miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 111

3./Capitulo 111.El Comienzo del Periplo.


Yener acordó celebrar una reunión para informar a todos sus familiares, amigos y conocidos de la realidad de aquella situación. Los convocó en su casa esa misma noche llamando con suma cautela a los que sabían de su vuelta o bien pretextando algún ardid para atraer a los demás .Los que pudieron asistir fueron Dilain, Jilia Renar ,su fiel ayudante y compañera de viajes por el Dalarzian, Calina Delaier, su hermana Menra que fue requerida desde hacía ya unas horas nada más volver con su nave a Yumlaiance, Halcón Certero, Yashira Draker, que llevó también a su sobrina, Erel que voló literalmente para reencontrarse con su hermano y Nerel Asety que ya se había puesto en marcha desde que supo la noticia. Amén de las ya presentes Gina, Rachel, Samra y Join. Tardaron algunos sexdanes en llegar todos pero cuando lo hicieron y se reencontraron con grandes momentos de emoción, sobre todo entre Erel y Yener o Menra y Jilia. Dejándoles unos momentos para que todos pudieran dar rienda suelta a sus emociones el general pasó a pedir la atención de todos los presentes tomando la palabra.


- Sé que todos estaréis deseosos de conocer lo que nos sucedió una vez atravesamos el portal de la dimensión del Dalarzian .Ahora es el momento de contaroslo, tenemos esta noche para hablar sobre ello y para que comprendáis realmente el alcance de esta situación.


Y todo el mundo guardó un silencio sepulcral esperando a que Yener comenzase el relato. Había que remontarse al momento en el que la puerta del Dalarzian quedó abierta, el maestre Sartas la mantenía así llevando hasta el exceso sus ya mermadas fuerzas y Dilain presenciaba aquello no exento de asombro .Así les recordaba Yener justo cuando saltó hacia el interior y perdió de vista ese rectángulo que daba acceso a su propio mundo cayendo más y más entre un caleidoscopio de colores y formas difusas .A su alrededor parecía sonar la melodía de todas las melodías, unos difusos y al tiempo claros y palpables tintineos, a veces como el soplo del viento a través de las copas de los árboles y otras como el tañer de pequeñas campanillas .Cayendo libremente a través de aquel caótico precipicio hacia ninguna parte Yener recordó las palabras de Sartas.


- Irás a donde quieras ir, con este conjuro podrás dominar los viajes a través del espacio y del tiempo y con la ayuda de los dioses Alex, Maray y Kail podrás volver sano y salvo con el objeto de tu búsqueda.


-<>....


Y recordó la Wayard, quería asistir personalmente a esa época de descubrimiento y ver con sus propios ojos a los pioneros del espacio. ¿Qué les había motivado, cuál era su espíritu?. Quizás podría comenzar a comprender muchas cosas si hablaba con aquel legendario piloto al que encontrase perdido por el espacio. Y mientras lo pensaba aquel mare magnum de sonido y color fue remitiendo hasta hacerle ver que estaba sobre el suelo. Yener se incorporó lentamente y miró a su alrededor, las formas le eran absolutamente familiares, árboles por todas partes y el trino de los pájaros, estaba en el centro de un gran parque. Despacio salió caminando en dirección a un sendero terroso que cruzaba aquella arboleda .Sin querer llamar demasiado la atención se quitó las condecoraciones y demás distintivos ilustres que llevaba para dejar su jubón desnudo de adornos pretenciosos. Lo siguiente era tratar de situarse con sus sentidos básicos del Kail y estos le decían que se encontraba en casa, aunque de alguna manera Yener también sentía que no era del todo así. Pero entonces algo llamó su atención, una pareja joven, un hombre y una mujer venían caminando en su dirección .Yener se quedó pensativo, le parecía haberles visto antes o percibía una extraña familiaridad en ese individuo de pelo castaño y barba del mismo color. Éste no pareció verle pero si su compañera, una joven rubia de largos cabellos y estatura media que señaló a Yener comentándole a ese hombre con tono ilusionado.


- Mira Kored, un Señor del Kail .¿Qué hará por aquí?.


