miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 132

24./Capítulo 132.La Armonía de Uldaren


En la jornada que siguió se fue completando la marcha por aquella agreste y desolada meseta hasta que, con visible contento, todos pudieron irse percatando de los progresivos cambios del paisaje .Aquello no era un corte radical que separase un enorme y mágico bosque amurallado por gruesos troncos centenarios de un terreno baldío y perverso .Ni tan siquiera existía un río o frontera de ningún tipo entre ambos mundos que sirviera para dividirlos con precisión meridiana. Simplemente el tránsito entre ellos se produjo de forma moderada y gradual, con la cada vez mayor aparición de plantas verdes y grupos de arbustos que condujeron a un primer alineamiento de grandes árboles denominado “el Pasillo de Bienvenida” .Aquello sí que podía considerarse una especie de frontera ya que, según la tradición, ningún poder maligno podía pasar bajo ellos sin recibir su castigo .Así se lo explicó Pelgrus al resto de sus maravillados compañeros que podían percibir la gran belleza y apacibilidad de esos parajes por los que iban a introducirse.


- Es realmente hermoso - declaró entusiasmada Rena, observando a su alrededor con la vista elevada hacia las altas y frondosas copas de los árboles que apenas sí dejaban filtrarse tenues rayos cobrizos de sol hasta ellos -.¿Está lejos tu pueblo?.- Preguntó a Pelgrus con evidente curiosidad -.
- No mucho - sonrió el elfo añadiendo de modo enigmático -.Mi pueblo está en el bosque y el sagrado espíritu del bosque mora en él.
- La sensación que percibo aquí es muy distinta a la que tenía antes - observó Yener añadiendo con un suspiro -.Se respira paz y armonía por todo el lugar. Y capto poderosas presencias que viven en el interior de este gran bosque.


Pelgrus asintió despacio con un gesto de aprobación e invitando al resto del grupo a seguirle arreó suavemente a su montura y ésta, guiada al parecer por una fuerza extraña, atravesó la hilera de árboles situada a su derecha y tras de ella fueron las demás. Una vez tras aquella larga fila de majestuosos árboles a las mentes de todos vino una especie de susurro melodioso y musical que parecía contener en sí mismo las voces de los propios grandes robles, pinos y demás variedades de esos gigantes vegetales que cantasen a la vida y a la paz que allí se disfrutaba. Maravillado, Yener sintió como sus percepciones del Kail se agudizaban una vez más .Distinguiendo voces de talantes masculinos, femeninos e incluso neutros, de difícil clasificación pero todas al unísono igualmente bellas y melodiosas .Durante el largo, aunque impreciso tiempo que duró aquel paseo ,nadie dijo nada extasiados como estaban todos ante tal sensación de tranquilidad y equilibrio que les envolvía .Finalmente fue Pelgrus el que rasgó el silencio reverencial del grupo al indicarles algo que hasta el momento nadie había advertido, un grupo de construcciones livianas hechas en ramajes y hojas ubicadas en círculo alrededor de un gran claro cercado por las copas de muchos de aquellos colosales y centenarios troncos de árbol.

- Hemos llegado a mi casa - les informó visiblemente satisfecho, para exclamar de seguido con jubilo -.¡Por fin, después de tanto tiempo!.


Y sus compañeros miraron curiosos y sorprendidos a un nutrido grupo de criaturas semejantes a Pelgrus que salían a recibirles confiadamente esbozando sonrisas cálidas y amables .Vestían casi todos modestas túnicas que parecían fabricadas en las hojas de aquellos árboles y algunos de ellos, los que presentaban rasgos de mayor ancianidad en el blanco cabello de sus cabezas, se adornaba a su vez con túnicas igualmente inmaculadas .El grupo fue invitado a desmontar por Pelgrus que hizo entonces las veces de interlocutor, aunque en primer lugar tuvo a bien hacer una sentida reverencia a aquel grupo de personajes de las blancas vestiduras que se habían congregado en semicírculo tras de sus más jóvenes y curiosos semejantes .Entonces, al advertir el gesto de Pelgrus, el resto de sus amigos le imitaron y uno de aquellos ancianos, el situado en la posición central del grupo, avanzó hacia ellos en tanto los elfos más jóvenes le abrían paso formando un largo túnel lleno de curiosas y expectantes miradas .El anciano, sin prisas, se llegó hasta Pelgrus y los otros y, posando su vista en ellos, declaró con amabilidad y gesto afable.


