miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 115

7./Capitulo 115.Escala en Varein


Tan pronto como Nerel comunicó aquello al grupo le pidió a Yener que prosiguiera con la historia .En deferencia a los demás, no quiso que su amigo repitiese todo lo que él había perdido ya que el resto de los presentes sin duda se aburrirían, así pues seguiría el hilo narrativo desde donde lo dejó Yener asegurando que ya se iría enterando sobre la marcha. Éste asintió y continuó exactamente en donde lo había dejado, con el problema de escalar aquella muralla y las valoraciones de Jilia que a menudo se unía a él para continuar contando la historia .En este caso fue la comandante Renar quién explicó.


- Era un problema para nosotros el subir esa muralla, estaba bien vigilada pero gracias a las destrezas de Yener y la habilidad de Pelgrus, unidas a mi propio entrenamiento de comandos...



Los tres buscaron entre el equipo una cuerda lo suficientemente fuerte que Pelgrus ató a una ballesta apuntando acto seguido hacia uno de los promontorios elevados de la muralla .Tras asegurarse de que esa zona carecía de una vigilancia igual de estrecha que otras partes el elfo disparó alcanzando el objetivo e invitando a subir a sus compañeros. Yener fue el primero, él se encargaría de trepar y asegurar la posición. Tras dos tirones de la cuerda para comprobar su firmeza comenzó el ascenso confiando en que la punta de metal de la flecha y el palo que le servía de prolongación y incrustación en la pared fuesen suficientes como para soportar su peso. Fue subiendo de todos modos con cautela apoyando ambos pies y sirviéndose de ellos para progresar en el ascenso .Después de unos segundos que, casi resultaron agónicos para todos, llegó a coronar la parte superior de la muralla ayudándose de ambos brazos para elevarse y pasar las almenas. Una vez se hubo asegurado de que nadie le había visto y comprobado que los guardias habían efectuado ya su ronda dio una señal a sus compañeros por medio del movimiento de sus brazos. Por fortuna la vista de Pelgrus era muy aguda y pese a la escasa visibilidad recibió la indicación.

- Ya podemos subir - le comentó a Jilia que inmediatamente después comenzó a hacerlo -.


La comandante Renar invirtió poco tiempo en llegar arriba y fue ayudada por Yener al alcanzar la cima, después fue el elfo quién subió, su constitución fibrosa y delgada estaba acorde con una gran agilidad y no le costó demasiado reunirse con los otros. Una vez parapetados tras las protecciones de la muralla lo siguiente era descenderla en el sentido opuesto para entrar en la aldea.


- Dejadme a mí - les dijo confiadamente Pelgrus -.Creo que podremos bajar mejor si nos dirigimos hacia la parte en la que se edifican las casas más altas .Y estas se ubican al este. Tenemos que recorrer algunos metros en esa dirección.
- Si - convino Yener -.Una vez allí será fácil descolgarse al tejado de alguna y bajar a tierra donde podremos mezclarnos con la multitud.
- Habremos de ser rápidos - comentó Jilia -.Los guardias no tardarán en volver a pasar por aquí.
- Muy bien - asintió Yener - con mis disciplinas de camuflaje no tendré excesivos problemas en buscar un lugar idóneo para bajar de la muralla. En cuanto lo encuentre y os lo indique seguidme.


Los otros asintieron y Yener avanzó siempre oculto entre las sombras y recodos de la muralla hasta llegar a la parte en donde se apiñaban las casas más altas, estas no obstante, aun quedaban a varios metros por debajo de la muralla y era arriesgado descender en cuerdas ya que el lugar quedaba muy a la vista de cualquiera que estuviese recorriendo las calles .Una vez comprobó la seguridad de la zona, Yener llamó a sus dos compañeros y les explicó este punto.


