lunes, 7 de marzo de 2011

UNC 100

19./Capitulo 100.Desengaños.


Erel se sentía muy apenado por lo sucedido, apreciaba a Jilia e incluso había llegado a admirarla, fue una mujer digna y valerosa .Pero sobre todo pensaba en Menra, la había encontrado irreconocible, estaba destrozada por el dolor, necesitaba ayuda y él nunca había dejado de sentir algo por ella. Quizás ahora tuviera una oportunidad, aunque sería indigno intentarlo en ese momento, lo que sí podría hacer era tratar de acercarse poco a poco hasta ella .Pero antes de eso quería visitar a su familia, hacía bastante que no veía ni a Gina ni a sus sobrinos .Así que decidió pasarse por allí en una corta visita. Cuando llegó a la casa comprobó que no había nadie, Gina debía de estar en su legación y los chicos en las clases .¡Qué remedio!, ya volvería en otra ocasión pero les dejaría un mensaje en el buzón de voz de su entrada dándoles a entender que había ido a verles. Una vez que lo hizo decidió reunirse con Menra, sabía que ésta se dirigía hacia Nataclia al mando de su nave y esperaba encontrarse allí con ella.


Su cuñada Gina estaba efectivamente en su despacho de la embajada de Oumeya manteniendo una conversación con su madre .Lora, que ya se había retirado de la política, le preguntaba sobre sus nietos vía canal subespacial de respuesta inmediata.


- Deben de estar muy mayores - comentaba la expresidenta con nostalgia, sobre todo al remarcar -.Hace mucho que no les vemos por aquí.


Y Gina asintió tomándose aquello como una especie de velado reproche y respondiendo a su vez.

- Vosotros también podéis venir algún día a Yumlaiance. Sobre todo tú, mamá, ahora que te has retirado de la política.
- Tienes razón hija, pero estos últimos meses han sido bastante azarosos - le respondió su madre -. Me retiré pero he estado cumpliendo funciones de apoyo y ayudando al nuevo presidente a integrarse en su cargo .Ahora creo que ya puedo dedicarme algo de tiempo a mí.
-¿Qué tal les van las cosas a mi hermano a Kyra y a mi sobrina?.- Preguntó Gina con visible interés -.
- Muy bien - sonrió Lora -.Peter sigue en la academia espacial, ya es comandante director .Kyra se sigue encargando de dar las clases como comandante tutora. Y Rachel está preciosa, tiene la belleza de su madre y ya está altísima .Está a punto de cumplir quince años.
- Si, eso ya lo sé, la llamaré para felicitarla.- Afirmó Gina -.
- Quizás no tengas que molestarte en hacerlo.- Le dijo Lora que le contó a renglón seguido -.Rachel acaba de terminar sus estudios de primer ciclo y para hacer el segundo desea ir a estudiar a Yumlaiance, quizás vaya allí en un par de años, le tira mucho la carrera política como a mí y a ti .Y antes de volver a la facultad de Oumeya quiere aprender bien al menos un idioma de la Cuádruple Alianza aparte del comunitario .Ya domina bien el casiopeano y ahora piensa en hacer lo mismo con el de nuestros aliados de la otra parte de la galaxia.
- Eso me recuerda a mí misma cuando vine aquí para aprender el idioma.- Sonrió Gina con una mirada nostálgica que su madre no pudo percibir, además de evocar en su cabeza decenas de recuerdos en tan solo un par de segundos -.
- Hija, tú ya eres una yumlaincer.- Repuso jovialmente Lora -.Supongo que Kyra te llamará para decírtelo, no hay que ser muy lista para darse cuenta de que cuando Rachel vaya para allí, querrá confiártela mientras dure su estancia en Yumlaiance.
- Estaré encantada de tener a mi sobrina conmigo - asintió Gina alegrándose de que aquello fuera a suceder -.
- Bueno - comentó Lora redirigiendo nuevamente el tema -.No me has dicho como están Samra y Join.
-¡Ay! - suspiró Gina volviendo a la realidad -.Samra bien, le sucede como a Rachel, va camino de los trece años, está haciéndose una mujer y le gusta mucho todo el tema relativo a la magia y esas cosas. Join todavía es pequeño como para mostrar un interés serio por algo pero no ha salido para nada a su padre, no…


Esto último lo dijo con un poso de amargura y su madre pudo darse cuenta de ello, no obstante Gina prefirió callarse lo del gusto del chaval por los videojuegos y el vaguear .Aunque Lora, que la notaba preocupada al respecto del niño la animó diciendo.


