miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 114

6./Capitulo 114.Una lucha muy Productiva.


Seilín despertó en una celda sin ventanas ni visos de puerta para salir, estaba en penumbra, confinada en un espacio bastante reducido .Merced a esto, no tenía idea de donde estaba ni cuanto tiempo podría llevar allí. Aunque recordaba que fue capturada por dos Hialgasth. Al menos, el hecho de que continuase con vida sería debido a que ellos esperarían obtener algo o bien cumplían ordenes .Así que sólo podía esperar a que fuesen a por ella para saber la causa de que la hubiesen hecho prisionera. Y no tardaron mucho en hacerlo. A su espalda entonces se dibujó una rendija de luz que mostraba una puerta y esta a su vez también se abrió mostrándole un largo pasillo iluminado de luz blanquecina.

- Supongo que tendré que seguirlo. Si hubieran querido matarme ya lo habrían hecho - se dijo Seilin inspirándose ánimos -.


Y así lo hizo, la nataclier avanzó cautamente a través de la distancia que le separaba de otro cono de luz más intensa en la que parecía desembocar aquel corredor. Cuando finalmente llegó hasta allí escuchó una voz en off con tono masculino que le venía de todas partes.

-¿Cómo está coronel Naris?.


Seilín miró hacia arriba buscando algún lugar desde donde se proyectase la voz para responder con ironía.

- He estado mejor y también peor.
- Celebro que mantenga su sentido del humor - replicó su misterioso interlocutor -.
- Bueno, vayamos al grano - terció Seilin con gran aplomo, lo que evidenciaba su tremenda profesionalidad incluso en este trance, ya que se permitió decir con evidente razón -.Los Hialgasth que me han capturado no acabaron conmigo, eso quiere decir que usted o quien quiera que sea, pretenden algo de mí.
- Es muy observadora - repuso la voz con aprobación -.No me extraña que pertenezca al servicio secreto nataclier y posea un rango tan elevado. Pero tenga un poco más de paciencia, ahora le diré lo que deseamos de usted...


Y con un último tono que parecía siniestro aquella voz guardó silencio .A Seilin se le había puesto la carne de gallina, presentía que lo que fuera que iban a querer no resultaría nada bueno para ella. De todos modos estaba preparada, en un compartimento secreto del traje, que no se habían molestado en registrar, llevaba una pequeña cápsula de veneno que se tomaría sin dudar antes de caer en manos enemigas. Pensaba en ello cuando a pocos metros y sin que lo advirtiera, se le apareció una mujer de pelo rojo fuego que la observaba divertida con unos ojos del mismo color.


- Vaya, tú serás muy apropiada para mis fines querida - declaró acercándose a ella a pasos lentos y cortos -.
- No sé lo que pretenden pero no piensen que voy a colaborar - respondió Seilin cogiendo su cápsula y aproximándosela rápidamente a su boca -.


Pero aquella mujer no hizo el menor movimiento para intentar detenerla, solo se paseó a su alrededor con las manos atrás y la estudió con gesto divertido. Seilin la observó desconcertada y también con curiosidad, al menos parecía que aquella extraña no pensase en serio que podría suicidarse. Si así era le iba a dar una buena sorpresa. Y ya estaba pensando en tragarse la cápsula cuando esa mujer le comentó con tono desapasionado.

- Haz lo que quieras, tu cuerpo me sirve igual vivo que muerto. De todos modos, lo prefiero vivo, de ese modo me será fácil ocultarme de introspecciones molestas que vengan de telépatas o magos.
- En ese caso ya has respondido a mi duda - sonrió Seilin presta, ahora si, a tomarse la pastilla aunque aquella mujer la interrumpió con tono cortante diciendo -.
- No lo creo. Seilin Naris, eres una mujer valiente, de eso no me cabe duda. Soy consciente de que te tomarías ese veneno sin vacilar. Tu sentido del deber es muy elevado, tanto como para dar tu vida por la patria si fuera preciso, pero ¿darías igualmente la vida de tu hijo?.