- Sed bienvenidos a nuestro hogar. Que la paz y la armonía del bosque de Uldaren os conforten y os llenen, sirviendo de ayuda a vuestros espíritus en vuestros futuros viajes. Yo soy Unam, el patriarca del pueblo élfico de Edair. Hijos de Alex y Maray.
- Eso nos convierte en hermanos - le respondió Yener esbozando una sonrisa -.Ya que también nosotros somos hijos de Alex y Maray y protegidos del dios Kail.
- Eres un monje del Kail, eso lo vemos - repuso el viejo patriarca añadiendo con respeto - .Y también conocemos que tu misión es sagrada .No te extrañes de que lo sepamos pues aquí las cosas se conocen merced a los murmullos de las hojas en la brisa que llevan la palabra de las hadas del bosque y ellas, a su vez, transmiten la de los dioses puesto que son sus mensajeras. Ten la seguridad de que te ayudaremos en lo posible para que afrontes tu última prueba.
- Necesitamos aun dos objetos mágicos para poder cumplir nuestra misión - se atrevió a comentar Jilia un poco tímidamente, al entrar en aquella conversación.-.


El anciano dedicó a la humana una amable mirada y respondió con suavidad.


- Veo que te repusiste bien, valiente muchacha, y que has conseguido encontrar a ese al que buscabas.
- Si - .Sonrió Jilia un poco desconcertada pues apenas recordaba nada de su estancia allí, cuando fue curada de todos los daños sufridos en su paso por la puerta del Dalarzian.


El anciano parecía leer su mente cuando sonriendo con afabilidad le comentó.

- No te preocupes ahora por eso, esos recuerdos que perdiste se llevaron también otros menos gratos y es mejor que se queden en el olvido.
- Pero eso será vano si no conseguimos hallar lo que estamos buscando -. Repuso ella a su vez con un ligero poso de inquietud -.
- No debes preocuparte por esos objetos.- Aseveró Unam para explicarle a la chica y por ende al resto -. Uno de ellos lo consiguió tu compañero gracias a la mente .Los otros los porta en su corazón y en su alma. Pero, ¿cómo hallarlos?. Eso tendréis que averiguarlo por vosotros mismos y cuando lo logréis podréis seguir vuestro viaje .Aunque ahora lo mejor y más principal es que disfrutéis de nuestra hospitalidad. Dejad que las heridas se cierren y que la fatiga se borre de vuestros cuerpos y mentes, para que vuestras almas puedan ver más claramente el resto de vuestro camino.


Dicho esto el anciano hizo una indicación y al punto algunos de los miembros de su pueblo se acercaron hasta el grupo tomándoles de las manos y encaminándoles a varias de aquellas tiendas acomodadas para ellos .Al instante pudieron percatarse de un detalle que casi les pasó inadvertido en un primer momento, cuando aun estuvieron montados a caballo .La estatura de esos seres era bastante menor a la humana, Jilia y Yener por ejemplo tuvieron que prestar buen cuidado de no darse en la cabeza con el techo de sus respectivas tiendas lo que provocó sonrisas y miradas divertidas por parte de las doncellas y varones que les atendían .Rena y Eryd con alturas más acordes a las del pueblo élfico no tuvieron particulares problemas, ambas estaban fascinadas por aquel entorno, sobre todo Rena que mostró mucho interés en la suave y dulce lengua de los elfos cuando les escuchó conversar entre ellos, y más aun al oír a alguna de las muchachas cantar con una voz llena de claridad y armonía mientras llevaban a cabo cualquier tipo de rutinaria faena doméstica .Pelgrus por su parte, estaba encantado al volver a su casa y relató a sus absortos compatriotas la sucesión de sus aventuras desde que saliera con Jilia aun aturdida y sin recuerdos de allí.