- No te preocupes, a esa edad es normal que esté a sus cosas, ya cambiará.
- Supongo que sí mamá. Ahora tengo que despedirme he de hacer algunas cosas.
- Bien hasta pronto hija, espero que nos veamos no tardando demasiado - .Le respondió su madre para terminar la conversación -.


Y Gina no tenía eso demasiado claro .Lo cierto es que no sólo habían pasado muchos meses, sino más de un año sin ver a sus padres y con lo sucedido últimamente, incluida la muerte de la comandante Renar, apenas había tenido tiempo de ocuparse de asuntos familiares .Bastante tenía con sus propios hijos; estos al menos se mostraron afectados por el fallecimiento de Jilia, a la que estimaban mucho, pero a Join con su vida cotidiana inmersa en sus estudios y sus juegos ,aquello se le pasó deprisa .No obstante la que más preocupaba ahora a Gina era Samra que atravesaba una etapa difícil de preadolescencia en la que ya tonteaba abiertamente con los chicos y reclamaba más independencia. En la conversación que mantuvo con su madre Gina no le comentó estos puntos para no evidenciar más su preocupación, por lo menos antes tenía el apoyo de Calina o de Erel cuando venían a verlas de vez en cuando .Ahora en cambio, la hermana de Menra bien por sus ocupaciones o por lo que fuera, hacía tiempo que no se pasaba a visitarlas, lo mismo podría decirse de Erel que parecía haberse olvidado de su familia ,aunque justo cuando estaba pensando en esto, Gina recibió el recado del buzón de voz de su casa .Erel había estado allí.


- Vaya - se dijo con resignación - es una pena, este hombre va y viene tan deprisa que seguramente ya estará lejos de aquí.


Y el objeto de las reflexiones de Gina se dirigía hacia Nataclia para tratar de encontrarse con la mujer que ocupaba sus pensamientos, aunque Menra Delaier estaba muy ocupada con los suyos propios y estos paulatinamente habían ido pasando del dolor por la pérdida de su pareja a la sospecha .¿Cómo era posible?. ¿Qué clase de enfermedad había padecido Jilia para acabar así, sin síntomas graves que lo avisaran?. ¿Por qué le dijeron en el hospital que se encontraba perfectamente y que sólo tenía agotamiento? .Esas cosas pasaban por la cabeza de Menra una y otra vez y no conseguía encontrarles respuesta. Allí, sentada en el sillón de su despacho, dejaba correr su amargura olvidándose de los asuntos de su nave, tan sólo salía a comprobar de vez en cuando algún que otro aspecto rutinario y así siguió hasta que la llamaron por su vídeo comunicador.


-¿Qué pasa?,- repuso algo bruscamente al teniente de transmisiones que estaba al otro lado de la pantalla -.
- Perdón si la molesto mi capitán pero tenemos un comunicado de una lanzadera civil que solicita permiso para enviarnos un pasajero a bordo.- Le explicó apuradamente este -.
-¿Se ha identificado?,- inquirió Delaier -
- Si mi capitán - repuso el oficial -.Dice llamarse Erel Rant.


Delaier se quedó muda y sorprendida, ¿qué estaba haciendo Erel allí?. Recordaba que en el funeral de Jilia trató de animarla pero ella estuvo bastante fría cuando no indiferente hacia él.

- Autorícenle, yo misma le recibiré, envíenle a mi despacho - le ordenó a su subalterno que asintió cortando la comunicación -.


Menra se quedó pensando a que vendría, de seguro que estaba interesado en su estado de ánimo. Pero, ¿qué le respondería ella?. No tuvo mucho tiempo para meditarlo porque enseguida llamaron a la puerta de su despacho advirtiéndola de que su invitado llegaba. Tal como dijo, la capitana Delaier salió personalmente a recibirle y ambos se encontraron en el puente de mando de la nave cuando el muchacho salía del elevador.