Seilin la miró perpleja, ¿cómo demonios podría saber eso? .Era uno de los secretos mejor guardados de su vida. Incluso había renunciado a ver a su hijo durante años sabiéndole protegido al permanecer al margen de ella .Tan sólo Nerel y los médicos que atendieron a su parto hacía ya doce años, conocían aquella circunstancia .De todos modos, optó por negarlo sonriendo .


- No sé de que me hablas, es evidente que te has confundido de persona quien quiera que seas.
- Soy la diosa Aradanchil y no me he confundido querida - sonrió ésta de modo entre siniestro y divertido para añadir -.Verás, es muy fácil, si no colaboras iré a Ciloner, me introduciré en tu cuerpo muerto y aprovechando una visita, mataré a tu hijo .¿A qué es simple?. En cambio, si te portas bien dejándome ocupar tu cuerpo en algunas ocasiones sin que intentes decir nada, el chico vivirá. Créeme, no estoy interesada en él. Por cierto, dentro de unos meses de su mundo será su trece cumpleaños ¿verdad? .Y el pobre Solris se merece tener una buena fiesta en la que asista su madre.
- No - pudo negar Seilin con el rostro demudado - .No puedo hacer eso, sería traición a mi pueblo.
- No seas tonta - le rebatió la diosa - .Nadie te iba a culpar, además .¿No desearías volver a ver a tu hijo sano y salvo? .No tiene porqué sucederle nada si colaboras conmigo. Y tú no ibas a traicionar a nadie, eso lo haría yo. Se inteligente y acepta. Así el chico podrá pasar su cumpleaños con su madre. ¿O acaso él no sabe que lo eres?- .Inquirió la diosa con perspicaz regocijo -.
- No, él no sabe que soy su madre,- .Admitió Seilin con pesar - piensa que sólo soy una amiga de sus padres que le conoció desde pequeño y que le visita de vez en cuando. Tiene a sus propios padres adoptivos allí y ellos le cuidan muy bien.- Explicó ella al borde del llanto -.
- Es un duro precio el que hay que pagar por servir a tu mundo y a la Alianza de planetas- opinó la diosa aproximándose a ella cada vez más y agregando con fingida lástima -. Pero, que se le va a hacer, conocías el riesgo que implicaba. Ahora la elección es sencilla.


Seilin nada pudo responder, simplemente se quedó quieta, inmóvil sin siquiera oponer sus defensas telepáticas y dejando caer la cápsula al suelo donde la diosa la pisó en su avance. Finalmente y deteniéndose frente a la nataclier, la rodeó el cuello con sus brazos y la besó lenta y sensualmente en la boca, en cuanto despegó los labios de los de su presa le susurró acariciándola el mentón.

- No te dolerá. Incluso percibirás nuevas sensaciones de placeres que jamás has podido ni soñar dejándote guiar por una diosa.


Y acto seguido volvió a besar a una indefensa Seilin que vio como su atacante se convertía en una especie de vapor que se precipitó en ella a través de su boca. Cuando quiso reaccionar tapándose la garganta con las manos todo había sucedido .Y habló nuevamente, aunque con su mismo tono de voz, pero sus palabras le eran ya dictadas por su huésped interno.

- Preparádlo todo, tengo que ir a hablar con el nataclier.
- Así se hará mi señora - .Respondió la voz masculina que podía escucharse por toda la sala -.


Y en otra estancia de aquel lugar Lord Carnalsk asistía a todo aquello esbozando una sonrisa de satisfacción .Había sido él quién le sugirió a Aradanchil esa forma de introducirse justo en el corazón de sus enemigos. Ahora era momento de completar el plan, para lo cual ordenó preparar de inmediato la comunicación con el general Asety.


Éste estaba escuchando la narración de Yener al igual que los otros cuando su intercomunicador al fin parpadeó, se disculpó unos instantes y salió fuera de la estancia. Los demás continuaron prestando atención al momento en el que Yener les contaba los prolegómenos del combate.