Al llegar a este punto Yener volvió a interrumpir el relato y comentó a todos.


- Estuvimos unos días como huéspedes de aquel pueblo tan notable y aprendimos mucho de ellos, sobre todo lo concerniente a su bondad y su equilibrio espiritual con los seres que les rodeaban. Algo que nosotros, a pesar de todos nuestros conocimientos y rituales, hemos perdido por descuidarlo en demasía.
-¿Sabían algo de magia?,- le preguntó Calina vivamente interesada-
- Conocían y dominaban ampliamente muchos ritos y conjuros, pero siempre basados en la armonía y la paz de su bosque y la comunicación con entes superiores. Todos aprendimos mucho, como ya he dicho. Eryd, sin ir más lejos, se vio enriquecida aun más en su fe y su bondad al igual que Rena que quedó maravillada de la vida en aquel lugar. Tan encantada estuvo que, cuando quisimos partir, ella y Pelgrus decidieron quedarse.
- Pues sería una gran pérdida - valoró Sert sin poder creer aquello de esos dos compañeros tan notables -.Y sobre todo en el momento más importante de la misión con dos objetos todavía por recobrar.
- No fue así - negó Jilia agregando con filosofía -.Simplemente era lo que debían hacer .La continuidad de la misión nos correspondía ya únicamente a Yener, a Eryd y a mí.
- En efecto - corroboró éste agregando con sumo toque de misterio y reverencia -.Y yo tuve ocasión de constatarlo en una conversación inesperada.


Todos le indicaron con una curiosa e inquisitiva mirada que diera cuenta de aquella charla misteriosa .Y Yener así lo hizo declarando.

- Pasados unos días, estabamos ya recuperados de la fatiga y las luchas, nos encontrábamos muy bien en aquel sagrado paraje pero sabíamos que eso no podía durar para siempre, al menos en mi caso y el de Jilia. Yo daba un paseo a solas entre aquellos bellos y enormes árboles tratando de pensar cuando y como podríamos irnos y que haríamos al salir de aquel entorno de ensueño .Las cosas por desgracia no eran iguales fuera de ese bosque .Tan enfrascado estaba en mis pensamientos que apenas si advertí una silueta de mujer que se me acercaba, hasta que la doncella a la que pertenecía no comenzó a desgranar una bella canción con una voz pura y hermosa como jamás había escuchado…


Yener se giró sorprendido y ensimismado deleitándose al escuchar ese canto tan bello que provenía de la voz suave y clara de una bella muchacha de ojos azules profundos y mirada penetrante con un largo y ondulado cabello color castaño que le caía grácilmente en bucles sobre los hombros. Su rostro estaba bañado por el suave fulgor del sol tamizado entre las ramas de los árboles haciéndole irradiar un sublime resplandor cobrizo y su cuerpo, envuelto una ligera túnica color violeta y oro reflejaba también el brillo de la tarde .La doncella caminaba suavemente sobre las caídas y secas hojas del bosque sin apenas hacerlas crujir. Cuando estuvo más próxima a Yener le llamó también la atención su gran estatura, prácticamente igual a la suya.


-¿Acaso eres una de las hadas del bosque?.- Le inquirió él asombrado por aquella belleza tan pura y natural que no deslumbrante en exceso -.
- Tú no escuchas mi voz flotando en el viento como un murmullo más de la brisa - le respondió la joven con una voz cálida y suave -. Puedes verme como yo a ti y tenerme ante tu presencia .No, no soy un hada - añadió con una amplia sonrisa que contribuía a hacerla todavía más hermosa -.
-¿Quién eres pues?,- le preguntó nuevamente el asombrado Yener quien, por más que trataba de sondearla, no percibía nada más que una gran paz, alegría y bondad incluso maternal en aquella extraña chica que le llegaba a él mismo traspasando su propio corazón -.
- Soy tu amiga, soy tu hermana, tu madre y tu hija y aquella que espera de ti lo mismo que tú esperas de todos los tuyos, noble maestro del Kail.- Fue su enigmática y dulce respuesta -.