- Hola Erel - le saludó ella con una media sonrisa que trataba de ser amistosa -.¿Qué haces por aquí?.
- Tenía que viajar a Nataclia y me enteré de que también tú ibas en esa dirección- le respondió precavidamente él -.
- Anda, pasa a mi despacho, estaremos más tranquilos allí- le indicó ella que entre tanto ordenaba descanso a toda la tripulación que la saludaba en el puente -.


Y ambos entraron en la estancia de trabajo de Menra, ella le ofreció a su amigo sentarse en un sillón que se enfrentaba al suyo, y Erel tras hacerlo, le formuló la inevitable pregunta.

-¿Cómo estás?.
- Solo estoy...- fue la lacónica respuesta de ella que añadió trasluciendo su profundo dolor con un revestimiento de ironía -.Bueno, estoy todo lo bien que puedo estar cuando de pronto pierdes a la persona que más querías y con la que deseabas compartir el resto de tu vida, de una manera tan absurda.


Erel asintió en silencio, comprendía la dura pérdida que había sido la muerte de Jilia .Y si a él mismo, que tan sólo la conocía de modo superficial, le conmocionó lo extrañamente rápida e inesperada de la misma, podía imaginar que ni siquiera alguien de personalidad fuerte y probada profesionalidad como Menra podría haber encajado bien el fallecimiento tan repentino de su pareja.


- Dime Erel - le inquirió ella a su vez intentando llevar la conversación hacia otros derroteros algo menos dolorosos -.¿Qué negocios tienes tú en Nataclia?.
- Ya sabes, lo de siempre, exportaciones, importaciones.- Replicó casi cogido por sorpresa, para sentenciar -.Mi vida es esa, no paro en ningún sitio.
- Quizás algún día podrías asentarte,- le comentó Menra -.
- Si encontrase a la persona adecuada - contestó él mirándola con interés, en tanto recordaba lo que entre ellos hubo hacía ya tiempo -.
- Yo lo hice - repuso sombríamente ella - pero ahora haré como tú, no pararé en ningún sitio así podré dejar atrás mis recuerdos, en cuando me quedase en un lugar fijo estos me alcanzarían y sería demasiado doloroso para mí.
- Ya, claro - convino Erel que se daba cuenta de que Menra no quería rehacer su vida, quizás no tan pronto y posiblemente ya no con él y declaró con solidaria resignación -.Los dos estamos en una situación parecida.
- Pero tú tienes la suerte de haber superado la pérdida de tu hermano.- Rebatió ella con amargura -.
- Quizás - contestó él que pensaba no obstante con pesar, que había perdido a la propia Menra antes siquiera de haberla tenido y lo único que pudo añadir con un tono más optimista fue -. Me alegra de estar en la nave que lleva su nombre, desde hacía tiempo que tenía ganas de subir a bordo.
- Si. Para mí es lo único grato que me queda. – Erel le dedicó una mirada llena de consternación y Menra enseguida quiso corregirse – .Eso y vosotros, que sois mis amigos .Me gustaría que charlásemos algo más, si te es posible cena conmigo - le pidió Delaier que efectivamente se encontraba un poco mejor si compartía aquellos momentos con alguien conocido y amigo -.
- Me encantará - le respondió él algo más animado por esa propuesta -.


En Yumlaiance Calina también estaba de viaje, uniformada con su túnica de Esil, acudía al Monasterio del Kail a visitar a cierto Monje Guerrero .Después de todo lo sucedido esperaba que ahora que las cosas parecían haberse calmado momentáneamente Sert ,o mejor dicho, Halcón Certero, tuviera tiempo de hablar acerca de ambos. Por el camino pensaba en las relaciones que habían mantenido y no sólo en el aspecto sexual. Calina sentía estar verdaderamente atraída por él y pensaba que aquello era recíproco. Llegó por fin a la antesala del monasterio, ese camino de tierra que debía de ascender, caminaba lentamente con la mirada puesta en el sendero y su mente en lo que diría cuando una voz conocida le interpeló.


-¿Quién anda ahí?. Deténgase en el nombre del Kail.

Eso atrajo su atención hacia un hombre uniformado de Monje de Somer que se lanzaba a tierra desde un árbol aterrizando junto a ella, o más bien cayendo de culo merced a un fallo en el cálculo.