Yener les observó dirigirse hacia él, ambos vestían de forma extraña, acorde quizás a una moda pasada, muy pasada .La mujer, curiosa, se le acercó sonriéndole y saludando de modo cortés en tanto posaba sobre Yener sus ojos de tinte celeste.


- Perdone mi impertinencia señor, pero nunca había visto a un monje guerrero de Somer. Quizás usted pueda ayudarnos.
-¿Ayudarles?- inquirió Yener a su vez sin comprender, aunque al momento se recobró añadiendo con la misma afabilidad recibida -.Si está en mi mano cuenten con ello. -
- Es usted muy amable - terció aquel hombre con una voz profunda y llena de tranquilidad -.Disculpe a mi prometida. Está un poco nerviosa en estos días.


Yener asintió esbozando una media sonrisa hasta que esa mujer le explicó haciendo que esta se le congelase en el rostro.

- Mi prometido es astronauta ¿sabe?. Y muy pronto tendrá una misión muy importante. Va a viajar a Lupinans .¡Ojala que usted pudiera darle suerte!.
- Alany - suspiró el hombre sintiéndose un poco avergonzado en tanto argumentaba -.Los señores del Kail no hacen ese tipo de cosas. Para eso están los sacerdotes.
-¿Cómo se llama usted?.- Pudo preguntar Yener aunque sabía ya la respuesta pues tenía el gesto desencajado que apenas podía disimular, por aquello que había escuchado -.
- Capitán Kored Mand de la marina de Yumlaiance. .- Se presentó éste que, sonrientemente admitió - .Es verdad, dentro de dos días salgo en una misión espacial que me llevará unos años realizar.


Yener estaba con la boca abierta, ¡no podía creerlo!, estaba delante de aquel hombre que abrió el camino a la carrera espacial de Yumlaiance y cuyos restos vio él mismo perdidos a la deriva en el espacio. Entre tanto y por supuesto que ajeno a todos estos pensamientos, Mand dijo con tono de disculpa.


- Debe perdonar a mi prometida, ella no entiende mucho de las instituciones militares de Yumlaiance.
-¡Oh Kored!- .Terció ella con ligera contrariedad -. Yo soy una civil, pero sé que los monjes de Somer tienen poderes especiales.


Yener bajó amablemente la cabeza en señal de gratitud hacia esa mujer y ésta respondió con una entusiasmada sonrisa. Entonces el monje inquirió, dejándose llevar por aquella fascinante conversación.


-¿Cuánto ha dicho que tardará en ese viaje, señor?...
- Perdone, no lo dije, pero será bastante tiempo. Por lo menos no alcanzaremos nuestro objetivo hasta el 2021.- Respondió Mand -.Por ello mi prometida y yo estamos pasando todos los momentos que podemos juntos.
- Si, discúlpeme usted,- terció ella visiblemente apurada -.Solo quería que todas las bendiciones posibles fuesen con él para que vuelva sano y salvo a casa.


Entonces Yener asintió esbozando una sonrisa llena de simpatía, respeto e incluso admiración y declaró:

- Sólo soy un humilde monje pero creo que su prometido está destinado a alcanzar la gloria. Es más, veo que su nombre será recordado con orgullo por todas las generaciones venideras de Yumlaiance.


Aquello hizo sonreír a la mujer y también al hombre que miraba a su interlocutor con incredulidad, tomando la palabra el capitán le respondió también con tono cordial:

- Sería un honor que aceptase una invitación para tomar algo señor del Kail. Si no le importa bajemos hasta los muelles de Port Basz .Mi buque está anclado allí.
-¿Buque?.- Se sorprendió Yener que no estaba demasiado familiarizado con aquel término tan antiguo -.
- Si, el portaaviones Yumlaiance - .Matizó su interlocutor comentándole con jovialidad -.Hoy celebro la despedida de mis compañeros y deseo que usted nos acompañe para brindar por el éxito de la misión. Ya sabe el refrán, si tienes de tu lado al Kail o a Esil nada hay de que preocuparse. Y si son los dos, ¡qué se preocupen los demás!.
- Luego dices que no te doy buenos consejos- .Intervino Alany con tono divertido -.