Aquello desconcertaba al monje guerrero que no era capaz de asentar su pensamiento para interponer otra nueva cuestión, aunque fue ella quien se adelantó diciendo casi de forma burlona pero muy simpática.


-¿Acaso el gran monje del Kail se torna torpe en presencia de una simple dama?.
- No estoy ante una dama cualquiera - pudo replicar Yener con agudeza y reverencia en esta ocasión reconociendo sin pudor -.Señora. La belleza de tu espíritu y la de tu voz llenan mi alma de una sensación serena que me impide formular cualquier tipo de cuestión.
- Eso es debido a tu propia calma y bondad interior - contestó ella con una condescendiente y amable sonrisa a la par que uno de sus dedos caracoleaba entre los bucles de su cabello -. Si no las poseyeras estarías sordo a lo sublime y ciego a lo hermoso. Mi voz simplemente es escuchada por tu corazón y la belleza que dices hay en mí es la que percibe tu propia alma. Yo también te he escuchado Yener, a ti y a otros como tú y me he maravillado de vuestra voz y de vuestro espíritu, aunque eso haya ido mermando en los tuyos en virtud del correr de nuevos tiempos.
-¿Podrías ayudarme mi señora?, - le preguntó él tratando de reordenar sus ideas que volaban confusas con el único referente de la serena hermosura de su interlocutora -. Debo partir para volver con los míos y ayudarles a encontrar la salvación. Y no sé como ni cuando debo hacerlo, ni que he de encontrar.
- Lo que debes encontrar lo tienes ya dentro de ti y una parte está aquí - le sonrió nuevamente ella .Tomándole con sus suaves manos una de las suyas le invitó a comprobarlo añadiéndo con una alegre y cantarina risa -.Míralo


Yener notó aquel suave y fresco contacto de su piel con la de ella y sintió un leve escalofrío recorrer todo su ser cuando la mujer habló explicándole.


- Ese es el Anillo de la Verdad. Puesto que la verdad ha florecido en tu interior. Y a mí, que me enseñoreo por estos bosques merced a mi linaje y la misión que de ellos he heredado, estoy complacida con tu sinceridad. Ahora te corresponde culminar tu misión con el último de los objetos. Aquel que tendrás cuando más lo necesites .Y que te vendrá cuando menos lo desees.
-¿Quién eres en realidad?. ¿La señora de estos bosques?.- Pudo preguntar finalmente Yener desbordado por el asombro y la curiosidad -.
- Ya deberías saber quien soy - le contestó ella con una voz dulce que sin embargo hasta parecía nuevamente burlona -.Soy quien vela tu sueño, te lo he dicho, soy la hija que te espera y la madre que te quiere desde que naces. Soy tu amiga y consejera y tu fiel compañera, soy tu esperanza y tus anhelos .Aquella a quien recuerdas y amas y hasta a la que olvidas .Cuando quieres verme no me ves, pero cuando precisas de mí me tienes y también me verás reflejada en lo que tú más amas y añoras. Ya hemos viajado juntos en buena parte de tu camino y volveremos a vernos de nuevo. No te preocupes por lo demás.


Y sin dar tiempo de réplica a su maravillado contertulio la mujer entonó una bella canción llena de alegría y esperanza en tanto bailoteaba con aquella majestuosa gracia alrededor del verde césped que alfombraba esa parte del bosque .Jugueteaba a través de los árboles escondiéndose y reapareciendo entre sus gruesos y grandes troncos bajo sus verdes copas que, tiñendo el suelo con sombras en tonos esmeraldas, parecían secundarla con unos invisibles y armoniosos coros en una melodía que decía más o menos así...



-“Para que debo preocuparme si tengo siempre conmigo a aquellos que me muestran el camino.
Para que debo sufrir y odiar, si en verdad no tengo más enemigos que los que no he conocido.
Sólo hay una Verdad pero, ¡qué difícil es de percibir si tú no te sientes más cercano!, mi hermano y sincero amigo.