Maniobrando con destreza por aquel círculo ambos contendientes se estudiaban con suma atención .Ninguno parecía estar dispuesto a atacar primero pensando en la capacidad del otro para devolver un contraataque letal .Así, bailando uno alrededor del otro se pasaron algunos instantes, tras lo cual Yener optó por permanecer quieto, sus sentidos del Kail estaban activados y era prácticamente imposible cogerle por sorpresa .Aquel encapuchado no debía de pensar lo mismo puesto que atacó con dos rápidas patadas y varias series de puñetazos que Yener pudo bloquear sin problemas. Él respondió lanzando otro par de puñetazos y patadas que fueron igualmente evitadas .Las gentes que les rodeaban no perdían ni el más mínimo detalle, sin ninguna duda, podía verse la gran calidad de ambos luchadores .Aquel combate era todo un lujo para presenciar y las apuestas seguían afluyendo, desbordando a aquel tipo que se encargaba de llevarlas, hasta que al fin tuvo que darlas por cerradas. Hubo algunas protestas pero enseguida se acallaron ya que la atención de todo el mundo estaba puesta en ese terreno circular en donde se estaba disputando el combate. Las gentes, lejos de chillar o arengar a uno u otro campeón como en combates similares, guardaban un admirado y expectante silencio. Nadie quería romper el ambiente de igualdad y concentración que podía respirarse.


Y la lucha proseguía, el misterioso enmascarado lanzó una nueva y rápida patada que consiguió impactar en el pecho de Yener .Éste evitó gran parte de su fuerza echándose hacia atrás pero su adversario no le daba tregua .Dando varias volteretas hacia delante sobre sí mismo y una final en el aire, volvió a atacar siendo repelido con un blocaje del monje guerrero que saltó a su vez sobre sí mismo girando en el aire para caer detrás de su rival. Éste se volvió a tiempo de detener otro golpe con lo que se pasó a un cuerpo a cuerpo en el que trataban de derribarse el uno al otro con todo tipo de presas y llaves, barridos y demás artimañas. Finalmente Yener decidió terminar con ese combate, ya había estudiado bastante a su oponente y sabía el modo de ganar, en cuanto pudo hizo una llave de tenaza con ambas piernas a su rival aun sabiendo que ello provocaría que los dos cayesen al suelo, pero allí, empatados casi en habilidad el monje decidiría con su mayor corpulencia. Así lo hizo y en cuanto pudo volcó su peso sobre el cuerpo de su contrario que se vio atrapado y pese a saber resistir durante unos instantes más finalmente tuvo que ceder al estar sujeto de manos y pies con el peso de su enemigo sobre las rodillas lo que le imposibilitaba moverse.

- El combate está acabado amigo - sonrió Yener con algunos jadeos de cansancio teñidos de satisfacción -.
- Está visto que todavía no puedo vencerle - le respondió una también jadeante voz femenina tremendamente familiar que le hizo perder por unos instantes su concentración y levantarse ligeramente, de tal modo que su adversario pudo librarse de él con una patada a la espalda -.


Yener rodó sobre sí mismo y se puso en pie encarándose con su adversaria que había hecho lo propio con similar rapidez. Aunque, al igual que él, no parecía dispuesta a continuar la lucha pues había admitido su derrota. De todos modos, fue Yener el primero en quitarse su capuchón para mostrar un rostro con castaña barba de varios días y exclamar atónito.

-¡Jilia!.


Y la mujer en cuestión se levantó su propia capucha mostrando en efecto el rostro de pelo negro y los profundos ojos azules de la comandante Renar que sonrió añadiendo con satisfacción casi como si hubiera sido ella la vencedora.

- Así es, por fin le he encontrado.