Mand tomó del brazo a su prometida y sonrió asintiendo con la cabeza, Yener no podía dejar de mirarles con una mezcla de profunda admiración y ternura. ¡Ojala ese hombre no tuviera aquel triste destino escrito!, pero no se podía hacer nada por cambiarlo. No se debía al menos. Lo único que pudo hacer ese anónimo monje de otra era fue decir con presteza, a la par que le tendía una mano a ese futuro héroe que se la estrechó sin vacilar y con firmeza.

- Estoy de su lado capitán.


Era como si la misma historia conversara con Yener que se sentía extraño y a la vez admirado de vivir aquella situación. Acompañó efectivamente a la pareja hasta los muelles y allí Mand le invitó a subir a bordo, el barco zarparía dentro de unos sexdanes y dentro de poco caería la tarde. Los tres estaban sobre cubierta cuando Alany suspiró diciendo encantada.


-¡Cómo me gusta ver las puertas de sol desde aquí!.
- Así es - sonrió Kored pasando un brazo alrededor de sus hombros -.Es algo precioso, sobre todo cuando estás conmigo. Será algo que siempre recordaré.


Yener se mantenía al margen, no quería interrumpir, ni tan siquiera con su proximidad aquel momento, la pronunciación de aquellas palabras, recordadas mil años después cuando él las escuchase en una antiquísima grabación. Vio aquel atardecer al igual que la pareja de novios y justo cuando el sol perdía definitivamente fuerza sobre el horizonte en la cubierta se recortó otra figura masculina que se aproximaba hasta ellos saludando a Mand.


- Vaya, tu último día en el Yumlaiance - le dijo al llegar junto a ambos -.
- Si, Taren - convino Mand -.Aunque a veces todavía me asaltan las dudas sobre marcharme o no.


El recién llegado sonrió con una expresión incrédula para responder con un tono que mezclaba resignación y reconocimiento.

-¡Ojala tuviera yo esa oportunidad! .Pero tú eres más hábil.
- Por poco - sonrió Mand -.Pero no te preocupes, tú irás en la próxima misión, de eso estoy seguro.
- Habrá que esperar a ver que noticias nos das - declaró Taren que entonces se percató de la presencia allí de un monje de Somer y comentó con humor - .Hasta te has traído a un Señor del Kail. ¿Qué tal está Maestro?. Encantado de conocerle. Soy el teniente primero Taren D´lal.


Ofreció su mano a un atónito Yener que la estrechó sintiendo un agudo escalofrío .Todos sus sentidos del Kail estaban diciéndole que aquel muchacho era uno de sus remotos ascendientes. Ese hombre que hubiese ido en una misión espacial fuera de su mundo si Mand hubiera regresado con éxito. Y allí estaba él .¿Qué iba a hacer? .¿Decirles a todos que la misión del capitán Mand se perdería sin remedio en el Cosmos?. No, aquello no era posible. Solamente podía estar allí, en pie y mirar a aquellos personajes históricos encaminarse a escribir una de las páginas más gloriosas y dramáticas a la vez de las crónicas de su planeta .Entre aquellos pensamientos Yener observaba a lo lejos de la pista unos anticuados aparatos a reacción que despegaban con carrerilla horizontal por la pista del buque, haciendo un ruido ensordecedor.


- Es el progreso de la ciencia - aventuró Kored diciéndole al señor del Kail - .Al igual que nuestros cazas surcan nuestros cielos, las naves de Yumlaiance surcarán el Cosmos algún día, pero antes hay que abrirlas camino. ¿No cree usted?.


Y Yener asintió conteniendo su gesto emocionado y declaró.

- Si, lo creo, y usted nos mostrará el camino. ¡Qué las bendiciones de Alex, Kail y Maray sean con usted por siempre capitán Mand!.


Y Alany sonrió, aseverando divertida a su prometido.

-¿Lo ves Kored?. Un Señor del Kail te ha dado sus bendiciones. Estoy convencida de que nada malo te sucederá y que volveremos a estar juntos después de los años que tardes en volver.
- Serán cuatro años - le recordó él -.
- Te esperaré - le prometió ella dándole un abrazo -.
- Yo me encargo de que lo haga - .Añadió Taren con una media sonrisa jovial -.
-¿No tienes que ir a hacer guardia?- .Le inquirió jocosamente Kored a su compañero -.