- Lo más rápido sería saltar, pero no sé si estos techos soportarían el peso de alguien que cayese sobre ellos.
- Será un riesgo que debamos correr - repuso Jilia -.
- Intentemos saltar sobre la estructura - propuso Pelgrus -.De ese modo podremos estar seguros de que aguantará el impacto de nuestro peso.
- Son tejados de dos aguas - informó Yener para añadir -.Habrá que calcular bien para caer justo sobre el travesaño central y luego rodar con cuidado para bajar a tierra. Con la oscuridad no puede calcularse con mucha exactitud, pero estimo que la casa más alta y por tanto más fácil de abordar desde aquí, tendrá una distancia aproximada de unos dos icroms.
-Tan alta como un pivot del la Liga de basket - le susurró Jilia para asentimiento de Yener y extrañeza de Pelgrus que no entendía a que podían referirse -.
- Ya te lo explicaremos en otro momento - le sonrió Yener al darse cuenta de eso, para decir acto seguido -.Seré el primero en saltar, si va bien procurad hacer exactamente lo mismo que yo.
-¿Y si no?- .Se atrevió a preguntar Pelgrus, más con un tono confiado y bromista, de que no iba a ser así -.
- Entonces espero que se os ocurra algo mejor para bajar y rescatarme, si es que aun estoy entero - .Replicó Yener con la misma apariencia de despreocupación -.


Y sin más preámbulos, ni comentarios calculó bien la distancia y el momento y cuando no advertía ningún tipo de vigilancia saltó sobre el tejado de la casa. Para un señor del Kail no fue difícil caer sobre el travesaño central y aguantar el equilibrio .Luego, la parte más complicada era dejarse caer por un lado el tejado aunque afortunadamente el que eligió daba a una parte provista de dos ventanas, una sobre otra. Yener pudo así apoyarse en los alféizares y descender dando un último salto de unos dos metros, para caer casi a gatas sobre la superficie pedrosa del suelo. Suspiró aliviado recorriendo mientras las calles con la mirada, estaban desiertas así pues tan sólo tuvo que hacerse ver unos instantes saliendo de debajo de la techumbre que ahora le tapaba para dar la señal a sus amigos, después aguardó a que Jilia y Pelgrus le siguieran .La chica fue la siguiente imitando a la perfección los movimientos de Yener y el elfo fue acto seguido aunque con menor fortuna pues en el último salto creyó escuchar un sonido y ese mínimo momento de pérdida de la concentración le costó caer mal torciéndose un tobillo.

-¡Maldita sea! - se quejó dolorido Pelgrus haciéndolo pese a todo en voz baja -.
- Tranquilo - le calmó Yener -.Ahora mismo te curo eso.


Y recurriendo a su destreza de curación cogió el tobillo de su compañero emitiendo energía y frotándoselo de modo que el dolor y la hinchazón remitieran en buena parte, pese a ello no tenía las plantas y hierbas que podrían acelerar la curación así que, una vez fue vendado, el elfo tuvo que andar cojeando hasta poder recibir mejor atención.


- Lo principal es que ya estamos dentro - comentó Jilia ayudándole a apoyarse en su hombro -.Ahora hay que buscar el lugar en donde pueden tener a esas chicas.
- Si yo fuera un traficante de esclavos y quisiera hacerme con alguna mujer ¿a dónde iría?.- Inquirió Yener esperando una respuesta -.
- Seguramente a la taberna principal de la ciudad, una que también es un burdel. Las ventas se suelen hacer allí aunque al margen de los clientes, generalmente en alguna estancia aislada.- Le contó Pelgrus -.
-¿Sabes dónde está la taberna más importante de esta ciudad?- le preguntó Jilia -.
- Si.- Asintió Pelgrus -.Lo que no sé es si a esta hora recibirán gente.
- Esto está desierto -. Advirtió Jilia -.Debe de existir un toque de queda o algo así.
- Es lo más probable - concedió Yener -.Esta ciudad está en una encrucijada de caminos muy importante por lo que se ve y de seguro será ambicionada por grupos organizados de bandidos .Ahora comprendo el porqué está tan bien amurallada y vigilada.
- Pues si hay toque de queda también habrá patrullas que recorran las calles para que nadie lo viole - dedujo Jilia con la aprobatoria mirada de Pelgrus que asintió dándole la razón con lo que la comandante prosiguió -.Entonces debemos darnos prisa, si nos pillan se acabó.
- Seguidme - les indicó el elfo apretando el paso pese a las molestias que aquello le ocasionaba .Jilia nuevamente se ofreció a sustentarle para mejorar su andar y Yener les cubrió las espaldas vigilando que no pasara ninguna patrulla -.