Las gentes estaban también muy sorprendidas, no esperaban que aquel diestro luchador fuese una mujer. A algunos les decepcionó bastante, otros no podían dejar de admirar la destreza de aquella chica, algo muy poco corriente para la época. Pero no pasando mucho tiempo se dispersaron, los que apostaron por el monje cobraron sus ganancias y los que no suspiraron resignados. De todos modos nada de eso les importaba a los luchadores. Jilia pidió un instante a su vencedor y se introdujo en una especie de vestuario, una caseta toscamente hecho en madera a pocos metros de allí. Al cabo de unos instantes salió, enfundada en un cómodo traje montaraz beis que marcaba mucho mejor y más claramente su impresionante cuerpo femenino.


-¿Cómo ha llegado usted hasta aquí?.- Le inquirió Yener tras verla reaparecer con este nuevo atuendo -.
- Ahora se lo contaré señor - replicó afablemente ella - es una historia larga pero tenemos tiempo -.¡ Y gracias a Maray!, los meses que he pasado aquí buscándole me han sido recompensados.


Yener estaba todavía perplejo, volvió a acordarse de Rena, el gran parecido entre ambas le llevó a pensar en algún momento que esa chica podría haber sido al menos una antepasada de la comandante .Debía contárselo a ella inmediatamente .Entre tanto el apoderado de Jilia contaba los beneficios de las apuestas algo mermados por la derrota que su pupila había sufrido frente a Yener, pero aun cuantiosas, dado que Jilia había vencido a unos cuantos fanfarrones en los últimos días. Una vez concluyó, guardó el capital en una bolsa de cuero que pendió a su cintura y moviendo desaprobatoriamente su cabeza en tanto mesaba su pelo trigueño, clavó sus ojos castaños sobre ambos y declaró con reflexivo tono de asombro.


- Así que ya os conocíais.
- Si Pelgrus - sonrió Jilia añadiendo de un modo jovial para hacer las presentaciones -.Este es el general Rant, el Maestro del Kail del que te hablé .Señor, éste es Pelgrus, mi acompañante desde el primer momento en el que vine aquí.


Reparando más en el tal Pelgrus se veía que era un tipo de mediana edad y no demasiado fuerte .Era más bajo que Jilia aunque para su época no estaba mal y parecía hablar ahora con un tono nervioso cuando le preguntó a ella.

-¿Qué quieres que hagamos ahora?.
- Lo que te dije que haría - le respondió Jilia con tono tranquilo -.Una vez que encontrase a mi superior le ayudaría en su misión.
- Bueno, entonces supongo que esto es un adiós, no deseo estorbaros - musitó Pelgrus visiblemente abatido -.


Jilia le sonrió amistosamente poniendo una mano sobre el hombro izquierdo de su “manager” y le dijo.


- No tiene porqué ser así, acompáñanos, nos vendrá muy bien alguien que conozca los parajes en esta época.
-¿Le has contado a este hombre quién eres en realidad?- inquirió Yener mirando sorprendido a Jilia y tuteándola ya sin reservas -.
- Si señor, lo siento pero tuve que hacerlo, llegué a este mundo muy maltrecha .Él me encontró en medio de un camino y me recogió .Yo pensaba que iba a morir pero me cuidó hasta que me restablecí. Como ya le dije es una historia larga.
- Yo también tengo cosas que contarte y otras muchas que preguntar - repuso Yener que se sentía presa de la curiosidad.



El general no podía dejar de preguntarse ¿Qué demonios hacía Jilia allí?. ¿Cómo se las había apañado en ese época tan lejana y distinta?. ¿Qué podría contarle ella sobre su propia esposa y sus hijos?. Y sobre todo ¿ por qué había ido a ayudarle y cómo lo supo?. Seguramente fue cosa de Dilain y ese tal Pelgrus la habría ayudado mucho. Estaba deseoso de que la comandante Renar se lo contase con detalle. Aunque recordó su preocupación más perentoria añadiendo.


