Cuando
retornó de aquel café en un principio Amatista no quiso ir al apartamento,
paseó de acá para allá en torno de las zonas ajardinadas. No dejaba de pensarlo
una y otra vez. Aquello ya no valía la pena. Se sentía furiosa y frustrada. ¡Y
pensar que se había embarcado por él! Para seguirle en aquella loca aventura.
Aunque ahora ya no lamentaba haberlo hecho. No era cuestión de si Leval le
hacía caso o no. Lo cierto es que ella misma había hecho nuevos amigos allí y se
dedicaba a algo que le gustaba, pese al duro estudio y al trabajo. Tenía a su
lado a Satory y se había dado cuenta de la trascendental importancia de aquella
misión. En cuanto a ese chico, quizás no sería buena idea continuar. Aunque no
quisiera admitirlo ella veía con claridad que la principal prioridad del
muchacho era la nave y su carrera. A veces la misma Amatista se censuraba,
seguramente era una egoísta. Ella solamente pensaba en ser correspondida
mientras que él estaba ocupado en un bien mayor. Otras veces era su parte
pasional la que ganaba terreno y le gritaba que aquello no era justo. ¿Qué más
tenía que hacer? ¿Presentarse desnuda en su catre? Aquello la hizo reír en
contra de su voluntad. Se imaginaba la escena, ella tumbada, ahí, sin ropa y él
ignorándola por completo en tanto prestaba atención a algún estúpido cálculo o
una de esas estrategias de las que se pasaba el día hablando. ¡Para qué
engañarse más! Haría bien en emplear sus energías en ella misma y sus
proyectos. Si Leval tenía sus sueños, ella no iba a ser menos. Eso pensaba en
tanto la luz de las zonas comunes decaía. Era la forma de indicar que llegaba
la noche, Incluso a veces se proyectaba una Luna holográfica en la oscuridad
para que la gente no olvidase la sensación de estar en casa, suspiró. ¡Si tan
solo hubieran podido estar los dos, a la luz de la Luna, aunque fuera de esa,
paseando de la mano! Pero ella misma negó con la cabeza. ¡Basta ya de sueños
infantiles! De ese modo, volvió a su apartamento, todavía no había nadie.
Posiblemente su compañera estuviera por ahí estudiando algo. Pese a que era
pronto se sentía cansada y además bastante enfadada. Tras meditar sobre aquello
y auto arengarse estudió efectivamente un poco de bioquímica, se fue al
laboratorio y aprovechó para hacer algunas prácticas. Cuando regresó al fin a
su apartamento, Satory estaba dormida. Al día siguiente se levantó temprano
para estudiar. Cuando Satory despertó dio los buenos días a su compañera que le
respondió con un gruñido. Era fácil entender que estaba bastante enfadada y
además por lo mismo que el otro día. Pero, conociendo su mal carácter a la hora
de desahogarse, su amiga no quiso ni hablar ni preguntar nada sobre ese tema,
aunque sí que le comentó.
-¿Cómo llevas la bioquímica?
-No va del todo mal. Aunque hay bastantes cosas que
me cuesta comprender.- Admitió la francesa.-
-En lo que yo se capaz puedo intentar ayudarte.- Se
ofreció Satory.-
-Gracias.- Sonrió su amiga, de mejor talante ahora.-
No te preocupes, sé que tienes mucho trabajo y ya puedo apañármelas yo. Si
tengo dudas le preguntaré a la doctora Winters. Es mi tutora oficial.
-Sandy también tiene bastante idea. De hecho es su
especialidad.- Le comentó Satory.-
- A esa no le preguntaría ni la hora.- Declaró
contundentemente Amatista.-
Al
parecer ella y esa individua no se caían precisamente bien. Satory suspiró,
mejor dejar eso de lado. Ahora que Amatista parecía haber olvidado su enfado a
causa de su poco éxito con Leval, no quería que volviera a exasperarse por ese
otro motivo. De todos modos, la joven francesa dejó de lado el estudio por el
momento y fue al cuarto de baño.
-Voy a salir.- Informó a su amiga.-
-Vale.- Asintió esta.-
Y así fue. Cuando terminó de estudiar, Amatista se
arregló y salió de su apartamento. Fue hacia el cuartel de Leval, pero no para
verle a él. Se llegó a la zona de habitaciones pero llamó a la puerta de Logan.
Éste, que se encontraba allí algo aburrido, no pudo reprimir una sonrisa de satisfacción
y alegría, tenía a esa muchacha allí ¡y venía a verlo a él! ¡Le iba a encantar
restregárselo a Mazoui!, así aprendería a no meterse en asuntos ajenos. Abrió
inmediatamente.
-¡Qué grata sorpresa!,- sonrió muy amablemente
preguntando con cuidada cortesía. - Dime ¿Qué puedo hacer por ti?
- Bueno,- respondió ella esbozando una sonrisa que
parecía muy insinuante. - Me preguntaba si un ocupado oficial tendría tiempo
para llevar a comer a una simple técnica de laboratorio.
- Desde luego que sí - contestó Logan bastante
entusiasmado aunque tratando de disimularlo con un tono jovial pero moderado
para añadir a modo de justificación. – Discúlpame. No puedo decirte que pases
porque nos tienen prohibidas las visitas a las habitaciones sin previa
autorización. Pero no tardaré. Espera un momento, por favor.
Amatista
convino en ello con una nueva sonrisa, por lo menos éste no salía disparado
dejándola plantada. Y Logan desde luego se dio prisa, conectó el
intercomunicador de su cuarto y llamó a un compañero.
- Oye Johnson, ¿podrías hacerme un favor? Sí,
sustituirme en la guardia de este mediodía. Es que tengo algo que hacer, ya te
lo contaré. – Cedric escuchó, relajó su expresión y sonrió con regocijo para
admitir. - Si, es rubia y está bastante bien. ¡Gracias, muchacho!, te lo
recompensaré no lo dudes. Sí, ya me conoces. Sabes que soy muy amigo de mis
amigos. - Colgó y salió de nuevo para excusarse, esta vez más animadamente. -
Siento haberte hecho esperar pero debía solucionar unos asuntos para
cerciorarme de estar completamente libre.
- No pasa nada,- dijo la muchacha que verdaderamente
agradecía que por lo menos Logan hubiera tenido la deferencia de asegurarse de
que nada les molestaría. - ¿Nos vamos? – Le pidió ella. -
- Claro.- Asintió el chico tomándola del brazo con
gran cortesía. –Vamos allá, señorita…
Amatista
comenzaba a alegrarse de aquel arrebato. Ya cuando se le ocurrió la idea en su
piso se dijo que anteriormente no le sirvió para que Leval se interesante más
por ella, pero ahora opuso que ese muchacho, Logan, era sin duda un chico
interesante además de apuesto. ¿Por qué no darle una oportunidad? Ya que por lo
menos, él parecía estar muy a gusto en su compañía y le dedicaba por entero su
atención, no como Leval, que apenas si reparaba en lo que ella hacía o decía.
Siempre absorto en sus proyectos, planes y deberes. A todo eso se unía,
también, que Logan era militar y compañero de escuadrilla del propio Leval,
incluso de rango superior. ¿Si Leval estaba ocupado, qué no tendría éste que
hacer? y si Cedric, como él insistía en que le llamase, podía hacer un hueco
para acompañarla e incluso invitarla a comer sin previo aviso. ¿Acaso Leval no
podía haber hecho lo mismo? Se trataba entonces de una mera cuestión de interés
y el orgullo de Amatista se resentía de los desplantes que el otro muchacho, ya
fuera de modo consciente o no, le había hecho en los últimos tiempos. Tras su
graduación no sólo no había variado esa actitud de estar siempre pensando en
otras cosas que no fueran ella sino que, a juicio de la exasperada chica, lo
hacía todavía con más frecuencia. De modo que decidió olvidarse de él y
centrarse en este otro muchacho y entablando una animada conversación, ambos se
dirigieron a un restaurante de la zona civil.
-Me sorprende que hayas podido quedar conmigo tan
deprisa y sin avisar. Siento haberme presentado así.- Pudo disculparse ella.-
-Por favor.- Sonrió amablemente su interlocutor.-
Por alguien como tú bien se puede cambiar cualquier tipo de plan previo. Para
eso soy militar, debo tener capacidad de adaptación.
Lo
dicho, meditaba la joven. Ese chico sí que la valoraba en lo que merecía.
-Desde luego, ¡qué tonta he sido! -Pensaba,
esbozando una sonrisa hacia su contertulio, mientras se decía.- Pero eso se
acabó…
Leval, ajeno
a todo esto, iba hacia el lugar que estaba siendo habilitado para construir el
cuarto. Todavía no estaba terminado pero deseaba darle un vistazo. Aquella
noche había sido muy larga, apenas pudo dormir ocupándose de ese saiyajin. Lo
cierto es que mantuvieron una conversación muy interesante…
-Espero que todo esto nos de ventaja sobre esos
malditos bastardos.- Pensaba, en tanto rememoraba aquella charla.-
En una de las zonas comunes de la ciudad, bastante
vacía en ese momento, los tres se sentaron a hablar. Aunque lo primero, por mor
de la cortesía, fue invitar a comer a Doran que, como buen guerrero del espacio
que era, dio buena cuenta de unas cuantas raciones antes de sentirse satisfecho
para pasmo de los que atendían el local. Al concluir ese ágape el saiyajin les
comentó.
-Nuestro soberano, vuestro tío, señor.- Aclaró
respetuosamente dirigiéndose a Leval para proseguir. – Lamenta no poder venir
en persona, pero asuntos importantes le retienen en nuestro mundo. Me encargó a
mí el acudir al reino de la Luna como embajador plenipotenciario. Como debéis
saber, existe un pacto de amistad y
alianza entre los soberanos de la Tierra y la Luna, la reina Serenity y el rey
Endimión, que nuestro rey desea hacer extensivo al reino de la Luna Nueva. A
tal fin voy también en calidad de representante plenipotenciario a firmar ese
acuerdo.
-Hace mucho que no veo a mi tío Lornd ni a mi tía
Setsuna, y no digamos a los primos. - Suspiró Leval.-
-De seguro que ellos también os extrañarán.- Declaró
su contertulio.-
-¿Y qué tal se encuentran?- Quiso saber su
interlocutor.-
-Gozan de buena salud.- Repuso algo secamente el
guerrero, para añadir ya con mejor tono.- Me gustaría daros más información, sin embargo,
apenas si les vi. Cuando pude verles en audiencia solamente recibí instrucciones
precisas para mi tarea. Es más, debería partir cuanto antes.
