a Leval lo más rápidamente posible.



-No tiene sentido quedarme aquí.- Se dijo finalmente, apelando a la lógica.- Hemos de confiar los unos en los otros. Tienes razón, descansaré hasta que llegue mi turno.- Declaró al fin.-



Todos los otros siguieron asimismo esa sugerencia, deseaban estar frescos para cuando les tocase su parte. Era algo de mucha responsabilidad. De este modo, cada cual trató de descansar lo mejor que pudiese. Las horas pasaron y, tal y como estaba previsto, fue Mazoui quien se dispuso a darle a Leval la siguiente dosis.


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