- Pero ahora no es momento de hablar; verás, necesito tu ayuda. Estoy buscando un grupo de bandidos que han raptado a algunas chicas .Ya te lo explicaré de camino. Su rastro me llevó hasta aquí.
- Si han raptado a chicas deben de ir con idea de venderlas como esclavas en los reinos vecinos del norte o a burdeles - terció Pelgrus -.Seguramente han ido a la ciudad de Varein .Es el centro de todo ese comercio .Está pasando las fronteras de Somer.- Explicó para añadir con más jovialidad- .¡Vaya!, puede que después de todo mi ayuda os sea verdaderamente necesaria.
- Lo será - convino Yener estrechándole la mano para añadir dirigiéndose a la comandante Renar -.Jilia ¿podemos ponernos en marcha?.
- Si señor - asintió ella que le contó orgullosa -.Tenemos un par de caballos y un carro, pero podemos comprar otra montura para usted y dejar aquí la caravana .De todos modos tenemos bastantes monedas de oro con todo lo que he ganado en la lucha.
- Muy bien - asintió Yener que dijo de un modo más informal- .Y deja de llamarme de usted, ni tampoco señor. Ahora somos compañeros de aventuras.
- Como quieras Yener.- Sonrió Jilia divertida y también contenta por tener la ocasión de abolir esa barrera de rango a la que había estado sujeta hasta la fecha -.



Así que en cuanto pudieron los tres se encaminaron a comprar un caballo y una vez equipados con víveres se pusieron en marcha, esa ciudad no quedaba demasiado lejos y según Pelgrus los tratantes de esclavas debían primero comprobar que la ”mercancía” que se les ofrecía era buena para lo cual estarían al menos durante una noche. En el tiempo que tardaron en recorrer la distancia que les separaba de Varein ambos se contaron mutuamente sus peripecias .Jilia escuchó atentamente lo sucedido a Yener para que éste tomase la determinación de simular su muerte y él a su vez prestó mucha atención cuando ella le refirió como fue poseída por un Hialgasth y su posterior entrada en el Dalarzian .Desde luego que ambos quedaron mutuamente muy impresionados y más decididos, si cabe que antes, a coronar con éxito la tarea que les aguardaba. Así Jilia le explicó:


- El Maestre Dilain me dijo que era la única forma de seguir viva y efectivamente tuvo razón. Me lanzó un conjuro de protección mientras yo me aferraba en mi mente a la idea de reunirme contigo fuera donde fuera. Llegué aquí inconsciente pero el sortilegio resultó y tuvo las suficientes fuerzas como para que durante el tránsito las heridas espirituales se curasen en su mayor parte. Luego me encontró Pelgrus que me llevó a la aldea de sus congéneres donde, usando unas técnicas secretas, lograron devolverme totalmente la salud tanto de cuerpo como de espíritu.


-¿Congéneres?.- Se sorprendió Yener -.
- Si - repuso el propio Pelgrus separándose el pelo que le cubría las orejas para mostrarlas puntiagudas muy parecidas al estilo casiopeiano, lo que dejó atónito a Yener en tanto Jilia le explicaba -.
- Pelgrus pertenece a la vieja raza de los elfos, también son hijos de Maray .Bueno, según sus tradiciones se consideran más sobrinos que hijos.
- Si - matizó Pelgrus -.Se cuenta que los ancestros de Alex, el esposo de la diosa Maray, fueron los fundadores de nuestro pueblo -.Por ello la consideramos una tía más que una madre. Pero ya quedamos pocos, por desgracia a los humanos no parecen importarles esas leyendas.


Yener estaba pasmado,¡ jamás en fuente bibliográfica alguna se había revelado la existencia de estos seres! .Bueno si , tenía que admitir que en las leyendas y fantasías populares se hablaba de ellos. Pero había sucedido un poco como en el caso de los Hialgasth. Nadie había creído que existieran nunca, para la mayoría de la gente no pasaban de haber sido notas de las tradiciones populares y del folclore que se les cuentan a los niños. Aunque mejor sería apartar eso por ahora de su pensamiento y así lo hizo aunque no del todo, pues siguió escuchando todavía perplejo a Jilia.