Aunque fue Pelgrus quien descubrió un grupo de soldados que recorrían una calle próxima a la que transitaban, con celeridad los tres buscaron escondite entre las sombras y las paredes de las casas próximas hasta que el pelotón de soldados pasó de largo internándose en otra calle.

-¿Queda mucho?,- preguntó Yener deseando encontrarse ya en un lugar seguro -.
- Estamos a dos calles nada más- le contestó el elfo, también ansioso por llegar -.
- No sé si nos harán preguntas cuando lleguemos a la taberna - comentó Jilia preocupada por esa posibilidad -.
- Tranquila - le dijo Pelgrus sin parecer inquieto -.En cuanto saquemos unas monedas de oro con las que pagar por adelantado nadie te preguntará nada, así son las cosas por estos sitios .Podrías ser un asesino y les daría igual ,con tal de que pagues bien y no des problemas en el local.
- Suena muy alentador como reclamo turístico - comentó Yener de modo sarcástico -.


El elfo no pareció detenerse a considerar ese último comentario y optó por indicarles a ambos que le siguieran .Avanzaron así las dos calles que les separaban todavía de la taberna cuya presencia se delataba a través de un cartelón colgado sobre unos hierros clavados encima justo de la puerta.


- La taberna del Onir - leyó Jilia -.
- Vamos a ver si está abierta - propuso Yener aproximándose a la puerta -.
- Antes de eso hay que elaborar un plan - terció el elfo que añadió con una media sonrisa -.Y yo tengo uno.
- Pues a que esperas para contárnoslo - le apremió Jilia -.
- Es que no sé si te va a gustar - respondió su compañero con cara de circunstancias -.
- Tú di de que se trata y ya veremos - repuso la comandante Renar que ya conocía lo bastante a Pelgrus como para temerse con razón que su parte iba a ser algo desagradable -.


El elfo les narró lo que tenía pensado, y efectivamente, al parecer a ninguno le hizo mucha gracia la idea .A Jilia sobre todo le incomodó bastante el papel que le tocaba, pero tanto ella como Yener debían reconocer que no era una mala estrategia. Por ello, optaron por llevarlo a cabo, sobre todo la comandante Renar que era la más afectada.


- No te preocupes Jilia - la tranquilizó Yener pese a todo -.Tú has demostrado que sabes cuidarte y nosotros estaremos siempre cerca.
- Bien pues adelante, abre ya la puerta y vamos con la comedia - le indicó la mujer con no demasiadas ganas -.


Y el señor del Kail empujó la misma haciendo girar un abridor de madera del que estaba provista y por fortuna ésta se abrió, en el interior, bien iluminadas por varias lámparas de aceite y antorchas ,se alineaban numerosas mesas de madera con sus respectivos bancos y desperdigados en ellas al menos una docena de personas que miraron a los recién llegados durante unos instantes perdiendo enseguida el interés por ellos cuando Yener, Pelgrus y Jilia se situaron en la barra el mostrador .Fue el elfo quién abordó al tabernero, un tipo de apariencia fuerte y gran bigote negro.


- Buenas noches amigo, queríamos tomarnos unas jarras de Blor
- Tendréis muchas ganas de hacerlo para venir a estas horas - repuso el tabernero con gesto serio -.
- Ha sido culpa mía - intervino Yener que explicó con aire desenfadado -.Discutía con mi amigo acerca de cual es la mejor cerveza y él me dijo que la cerveza de Blor que se hace aquí en Anlad. Yo no estaba de acuerdo con eso y apostamos tomarnos una.
- Vaya, pues yo estoy de acuerdo con su amigo, señor del Kail - repuso el tabernero observando el verde jubón de Yener con gesto sorprendido e incluso asombrado añadiendo eso si, con suma cortesía -.Y para un monje guerrero de Somer la primera corre por cuenta de la casa. Así podréis decir en vuestra patria donde bebisteis la mejor cerveza.


Y acto seguido el tabernero le escanció una jarra directamente desde el barril a Yener y ofreciéndosela le invitó a probarla.

- Beba de un trago, como solemos decir aquí si no le tumba, le levantará más.