-¡Ay!.- Se quejó Conlet puesto que no se trataba de otro -.¡Malditas desigualdades del terreno!- murmuró entre dientes en tanto soportaba estoicamente el dolor en su trasero, y el sentido del ridículo sobre todo al ver quien era la presunta intrusa -.
-¿Otra vez tú?- le dijo Calina entre divertida y asombrada de toparse nuevamente con aquel insistente chico mientras le preguntaba -.¿Qué haces aquí?.
- Vivo aquí, soy un monje ,¿recuerdas?,- afirmó dignamente él -
- Si, ya me acuerdo, ¡el Gran Maestro del Kail! - repuso la chica con cierto tono grandilocuente de mofa que no se molestó en disimular -.


Aquello no le sentó bien a Conlet pero por lo menos ella parecía no seguir estando enfadada por su engaño.

- Estaba de patrulla - repuso tímidamente el chico - .Tenemos que vigilar los alrededores.
- Es verdad - admitió ella con una media sonrisa -, bueno, así podrás llevarme hasta el Monasterio, tengo que ver a alguien allí.
- Si, claro, será un placer darte escolta - declaró el muchacho con una pompa que parecía reparar su maltrecho prestigio -.


Calina no respondió nada a eso, pero le hacía gracia. Ese chico no aprendería nunca a dejar de darse una importancia que no tenía, aunque en el fondo le daba algo de pena, e incluso despertaba su simpatía y por que no decirlo creía tenerle el afecto que podría corresponder a un hipotético hermano pequeño, en fin. Le siguió por el camino hasta que llegaron ante las puertas del monasterio. Allí, un monje de mayor grado se les acercó preguntándole a Conlet.


-¿A quién nos traes cachorro?.
-<>- pensó él bastante molesto pero claro, tuvo que responder con buen tono a su superior -.Se trata de una maga de Segundo nivel de Esil.
- Si, eso lo veo - dijo aquel monje dejando al pobre chico aun más en evidencia ante Calina que por supuesto venía ataviada con su túnica azul de ribetes color plata y que ahora no podía evitar una risita en tanto el superior de Conlet le matizaba condescendientemente -.Me refiero a su identidad concreta y al motivo de su visita .¿Te los ha facilitado?.
- Me llamo Calina Delaier - respondió ella adelantándose a la previsible confusa réplica del chico -.Y deseo ver al Maestro del Kail Halcón Certero, motivos personales.


El Monje asintió invitándola a pasar en tanto Conlet se quedaba fuera pensando en qué habría querido decir con eso de personales...


Calina fue conducida al interior del Monasterio, hecha pasar a una de las estancias e invitada a sentarse en un sofá de espera. Allí aguardó hasta que el maestro del Kail a quien buscaba se personó allí. Halcón Certero sonrió al verla y le preguntó por el motivo de su visita aunque por sus sentidos del Kail algo intuía pero de forma vaga.


- Lo cierto es que no tenía ningún motivo en especial - admitió ella añadiendo con rubor -.Tan sólo verte.
- Pues aquí estoy - repuso él tomando asiento a su lado y tratando de ser delicado al agregar -.Perdona, pero tengo mucho trabajo y apenas dispongo de tiempo.
- Quería saber si estarás libre algún día para que podamos vernos - le comentó ella -.


Halcón Certero suspiró y se levantó de allí dirigiéndose a la muchacha en tono condescendiente, casi el que se usaría para razonar con una niña a fin de evitar su enfado.

- Verás, antes de que esto llegue más lejos tengo que decirte una cosa. No puedo compartir lo que tú sientes.

Aquello dejó bastante trastornada a Calina, pero consiguió que no se le notase .Pudo decir tratando de mantener la compostura.

- Creía que ambos nos sentíamos atraídos, aquella vez en la Hermandad.
- Si, sé lo que sucedió en la Hermandad - admitió él aunque matizó a continuación -.Fue un impulso del momento, lo lamento si te di otra impresión .Lo cierto es que yo no sentí ni siento nada más allá de una mera atracción física por ti Calina, así que no quisiera que te hicieras otras ilusiones.