- Una vez me recobré quise salir a recorrer este mundo. Pelgrus se convirtió en mi amigo e intérprete hasta que fui familiarizándome con el Someres antiguo que estamos hablando ahora – y mirando de reojo al elfo rectificó para decir con una amistosa sonrisa -.Bueno, con el idioma de este periodo .Como no sabía que hacer en tanto te encontraba, quise entrenarme para recuperar la forma .Pelgrus con su gran sentido para el comercio y las economías, pensó entonces en que sería buena idea que luchase contra adversarios cada vez más fuertes para adiestrarme aun más y de paso ganar algunas monedas .Se lo debía así que acepté .Y en cuanto te vi, desde lejos reconocí tu voz .Quise pelear contigo a ver si mis progresos me habían puesto a tu altura, pero por lo que veo no es así aun.
-¡No te creas Jilia! - rebatió Yener con bastante admiración -.Me has impresionado y has estado a punto de vencerme .Has mejorado mucho créeme .Tanto que con tu ayuda estoy seguro de que tendremos éxito.


La comandante Renar sonrió visiblemente complacida. Esas palabras eran sinceras y la halagaban mucho, sabía que el general siempre le había dicho lo que pensaba y ahora no iba a ser distinto .Cambió entonces de tema y le preguntó a él por el resto de sus aventuras .Yener le contó en pocas palabras lo que había vivido hasta encontrarse con ella, lo que hizo aparecer el asombro en el rostro de Jilia.


-¿Conociste en persona al capitán Kored Mand?.
- Y a su prometida, eran dos magnificas personas - declaró Yener que añadió sin querer ahondar en detalles -.E incluso a un antiguo antepasado.


Y esto último le llevó a acordarse de Rena comentándole a su compañera.

- Y una de las chicas a las que estamos buscando se parece mucho a ti. Incluso he llegado a pensar que pueda ser una remota antepasada tuya. Se llama Rena.
- Rena - intervino el elfo pensando durante unos instantes para deducir, dirigiéndose a Jilia -.Tu segundo nombre.
- Apellido - le rectificó esta matizando -. Y es Renar, mi apellido materno. El paterno era Deiliat.- Remachó a bote pronto como si quisiera zanjar con ello la posible cuestión -.



Yener enseguida comprendió. A causa de lo sufrido con su padre estaba claro que Jilia optó por adoptar el apellido de su rama materna. De todos modos, en la época de ambos, el orden de los apellidos no era fijo. De manera indistinta podían llevarse primero los del padre o los de la madre, por acuerdo de los propios progenitores o a elección de sus hijos. Aun así, Rena podría ser una ascendiente de la rama materna de la comandante. El monje pensaba en eso cuando terció Pelgrus con tono reflexivo para explicar, como si quisiera confirmar aquello.


- Bueno, no sé como lo llamaréis en tu época Jilia, pero Renar en nuestro antiguo idioma, como tú dices, significa hijo o hija de Rena.


Yener y Jilia se miraron sorprendidos .¡Entonces, quizás podrá ser cierto!. Aquello agudizó la determinación de ambos por rescatar a esa muchacha, pero fue la comandante Renar la que tuvo una idea que pasó a exponer a los otros.

- No sé, imaginaos que esa chica debe ir al sitio a donde la lleven, allí conoce a alguien y se une a él ,dando origen a la línea que pudiera llevar hasta mí .Si la rescatamos quizás alteremos el curso de la historia y yo no llegue a nacer nunca.
- También podría tratarse de una chica que se llamase igual que tu teórica antepasada y no ser ella.- Objetó el elfo -.
- O puede ser que al rescatarla la pongamos en el camino para ser tu antecesora - opinó Yener afirmando con más rotundidad -.De todos modos y ante la duda, nuestro deber es salvarla.¿No crees?.