Cuando tú elegiste mi senda, elegiste la senda de la Paz, del Amor y la Alegría.
No desfallezcas ahora sin consagrar tu alma al absoluto Amor de nuestro Padre Divino.
Ya que todo ha sido y será por siempre de Él bendecido.


¿Por qué temes pues? .Si tú me llamas y me lo pides yo siempre estaré contigo.
Hoy igual que ayer. Hablaste conmigo y de la mano iremos reunidos.
Para ayudarte a discernir entre las mentiras que pueblan la senda hacia el Paraíso.


Aunque mejor será que lo hagan aquellos a quienes debes mostrar el camino.
Tras las largas noches que padecerán y han padecido.
No deberán afligirse más pues el brillo de un nuevo amanecer les será concedido.


¿Por qué os preocupáis tanto entonces si es tan claro vuestro destino?.”
¿Por qué preocuparos?...
Tratad de ser felices y vivir por siempre en armonía amados hijos míos”...


Y sin que Yener supiera ni como ni cuando dejó de escuchar esa voz que acariciaba sus sentidos y descubrió con asombro que aquella muchacha había desaparecido. Ni siquiera sus mejores y más agudizados sentidos de un monje de tan elevado rango como el que ahora ostentaba fueron capaces de saber a ciencia cierta como sucedió pero ella ya no estaba allí .Eso le dejó perplejo y hasta confundido aunque mientras pensaba en aquella muchacha y sus palabras volviendo de camino a la aldea de los élfos una luz se encendió en su corazón y un gran escalofrío de admiración y reverencia le recorrió la mente, el cuerpo y el alma .Había tardado en darse cuenta de lo que había sucedido en realidad. ¡Y la verdad había sido que él, un humilde mortal, había estado charlando con la propia diosa Maray. !Y que ella había querido revelarle parte de la última etapa de su misión .Honrándole con una canción igual que él mismo hiciera hacía ya tanto tiempo o haría en un futuro lejano .!.Pensando en ello Yener se dio cuenta de que, en verdad, había sido la diosa la primera en hacerlo. Aquello le hizo sonreír maravillado y todavía esbozaba esa sonrisa cuando contó esto último.


-¡La Diosa Maray en persona!,- exclamó Lonel con la boca abierta -.
- Ni yo mismo podía creerlo al principio - reconoció Yener hablando con emoción cuando recordaba -. Y busqué volviendo sobre mis pasos, salté, corrí para ver si podía encontrarla de nuevo y postrarme ante ella y adorarla, declararle mi fidelidad eterna, ¡qué se yo!. Tantas cosas cruzaron por mi mente en aquel instante, todo ello impulsado y apacentado a la vez por la sensación de paz que emanaba de todo aquel entorno - admitía desbordado por aquellos maravillosos recuerdos -.¡Tenía tantas preguntas que hacerle!. Pero no vi nada más que la serena belleza del bosque y sólo sentí el murmullo de su esencia y sus criaturas llamándome y haciéndome partícipe de su armonía .Atravesé marismas de verdes hojas que cerraban los caminos y rastreé usando todas mis destrezas al límite, desbrozando cada reflejo de luz, cada sonido, cada aroma...; todo fue en vano .La mágica complicidad del bosque, sin embargo parecía burlarse de mí en esos instantes. Yo era el cazador, el hijo del Kail, pero ni aun así pude penetrar en los más recónditos secretos de ese lugar y localizar a la diosa que parecía arrullarme con el eco de otra sublime canción en la que se entrecruzasen la memoria de todos los grandes héroes de tiempos olvidados y la serena paz de aquel mágico bosque. Así, quedé sumido en una especie de contemplación de ensueño y cuando volví al poblado élfico contando lo sucedido hasta mis compañeros se asombraron y se negaron a aceptarlo realmente .Los únicos que sí lo compartieron fueron los elfos. Aunque finalmente, el anillo de la Verdad fue la prueba irrefutable de esa aparición divina. Un regalo más de la diosa que había puesto de nuevo su confianza en mí.