-No te preocupes por eso. No te entretendremos mucho.-
Asintió Leval que añadió sin embargo con más gravedad a modo de advertencia. – Pero
debes tener cuidado. Como ya te comentamos naves hostiles nos atacaron al poco
de dejar la Luna. No sabemos quiénes o qué pudieron ser. Y menos todavía a
dónde hayan podido dirigirse.
-Por lo que habéis indicado, acorde con el estilo y
la estrategia sí que podrían ser naves del tirano Gralas.- Comentó Doran
afirmando con desdén. – Esa rata cobarde es enemigo declarado de nuestro mundo
y de la Tierra.
-Pudiera ser- intervino entonces Mazoui. – Pero no
lo sabemos, no se identificaron.
-Si fueron esbirros de ese tirano, esos bastardos
seguramente volverán. – Afirmó el saiyajin haciendo patente su desprecio por
aquellos tipos. – Estarán tratando de ganar tiempo o de intentar sorprenderos
nuevamente.
-En tal caso, no lo conseguirán, nos encontrarán
preparados. – Repuso Leval comentando brevemente a su interlocutor los planes
que tenían para entrenar. –
-Me parece muy buena idea. – Asintió éste con
aprobación. – Eso os ayudaría sin duda. Es una lástima no tener tiempo. Para mí
sería un honor poder ayudaros en ese entrenamiento.
Hablaron durante al menos un par de horas más
contándose asuntos de sus respectivos planetas. El saiyajin parecía algo
envarado en según qué cosas que afectaban a la Familia Real de Nuevo Vegeta
cuando se tocaba el tema, aunque fuera de modo tangencial. No obstante, ni
Leval ni Mazoui quisieron insistirle mucho sobre el particular. Lo único que
Leval si hizo fue llevarles a una zona más animada. Aunque eran horas muy
intempestivas. No había prácticamente nadie. Pero él quiso acercarse al karaoke
donde les contara su primo Granate que estuvo con Nehie. Identificándose como
oficial de la flota le pidió al dueño, que estaba a punto de cerrar, que le
facilitase las grabaciones que ambos jóvenes habían hecho. Éste se las dio copiadas
en sendos disquitos dorados.
-Si quieres saber cómo es la Reina de la Luna,
podemos oír esto. – Le propuso Leval. – Alguna pista te dará sobre su carácter.
Por lo que yo la he conocido se trata de una chica muy simpática y cercana. Muy
amiga de mis primas y de mi hermana.
El saiyajin asintió, quizás eso le diera valiosa información
para tratar con aquella soberana de una forma más adecuada. Desde luego, al
escucharla cantar incluso el guerrero del espacio quedó gratamente
impresionado. Ese muchacho que hacía dueto con ella en algunas canciones era
también muy bueno. Mazoui, con voz queda, informó a su invitado de lo que había
sucedido, Doran replicó entonces con respetuoso tono.
-Lo lamento mucho. Pero vuestro primo murió luchando
contra vuestros enemigos. Para los de mi pueblo, mejor muerte no hay. Es digno
de alabanza y de tributo como héroe, seguro que honraréis su memoria.
-Gracias amigo.- Replicó Mazoui con voz queda,
recordando nuevamente al difunto Granate.- Te aseguro que lo haremos.
-Cuando veas a la reina, ten en cuenta que su estado
de ánimo estará aún muy afectado. Creo que ella y mi primo estaban enamorados.-
Le desveló Leval con un tono de gran tristeza. –
-El poder del amor es algo muy grande. Nuestra
soberana la reina Meioh siempre lo dice. Hasta mi propia madre tuvo ocasión de
sentirlo cuando fue derrotada por ella. Y, por lo que he escuchado en sus
canciones, puede sentirse en la voz de la reina de la Luna. - Les contó ese
saiyajin que, agradecido, sonrió para añadir. – Tendré en cuenta vuestros
valiosos consejos y advertencias. Gracias. Me habéis sido muy útiles.
-Lo que sea por la familia.- Asintió el sobrino del
rey de los guerreros del espacio.-
Charlaron algo más y al poco el guerrero se
despidió. Le acompañaron hasta la zona de carga donde estaba su cápsula. Doran
quiso corresponder a los datos que le habían proporcionado ofreciendo un plano
del diseño de ese aparato puesto que Mazoui le comentó que podría serles muy
útil para planificar sus propias naves e incluso el cuarto especial de
entrenamiento que planeaban construir.
-Os daré un consejo si me lo permitís, señor.-
Declaró Doran dirigiéndose a Leval.- Los secuaces de Gralas, de ser ellos
quienes estuvieran detrás del ataque que sufristeis, no se darán por vencidos.
Es más, si ya os han localizado a buen seguro que tratarán de terminar lo que
empezaron. Una nave como la vuestra es para ellos una amenaza potencial muy
importante. Si es que tienen la idea de controlar este sector.
-Por ello debemos alejarles de nuestro mundo lo más posible.-
Replicó su interlocutor.-
-Aun así, ese villano no es tonto. Podría haber
dividido sus fuerzas y haberos enviado tan solo una fracción.- Valoró el saiyajin.- Pudiera ser
que para comprobar el poder de vuestro armamento.
-Ya lo pensamos. Aunque en tal caso no podemos hacer
nada con las que se encaminen hacia nuestro planeta. - Terció Mazoui con
inquietud ahora.- Únicamente luchar contra las que vuelvan a atacarnos, si es
que lo hacen.
-No temáis. Os doy mi palabra de que me ocuparé
personalmente de ayudar a los vuestros a defender la Tierra y la Luna haciendo
honor a nuestras alianzas. Tal es mi propósito.- Replicó Doran.-
-Confiamos plenamente en ti. Si mis tíos te han
enviado para cumplir con este cometido tan importante es que debes ser un
guerrero fuera de lo común. Y por lo que he visto hasta ahora, no habrían
podido escoger a nadie mejor. Combinas fuerza con inteligencia. - Le alabó
sinceramente Leval.- Siendo hijo de Calix y Seira no es de extrañar.
-Me honráis, mi señor. Si alguna vez necesitarais mi
ayuda contad con ella.- Replicó el aludido haciendo una inclinación de cabeza
hacia el sobrino de su rey y también hacia su acompañante.-
- Lo mismo te digo. - Convino su contertulio.-
-Sí, cuenta con nosotros.- Agregó Mazoui dándole la
mano a ese guerrero.-
Después de aquello el saiyajin partió rumbo a su
destino…
-Espero que todo le vaya bien y tenga éxito en esa
misión.- Pensó Leval.-
Mazoui, por
su parte también estaba soñoliento, aunque se tomó un café. La conversación de
la noche anterior fue agotadora pero productiva. Con las ideas y los planos que
Doran les ofreció él tuvo más de una idea. No obstante, quería contrastar si eso
era técnicamente posible y estaba interesado en un libro sobre biomecánica que
podría aclararle las dudas. Para localizarlo se fue a la biblioteca del centro
de ingenieros. Aquello podía parecer algo anticuado, libros de papel cuando
tenían redes informáticas y tablets. Pero los expertos consideraron que, en
caso de recibir algún ataque o un pulso electromagnético ya fuese provocado o
natural, podrían perder el soporte informático y siempre convendría tener
libros al viejo estilo. Estaba garantizado que no se colgarían, ni perderían
batería, ni podrían ser anulados de esa forma. Lo malo de eso es que él no estaba
acostumbrado a buscar a la vieja usanza y por más que se afanaba no conseguía
encontrarlo. Entonces escuchó tras de sí una voz femenina, trémula, suave y
tímida, que le decía.
- Muchas gracias por lo de ayer, de no ser por usted
no sé qué habría hecho.
Mazoui
se volvió descubriendo a una chica rubita, con el pelo recogido en coleta y que
llevaba unas graciosas gafitas redondas. La conocía de algo, es más,
coincidieron en esa recepción cuando la princesa de la Luna y la reina Neherenia
llegaron de visita, pero no lograba recordar. No se atrevía a decir un nombre
por temor a equivocarse. La chica, que era Satory, le había visto cuando llegó
a la biblioteca. Ella estaba allí desde una hora antes, aun tenía trabajo
pendiente del día anterior. Ahora se alegraba de no haberse quedado en su
cuarto a estudiar. Observaba a aquel apuesto muchacho que le dedicaba su
atención para contestarla de forma muy amable aunque visiblemente desconcertado.
- Disculpe, no sé a que se refiere....
- Bueno.- Pudo sonreír ella consciente de que él
posiblemente no la vio. - Me evitó un problema al abrirme la puerta.
-¡Ah, la puerta!- Sonrió él recordando ahora con gesto divertido para
agregar modestamente. – De modo que era usted. Pues de nada, pero aquello no
fue ninguna cosa especial.
- Pero a mí me sirvió de gran ayuda,- reiteró Satory
riendo de forma encantadora y poniéndose ligeramente colorada tras sus gafas
según le explicaba. - Si se me hubieran caído todos los papeles y los
documentos al suelo se me habrían desordenado y hubiera sido horrible tener que
volverlos a colocar.
-¡Ja, ja!,- rio Mazoui a su vez divertido con
aquella circunstancia y más si cabe cuando añadió. - Pues ahora soy yo el que
se encuentra en un apuro, quizás pueda ayudarme.
- Me gustaría - repuso ella deseándolo de veras, incluso tuvo que contener su ímpetu de
hacerlo para preguntar con calma - dígame de que se trata a ver si puedo hacer
algo.
- Estoy buscando un libro sobre biomecánica - le
contó Mazoui, añadiendo en confianza. - Pero no sé si pertenece a esta sección.
- Yo soy bioquímica planetaria y astrónoma - dijo su
interlocutora. - Esa no es mi especialidad, pero me manejo bien en las
bibliotecas. Creo que es aquí. Déjeme ver la tarjeta - le pidió a ese joven que se la cedió gustoso. -
Y así con su hábito de buscar libros al viejo
estilo, y haciendo gala de gran destreza y rapidez, Satory buscó en la fila
adecuada. No tardó demasiado y a los pocos instantes consiguió localizar un
grueso volumen de color pardo y lo sacó entregándoselo a Mazoui.
- Aquí lo tiene.- Declaró satisfecha de haberlo
encontrado. - Es una lata que aún no estén digitalizados todos los volúmenes.
Pero me han dicho que están en ello. Entonces le será mucho más fácil vía
internet
- Muchas gracias, señorita...- Mazoui esperó la
respuesta que no tardó. -
-
Masters, me llamo Satory Masters. Ya nos presentaron,- añadió algo apurada y decepcionada de ese olvido.
- ¿Y usted? ¿Se llamaba Mazoui, verdad? - Inquirió muy interesada. -
- Primer teniente Mazoui O ´Brian ¿Así que nos hemos
visto antes?- preguntó él sintiéndose en posición embarazosa por no acordarse.