La muchacha se sentía indignada, incluso ofendida en lo más profundo. ¿Cómo se atrevía ese bastardo a decirle algo como eso? .Sert trató de continuar su perorata quizás con intención de suavizar esas palabras tan duras, pero era demasiado tarde .Calina, dedicándole una mirada furiosa, le soltó un bofetada y salió de allí sin detenerse dejando clavado en el sitio al maestro del Kail.


La maga trató de llegar con dignidad a la salida sin pararse a hablar con nadie, por suerte los monjes que transitaban por los pasillos no la abordaban para decirle nada así que pudo finalmente salir deteniéndose eso sí ante la puerta y pidiendo que le franqueasen el paso con una voz que a duras penas disimulaba su malestar .Cuando por fin abandonó el monasterio se dejó llevar por su decepción y comenzó a llorar aunque tendría que haberlo soportado durante unos instantes más ya que Conlet seguía por allí fuera y de nuevo se dirigió a ella para comentarle con una voz que trataba de recuperarle su varapaleada dignidad.

-¿Ya nos dejas?.


Pero el chico se quedó sorprendido al observar la cara de aquella mujer y descubrir lágrimas, por torpes que fueran sus sentidos básicos del Kail le decían que ella estaba sufriendo por dentro.


-¿Te sientes bien?. ¿Puedo ayudarte?,- le preguntó ahora con sincera preocupación -.
- No pasa nada - le sonrió fugazmente Calina pese a continuar llorando sin poder detenerse -.No te preocupes, estoy bien. Te lo agradezco, en el fondo eres un buen muchacho, sigue entrenándote con tesón y algún día serás un buen maestro, por lo menos con más corazón que otros.


Y sin dar ocasión a la réplica continuó su descenso perdiéndose por el camino y dejando a Conlet atónito e incluso algo apenado por ella. Calina por su parte se arrepentía de haber sido tan tonta, para una vez que creía haberse enamorado de un hombre éste la había vapuleado .Aunque ahora pensándolo fríamente pudiera ser que Sert se hubiera mostrado brusco y sin consideración para cortar aquello de raíz y no dar lugar a que aumentase aquel equívoco .Pudiera ser que un día le estuviera agradecida pero ahora eso le era imposible .A Calina por más que se esforzase en pensarlo cerebralmente le podía el corazón. Ahora solo deseaba refugiarse en su trabajo y en apoyar a su hermana. Quizás en algún hobbie como la música o las plantas que tanto le gustaban y por que no, buscar el cariño sincero de las personas a las que más unida se sentía a parte de Menra.


En el espacio , a millones de kilómetros de allí, sucedía algo similar, la cena entre Erel y la hermana de la desengañada maga discurría entre muchos silencios y algunas miradas exploratorias de él, casi queriendo averiguar si las apariencias entre nostálgicas y dolosas de ella eran ciertas, si no estaría fingiendo para probar su determinación, pero parecía no ser así. La capitana Delaier solo pensaba en su propio dolor y ni podía ni quería prestar atención al interés que mostraba su contertulio hacia ella, de todos modos aquella posible relación entre ambos quedaba ya muy atrás en el tiempo, habían cambiado muchas cosas. Erel por su parte comenzaba a darse cuenta de ello, y debía reconocerse a sí mismo que lo que había sentido por aquella mujer no tenía lugar ya en su corazón .Menra no era la misma, y no porque estas circunstancias la hubieran cambiado, simplemente el tiempo había transcurrido para ambos .Lo único que podrían ser ya era buenos amigos, cosa que no se debía desdeñar, así que como amigo, Erel le comentó.


- Si algún día te encuentras sola y te apetece estar con alguien no te olvides de nosotros .Tanto yo como mi familia estaremos siempre ahí.
- Gracias Erel - repuso ella verdaderamente reconocida por unas palabras que sabía sinceras y desprovistas de cualquier otra connotación -.Pero por el momento me encuentro mejor con mi soledad, necesito tiempo para encajarlo todo lo mejor posible y saber que haré en el futuro con mi vida.
- Lo comprendo- asintió solidariamente Erel- .¿Sabes?, a mí me sucede otro tanto, no estoy seguro de querer seguir de viajes de negocios durante toda mi vida. Algunas veces, en realidad cada vez más a menudo, pienso en instalarme y compartir mi vida con alguien. Pero no he podido encontrar a la persona adecuada.
- Eso es algo que se encuentra sin que puedas saber cuando ni como .¡Quién me iba a decir a mí que ,con todos los novios y novias que tuve, iba a acabar precisamente con Jilia! - repuso ella con la voz tomada por un sentimiento de dolor al recordar a su pareja -.Y hubo un tiempo en el que creía que entre ella y yo no podría existir nada, la pobre era tan celosa que me sacaba de mis casillas.