Y Yener no se hizo de rogar dándole un buen sorbo a esa gran jarra que tenía en las manos .La cerveza sabía a extraña mezcla de amarga y fresca, desde luego apagaba la sed maravillosamente pero también se dejaba sentir su fuerte graduación .Casi después de echar ese trago Yener tuvo que apoyar ambas manos en la barra y concentrarse para evitar caerse de golpe ante las risas del tabernero y el resto de los presentes, cuya atención había vuelto a centrarse en ellos al escuchar la conversación, sobre todo al ruidoso tabernero.


-¿Qué tal ha estado amigo?,- reía ese hombre apoyado sobre su propia barra y mirando al monje con expresión divertida -.
- Hay que reconocer que nunca había probado una cerveza como esta - aseguró Yener tratando todavía de centrarse -.
- Pues ponga dos más - le indicó Pelgrus añadiendo con tono jovial -.Nosotros también queremos beber con nuestro amigo.


El hombre obedeció aun con expresión risueña .Los demás presentes aplaudieron al señor del Kail que había conseguido soportar aquel trago y volvieron cada cual a sus respectivos asuntos. Yener entre tanto trataba de usar sus percepciones del Kail para encontrar algún vestigio o pista que le llevase a Rena pero el efecto de la bebida le hacía disminuir sus facultades. Por suerte, el elfo también tenía sus propios métodos para buscar información y añadió tras dar un trago.

- Buena cerveza si señor - asintió, ofreciéndole una jarra a Jilia que la miraba dubitativa ante lo cual él la animó -.¡Vamos mujer, no seas tonta!.
- Quizás sea muy fuerte para mí - objetó ella con voz tímida -.
- Nada de eso - le contradijo Yener, aseverando con rotundidad -.Ya verás como te gusta.


Y Jilia aceptó beber pero Pelgrus le indicó que debía dar un largo trago.

- Es la tradición para el que la bebe por primera vez. Como ha hecho nuestro amigo el monje – justificó, observándola divertido -.


La comandante Renar asintió empuñando la jarra y levantándola sobre sus labios para bebérsela, al principio de forma dubitativa, pero después casi de un tirón. Apenas sí pudo dejar la jarra nuevamente en la barra cuando comenzó a marearse y pudo decir con tono desconcertado.

- No sé que me pasa,...apenas si puedo...


Y no le dio tiempo a decir más cayendo desmayada sobre el mostrador, el elfo sonrió entonces susurrándole al tabernero.

- Estas mujeres no soportan bien la bebida, mejor, porque aunque es una preciosidad ya no sabía que hacer con ella. ¿Tú no sabrías de alguien a quién pudiera interesarle?.
- Bueno ,¿y qué hay del señor del Kail?.- Le comentó el tabernero que ahora parecía sentirse nervioso en su presencia -.
- No te preocupes por él, también tendrá su parte en esto ,¿o te pensabas que era alguien inmaculado?.
- No claro - sonrió el tabernero contemplando detenidamente ahora el cuerpo de la mujer que yacía inconsciente -.Y supongo que desearéis despediros de ella en condiciones, para lo cual tengo unas buenas habitaciones en el piso de arriba.
- Me temo que no lo comprendes bien amigo - le susurró ahora Yener agregando a modo de sereno razonamiento -.Si hacemos eso perderá valor, esta mujer es virgen, nos costó mucho hacerla confiar en nosotros y para ello tuve que hacerme pasar por un monje de Somer.
-¿Estabas engañándome pues?,- dijo el tabernero con tono airado lo que provocó alguna que otra mirada -.
- No te preocupes - le tranquilizó Yener sacando un par de monedas de oro y depositándolas sobre la barra para añadir de forma conciliatoria -.Aquí tienes, me gusta disculparme con elegancia, pero comprende que era necesario este pequeño engaño o ella jamás habría venido a estas horas .Burlando el toque de queda.
- Si tienes tanta elegancia para pedir perdón no hay problema amigo, siempre he sido un tipo razonable y no me gusta discutir. - Sonrió aquel hombre cogiendo satisfecho las monedas -.
- Si lo hay, tenemos un pequeño problema que esperamos tú puedas solucionar - le comentó Pelgrus en tanto depositaba descuidadamente otro par de monedas sobre el mostrador -.No sabemos quién podría pagarnos un buen precio por ella.
- Por eso no os preocupéis - declaró el tabernero con un guiño cómplice de ojo en tanto se guardaba ese nuevo donativo -.Esta misma noche se va a celebrar una subasta en el sótano de la taberna. Aquí sólo están los clientes habituales, pero abajo hay un gran local.- Les señaló una puerta cerrada que estaba situada al fondo de la taberna y entregándoles una pequeña llave de hierro les comentó -.
- Sólo tenéis que bajar allí por unas escaleritas y llegaréis ante una puerta a la que deberéis dar tres toques, ni uno más ni uno menos .Después os preguntarán la contraseña y responderéis “mercancía”, eso para hacerles saber que traéis una mujer .Cuando os abran sólo tenéis que preguntar por Sebek, él es el líder de una partida de bandidos que también consiguen doncellas y está al cargo de la venta. Lo único malo para vosotros es que tendréis que vendérsela primero a él.
- Ya, y él sacará después un mayor beneficio - repuso Yener que añadió con tono resignado -.¡Qué le vamos a hacer!, supongo que de otro modo nos será imposible.
- De otro modo os mataría y se quedaría con la mercancía. Aquí nadie vende nada de eso sin su permiso.- Les respondió el tabernero -.
-¿Y quién no nos dice que sea eso lo que haga antes de pagarnos ni una moneda? - terció Pelgrus con tiñendo su voz de suspicacia y temor -.
- Sebek es un bandido pero tiene ciertos principios y nunca haría eso si llegáis a un acuerdo que le parezca favorable - les tranquilizó el tabernero que añadió con buen criterio -. Además, eso le granjearía muy mala reputación como intermediario y no creo que quiera perder un negocio tan lucrativo como este -.
- No se, ¡ a ti qué te parece?- Le inquirió el elfo con tono inseguro a su compañero -.
- Muy bien, que quién no se arriesga nada gana - comentó Yener cogiendo esa llave y dándose al elfo -.