-¿Quizás en la lanzadera espacial? ¿O fue en la recepción de la Reina
Neherenia? - Aventuró tímidamente. -
- Sí, en las dos ocasiones - asintió Satory aliviada
de que él se acordase por lo menos de eso. Ahora podía comprender un poco a su
amiga cuando protestaba de que Leval no le hacía caso – sí, ya lo recuerdo. - Añadió también con un pretendido esfuerzo,
aunque en realidad se acordaba perfectamente, ¡cómo no hacerlo! - Usted estuvo allí junto al otro joven
oficial.
- Entonces es usted la amiga de Amatista. - Afirmo
Mazoui ahora más convencido de pisar terreno firme. - Creo que charlaba con
ella en el viaje, cuando llegamos aquí.
- Sí, y no me trate de usted, por favor.- Sonrió la
muchacha añadiendo con mayor desenfado -
no soy tan mayor. De hecho creo que podríamos tutearnos. ¿No crees? – Se
aventuró a proponer.-
- Perdón, tienes toda la razón…- repuso el muchacho
según concluía.- Entonces sí que la conoces.
- Mucho, a decir verdad desde que éramos niñas. Soy
la ahijada de sus padres y ella lo es del mío.- Explicó Satory nuevamente
decepcionada de que él no lo recordase. - Estamos juntas en el proyecto de
investigación. ¿Y tú? ¿No serás pariente de Leval Malden? - Inquirió como si
sólo lo imaginase, aunque ya sabía la respuesta. -
- Sí, es mi primo por parte de madre – admitió su
interlocutor. – Estamos además en la misma escuadra de vuelo.
- Amatista se alegrará cuando le diga que te he
visto. Ella quedó ayer con Leval, creo que son muy buenos amigos.
- Yo también me alegro de haberte visto - dijo
Mazoui. - De no ser por ti, me hubiera pasado horas buscando. – Esbozó otra
cortés sonrisa y remachó. - Ahora, si me disculpas debo leérmelo. Y no quiero
entretenerte más. Seguro que tendrás muchas cosas en que pensar además de
ayudar a alguien tan torpe.
- Ha sido un placer. - Pudo decir la azorada muchacha a la que desde
luego no le hubiera importado seguir ayudándole.- Ahora debo irme…
- Lo mismo digo. Bueno, hasta la vista.- Se despidió
afablemente él alejándose con el volumen bajo el brazo. -
La
joven se le quedó mirando sujetando sus apuntes con las manos entrelazadas en
tanto se decía.
-Vaya, no está nada mal y es bastante educado, pero
parece muy reservado y no se acordaba de mí. ¡Cómo siempre! -Suspiró añadiendo
para sí con resignación. - ¡Satory chica, ese es tu sino con los hombres!
Al
menos, en eso de las relaciones con el sexo opuesto, su amiga le llevaba
bastante ventaja. Y es que en el restaurante, Amatista y Logan comieron en
tanto seguían disfrutando de una amena conversación. Él la hacía reír con sus
anécdotas de vuelo y evitaba astutamente hacer mención de los tenientes O’
Brian o Malden. Cuando terminaron, Cedric la acompañó dando un paseo por la
ciudad. Pasaron por el centro de investigación de ingenieros y allí, se
encontraron precisamente con Mazoui. Éste se sorprendió de ver a la chica con
Logan y no le hizo demasiada gracia. De modo que, sin pensárselo dos veces, les
abordó.
- Vaya, hola Amatista - ella le devolvió el saludo
sorprendida pero alegre de verle, aunque él lo pasó por alto para dirigirse a
su compañero y comentar con cierto sarcasmo.
- Logan ¿Qué haces tú por aquí? ¿No te tocaba guardia?
- Me cambiaron el turno - respondió él con
suficiencia. - Y he aprovechado bien el día, conociendo un poco mejor a esta
encantadora señorita.
- Ya veo - asintió Mazoui irónicamente para apuntillar. - Oye Amatista, ¿has visto a
Leval?
- No, no le he visto,- replicó ella de forma
aparentemente desinteresada. Para añadir con un no disimulado malestar,
mezclado con una apreciable dosis de sarcasmo. - La última vez que le vi, se
marchó corriendo. Pensaba que estaría conquistando algún planeta o algo así,- remachó sonriendo con sorna.-
Aquello que hizo a Logan reír en tanto pasaba un brazo
por los hombros de ella. La chica aunque sorprendida por aquel gesto, se dejó
hacer teniendo en cuenta que el primo de Leval les estaba observando con
creciente gesto de incredulidad.
- Escucha, - la reprendió condescendientemente
Mazoui, sin querer tomarse aquello demasiado en serio. - Leval y yo nos
preocupamos por la seguridad de todas las
personas de la nave. Tratamos de hacer lo posible por garantizarla y te aseguro
que mi primo trabaja mucho en ello. No deberías hablar de él así.
- Mira Mazoui - intervino Logan con aire
perdonavidas. – La señorita no ha dicho nada malo, sois vosotros los que no
paráis de incordiar al alto mando con vuestro afán de protagonismo.
-¿Qué es lo que has dicho? – Repuso el aludido,
ahora sí, con un tono bastante irritado. -
- Lo que oyes - añadió Logan con un tono
pretendidamente ofendido. - ¿Qué os habéis creído? Esta nave tiene muchos más
oficiales y soldados para defenderla, pero a vosotros parece que eso no os
importa. Actuáis como si fuerais lo únicos que hay. ¿Qué somos los demás, ceros
a la izquierda?
-¡No digas estupideces! ,- le espetó su contertulio
sin poder contener su enfado. - Además, estaba hablando con Amatista, a ti
nadie te ha dado vela en este entierro, amigo. Así que será mejor que te
calles.
- Oye Mazoui – intervino ella indignada por lo que creía un exceso de
rudeza por parte de éste. -No tienes por
qué hablarle así. Eres tú el que ha venido aquí a molestarnos cuando dábamos un
paseo.
- Muy bien - respondió él visiblemente enfadado. - Pues
no os molestaré más. Me voy, - sentenció para remachar con tinte amenazador - y
tú Logan, reza por que sea verdad que te han relevado, como me entere de que no
es cierto...
- Pregunta donde quieras, no tengo nada que esconder.
- Le desafió éste sin parecer en absoluto preocupado. -
Mazoui
se alejó con evidente mal humor y Amatista le vio marcharse con el pensamiento
de que quizás había sido muy dura con él. Sabía que era un chico sensato y no
solía inmiscuirse en los asuntos de nadie, pero quizás esta vez su amistad con
Leval le influenciase demasiado. De todas formas, ella también tenía el genio
vivo y muchas veces se arrepentía al instante de algunas cosas que decía en un
momento de irritación. Pero por ahora no había remedio, ya charlaría con el muchacho en otra ocasión para tratar de
arreglar ese malentendido. Decidió dejarlo estar y tanto ella como Logan
reanudaron su paseo. Él simplemente le quitó aquel brazo que le pusiera sobre
los hombros para comentar.
-Lamento que hayas tenido que presenciar esto. Pero
es que esos dos son unos obsesos de la vida militar. –Y ante la atónita mirada
de Amatista, Logan se apresuró a matizar.- No me interpretes mal. Somos
oficiales y cumplimos con nuestro deber. Incluso a costa de grandes
sacrificios. Eso es así. Pero ellos dos llegan a unos extremos que a la mayoría
nos parecen exagerados.
-Sí. – Convino la muchacha.- Lo sé…
-Bueno, dejemos eso ahora, te acompañaré hasta la
parada del deslizador.- Se ofreció solícitamente el muchacho.-
Y así
caminaron durante un rato más. Por parte de Mazoui, cuando el chico llegó a su habitación
ya estaba allí Leval que le saludó con buen talante.
- Hola, acabo de ver el cuarto de entrenamiento.
Está casi terminado, con los consejos de Doran será más fácil acondicionarlo. Y
hay que admitir que los jefes se han dado prisa.
- Leval, tengo algo importante que decirte - repuso
Mazoui con tono serio. - Se trata de
Amatista - Y una vez que su primo le
prestó atención le contó lo ocurrido. -
-¿Y qué quieres que yo te diga? - Repuso el chico encogiéndose
de hombros y con un ligero tinte de contrariedad que no evidenció demasiado. -
Ella puede salir con quien le venga en gana, aunque sea con ese estúpido.
- Bueno - suspiró Mazoui optando por dejarlo estar.
- Si eso piensas, no me volveré a meter en esos asuntos. Entonces centrémonos
en lo que importa, hay que comenzar a entrenar cuanto antes.
Leval
convino en ello aunque, pese a que no lo aparentase, las revelaciones de su
amigo no le habían hecho mucha gracia. No le gustaba nada ese tipo. El tal Logan era
un prepotente que siempre les miraba por encima del hombro cuando tenía
ocasión. Y por lo que Mazoui le había dicho encima les acusaba de querer ser
los “prima donnas” en la defensa de la nave. Lo único malo sería que algún otro
compañero compartiera esa visión. Desde luego esa no era en absoluto la
intención, ni suya, ni de su primo. Sólo querían ser lo más útiles posibles. En
cuanto a esa chica, en fin. Ella sabría lo que hacía. Leval la apreciaba
bastante y no ignoraba que era hermosa, aunque la veía como una amiga de Kerria
y la hija de los amigos de sus padres. Estaba a gusto cuando quedaban y disfrutaba
de su compañía, pero a veces era demasiado infantil. La joven por su parte
volvió a casa donde ya estaba Satory que, como de costumbre, estudiaba. Al
llegar, ella le contó su encuentro con Mazoui, tildándole de chico amable y
considerado. Eso hizo que Amatista se sintiese algo más culpable aun, pero
decidió olvidarlo y centrarse en sus propios estudios sin decirle nada a su
amiga de la discusión que mantuviera con aquel muchacho. Satory repasaba el
proyecto y así, enfrascadas en sus respectivas actividades, pasaron algunos días
sin que ninguna viera a los chicos. Y una mañana, en el laboratorio, Penélope,
su directora de investigación, les pidió que resolvieran ciertos problemas para
hacer viable el plan de colonización.
-Vaya, esto va a ser algo complicado.- Comentó
Amatista a su amiga.-
- Tenemos que ir calculando en función del tamaño
del posible planeta, debería ser rocoso y con escenarios biocompatibles. Quizás
un mundo similar a Marte. Sería la opción más adecuada para la terraformación.
- Entonces no sé porque no lo hemos intentado primero
allí. - Replicó su compañera.-
- No es una misión excluyente. Eso lo intentarán a
corto plazo. Gracias a los avances en viajes espaciales pueden hacerlo con una
misión menos costosa. – Replicó Satory afirmando.- Nosotros tenemos por
objetivo establecer una especie de semillero a escala interestelar. O, por lo
menos, en los límites de nuestro sistema solar.