Y no pudo decir nada más sin comenzar a llorar, Erel tan sólo podía mirarla apenado sin saber como consolarla, no obstante Menra pudo controlarse.

- Lo siento - musitó -.Te estoy amargando la cena.
- No - se apresuró a replicar él -.Te hará bien desahogarte, no puedes tragarte el dolor y el sufrimiento que sientes.


Erel guardó silencio durante unos instantes y añadió haciendo un nostálgico recordatorio.

- Es curioso, pero cuando mi hermano vivía él se refería siempre a todos los que nos dejaban citando la tradición que iban a engrosar la lista de héroes de Yumlaiance. Lo dijo cuando murió su amigo el comandante Daet y cuando encontrasteis aquella nave espacial.
- Si, la Wayard, lo recuerdo - afirmó Menra -.Erel- le inquirió ahora con un tono más profundo y reflexivo -.¿Tú crees que todo esto tendrá un sentido?. Me refiero a si los que se van lo hacen por alguna razón. ¿Acaso debemos ser nosotros los que culminen las cosas que ellos dejaron por hacer?. ¿O puede que ellos deban cumplir alguna misión en otra parte?.
- No lo sé - replicó él también de modo pensativo para añadir - .Pero lo único que sé es que los que quedamos tenemos que seguir adelante hasta que nos llegue el momento de reunirnos con ellos .Mi hermano me enseñó eso y lo comprendí del todo cuando él ya no estaba. Las cosas que había conseguido y las gentes que logró aunar, todo eso valió la pena.
- Tienes razón, hay que continuar adelante para honrar la memoria de los que ya no permanecen aquí.- Asintió Menra añadiendo con más ansia y pasión, intentando tal vez romper las cadenas de la tristeza que la lastraban -.Yo quiero intentarlo, necesito hacerlo, y debo recuperar fuerzas para conseguirlo.
- Y lo harás- le aseguró Erel -.Con el tiempo, todavía te queda mucho por conseguir Menra.



Y la capitana Delaier pudo sonreír animada por aquellas palabras .Desde luego que lo lograría, ahora era como si tuviera que reunir en ella la fuerza de Jilia y la suya propia .Hacer lo que estuviera destinada a llevar a cabo por las dos .Y seguro que su compañera la estaría viendo desde algún lugar y transmitiéndole su amor .De esta manera transcurrió la velada y a su término Erel se despidió. La nave había llegado a la frontera de Nataclia y él desembarcaría en uno de los puestos avanzados de ésta para notificar su llegada. Menra por su parte informaría a los mandos del planeta aliado de su presencia de cortesía y se reuniría con uno de los almirantes de la flota nataclier para formalizar el recibimiento. Mientras tanto, en ese mismo mundo sucedían más cosas. En el despacho de la central de inteligencia Nastralsy, su jefe, el recientemente ascendido a general Nerel Asety, recibió un comunicado de Yumlaiance .En este se le solicitaba su ayuda para tratar un asunto urgente y de máxima prioridad, el tema estaba clasificado en alto secreto y tan sólo él y su interlocutor estaban al tanto. Nerel comunicó a sus superiores que debía acudir a Yumlaiance para reunirse con una persona clave en una investigación y estos no le pusieron objeciones .Desde siempre, el nataclier había ido muy por libre para los cánones militares pero contaba con carta blanca para ocuparse de los asuntos de inteligencia y hasta la fecha no había defraudado, de modo que cualquier cosa que pidiera le era concedida de inmediato confiando en su buen juicio .Tan solo preguntó cuando podría salir y si había alguna nave de Yumlaiance cerca.