Yener tomó en brazos a Jilia, y tanto él como Pelgrus se dirigieron hacia la puerta, mientras el elfo abría Yener sostenía a la comandante Renar que seguía inconsciente .O al menos eso parecía ya que ella entornó un ojo mirándole inquisitiva y el señor del Kail asintió despacio y aliviado, por un momento incluso había llegado a creer que esa cerveza se le había subido a la cabeza a Jilia de verdad, pero ésta tenía bastante aguante para la bebida y todo iba conforme al plan previsto. Abriendo la puerta se encontraron con unas escaleras de caracol débilmente iluminadas por lamparitas adosadas a las paredes que descendían hacia el piso inferior .Fueron bajando con suma cautela, en una parte para no ser vistos hasta el ultimo momento y en otra para no caer por esas angostas escaleritas .Pelgrus se adelantó aun cojeando por su lesión y fue le primero en comentar en voz baja.

- Aquí está la puerta .Daré los tres toques.


Y tras hacerlo, efectivamente una ruda voz de hombre les inquirió.

-¿Quién va?.
- “Mercancía” - respondió Pelgrus lo que provocó que la puertecita se abriera de inmediato -.


Dos tipos mal encarados con una especie de uniforme de cuero les indicaron que entrasen. Primero pasó el elfo y después Yener cargando cuidadosamente a Jilia. Una vez estuvieron dentro un rápido vistazo del lugar les convenció de que estaban donde querían. Había una gran tarima que debería servir para subir allí a la “mercancía” a fin de que los compradores pudieran admirarla y al fondo de la estancia, una especie de rejas que dejaban translucir algunas siluetas .Para saber de qué podría tratarse habrían de acercarse hasta allí por suerte los mismos guardianes les condujeron en ese sentido.


- Estas chicas se venderán muy caras. Sobre todo un par de ellas que eran artistas en una troupe. Y muy buenas por cierto, una de ellas cuando la capturamos hirió al menos a dos hombres con sus cuchillos .¡La muy estúpida pudo matarles y no lo hizo!.- Comentó jocosamente uno de ellos -.


Yener escuchaba en silencio, no había esperado menos de Rena, pues ahora estaba seguro de que se trataba de ella .Podía sentir en esa muchacha un alma pura y noble pese a todos sus devenires y ahora suspiraba aliviado, la liberación de la chica estaba casi hecha. No obstante debían seguir el plan y para ello Pelgrus inquirió al guardia.