Cogida la indirecta y no queriendo molestar, el teniente D´lal sonrió alejándose por la cubierta. Lo mismo hizo Yener que, en cambio, se marchó cabizbajo e incluso apenado .¿Cómo decirles que aquello no iba a ser así?. Aunque, quizás después de mil años lo fuera y las almas de ambos descansasen juntas y dichosas por toda la eternidad. Así quería creerlo, era lo que ambos se merecían.


- Después de eso, no sé como sucedió, fui engullido otra vez por aquel remolino y reanudé mi viaje haciendo una breve parada para presenciar aquel despegue - explicó Yener a todos sus oyentes, que seguían su relato atónitos e incluso emocionados -.


Pero en Nephraler la historia que acontecía era bien distinta .No se rememoraba con emotividad el pasado remoto sino que se discutía acaloradamente el futuro más inmediato, en una reunión de urgencia de los pares convocada por Zagart este proclamaba.

- Nuestro rey ha sido asesinado por el infame traidor que se escondía en la sombra misma del trono.

Esto levantó todo tipo de murmullos y de conversaciones simultáneas en la sala que Zagart acalló con un gesto añadiendo de forma tajante.

- La situación es crítica, debemos tomar las riendas para evitar que todos nuestros esfuerzos sean vanos .Propongo un gabinete de urgencia que actuará como regente hasta la proclamación del nuevo rey.
- Como supondrás Zagart, tendremos que ver el cuerpo de su majestad y cerciorarnos de los que nos dices - le respondió Lord Crimet, uno de los más veteranos pares -.
- Es razonable - admitió éste indicándoles a todos sus compañeros que se levantasen -.Venid, os mostraré el cuerpo del rey y el del infame traidor que lo ha asesinado.


Y todos los lores le siguieron a través de los largos pasillos que conducían desde la cámara de debates hasta la real. Al llegar, Zagart ordenó a dos guardias que custodiaban la estancia que franqueasen el paso, cosa que hicieron al momento. Estaba sonriendo por su triunfo cuando hizo un ademán invitando a pasar a sus iguales .Pero entonces lord Rilash, otro de los más importantes, comentó con incredulidad e incluso tono ofendido.


- Cuando quieras dejar las bromas y nos digas que pretendes con esto, pasaremos a tratar asuntos más serios, Zagart.
- Es cierto - convino Crimet abroncándole con indignación -.¿Cómo te atreves a declarar una cosa tan grave sin fundamento?-.


Zagart les miró perplejo sin comprenderles en ese momento. Hasta que una vez dedicó su atención al interior de la sala, descubrió asombrado que ni el rey ni Carnalsk estaban allí. Su primera reacción fue la de incredulidad recorriendo la habitación y mirando incluso dentro de algunos cuartos contiguos y la segunda al comprobar que no había nada, fue la de ira dirigiéndose hacia uno de los guardias y cogiéndole de la pechera a la par que le preguntaba exaltado.


-¿Dónde están los cuerpos, estúpido? .¿Quién se los ha llevado?.
- Mi señor - pudo balbucear el centinela visiblemente atemorizado -.Aquí no ha entrado ni salido nadie desde que vos nos ordenasteis montar guardia.
-¡Eso es una estupidez! - rebatió Zagart agitando al aterrado soldado en tanto aullaba -.¡Yo les vi a ambos aquí, tendidos en el suelo!.
-¿Y si eso es cierto, cómo sabes que fue Carnalsk el que, hipotéticamente claro, mató a su majestad?.- Le inquirió Lord Deresih un par afín al canciller real dejándole sin respuesta -.
- Yo contestaré a eso, con la venia del consejo


Todos se giraron atónitos pues habían escuchado la voz de Carnalsk saliendo desde el exterior de la sala y acercándose cada vez más hasta que el noble en cuestión penetró en el cuarto, atravesando un pasillo formado por sus perplejos pares según añadía.