- Si, hay una - le respondió uno de sus oficiales consultando el banco de datos de llegadas -.La nave Yener Rant, un crucero de ataque bajo el mando de la capitana Menra Delaier.
-<<¡Vaya, esto si que parece cosa del destino!.>>- Se dijo él -.Me encantará viajar a bordo de esa nave. Comuníquenme con ella y pídanle permiso para subir a bordo- añadió dirigiéndose a su subalterno que obedeció de inmediato -.



Y mientras eso sucedía, Nerel se puso en contacto con su oficial de mayor confianza .La teniente coronel Seilin Naris, destinada también en el edificio central de la brigada. La llevaría consigo puesto que siempre apreciaba su valiosa ayuda y además presentía que aquello podría ser un reencuentro con viejos amigos.


Menra estaba cumplimentando la bienvenida a bordo de su nave a uno de los almirantes natacliers cuando éste recibió un mensaje. Enseguida se lo comentó a la capitana Delaier.

- Me informan de que un alto cargo de nuestro ejército le solicita permiso para embarcarse en su nave camino de Yumlaiance .Es algo de prioridad uno.
-¿De quién se trata señor?.- Le inquirió Menra -.
- Del general de Brigada Nerel Asety - repuso éste -.



Menra se sorprendió y también se alegró, el general Asety fue buen amigo del general Rant y ella también le conocía por compartir juntos misiones arriesgadas en la lucha contra los androides hacía ya tantos años. Estaría muy honrada de recibirle y llevarle a Yumlaiance con la mayor rapidez y así se lo comunicó al almirante que asintió satisfecho para informar a su vez al jefe del servicio secreto de su mundo. Así, en pocas horas, Nerel y Seilin subían a bordo del crucero donde Menra aguardaba uniformada de gala dispuesta para recibirles con honores muy por encima de la cortesía habitual. Tanto Nerel como Seilin se dieron enseguida cuenta de esto y se lo agradecieron a la yumlaincer pidiéndole sin embargo que no lo hiciera. Menra, en un principio se sorprendió, pero enseguida comprendió el motivo y convino en ello a su pesar y ambos volvieron a salir para retornar de incógnito. Nuevamente Menra les recibió en la nave esta vez salidos casi clandestinamente de una lanzadera y les facilitó uniformes yumlaincers de simple marinería conduciéndoles a una zona de mantenimiento que estaba desierta .Los natacliers entonces le pidieron que les contase novedades de Yumlaiance y todos los amigos que allí tenían. Lamentaron mucho la muerte de Jilia de la que ya se habían enterado por sus propios medios y animaron a Menra. Sobre todo Seilin, quien dijo a modo de presentación, para explicarle el por qué de sus indicaciones.


- En estos años Yumlaiance ha perdido un trío de personas muy valiosas. Primero el comandante Daet, después el general Rant y ahora la comandante Renar. Pero todavía conserva oficiales igualmente competentes y valerosos que siguen siendo su fuerza, por ejemplo usted misma capitana.
- Nosotros haremos cuanto esté en nuestras manos por ayudarles - añadió Nerel -.Debo entrevistarme con un ciudadano preocupado por el bienestar de su mundo capitana y es fundamental que nadie conozca mi presencia a bordo .Bajaremos a tierra como simples tripulantes anónimos y nos dirigiremos a nuestro destino sin llamar la atención ni visitar a nadie hasta completar nuestra tarea. Después y siempre de incógnito, iremos a ver a nuestros amigos. Seguro que podremos contar con su colaboración.
- Haré todo lo posible para ayudarles en cualquier cosa que necesiten - aseguró Menra que se permitió un ligero toque de humor al añadir -.Como decía el general Rant, es usted admirable pese a ser del Natclis.


Eso hizo sonreír a Nerel, a él no le interesaba demasiado el deporte, pero había usado eso contra Yener siempre que deseaba sacarle de sus casillas .Fue una de las pocas concesiones que hizo a la frivolidad y la broma. ¡Qué lejos quedaban ya esas cosas! .Recordó algunas más junto a Seilin y la capitana Delaier y el viaje se les hizo más ameno a medida que llegaban a su destino .En Yumlaiance les aguardaban impacientemente a fin de trazar un plan que pudiera recuperar para este mundo el tiempo perdido y quizás recobrar también la esperanza en su futuro.

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