-¿Dónde está Sebek?. Queremos negociar con él.
- Sebek vendrá ahora - les contestó descuidadamente el guardia mirando con mucho interés a Jilia hasta que Yener, presintiendo claramente la naturaleza del mismo, le informó con un toque de ironía - .
- Es virgen y queremos que lo siga siendo .Eso le da más valor.
- Claro - convino el centinela -.No temas por eso, a nuestro jefe tampoco le gustaría empobrecer una inversión como esta.


En eso que escucharon tras de ellos sonidos de botas aproximándose y el otro guardia dijo.

- Ya está aquí el jefe.


Todos se giraron a mirar al recién aparecido, era un tipo alto y ancho de espaldas de larga cabellera negra y una extraña marca similar a una flecha oscura que le cruzaba el rostro dibujándose a ambos lados de su ojo izquierdo, vestía una larga chaqueta ajustada de lo que parecía algo similar al cuero y llevaba a su espalda una larga capa negra, no parecía estar armado aunque Yener sospechó que eso era una mera apariencia. En cuanto se llegó hasta el grupo que le observaba, declaró con una voz firme y diríase que hasta escrutadora.


- El tabernero me ha informado que deseáis hablar de negocios conmigo. Decid lo que queréis.
- Tú debes de ser Sebek - replicó Yener sin mostrarse en absoluto impresionado por aquel bandido -.
- Así es - confirmó éste añadiendo con sarcasmo -.Y una vez hechas las presentaciones aguardo a escuchar vuestra demanda.
- Verás señor - intervino Pelgrus con una voz que rayaba en la coba más absoluta - .Sabemos que eres un hombre ocupado y que conoces bien este negocio. Y seguramente sabrás apreciar el valor de la mercancía que te ofrecemos .Es una mujer muy guapa y fuerte además de virgen. No se verán muchas así por estos alrededores. Seguro que te interesará.


Sebek dio un vistazo a Jilia a quién Yener había tendido sobre una especie de camilla. Daba la impresión de no confiar en la presunta virginidad de la mujer, aunque el bandido la observó bien acariciando ligeramente sus mejillas que lucían sonrosadas y declaró con estudiada indiferencia.

- Os ofrezco ochenta monedas, ni una más.


Yener y Pelgrus se miraron, estaba claro por lo que el monje podía percibir, que ese bandido trataba de probarles, a su juicio Jilia debería de valer bastante más. El elfo que también se daba cuenta de esto, añadió con tono quejumbroso.


- Pero señor, no pensaréis que nos hemos arriesgado burlando el toque de queda y que nos hemos tomado tantas molestias engañando a esta doncella, para conformarnos con tan poco.
-¿Cuál es tu precio?- repuso el bandido manteniéndose a la expectativa -.
- Digamos que unas doscientas monedas compensarían nuestros desvelos - respondió Pelgrus esbozando una sonrisita estúpida de complacencia -.


Ahora fue el bandido quien sonrió para contra ofertar.

- Me temo que pides demasiado .No pienso que hayáis tenido que esforzaros tanto. Pero quizás antes estuve algo cicatero, os daré cien monedas.
- Y podría ser que yo haya sobrevalorado mi mercancía - reconoció Pelgrus que sabía de sobra haberlo hecho por lo que corrigió su anterior precio -.Podría ser tuya por ciento cincuenta monedas.
- Debes saber que yo he de obtener también beneficio - comentó el bandido, divertido no obstante con aquella puja -.
- Sabes que obtendrás bastante más que eso - intervino Yener con un tono muy convincente -.
- Y nosotros podríamos bajar hasta las ciento treinta monedas - ofertó Pelgrus -.
- Y yo subir tan sólo hasta las ciento veinte - respondió Sebek mirando con un creciente interés a la mujer que se debatía suavemente en sueños con ligeros gemidos, que inducían al bandido a ser algo más generoso -.
- Ciento veinticinco estarían bien - aseveró el elfo -.
- Convenido - afirmó a su vez Sebek ofreciéndole una de sus enguantadas manos -.


Y Pelgrus la estrechó sonriendo de forma amplia, daba a entender lo satisfecho que estaba por cerrar un trato cuyos beneficios parecían superar sus aspiraciones .El bandido vio esto y también sonrió, sabía que se llevaba una buena ganga y que esos dos paletos estaban felices por entregársela a semejante precio de saldo, lo que le hacía sentirse satisfecho consigo mismo.