- ¿Qué quieres decir?- Quiso saber Amatista.-
- Verás. Se supone que es como la metáfora de los
huevos y la cesta. Si los pones todos juntos en una y se rompe, los pierdes.
Entonces es mejor distribuirlos, pongamos que en dos cestas. Pero si dejas esas
dos muy próximas entre sí, pudiera ser que, por ejemplo, cayera una roca encima
y aplastase a ambas.- Le explicó su amiga.-
- ¡Ya lo comprendo! - Afirmó su interlocutora con
gesto más entusiasmado.- Por eso tenemos que ir lo más lejos posible. Por si se
produjera una catástrofe que afectase no solamente a la Tierra, sino a todo el sistema
solar. ¿No es así?
- Así es. Y tenemos en mente lugares como Europa,
Encelado, Titán e Io, por poner algunos ejemplos. Gracias a las misiones Cassini-Huggens
y a las observaciones con el telescopio espacial Hubble, hace años se comprobó que los dos primeros poseen
agua aunque sea en estado sólido y bajo ella, ¡incluso océanos de agua líquida!
Titán tiene también mares y lagos pero de metano líquido, con unas condiciones
muy similares a las de nuestra propia Tierra hará más de cuatro mil millones de
años. – Le sonrió Satory que seguía con sus supuestos teóricos, agregando.-
Hemos de asegurarnos también de que no exista vida previa en el mundo que
elijamos. No sería ético destruirla para reemplazarla por la nuestra. Al menos
eso se enuncia en los protocolos.
- Estas cosas de los científicos son realmente raras
– sonrió Amatista.- Vaya nombrecitos, terraformación, semillero estelar, ¡ja, ja!…
- Pues lo creas o no, el término de terraformación
apareció en novelas de ciencia ficción.- Le aclaró su amiga añadiendo.- El autor
fue un tal Williamson en mil novecientos cuarenta y dos. La comunidad
científica adoptó el nombre después. Si te interesa te pasaré una página
dedicada al tema.
Y Satory sacó
su Tablet y buscó, para enviarle a su amiga el sitio desde donde podía obtener
ésta y más información. http://www.bibliotecapleyades.net/universo/terraforming/terraforming02.htm.
(Página real de Internet citada
por el autor).
-No tenía ni idea de que se hablase de eso desde
hacía tanto tiempo. La miraré, suena muy bien - afirmó Amatista que comenzaba a
interesarse de veras por aquello. -
La muchacha debía de admitir que, cuanto más
aprendía, más apasionante le resultaba el tema. Aquella desde luego era la misión
principal de aquel viaje. No obstante, también el encontrar vida, a ser posible
inteligente y amistosa, constituía el otro pilar. Desgraciadamente la única que
hallaron más bien les encontró a ellos primero y se había revelado
manifiestamente hostil. Como la estúpida técnica de laboratorio que se aproximó
ahora sonriendo con un no disimulado desdén.
-Satory, deja ya de darle clases de introducción
para principiantes a Amatista. Que estudie en su tiempo libre. Nosotras tenemos
mucho que hacer.
- No ha sido más que un comentario, Sandy. - Pudo
decir la interpelada, casi disculpándose por ello.- Ya habíamos terminado.
- Pues tú misma, se lo explicas a Penélope cuando te
llame la atención. – Replicó su interlocutora de forma entre indiferente y
despectiva cuando pasó frente a ellas para dirigirse a otra parte del
laboratorio. – Hasta luego…
Amatista
le dedicó una mirada de indignación, apenas sí pudo controlarse para no
replicar, en cuanto esa mujer se alejó lo suficiente sí que le comentó a su
amiga.
-¿Pero qué problema tendrá esa estúpida conmigo?
¿Quién se habrá creído que es?
- Es mejor que no le hagas caso. - Respondió su compañera
tratando de calmarla.-
-Vale que es muy competente. Lo admito, pero ¿por
qué me tiene tanta manía?- Se preguntó en voz alta su amiga.- Es que no le he
hecho nada, que yo sepa.
-Debe de ser su carácter.- Comentó su interlocutora
con tono conciliador.- Déjalo estar.
- Pues ella tendrá su carácter, pero yo tengo el
mío. – Sentenció Amatista para declarar con tono amenazante.- Y como siga así,
a este paso sí que va a tener motivos para mirarme mal. Para empezar, que la deje
con los ojos morados. Así aprenderá a no meterse conmigo sin razón.
Satory no respondió a eso, ella tampoco lo entendía,
es cierto que, desde casi el primer día, esas dos no se habían llevado nada
bien. Aunque realmente esa tal Sandy parecía no encajar con nadie allí. Por
fortuna, Penélope y Jen llegaron acto seguido para ayudarlas con su cometido y
el tema de la conversación fue olvidado enseguida. Las chicas siguieron
trabajando sin más incidentes.
-¿Cómo van esos cálculos, Satory?- Quiso saber su
jefa.-
-Bastante bien, Penélope.- Respondió esta. –
-Tenemos que avanzar con rapidez, la próxima parada
será en Júpiter.- Comentó jovialmente Jen.-
-Ni que esto fuera un tren.- Se rio Amatista.-
Sandy
las miró como si observase a unas crías pequeña y movió ligeramente la cabeza.
Por suerte, ni la francesa, ni Jennifer se percataron, aunque Satory sí que lo
hizo.
-Desde luego, no sé que le pasará con Amatista y con
Jen. Pero está claro que no la mira con mucha simpatía que digamos. – Pensó con
preocupación, reflexionando al hilo de eso.- Bueno, yo tampoco parezco estar
entre las personas que gozan de su consideración.
En
cualquier caso, la joven, creyó mejor dejar eso a un lado y centrarse en el
trabajo. Por su parte, Leval y Mazoui comenzaron a entrenarse en el cuarto de
presión que ya estaba terminado. Al principio les costó pero rápidamente se
adaptaron y progresaron, luchando con tremenda velocidad y chocando sus puños
uno contra el otro. Sosteniéndose las miradas con una amistosa expresión de
desafío y divirtiéndose mucho. Añoraban aquellos días de entrenamiento con su
mentor Roy, y lo que aprendieron entonces. Por otra parte, el doctor Adams
quedó con ellos fuera de su laboratorio de investigación y les informó de que,
el diseño del traje espacial que les permitiría salir al exterior, gracias a
las ideas tomadas de la nave del saiyajin, estaba ya muy avanzado.
-Estamos deseando probarlo.- Le dijo Leval sin poder
ocultar su entusiasmo.-
-Paciencia, teniente.- Se sonrió aquel hombre.- Todavía
tenemos que hacer muchas simulaciones y test de calidad para comprobar que
resista las condiciones del espacio y la energía que desean emitir a través
suyo.
-No se preocupe, profesor Adams.- Afirmó Mazoui.-
Tómense el tiempo que necesiten. Sería contraproducente salir al espacio con un
traje que no estuviera en óptimas condiciones.
-Pues sí, pero sigo teniendo muchas ganas de
estrenarlo.- Comentó su primo.-
-Esperemos que únicamente le sirva para entrenar ahí
fuera.- Deseó el científico, que se despidió de ellos volviendo a su zona de
trabajo.-
Y no tuvieron más remedio que esperar. Al cabo de
unos días, Mazoui se reintegró al servicio de la escuadrilla y le asignaron un
alférez nuevo bajo su mando. Se trataba de una chica de pelo negro cortado a
modo de media melena. Era una muchacha en conjunto bastante bonita y de aspecto
robusto. Al dirigirse a él se cuadró ante Mazoui y le saludó con una mezcla de
respeto y decisión.
- Se presenta su alférez en comisión, Susan Hunter. Señor,
he sido destinada a su escuadrilla aérea, bajo su mando directo.
- Descanse, por favor - le pidió Mazoui preguntando
de seguido. - ¿Acaba usted de salir de la Academia, no es así?
- Sí señor, de la Academia interna de la nave - puntualizó
Susan. - Entré como cadete de primera y me he graduado hace apenas una semana.
El
chico no pudo evitar que el recuerdo de su primo menor le viniera a la memoria,
esa chica debía de haber estado en su promoción. Observó una foto que siempre
tenía en su escritorio, en la que junto con él mismo y Leval, posaba Granate
justo el día de la entrega de despachos. Los tres sonrientes, su difunto primo
en el centro y tanto Leval como el propio Mazoui pasándole un brazo por el
hombro. Con expresiones mezcla de alegría y orgullo. Aquel flash de nostalgia sin
embargo, pasó de inmediato, en tanto aquella muchacha se atrevió a comentar con
un tono más suave.
-Perdón, señor. No quisiera ser indiscreta, ¿puedo
preguntarle algo?
-Usted dirá - replicó su superior.-
-¿Era usted familia del alférez Lassart?
Suspirando
largamente el aludido asintió despacio. Para responder con voz queda en tanto
tomaba esa foto en una mano y la miraba con añoranza y tristeza.
-Era mi primo.
Susan, algo envarada y
arrepintiéndose de su curiosidad, añadió con respeto y consternación.
-Estuve con él en la misma promoción de ésta nave.
Cuando me transfirieron aquí desde los Ángeles. ¡Era un gran chico! Todo el
mundo le apreciaba. Lamento mucho su pérdida, señor.
-Muchas gracias.- Contestó Mazoui con un tono entre
reconocido, comedido y suave, aunque enseguida se rehízo de aquello y se centró
en su subordinada para indicarla con más dinamismo. - Muy bien, pues vaya a incorporarse
enseguida a su puesto. Pregunte en la
zona de vuelo, imagino que ya le tendrán asignado un caza. Después, espere
hasta que la llame. Puede retirarse.
- A sus órdenes.- Saludó ella que se marchó. -
Mazoui
suspiró, tenían tantas cosas de que ocuparse y ahora esto. No estaba muy por la
labor de que le asignaran a un alférez novato para su formación. No obstante,
no le quedaba otra que ocuparse de esa chica. Firmó la hoja de destinos y se preocupó por los demás asuntos. Por su
parte, Susan se sentía muy contenta de haber sido destinada allí. Había oído
hablar del teniente O’ Brian y de su primo. De hecho, el segundo teniente
Malden le sonaba bastante, aunque no recordaba a ciencia cierta de qué. El caso
es que allí estaba. Tras terminar su adiestramiento, finalmente lista para
salir al espacio. Aunque pese a su entusiasmo no podía olvidar el triste
destino de muchos de sus compañeros. Incluyendo el del difunto primo de su
nuevo oficial superior. Eso inducía a la cautela.