Jilia asintió conforme con eso aunque enseguida objetó:

- Señor, si no recuerdo mal - .Yener la miró de modo divertido recordándole que sobraba ese formalismo, ella sonrió corrigiendo- .¿No deberías buscar la espada Somerlaiance?. A pesar de que lo de esa muchacha sea importante, creo que tu búsqueda lo es más.
- Iba a hacerlo, estaba de camino al monasterio cuando una voz me indicó que debía salvar a esos cómicos. Y creo que era la voz de Skarn Dainlin.- Les informó Yener -.Quizás debamos salvarles por alguna razón.
- No lo sé - contestó Jilia que se limitó a encogerse de hombros y a asegurar -. Lo único que importa es que te ayudaré en lo que necesites. Vine aquí para eso.



Yener esbozó una ligera sonrisa de agradecimiento y los tres continuaron cabalgando hacia la ciudad de Varein .La tarde se les echaba encima y las primeras sombras comenzaban a dificultar la visión del boscoso camino que habían tomado como atajo .Quedaba poco para alcanzar la ciudad así que se arriesgaron a continuar incluso al anochecer, yendo eso si, más despacio a fin de evitar que sus monturas sufrieran algún accidente en lo irregular del terreno.


-¡En momentos como estos, cuánto echo de menos los deslizadores! - comentó Jilia recibiendo la mirada extrañada de Pelgrus -.
-¿Qué es un deslizador?.- Inquirió este sin comprender -.
- Un vehículo que puede surcar el aire a baja altura y sirve como medio de transporte ya sea de personas o mercancías - le explicó Yener añadiendo para más información -.Todavía quedan muchos siglos para que se invente.
-¡Debe de ser increíble ese mundo vuestro! - dijo el Elfo con admiración -.
- Pues a mí éste me lo parece mucho más - respondió Jilia -.


Yener iba a intervenir en la charla nuevamente cuando vislumbró en la lejanía luces suspendidas en el aire de la noche a varias decenas de metros de altura. Acercándose un poco más, descubrieron que no eran otra cosa que antorchas colgadas en lo alto de una muralla, la que custodiaba la ciudad de Varein.


- Ya hemos llegado - declaró el elfo con satisfacción -.
- Bueno, ahora tendremos que entrar - comentó Yener que añadió optimistamente -.Siendo un señor del Kail supongo que nos abrirán sin problemas.
- No creas - le rebatió Jilia -.Eso sería en nuestra época, recuerda que esta ciudad no es yumlaincer, ni siquiera pertenece al reino de Somer.
- Me temo que Jilia tiene razón - convino Pelgrus -.Es más, necesitaríamos pases de salvoconducto .Se expiden en la puerta occidental pero ya es tarde y no podremos comprarlos hasta mañana.
- Pues sería mejor entrar ahora, ganaríamos mucho tiempo si comenzamos a buscar de noche - les dijo Yener -.
- Entonces habrá que dejar fuera los caballos y escalar el muro sin ser vistos - respondió Jilia valorando la dificultad de aquella situación en tanto hablaba -.
- Si, es lo mejor.- Acordó Yener que les indicó a ambos que desmontasen dejando a los caballos a una prudente distancia -.No he visto señales de fieras, aquí estarán seguros - añadió dejando atado al suyo a las ramas de un árbol -.


Jilia y Pelgrus le imitaron después, el trío se acercó lo más posible a las murallas sin ser vistos.


En aquel punto Nerel volvió a la habitación, tenía un comunicado de Seilin, en él le decía que ella misma acudiría con instrucciones para la teniente coronel Draker e información para él. Yashira por su parte también recibió un mensaje de lord Carnalsk indicándole que la nataclier llegaría pronto y que obedeciera sus instrucciones. Los que también se dirigían a Yumlaiance tal y como estaba previsto para reunirse allí con su familia, eran Peter y Kyra .Ésta última, merced a la conexión telepática que muchas veces entablaba con Rachel, apremió a su esposo a viajar con urgencia y reencontrarse con su cuñada, sobrina e hija lo más pronto posible. Además, Kyra tenía un mal presentimiento relacionado con alguien muy querido para ella, de aquellos que siempre se cumplen y deseaba por todos los medios tratar de evitar que se hiciera realidad.

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