- Zagart es un traidor renegado que sirve a Aradanchil. Y esa diosa ha atacado a nuestro soberano .Pero no ha logrado su propósito.
- Miente - denunció a su vez Zagart -.Ha sido él quién ha atacado al rey y pretende culpar a una diosa .Yo digo que Carnalsk quiere el poder y el trono y pido a este Honorable Consejo que se le detenga y se le juzgue.
- Lo mismo pido yo para ti, renegado - le replicó Lord Carnalsk con tono firme y cortante -.
-¿Y dónde está el rey?- le preguntó Zagart -.Si es que no te has desecho ya de su cuerpo.
- Está en lugar seguro y no lo revelaré para evitar que tus secuaces o la diosa Arandanchil acaben con su vida - negó Carnalsk -.


La mayoría de los pares presenciaban esta escena visiblemente desconcertados, no sabían que partido tomar, excepto un puñado de ellos, afines cada cual a uno de los dos contendientes. La situación se tornaba desesperada y entonces intervino Lord Zadarla .El par más veterano para decir.


- Hermanos, esta situación es muy grave, no podemos permitir que siga su curso o caeremos irremediablemente en una guerra civil que nos destruiría. Así que escuchadme, en mi calidad de par más antiguo de la asamblea me permitiré tomar la regencia y formar un tribunal imparcial que juzgue quién dice la verdad y quién miente.- Tras lo dicho fue girando la cabeza para abarcar con la mirada a todos los demás y preguntó -.¿Estáis de acuerdo?.


El resto de los pares intercambiaron miradas y gestos, asentimientos tácitos hasta que unos pocos expresaron de palabra el sentir de la mayoría.

- Estamos conformes - fue la respuesta -.
- Pues bien, decreto que tanto Zagart como Carnalsk permanezcan confinados en el palacio real hasta que sean llamados a juicio. Ambos tienen derecho a preparar sus alegatos y sus respectivas acusaciones al oponente. Para ello les es lícito contar con el apoyo de cuantos pares o testigos les sean necesarios, tienen tres días de tiempo para reunirlos .¿Conformes ambos lores?.


Tanto Carnalsk como Zagart asintieron despacio y fueron posteriormente escoltados por guardias y dos pares cada uno a sus habitaciones.


A muchos millones de kilómetros de allí, en casa de los Rant nadie sabía que esto estaba sucediendo y Yener seguía narrando lo que él vivió.


- Una vez que volví a experimentar todo aquello aparecí justo en la zona de lanzamiento .Entonces no era como ahora que las naves mayores permanecen el órbita planetaria y las pequeñas y lanzaderas despegan sin más. Pude ver un gran cohete. Verdaderamente alto con una nave adosada a él. ¡La Wayard!. Y rodeándolo todo un cordón de seguridad de kilómetros en donde las gentes asistían curiosas y maravilladas como lo hice yo, a ese espectáculo.
- Debió ser algo muy bonito de ver - terció Gina con expresión fascinada -.
- Si, aunque esa tecnología está muy superada - objetó sin embargo Erel -.
- Esa no era la cuestión - repuso su hermano que le ejemplificó con tono amable e incluso condescendiente -.Recuerda cuando has presenciado el Canto a Maray. Es algo siempre emocionante y bello, pero imagínate que presencias el primero de ellos, el que se hizo hace tantos siglos directamente a la propia diosa. Aunque fuera de un modo mucho más modesto, sin la parafernalia actual. ¿No darías cualquier cosa por verlo?. ¿No sería acaso el mejor de todos?


Y Erel tuvo que asentir con una sonrisa. Ahora lo entendía, era un acontecimiento histórico tal que nada más importaba. Aunque ahora fue Calina la que comentó desencantada.

- El Canto ha perdido hoy día todo su valor, ¿sabe general? .Ahora los elegidos incluso lo cantan por playback .Se ha convertido en un ritual más festivo y de interés turístico que otra cosa.
- Eso cambiará - aseguró Yener -.Y volverá a celebrarse un canto con el espíritu del pasado, es más, deberemos hacerlo para poder sobrevivir en estas horas tan oscuras que nos aguardan.


Todos quedaron perplejos y preocupados, Yener adivinando el efecto de sus palabras añadió con tono más tranquilizador.

- Por ahora olvidáos de eso, no ha llegado el momento, os lo explicaré cuando sea necesario. Escuchad con atención, pues quiero contaros todo lo que tuve el honor de ver en aquél histórico día de hace más de mil años...