-Por una vez tuve suerte. De haber sido un par de
meses más veterana habría estado en esa misma escuadrilla y posiblemente no lo
hubiera contado.- Meditó aliviada.-
Ella había estado estudiando en la academia del
UNISON en Los Ángeles. Cuando hicieron la selección previa de personal para ir
en ese viaje tuvo la fortuna de ser admitida. Su expediente era muy bueno y,
pese a ser únicamente cadete de primera, se benefició de las renuncias de
algunos oficiales que no tenían mucho interés en ir al espacio. Algunos ya tenían
familias y no deseaban dejarlas atrás. O bien, evidentemente, dado lo
arriesgado de ese viaje, no querían llevarlas consigo.
-Y eso sin habernos imaginados que seríamos atacados.-
Suspiró la joven diciéndose no sin presión.- En fin, aquí estoy, una novata que
acaba de ascender a alférez y que aún no ha salido en misión real al espacio.
Pero estaba
más que dispuesta a mostrar su valía, si llegaba a darse el caso de volver a
combatir. Por supuesto que le daba miedo enfrentarse a lo desconocido sabiendo
que podía morir, pero también estaba mentalizada de que, como oficial militar,
era un riesgo que debía correr. Ahora más que nunca echaba de menos a sus
padres y sobre todo, a su hermana menor, con la que tanto hablaba. Al menos
cuando podían verse. ¿Qué estaría haciendo ahora? Suspiró y se alejó caminando
sin prisa por el corredor del cuartel, rumbo a su habitación.
-Bueno, ahora tengo que demostrar a mis superiores
que pueden contar conmigo.- Se decía para animarse, decidida a afrontar ese
nuevo reto.-
Así pasaron
unos cuantos días más sin novedad. Al
cabo de los cuales, en el salón de reuniones de los altos mandos, se decidió dejar
la órbita de Marte y eso hicieron. Ahora salían realmente de los bajíos del
Sistema Solar y estaban prestos a adentrarse en lo desconocido. La nave además
enfilaba una parte peligrosa de su periplo, el cinturón de asteroides. Viajaba
a gran velocidad y dado su tamaño y la gran cantidad de rocas y aerolitos que
existían allí era imposible no colisionar. Esto preocupaba al contraalmirante,
pero Hazzar le tranquilizó comunicándole la plena eficacia de los escudos de
protección.
-¿Está usted seguro, comodoro?- Insistió Spar
- Sí, contralmirante.- Contestó éste.- Tenemos
energía suficiente para dirigirla hacia la popa y mantener el avance a dos
tercios.
-¿Y qué ocurrirá con el resto de la nave?- Inquirió
agudamente su superior.- Podríamos sufrir impactos en la proa, a babor o estribor.
-Para eso tengo un plan que podrá resolver esa contingencia.
Señor.- Le aseguró Hazzar.-
Y por ello llamó a Leval y Mazoui, encargándoles
despejar el camino.
-Sé que esta misión tiene riesgos. No les pediría
que la afrontasen de no estar en peligro la seguridad de la nave y de su
tripulación y pasajeros.- les dijo, cuando les convocó en su despacho.-
-Estamos a sus
órdenes, señor.- Afirmó Mazoui.-
-No le decepcionaremos. Haremos cuanto esté en
nuestras manos para que la nave cruce el cinturón de asteroides sin sufrir
daños graves.- Añadió Leval.-
-Gracias muchachos, y suerte.- Les deseó el
comodoro.-
Tras saludar salieron del despacho de su superior
dirigiéndose hacia el hangar de los cazas. Allí se había destinado una zona de
descompresión para salir al espacio. Adams les esperaba con los trajes. Habían
hecho numerosas pruebas y al parecer, respondían perfectamente. Sin embargo el
científico, con gesto preocupado, les advirtió.
-No os alejéis demasiado del abrigo de la protección
del asteroide. Y no forcéis la temperatura que puede alcanzar el material. Es
el polímero más resistente que hemos sido capaces de fabricar. Pero, pese a todo,
el contraste con el casi cero absoluto del espacio y los miles de grados que
podéis llegar a producir con vuestros rayos de energía, es algo casi imposible
de resistir por tiempo prolongado, ni por el mejor de los materiales.
-Tendremos que minimizar los disparos entonces.
¿Verdad?- Dedujo Leval.-
-En efecto.- Asintió su interlocutor.- Y tened
cuidado también con el consumo de oxígeno.
-No usaremos así nuestra energía de no ser eso
imprescindible. Los cañones de la nave podrán destruir la mayor parte de los fragmentos
de meteoritos que puedan ser peligrosos para su seguridad. Nosotros nos
ocuparemos de los que no sean alcanzados o se aproximen en demasía.- Sentenció
Mazoui.-
Así pues quedó acordado. Y aunque era peligroso era asimismo
apasionante. El traje estaba listo y ésta era la mejor ocasión de probarlo.
Salieron pues al espacio y abrieron
camino destrozando los asteroides que se les acercaban tras eludir los disparos
de las baterías de cañones de su nave.
-¡Esto parece que funciona! - Comentó un animado
Leval siendo capaz de emitir rayos de energía a través de unos guantes específicamente
diseñados.-
-Por ahora vamos bien, pero debemos tener mucho
cuidado con los micro meteoritos. Pese a lo reforzado del traje podrían
impactar y agujerearlo. Entonces estaríamos acabados.- Le advirtió su primo.- Y
recuerda no recalentar los guantes.
Leval asintió
y en efecto, fue prudente. Mazoui por su parte parecía tener mucha sangre fría y
únicamente usaba su poder cuando era estrictamente necesario. Los dos agradecieron
ahora el entrenamiento recibido de Roy, que además de hacerles aprender a
luchar, les hizo ser capaces de concentrarse del modo adecuado para aprovechar
mejor su energía dado que tuvieron que pasar unas cuatro horas hasta que fueron
dejando atrás esa especie de campo minado en el espacio.
-Ya estamos saliendo.- Anunció Leval cuando, en
efecto, la densidad de cuerpos celestes comenzaba a disminuir de manera apreciable.-
Mazoui convino en ello satisfecho. Pero una
desagradable sorpresa les aguardaba, nada más salir del cinturón. El enemigo
había vuelto. Una nube de objetos atacó la nave.
-¡Maldita sea!- Exclamó Leval.-
Por suerte el asteroide pudo resistir bien
amparándose en sus escudos y sus baterías reconfiguradas, amén del apoyo de
ambos chicos, que respondieron al ataque secundados por sus escuadrillas. Afortunadamente
aquellas naves hostiles no estaban aún preparadas para proyectiles buscadores.
Aunque el mayor daño se lo hicieron los dos muchachos que al ser muy pequeños
en comparación atacaban salidos aparentemente de ninguna parte. Con sus particulares
espectros de energía además eran capaces de destruir muchos aparatos enemigos
sin que estos pudieran reaccionar. Y para su alivio, no precisaban de utilizar
demasiada energía en cada descarga contra los aparatos adversarios.
-¡Malditos bastardos! – Exclamó Leval con furia.-
¡Tomad esto!
Y lanzó un rayo de energía que pudo pasar a través
de unos poros especiales que tenían sus guantes del traje destruyendo un par de
naves.
-¡Magnífico!. Los guantes resisten.- Le comentó
Mazoui disparando unas cortas andanadas de rayos a su vez con el enemigo.- El
doctor Adams y su división tecnológica han hecho un gran trabajo.
Minutos antes, en la nave sonó la alerta roja. De
inmediato unos cuantos pilotos acudieron a sus cazas.
-¡Vamos! – Indicó Enset, que formó una escuadrilla
completa.-
Entre los citados estaban primeros y segundos tenientes y algunos
alféreces más, Hunter incluida. Tras ir despegando en orden al fin una veintena
de aparatos surcaron el espacio en dirección al enemigo.
-Rojo tres y cuatro.- Indicó a Tracer y a Logan que
tras él eran los de mayor grado.- Háganse cargo de sus secciones.
-A la orden.- Replicaron a un tiempo.-
La
de Tracer se dirigió hacia Leval y Mazoui, sus órdenes eran las de cubrir a sus
compañeros. Logan pudo conducir a los suyos contra el enemigo.
-Vamos a ver si estas mejoras surten efecto.- Se
dijo el rubio piloto indicando a los suyos.- Pájaros, abandonen el nido en
formación Jack.
Los
aparatos se dispersaron para ir tras las naves adversarias. Susan iba con el corazón latiendo desenfrenadamente. Su
adrenalina se disparaba tanto como los misiles de los cazas. Desde luego, no
había esperado que su primer vuelo real fuera así. Sin embargo, tuvo que salir
dado que se necesitaban a todos los pilotos disponibles. Algunos estaban en
otros puntos de la nave de permiso y no fueron capaces de reintegrarse con el
tiempo suficiente.
-¡Vamos allá! Tengo que dominarme.- Se exigía la
muchacha.-
Había tenido que trabajar mucho y
luchar con todas sus fuerzas para empezar a ser reconocida como una buena oficial
y piloto. Pese a los avances conseguidos en la sociedad seguía siendo muy
complicado para una mujer, y más siendo tan joven como ella, el poder llegar
hasta aquí. De hecho, únicamente conocía a tres o cuatro chicas más de su edad
que hubieran alcanzado el rango de alférez y estuvieran sirviendo en esa nave. Y
ahora era la única que había salido al espacio en misión de intercepción contra
un enemigo real. Por eso mismo tenía que dar un buen ejemplo, iba junto a dos
compañeros y demostró su pericia eludiendo algunos ataques de fuego rival para
devolver sendos disparos de láser que desbarataron la formación adversaria…
-Buen trabajo.- La halagó uno de sus compañeros.-
-Gracias, pájaro rojo nueve. Aquí rojo siete lista
para lanzar misiles.- Comentó.-
-Proceda.- La autorizó Logan que a su vez estaba
disparando al enemigo tras esquivar un previo ataque.-
La
muchacha disparó un par de cohetes que hicieron blanco en sendas naves adversarias
destruyéndolas. Eso fue celebrado con júbilo por los suyos. Desgraciadamente
dos de sus propios aviones fueron alcanzados a su vez por el enemigo.
-¡Malditos! - Espetó Susan.-
-Grupo cuatro, aquí estamos para apoyaros.- Escucharon
la voz de Tracer.-
Por
suerte, los trajes de Mazoui y Leval eran tan efectivos que con varias ráfagas
de rayos habían destruido muchas naves rivales. Las que quedaban de estas se
habían retirado de allí y la sección del teniente Jensen maniobró para tomar
por sorpresa a los aparatos enemigos que estaban luchando contra sus
compañeros. El caos entre estos fue total, con varios misiles y rayos láser más
hicieron pedazos al menos a quince de
esas naves.