- Ahora mismo concluiremos la venta, voy a por las monedas y os pago - les dijo dándose la vuelta y alejándose de allí -.
- Bueno - suspiró Yener dirigiéndose a uno de los guardias - .Pues abrid la celda y metedla dentro. Por cierto, ¿sabéis cuándo comenzará la subasta?. Es sólo curiosidad, pero nos gustaría saber por cuanto se vende.
- Se celebrará por la mañana - les respondió el guardia según abría aquella reja -.Supongo que no habrá problemas para que podáis presenciarlo si no abrís la boca.


Y tanto Pelgrus como Yener asintieron, estaba claro que el centinela se refería a que ninguno debía decir el precio por el que la habían vendido ellos. Aunque en eso desde luego que no habría problema. Eso pensaba Yener que volvió a coger en brazos a Jilia y la introdujo dentro de aquella especie de celda en donde media docena de mujeres aguardaban a ser vendidas .La mayoría dormían resignadas a su destino de esclavas, aunque Rena que efectivamente se encontraba allí, había estado despierta escuchándolo todo y se apartó hacia el fondo nada más abrieron la reja. Supo ser lista y no dijo nada. Esperó y en cuanto Yener pasó dejando suavemente a Jilia en una especie de camastro, la chica se dejó ver y él tapándose la boca con un dedo esbozó una sonrisa .Rena asintió devolviéndosela de forma cómplice, comprendía que todo aquello seguramente formaría parte de algún tipo de plan para sacarla de allí junto con las demás chicas .Así, sin que el guardia se diera cuenta, Yener le entregó un cuchillo susurrándole después.


- No dudes si tienes que usarlo, se trata de tu vida y tu libertad. Y no temas, mi amiga te ayudará.


Y pocos segundos después salió sonriendo con aprobación al guardia en tanto le decía.

- Ya la tenéis acomodada, ahora espero que tu jefe traiga las monedas pronto.
- No tardará - le aseguró el centinela -.


Y así fue, en apenas unos instantes Sebek regresó con una bolsa bien llena que resonaba con un delator eco metálico .Nada más ver a Yener se la arrojó a las manos. Éste la cogió al vuelo mientras el bandido decía.


- Las ciento veinticinco monedas de oro convenidas. Podéis contarlas si no os fiáis.
- No será necesario - respondió Yener agregando con tinte cortés -.Estamos al tanto de que eres hombre de palabra en los negocios.


Eso satisfizo al bandido que sonrió ligeramente lo que Pelgrus aprovechó para pedirle con suma humildad.


- Sólo nos gustaría que prolongases un poco más tu generosidad y nos permitieras ver como subastan a la chica .¿Sabes? tenemos curiosidad...
- Lo comprendo - admitió el bandido que añadió cordial - .Por mí no hay inconveniente .¿Ya sabéis cuándo y dónde será la subasta?.
- El guardia nos ha dicho que será aquí por la mañana - respondió Yener -.
- El guardia os ha informado mal, será por la tarde - rebatió Sebek que explicó -.Tiene órdenes mías de dar información falsa a quiénes les puedan preguntar. Es por seguridad, supongo que lo entenderéis. No queremos que nadie ajeno a este negocio meta las narices.
- Claro, muy astuto, esta visto que, además de generoso eres inteligente - se apresuró a responder Pelgrus -.Entonces con tu permiso, nos vamos a descansar, hasta la tarde señor.


El bandido les despidió a su vez con un gesto de su cabeza y los dos volvieron a subir por las escaleras. Al llegar arriba pidieron una habitación para descansar .Ahora tendrían que llevar a cabo la segunda parte del plan, como liberar a las dos chicas .No obstante a Yener había algo que no le encajaba, su percepción del Kail le indicaba que existía algo que ese tal Sebek les ocultaba. Apenas pudo indagar en su mente para saberlo, ese bandido debía de ser alguien dotado para resistir el sondeo psíquico, no parecía una habilidad aprendida, más bien se trataba de algo natural pero, con todo, eso ponía la operación de rescate en más dificultades de las previstas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)