Y nadie se atrevió a objetar ni preguntar nada, todos hicieron lo que Yener les pedía y él prosiguió su historia .Nuevamente estaba allí, asistiendo a un momento único y caminando entre el gentío que se concentraba en torno a la cuerda pudo descubrir a Alany. La chica presenciaba los momentos previos al despegue de su prometido con las manos enlazadas y apoyadas en su pecho, en muda oración a los dioses para que todo saliera bien. Yener se acercó a ella y la saludó con un cortés.


- Buenas tardes.
- Buenas tardes señor del Kail- sonrió Alany añadiendo con más optimismo -.Me alegro de volverle a ver, se fue usted de improviso en el Yumlaiance y no pudimos despedirle. Ahora que está aquí, me siento mucho más tranquila.
- Le pido disculpas - respondió él - .Tuve asuntos que atender y no quería molestarles en sus últimos momentos de intimidad.


Alany asintió mirándole ahora con ojos tristes y Yener sintió como su corazón se encogía, sobre todo al escuchar las siguientes palabras de la mujer:

- No va a volver, ¿verdad?.
-¿Por qué piensa usted eso?.- Le respondió Yener como única salida, pensando si había cometido algún desliz -.
- Lo llevo presintiendo desde hace ya tiempo. Y cuando le vi a usted, como le hablaba y la forma que tenía de darle sus bendiciones, estuve segura de ello. Pero sé que no puedo impedirle que vaya. Aunque deba sacrificar nuestra felicidad. Sé perfectamente que esto es algo de vital importancia para nuestro futuro.


Yener guardó silencio pero no era un silencio incómodo y si lleno de respeto y admiración, y no sólo por ese valiente capitán. Ahora comprendía muy bien la inspiración que para él fue la mujer que estaba a su lado. Diríase que él y Alany tuvieron el mismo sentimiento y mantuvieron unos instantes de silencio en honor al héroe del espacio que se marchaba. Entonces se pudo escuchar la cuenta atrás del centro de Dumlans y las últimas comprobaciones de la nave, emitidas para todos los expectantes yumlaincers vía altavoz.


-“Nueve, ocho, siete, seis, cinco”... -. Los motores ya rugían comenzando a liberar un chorro de fuego y plasma que literalmente consumía el suelo -.”Cuatro, tres”,..- las llamaradas se hicieron más potentes siendo extinguidas en la base de la torreta de lanzamiento por grandes burbujas de helio .El cohete se movía y los brazos mecánicos dispuestos a los lados del mismo se separaban de él lentamente liberándole de las últimas sujeciones en tanto se escuchaba culminar la cuenta atrás....”dos ,uno....despegue”...


Y la nave comenzó a elevarse lenta y majestuosa al principio, pero de forma cada vez mas rápida segundos después .Entre tanto podía escucharse la voz de Mand decir lleno de júbilo y satisfacción, templadas eso sí, por su profesionalidad .


- Control misión de Dumlans, nos elevamos satisfactoriamente .Repaso de sistemas, todos están perfectos. Últimas comprobaciones de rutina bien, dejamos atrás la atmósfera en el tiempo previsto. Dumlans, ¡esto es bello, muy bello!, desearía que todos pudierais verlo desde aquí como nosotros.


Y a Yener le pareció escuchar una música celestial acompañada de unos cánticos que irían junto a aquella nave hasta el fin de los tiempos .Cuando quiso darse cuenta por sus mejillas rodaban lágrimas. Alany se dio cuenta de ello, le observó agradecida e incluso asombrada y le comentó con amabilidad y dulzura.


- No sé quién es usted realmente señor del Kail, pero gracias por estar aquí honrando este momento conmigo.
- Soy yo el que debe darle las gracias a usted- respondió Yener con admiración -.Puesto que gracias al sacrificio de su prometido, de sus compañeros y de las personas que les amaron como usted, Yumlaiance es y será grande por siempre. Y yo he podido venir hasta aquí y tener el gran honor y la suerte de contemplar este momento.
-¿Qué será de nosotros en el futuro?.- Quiso saber Alany, que parecía tener una intuición fuera de lo común respecto de su contertulio -.