-Se retiran, a todos los pájaros, vuelvan al nido.-
Se oyó la orden de Enset.-
Los pilotos se apresuraron a cumplir la orden. El
enemigo huía habiendo sido contundentemente rechazado. Así lo expresó Leval en
tanto ellos retornaban a la base. Tras guiar sus trajes con unos pequeños
propulsores y anclarse magnéticamente con sus botas al casco externo de una
zona de abordaje.
-Les hemos dado una buena paliza a esos cabrones. A
ver si se atreven a volver.- Dijo exultante.-
-Mucho me temo que solamente ha sido un asalto.- Le
respondió su primo tratando de rebajar aquella gran euforia.- Eran apenas unas
cuarenta naves.
-Pues han perdido casi el noventa por ciento.-
Contestó Leval, animado pese a todo.-
Tras
acceder a un cuarto que se cerró presurizándose de inmediato y pasar por los
protocolos de descontaminación ambos oficiales salieron ya de uniforme por otra
habitación, directos a la zona de hangares. Sus compañeros estaban regresando
también. Aterrizaban con barreras de densa goma que detenía a los aviones. Una
vez que concluyeron. Su compañero Tracer se pasó a saludarles.
-¡Ha sido increíble, muchachos! - Les felicitó.-
Casi no nos habéis dejado nada a nosotros.
-No te creas. Agradecimos vuestra presencia allí.-
Le dijo a su vez Mazoui que le confesó.- Esta tecnología responde pero todavía
tiene sus limitaciones. Por ejemplo, el nivel de oxigeno que consumimos al
lanzar esa energía es tan alto que las reservas se vacían apenas en diez
minutos.
-Y eso que llevamos tanques supletorios.- Terció
Leval.- Por no decir que los guantes se recalientan mucho y empiezan a fundirse
tras algunos disparos…
-Ya lo solucionarán los de desarrollo.- Replicó
Tracer con tono despreocupado, fiel a su estilo.- Anda, vamos a la cantina a
celebrarlo.
Estaban
caminando para salir cuando llegó el mayor Enset, acompañado de Logan y algún
alférez más… Los chicos saludaron de inmediato.
-Buen trabajo, muchachos.- Les felicitó el mayor.-
Cuando puedan pasen el informe de los trajes, los jefes quieren saber que tal han
ido.
-A sus órdenes.- Se limitó a responder Mazoui.-
-Sí, os habéis lucido.- Se sonrió Logan, sin saber a
ciencia cierta si les alababa o mantenía un tinte sarcástico.-
-Enhorabuena a todos.- Intervino nuevamente Enset
que se dirigió ahora a Hunter.- En especial a usted, alférez. Ha derribado unos
cuantos aparatos enemigos y cubrió muy bien a sus compañeros. La recomendaré
para una mención.
-Gracias, señor.- Pudo sonreír ella, realmente
contenta.-
-Desgraciadamente perdimos a dos de los nuestros.-
Comentó ahora el mayor con pesar.-
Ninguno
respondió, todos compartían aquella tristeza. Sabían no obstante que era un
riesgo inherente a su oficio. Enset dio permiso a todos para retirarse y tras
despedirse de Tracer y los otros, Mazoui y Leval caminaron hacia sus estancias.
Durante un pasillo fueron acompañados por Susan. Su nuevo superior directo
enseguida la elogió.
-Ha estado usted realmente brillante, alférez. Tiene
muchísimo mérito tratándose además de su primer vuelo real.
Desde luego debía de admitir que esa muchacha no era
una simple novata más. El propio Leval se unió a la felicitación.
-Es usted una gran piloto, siga así.
-Muchas gracias.- Apenas si pudo replicar la joven
que se ruborizó incluso.- Ahora, si me disculpan, el barracón femenino está por
allí.- Añadió tras saludar.-
Los
chicos devolvieron el saludo y la vieron alejarse, Mazoui sonrió pícaramente y
le golpeó con un codo a Leval que la seguía con la mirada en tanto le
comentaba.
-Es guapa,…y enérgica…y hasta se ruboriza…de las que
te gustan.
-Sí- convino él quién sin embargo comentó en tono
reflexivo.- El caso es que juraría haberla visto antes…
-Seguramente nos la habremos topado por la nave.
Aquí somos muchos pilotos.- Declaró Mazoui sin dar más importancia, en tanto
añadió todavía con ánimo de chanza.- Y es de cabellera morena y ojos azules,
como a ti te gusta, ¿no?...
Leval
recordó entonces a Jane, ¡sí, así era ella! Y esa chica tenía un aire desde
luego. Por no hablar de esa constancia y atrevimiento para lograr lo que deseaba.
Aunque no pensaba que estuvieran emparentadas. Su ex novia nunca le habló de
que tuviera una hermana. Pero claro, ¡hubo tantas cosas que le ocultó!
-¿Estás bien?- Se interesó Mazoui entonces, al
reparar en el semblante de su primo.-
El interpelado reaccionó, dejó aquello a un lado. Ya
estaba más que pasado, de modo que sonrió dándole un capón a su interlocutor.
-¡Oye! Eso es insubordinación.- Exclamó jocosamente Mazoui,
quien por supuesto, se lo devolvió.-
Leval hizo lo propio y tras eso comenzó una amistosa
batalla de collejas hasta que llegaron a
sus barracones, se cambiaron y salieron después a tomar algo a la cantina. Así pasó la
segunda crisis pero, a pesar de la victoria la situación de desconfianza entre
los mandos se hizo más aguda. Reforzando las patrullas y las medidas de
seguridad y puliendo los todavía diversos fallos que encontraban en ellas. Los
láseres y baterías de los aviones se reconfiguraron para ser más letales y los
misiles también experimentaron alguna reforma. Ante todo debían evitar que el
enemigo se familiarizase con las armas de las que la flota disponía. Así lo
meditaban los muchachos días después.
-Hemos hecho progresos y obtenido una gran
victoria.- Se decía Mazoui.- Pero no podemos confiarnos, ni permitirnos el lujo
de perder ni una sola vez.
-Así es. No tenemos ni idea de dónde están ellos,
pero por el contrario, ellos sí parecen tenernos localizados y nos atacan
cuando les place.- Observó Leval.- Eso tiene que cambiar.
-¡Ojalá! Pero no veo cómo podríamos descubrir su
posición.- Suspiró Mazoui.-
Su primo se quedó pensativo, puede que tuviera una
idea. Aunque tenía que meditar sobre ella y pulirla. Y en otro orden de cosas,
en las semanas que siguieron las relaciones entre Amatista y Leval parecían
haberse enfriado. No se vieron en muchos días. Éste, todavía más absorto en
perfeccionar su nuevo traje y su estilo de lucha en el espacio, amén de poder
poner en práctica el plan que estaba pergeñando para descubrir la localización
del enemigo. Ella, muy volcada en sus estudios, demostró que cuando ponía
empeño las cosas efectivamente se le daban bien. Aprobó con éxito sus exámenes
que la convalidaban los tres primeros años de carrera. Ya podía presumir
realmente de poseer la categoría de técnica de laboratorio. Además, ayudó a su
amiga y compañera a resolver uno de los problemas que tenía varado el proyecto
y eso agradó mucho a Penélope que, desde luego, no era nada fácil de
impresionar. La misma Satory la felicitó. Cosa que a Amatista le alegró
muchísimo. Ella no estaba desde luego acostumbrada a ser elogiada en virtud de
sus capacidades intelectuales, ¡y si encima aquellas alabanzas provenían de su
amiga que era un genio! De hecho, durante esos días la muchacha se encontraba
bastante feliz. Sus estudios y trabajo prosperaban. Había visto un par de veces
más a Cedric con el que creía que estaba empezando a conectar a un nivel que podría
sobrepasar la mera amistad. En fin, casi todo iba de maravilla. Pero entre su mismo grupo de compañeras no
todo era tan idílico. Existían algunos problemas entre las chicas. Al igual que
le sucedía a ella, Satory no terminaba de caerle bien a una de las
investigadoras. Se trataba otra vez de esa chica morena de largo pelo y muy
bonita, de nombre Sandy Ann Wallance, quien sin embargo, echaba a perder su
belleza con su carácter, pues era bastante arisca. Como Amatista recordaba, sin
ir más lejos, cuando se burló mientras Satory le explicaba algunos conceptos de
la terraformación. Esa chica resultaba odiosa en ocasiones, en otras
simplemente adoptaba unos aires de superioridad que sacaban de quicio a la
impulsiva francesa. De hecho, esa joven parecía tenerles manía a las dos. Bueno,
en realidad no parecía congeniar con ninguna de las demás. Siempre absorta en
su trabajo y cuando no con un talente sombrío y desapegado del grupo. Con la
única con la que parecía tratarse de forma más educada y amable era con
Penélope. Pero claro, ella era la jefa y al parecer Sandy respetaba mucho la
autoridad. También el curriculum de la doctora Winters era un argumento más que
contundente. Siendo como era una de las mejores alumnas del proyecto Hadas-
Cinco dirigido por Mimette Rodney y Kaori Tomoe. Incluso el propio profesor
había sido maestro suyo. Sea como fuere,
desde luego que a Amatista no le caía nada bien esa morena pretenciosa y no
pocas veces chocaban sus fuertes personalidades porque no estaba dispuesta a
callarse cuando creía que algo era injusto. Y esa chica muchas veces se
comportaba de manera que más que una compañera parecía una especie de ama implacable.
Particularmente la francesa se ponía de los nervios cuando Sandy le chillaba
algo a Satory y ésta, con su tímido carácter solamente asentía o hacía de
inmediato lo que fuera que esa estúpida le hubiese pedido. ¡Y se suponía que
ambas tenían la misma categoría profesional! Lo cierto es que, en ausencia de
Penélope, aquella morena se erigía en dictadora implacable. Y en una de esas ocasiones, la chispa saltó
por una nimiedad. Sandy, estaba observando unas notas en el ordenador y le
pidió seca y algo despectivamente.
- ¡Amatista, tráeme los programas de terraformación
dos!
- Un momento - repuso ésta sin ánimo ninguno de
provocar - estoy terminando un análisis con el espectroscopio.
- Oye rica. Los quiero para ayer,- insistió
ásperamente la chica con bastante mal
modo. -
-¡Pues te vas tú a por ellos! - Le respondió la
aludida irritada ahora. ¿Qué se habría pensado esa estúpida, que ella era su
criada?-
-¿Con quién
te crees que estás hablando en ese tono? - Le escupió su interlocutora
muy molesta a su vez. -
- Chicas, no discutáis, yo los traeré – se ofreció
de inmediato Satory en un intento por conciliarlas, pues se temía un altercado.
-
-¡Ese no es tu trabajo!,- le espetó Sandy. - Sino el
suyo, para eso es sólo una ayudante.
-¡Ya estoy harta de ti!- Exclamó Amatista.- Te estás
pasando de la raya, amiguita…
Desde luego que a la aludida le cayó como una bomba
el tinte despectivo con el que su interlocutora había pronunciado esas palabras
y se levantó de su sitio para encararse con Sandy que sin embargo, con gesto
imperturbable, no se movió del suyo.
- ¿Quién te crees que eres?- Agregó la francesa con
indignación.-A mí nadie me habla así.
- Te voy a decir lo que no soy,- sonrió su
interlocutora con estudiada calma y evidente desdén. - Una recomendada como tú.
-¿Qué es lo que has dicho? - Chilló la aludida
temblando de furia. –
-He dicho que no tienes ni puñetera idea de lo que
haces.- Se sonrió su antagonista.- Para empezar no sé qué pintas aquí. Supongo
que alguien con un papá rico habrá movido algunos hilos.- Remachó mirando de
reojo a una sonrojada Satory.-
Amatista
apretó los puños, eso sí que la indignaba. Pese a que tenía que reconocer que
al principio de su llegada esa estúpida tenía razón. Apenas si había comenzado
con sus estudios. Pero en esos pocos meses había avanzado muchísimo y trabajado
con ahínco. Y no estaba dispuesta a que esa individua, por inteligente que
fuera, la pisoteara de esa manera.
-¿Qué?- Exclamó la francesa con una mirada furibunda
que asustaba a su amiga aunque no a su polemista.- ¿Quién leche te crees que
eres para insultarme?
- Ya basta chicas, por favor.- Intervino de nuevo la
atemorizada Satory tratando de mediar. - No es necesario ponerse así por esto.
- Si tienes algún problema, mona. Sólo tienes que
decírmelo.- Le incitó Sandy a su rival ignorando a Satory por completo. – Si es
que te atreves…
- No te preocupes, ya lo creo que lo haré y te voy a
quitar esa estúpida sonrisita de superioridad de tu cara.- La amenazó la
francesa que ya estaba levantando un puño. -
-¿Ah sí? ¿Tú y cuantas más, monada? - Desafió su
interlocutora levantándose ahora sí para enfrentar su mirada directamente a la
de su polemista, lo cierto es que era casi tan alta como ella y agregó con un
inconfundible tono de desafío. – Adelante, aquí me tienes…a ver si eres tan
valiente.
Afortunadamente Amatista, que le sostenía aquella
mirada con gesto iracundo, no tuvo oportunidad de hacer que las cosas llegasen
a mayores. Puesto que acercándose a
ellas desde el otro extremo del laboratorio se oyó el duro y autoritario grito
de Penélope que acababa de regresar de su hora de comer, preguntándoles a ambas
nada más se percató de aquella escena.
- ¿Se puede saber
que está ocurriendo aquí?
- Pregúntaselo a ella.- Replicó Sandy que señaló hacia su enfurecida
polemista para denunciar con indignación. - No me trae las cosas que le pido para
completar la investigación.
- Estaba ocupada con un análisis, y le dije que se
lo traería después.- Se defendió la chica
con tono ofendido para reprochar a su vez. - ¡Siempre trata de hacernos
la vida imposible!
- Sólo te pido que cumplas con tus obligaciones
básicas, pero si es mucho para ti,- le respondió su interlocutora con una
condescendencia fingida en su tono. -
-¡Ya es suficiente! - Intervino Penélope con su fría
voz cortante como un cuchillo. - ¡Se
terminó! las dos reemprender vuestro trabajo. Sandy, esos informes de ordenador
están aquí, sobre el escritorio, no necesitas a nadie para que te los traiga.
-No los había visto…- dijo ella con la voz bastante
más humilde y desconcertada, bajando de inmediato la cabeza. – Lo siento.
Penélope
cargó entonces contra la otra muchacha con no menos rigor.
- Y tú, Amatista, eres la encargada de ordenar los
archivos y los discos de memoria, no los dejes por ahí tirados. Sino nadie es
capaz de encontrarlos después.
- Lo siento, no volverá a pasar - repuso ella más
calmada reconociendo su descuido en tanto también agachaba la cabeza. – Los
ordenaré ahora mismo.
Penélope
pareció dar por terminado el asunto. No obstante, cuando parecía que iba a
alejarse hacia su sitio les hizo a ambas una seña para que se acercasen,
llevándolas a una esquina del laboratorio les advirtió con tono bajo pero firme
e incluso amenazante.
- Este trabajo es muy importante y nada fácil, no
puede complicarse aún más con riñas personales ni yo voy a permitir que eso
suceda. Soy la responsable de este proyecto. Se han invertido muchos años y
mucho esfuerzo para llevarlo a cabo. Así que la próxima vez que me encuentre
con algo parecido entre vosotras tomaré medidas disciplinarias contra las dos.
- Ninguna se atrevió a replicar aunque la doctora Winters supuso que quizás se
había excedido y añadió, ahora con un tono menos severo pero todavía serio. –
Soy consciente de que todas estamos nerviosas, y la situación de ataques que
hemos sufrido en la nave tiene mucha culpa de ello. Pero no se soluciona nada
descargando los nervios unas contras otras, eso dificulta nuestro cometido y se
trata de todo lo contrario. Debemos actuar en equipo. – Y tras una pausa y satisfecha con su arenga les indicó con un
tono más templado y suave. - Ahora volved
a trabajar y que no se vuelva a repetir.
Sandy y Amatista asintieron sumisamente y se fueron
cada una a cumplir con sus cometidos sin cruzar entre ellas ninguna palabra ni
tan siquiera una mirada más por ese día.
-No sé, chica.- Le comentó Jen, la otra ayudante, a
Satory.- Esas dos no se pueden ni ver, parece que saltasen chispas cuando están
cerca. Me temo que esto no acabará nada bien.
-Esperemos que te equivoques.- Suspiró su interlocutora,
dedicándose ya al trabajo.-
-Sí, eso espero yo también.- Convino Jen
dirigiéndose a su vez a proseguir con sus tareas.-
Después
de este incidente, las cosas parecieron volver a la normalidad. La nave que
cruzara con éxito el cinturón de asteroides se aproximaba al gran Júpiter y
llegó a un lugar de gravedad muerta. Allí, los expertos en detección descubrieron
una anormalidad en el espacio. Satory y Penélope fueron llamadas al despacho
del contraalmirante Spar. Quién las puso al corriente.
-Esto es muy extraño. -Opinó Satory.- Estando tan
cerca del planeta deberíamos sentirnos atraídos por él. Es el mayor cuerpo
celeste del sistema solar detrás del propio sol.
-Es cierto, no tiene ningún sentido.- Convino Penélope.-
Solamente una fuerza enorme podría ser capaz de contrarrestar la atracción que
ejerce Júpiter.
-Se lo he notificado también al doctor Adams. Aunque
me ha respondido que nuestros propulsores son lo bastante potentes como para
apartarnos de la trayectoria de lo que sea que haya en ese lugar.
-Si su masa es la equivalente a la joviana, sí.- Matizó
Satory, añadiendo no sin algo de inquietud.- Pero. ¿Y si fuera incluso mayor?
-¿A qué se refiere, señorita Masters?- Quiso saber
Spar.-
-Mucho me temo, que mi colega está hablando de algo
mucho más poderoso. Puede que algún cuerpo mucho más masivo.- Intervino Penélope.-
-No hemos detectado nada que se corresponda a eso.
Si es que se refieren a algún micro agujero negro o estrella errática.- Respondió
el contralmirante.-
-Pese a todo, no vendría mal ir con cuidado.- Valoró
prudentemente Satory.-
Spar asintió, estaba de acuerdo. Ordenó reducir
velocidad y enviar alguna sonda de reconocimiento. Aunque esta desapareció a
las dos horas de haber sido mandada sin dejar rastro.
-¡Qué extraño!- Dijo el contralmirante cuando fue
informado.-
Estaban acercándose a Júpiter cada vez más, rumbo a
su luna Europa, para comenzar con las primeras indagaciones relativas a su
misión principal de búsqueda de vida o de condiciones adecuadas a las mismas,
cuando una enorme fuerza gravitacional que comenzó a tirar de la nave. Al
principio lo hizo de forma poco perceptible, pero con una creciente potencia que
llegó a ser muy preocupante. Se enviaron otras dos sondas a investigar. Sin
embargo, al acercarse fueron literalmente tragadas, desapareciendo del mapa, no
sin antes enviar unos datos alarmantes.
-No lo comprendo.- Comentó Hazzar a su superior.-
Eso no debería estar ahí.
-Es una especie de anomalía gravitacional.- Observó
un oficial del puente.-
-Parece un agujero negro.- Dijo otro.-
Y para empeorar las cosas, acrecentando la confusión,
el enemigo atacó una vez más. Daba la impresión de no darse nunca por vencido y
siempre aparecía por donde menos se le esperaba y en el momento más inoportuno.
-A sus puestos de combate. Preparen las defensas.- Ordenó
Hazzar.-
-Avisamos a las escuadrillas de intervención
rápida?- Quiso saber uno de los comandantes que se encontraban a su lado.-
-No, podrían ser destruidas del mismo modo que las
sondas.- Replicó el comodoro.-
Eso sí, dio orden de avisar a las científicas del
Hadas- Cinco, al doctor Adams y a Leval
y Mazoui. Estos últimos fueron precisamente los primeros en llegar. Nada más
personarse en el puente y ser puestos al corriente creyeron recordar que el saiyajin
les había comentado algo sobre ese particular foco de gravedad, culpándole de
la avería de su cápsula.
-¿Qué podríamos hacer, señor?- Quiso saber Mazoui.-
Hazzar
cedió la palabra al doctor Adams quien les comentó.
-Esa fuente de gravedad está tirando de nuestra
nave, tiene una fuerza tal que precisamos de más energía que la que nuestros
reactores pueden producir. Y no es posible mantener nuestras defensas contra el
ataque enemigo sin divergir parte de la energía al escudo electromagnético.
-De ese modo, la nave no podrá eludir esa fuerza
gravitacional tan enorme.- Intervino Satory quien acababa de llegar junto a la
doctora Winters, a tiempo de escuchar aquello.-
Amatista,
Sandy y Jennifer venían justo detrás. Estaban atónitas observando a través de
la pantalla del puente de mando aquel extraño vórtice que se había materializado
y del que emanaba esa potente atracción.