A duras penas él pudo responder, totalmente desbordado por la emoción:

- Solo puedo decirle que el sueño de Kored y el de tantos otros se cumplirá y que sus palabras serán ciertas. Yumlaiance surcará el cosmos, hará contactos con otros mundos y esta época será recordada siempre como la de los pioneros .Le aseguro que el capitán Mand ya ha entrado en la historia y usted también Alany. Por derecho propio formaran parte de los héroes de Yumlaiance hasta el fin de los tiempos.


Ella le miró y esbozó una cálida sonrisa. Apenas pudo sino agregar con voz soñadora y algo incrédula.


- No me imagino a una chica como yo, Alany D´ l al, en los libros de historia de Yumlaiance.
-¿D´lal?- .Repitió Yener casi sin poder articular palabra -.
- Tanto mi hermano Tored como Kored seguro que algún día formarán parte de la leyenda. Pero no creo que nadie se acuerde de mí. – Sonrió ella mirando hacia el cielo -.
-¡Oh!, claro que si. Estoy convencido de que siempre se la recordará. Por lo menos yo jamás podré olvidarla. ¡Qué los dioses sean con usted Alany D´ l al! Y la bendigan por toda la eternidad - .Se despidió él con una afectuosa sonrisa, en tanto ella le brindaba otra de las suyas, cálida y llena de agradecimiento, dedicando después su atención al cielo azul que aquel anónimo monje compartió durante unos instantes -.



Y por fin, Yener se alejó lentamente de ella perdiéndose entre la multitud. Estaba embargado por la emoción y maravillado. Ahora creía en aquellas historias que, siendo él pequeño, le contara su madre. En cierto modo todo había sido verdad, fueron sus remotos ancestros, aunque no directos, los que participaron en aquella gloriosa aventura. Y él se enorgullecía enormemente por ello. Alany era una gran persona y una gran mujer, ahora comprendía lo mucho que significó para Mand y el porqué él nunca perdió el deseo de hablarla aunque fuera a través de una comunicación imposible a tantos millones de kilómetros. ¡Ojala hubiese podido llevar consigo aquellas grabaciones y ponérselas a ella para que supiera cuanto la amó! .Pero eso no era posible, Yener lo sabía aunque también estaba convencido de que Alany, su quizás remotísima tía abuela, no tenía dudas de eso en su corazón. Más confortado en su alma por ese pensamiento, una vez que salió de entre el gentío, Yener se internó por una callejuela apartada de los entonces perímetros de la ciudad. ¡Cómo era esta de distinta!. Los enormes rascacielos de cristal que surcaban la aséptica metrópoli que él conocía no existían entonces. Unos grandes edificios, aunque no tan altos como sus homónimos futuros, se erguían compuestos de materiales más terrenos y perecederos, acero, cemento y algo de cristal. Tampoco existían los grandes tubos intercomunicadores para los deslizadores, en su lugar calzadas de pavimento dejaban circular vehículos de ruedas propulsados por carburantes y sistemas ya hace siglos agotados y olvidados en la Yumlaiance futura. Todo aquello era realmente digno de verse pero su periplo no había hecho más que comenzar.



Efectivamente, Yener no tuvo más tiempo para seguir fijándose en los cambios, más bien el tiempo disponía de él a su antojo sumergiéndole de nuevo en ese pasillo de luz y tonalidades varias que le servía como medio de transporte entre las edades .Esta vez estuvo un largo periodo en él .Cuando por fin se detuvo, recalando nuevamente en un paraje más real, estaba otra vez en medio de un bosque, pero éste era un entorno salvaje y sin adecuar. No reconocía la estructura organizada de un parque ni tan siquiera de una reserva. Es más, podía percibir que, a corta distancia de su posición, se dejaban escuchar voces y ruidos de músicas y que un ligero humo se abría paso entre algunas copas de los árboles situados a varios centenares de metros delante suya. Aguzando sus instintos del Kail, Yener se decidió a aproximarse hasta allí para descubrir a quienes pertenecerían aquellos indicios de habitabilidad. Una vez estuvo a prudente distancia se las ingenió para observar a través del follaje existente y por lo que descubrió decidió salir de su escondite y hacerse ver .Quizás pudiese comenzar por fin su búsqueda con la ayuda de aquellas gentes que, despreocupadamente, danzaban, cantaban y tañían varios instrumentos alrededor de un buen fuego que daba más color al atardecer.

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