-Está a una distancia de aproximadamente ochocientos
mil kilómetros, y aún así, tira de
nosotros con una fuerza tremenda.- Comentó Satory leyendo la información que
aparecía en otra pantalla secundaria.-
-¿Qué podemos hacer?- Inquirió Hazzar.- Tengo que
informar al contralmirante Spar. Son ustedes los mejores científicos de la
nave. ¿Alguna solución?- Inquirió con tono apremiante.-
-La única que se me ocurre para tratar de resistir
eso es que los oficiales usen sus capacidades en la sala de reactores.- Declaró
el doctor Adams.- Desviando energía a los escudos. Eso dejaría libre a los
reactores de la nave para la contra propulsión.
-Vamos entonces, no hay tiempo que perder, con su permiso,
señor.- Terció Leval.-
-Permiso concedido, teniente.- Dense prisa.- Les
urgió el comodoro.-
El joven y su primo saludaron a sus superiores y
salieron a la carrera de allí seguidos por el doctor Adams. Satory y sobre todo
Amatista, se les quedaron mirando sin decir nada. La francesa se lamentó por
unos instantes de que ni tan siquiera hubiesen cruzado un hola. De todos modos
enseguida comprendió que no era ese momento para sus propios problemas. Se estaban
jugando mucho.
-Solamente espero que puedan hacer algo.- Pensó
Amatista-
Los chicos tuvieron que emplearse a fondo de nuevo.
Adams les guió hasta una parte de la sala de reactores que tenía acondicionada
una zona especial. Allí, una especie de sillones con una extrañas agarraderas
aguardaban a los muchachos.
-Lo diseñamos para un caso de emergencia. Tras
vuestras pruebas con las baterías de la nave pensamos que, en caso de perder la
potencia en los reactores, podríais ayudar para mantener los sistemas de
soporte vital o de propulsión, lo mismo que los escudos.
-Menos mal que lo anticiparon.- Comentó Leval.-
-Lo malo es que no podremos tomar parte en las
acciones contra nuestros enemigos.- Dijo Mazoui.-
-Tal y como están las cosas, ahora es la defensa y
protección lo que es más urgente y necesario.- Replicó Adams añadiendo con visible
preocupación en su semblante.- Tenéis que hacer lo posible por ayudar a liberar
la nave lo antes posible, o tal contraposición de fuerzas podría dañar de un
modo irreversible su misma estructura.
Los chicos se
miraron concernidos a su vez. Era cierto. Cuanta más atracción gravitatoria
sufrieran más poder tendrían que desplegar para intentar zafarse. Eso haría que
la tensión que el asteroide experimentase a ambos extremos fuera enorme.
-¡Maldición!- Exclamó Leval.- Y encima, el enemigo ahí
fuera, atacándonos y nosotros sin poder hacer nada.
-Ya vamos a tener bastante que hacer aquí. Confía en
nuestros compañeros y en las medidas defensivas de la nave.- Le dijo Mazoui.-
De todas maneras, los agresores no aguantaron mucho.
Al ser también atraídos con cada vez mayor intensidad por esa inmensa fuerza perdieron
bastantes de sus naves, destruidas por aquella creciente marea gravitacional y
se retiraron. El peligro del ataque había pasado, pero ahora acechaba otro
incluso mayor. A pesar de las precauciones la nave se hundía inexorablemente en
ese extraño espacio dimensional atraída por la anomalía. Ni siquiera con sus
potentes motores atómicos, apoyados por los chicos y por las placas de alimentación
solares, podían anular aquella gravedad que les succionaba y eso que empujaban
en sentido contrario a su máxima capacidad.
- Necesitamos más potencia - ordenaba un preocupado Hazzar
a la sala de reactores. -
- Ya no da más, señor- respondían estos. - Vamos a
toda máquina.
-Fuercen los reactores.- Instó el comodoro.-
-Podrían entrar en riesgo de una fusión del núcleo.-
Le previno uno de sus oficiales.-
-¿No puede hablar con el contralmirante?- Intervino Satory
coincidiendo con ese diagnóstico.- Debería consultarle sobre eso.
- No tenemos elección, señorita Masters.- Contestó
Hazzar explicando a las mujeres del Hadas- Cinco.- El contralmirante Spar se ha reunido con el
gobernador de la ciudad civil, para afrontar esta crisis, y me ha dado plenos
poderes para actuar a la mejor conveniencia. No hay tiempo de consultarle nada.
-¡Dios mío! - exclamó la habitualmente fría y sobria
Penélope, tras analizar las lecturas que llegaban desde aquel punto. - Espero
que no se trate de un agujero de alto poder gravitatorial.
-¿Un agujero negro? - Inquirió Satory bastante inquietada.
– ¡No puede ser!…
- Si se trata de eso estaremos perdidos. ¡No podremos
soportar la fuerza de gravedad, nos aplastará! - Sentenció Sandy con gesto de
temor, traicionando su hasta entonces casi inmutable sensación de seguridad en
sí misma. – Ni siquiera este asteroide con sus escudos a plena potencia lo
resistiría. Y aunque así fuera, nosotros seríamos pulverizados por el aumento
de la gravedad.
-Sería como si tuviéramos que soportar cada uno el
peso de una montaña.- Convino una no menos aterrada Satory.-
-¡Oh no, no me gustaría morir tan joven! - Se lamentó
la igualmente asustada Jen. -
- Confiemos en la suerte - intervino Amatista
tratando de calmarla. - Sólo eso podemos hacer.
Todo
el puente temblaba y con él el resto de la astronave. Tras la alarma que sonó
en todo el asteroide se ordenó a la población acudir a las zonas de refugios
salvo la dotación imprescindible. Eso incluía a los presentes en el puente.
Toda la nave se agitaba por el efecto de la atracción y cada uno se agarraba a
lo que podía para no caer.
- Si la barrera energética no aguanta, reventaremos.-
Indicó uno de los capitanes al mando - ¡Dios quiera que eso no suceda!
Y
pese a los esfuerzos de las autoridades por evitarlo, el miedo que ese y otros
oficiales sentían se contagiaba por momentos al resto de los embarcados. Cuando
trataban de cumplir la orden de evacuación las mentes de la mayoría de los
tripulantes y de los civiles, sorprendidos por aquellas terribles sacudidas que
incluso agrietaban peligrosamente sus viviendas y el suelo que pisaban, estaban
ocupadas en silenciosas plegarias. Ya no cabía otra cosa. Ese enorme vórtice
originado en el espacio arrastraba inexorablemente a la nave.
-No podemos contrarrestar la fuerza de atracción de
ese vórtice.- Informaron a Spar vía intercomunicador.-
-Tenemos que cesar de luchar contra esa marea gravitacional.-
Sugirió Adams desde la zona de reactores.- Es inútil y podríamos provocar que
toda la nave se desintegrase.
El
contralmirante asintió, durante unos instantes que parecieron años guardó un
espeso silencio hasta que finalmente ordenó a Hazzar.
-Comodoro, redirija toda la energía disponible a los
escudos y sistemas de soporte vital.
-Sí, señor. – Contestó inmediatamente este.-
-Es una batalla perdida.- Confirmó Penélope indicando
a las demás.- Agarraos donde podáis, esto no va a ser nada agradable.
-Si es que sobrevivimos.- Suspiró Sandy quien, pese
a todo, no mostraba demasiada expresión de temor.-
-¡Oh, Dios mío!- Exclamó Jen que sí estaba dominada por
el pánico.-
-Tranquilízate.- Le pidió Amatista dándole un abrazo,
para añadir, intentando sonar más optimista.- Confiemos en esta nave y en nuestros
compañeros y amigos.
En
la sala de reactores, los chicos fueron informados de ese cambio de órdenes.
Mazoui le comentó a su primo.
-Tenemos que mantener nuestro poder como sea. Los
escudos son lo único que puede protegernos de radiaciones y de un fallo
estructural.
-Muy bien, haré cuanto me sea posible.- Afirmó Leval
incrementando su nivel de energía.-
Llegó
a transformarse en súper saiyajin, y su primo a exhibir sus colmillos y ojos
rojizos demoniacos, señal de que ambos estaban alcanzando el máximo de su
fuerza potencial. Adams comprobó
asombrado como una inmensa cantidad de energía inundaba las redes de
suministro.
-No podemos dirigirla toda de golpe hacia los escudos,
tenéis que emitirla gradualmente o el sistema colapsará. – Les explicó con
calma pese a todo.-
-Lo intentaremos, pero no es fácil.- Afirmó Leval.-
-Deberíamos concentrarnos.- Le sugirió Mazoui.-
Trataron
de hacerlo, pero efectivamente, en esas condiciones no era sencillo. Al fin, y
pese a la dificultad, los dos consiguieron atemperar la su emisión de sus
energías y las redes aguantaron ese poder que las recorría.
-Esperemos que esto funcione o será nuestro fin.- Se
dijo el doctor Adams con gran preocupación.-
Finalmente, tras detener los motores la fuerza de
atracción de aquel vórtice ganó definitivamente la batalla atrayendo al
asteroide que se precipitó al interior de ese agujero atravesando la
discontinuidad Todos los aparatos y sensores enloquecieron, mucha de la gente
cayó inconsciente al suelo víctima de un sonido insoportable. Por unos
instantes se temió incluso que pudiera anularse la rotación de la nave y
crearse una gravedad cero que podría llegar a ser fatal para muchas personas
cuando volviera la normalidad. ¡Si es que volvía! También existía la
probabilidad de que, pese a los escudos, la nave se hiciera pedazos por tal
marea gravitatoria. Afortunadamente nada de eso sucedió. Pudo cruzarse aquel
pasillo dimensional y al poco se volvió a la calma, las lecturas fueron
nuevamente normales.
-Hemos sobrevivido, gracias a Dios.- Suspiró
Satory.-
-Sí.- Repuso lacónica y reflexivamente Sandy, para
sentenciar.- Pero dónde…
Sus
compañeras se miraron, realmente eso era algo que tendrían que comprobar. Aunque
ahora las prioridades eran otras.
-Informe de daños.- Ordenó Hazzar en cuanto pudo
recobrarse lo suficiente. -
Parecía un
milagro pero, al menos en los chequeos preliminares no pareció haber ninguna
avería o daño importante. Por su parte, Leval y Mazoui estaban agotados,
emplearon la mayor parte de su energía en alimentar la barrera para hacerla
resistir. Cuando se recuperaron fueron llamados junto a los demás oficiales a
una reunión de emergencia. La buena noticia era que el enemigo había desaparecido
sin dejar el menor rastro pero ahora les quedaba saber donde se encontraban.
Los sensores no detectaban nada ni siquiera vagamente familiar. Al parecer
habían cruzado una especie de atajo de agujero de gusano cósmico y se hallaban
perdidos en la inmensidad del universo, pudiera ser que de forma irremisible.
Perdidos para siempre sin un lugar al que regresar.
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