Todos se miraban absortos e impresionados sin saber que decir. Casi podían sentir la fascinación de naturaleza divina que debió experimentar el narrador. Hasta que la comandante Renar retomó el hilo del relato y añadió.


- Aquello nos indicó que debíamos partir. Y con gran tristeza en nuestro corazón lo hicimos dejando allí a Pelgrus y Rena. Ambos deseaban quedarse como ya hemos dicho .Sentían que aquel era su lugar. Rena nos dijo que quizás en un futuro saldría de nuevo al mundo pero que estaba deseosa de aprender y tener una familia a la que amar.
- Y ese le parecía el mejor sitio - completó Yener añadiendo a su vez -.Y tenía razón. En ningún otro lugar he respirado tanta paz y armonía, bueno, en ninguno terrenal. - Matizó dejando a todos aun más sorprendidos -.
-¿A qué te refieres con eso?,- le inquirió Dilain haciendo un sinfín de cábalas en su mente sobre el sentido de aquella aseveración -.
- Todo a su tiempo amigo, todo a su tiempo - le sonrió Yener con una mezcla de misticismo y simpatía que dejó confundido incluso a su curtido interlocutor -.


En efecto, Rena había asimilado bien la forma de vida y la alegría del pueblo de los elfos, se sentía unida a un amplio grupo por primera vez en su vida y querida por todos los que a su alrededor compartían la vida cotidiana. En el circo había sido distinto .Allí tuvo una familia y un destino similar hasta la llegada de los bandidos, pero nunca tuvo conciencia de quién había sido antes de entonces ni una verdadera integración en su alma .Después, con las aventuras que corrió con Yener y los otros supo otra vez lo que eran la amistad y el amor, aunque no pudo ser correspondida. Pero esto era distinto, de un modo u otro sentía que estaba ligada a la tierra y al mismo lugar en vez de tener una vida errante. Además, allí estaba Pelgrus a quién conocía y quería como a un hermano y quizás lo fuera en un sentido todavía más amplio de lo que ella sospechaba aun.


Yener, Eryd y Jilia hablaron con ellos y tanto Rena como Pelgrus les explicaron sus intenciones de permanecer allí. En un principio esto llenó de tristeza los corazones de sus amigos pero entonces intervino el anciano patriarca de los elfos que, mirando inquisitivamente a Rena declaró.


- Tened confianza, la chica está en donde debe estar .Enseguida me di cuenta al verla, ella es parte de nosotros .Al menos en una mitad de su ser.
-¿Qué quieres decir anciano?.- Le inquirió la propia Rena sin comprender.-
- Eres una Dunlain. Una hija de elfos y humanos - explicó él -.Lo he sentido en tu aura y el bosque lo ha notado también .Has vagado por el mundo humano sin encontrar acomodo ni reposo permanente y por ello nuestro Uldaren te ha llamado a su interior y ahora tira de ti para que te quedes y emprendas una nueva vida.
- Soy una Dunlain - repitió ella con una expresión de gran sorpresa y alegría dibujada en su rostro -.
- Fueron los hijos de ambas razas quienes crearon Dumlans, la capital de vuestro reino de Yum. - Les informó el anciano a Jilia y Yener como si adivinara sus interrogantes y tuviera constancia de aquel parecido entre ambos nombres - .Por ello, en vuestra lengua, la palabra derivó en aquel nombre y así se conoció vuestra ciudad .Como la ciudad de los hijos de ambas razas. Ahora debéis regresar y afrontar vuestro deber.
-¿Tú también quieres quedarte Pelgrus, entonces nuestros caminos se separan aquí? - le preguntó Jilia visiblemente entristecida -.



Pero el elfo le sonrió con cariño y declaró con voz dulce y conciliadora.

- Ya he cumplido con mi tarea, te he acompañado y ayudado hasta que me has necesitado, ahora ya no me corresponde a mí avanzar en el camino de los designados para esta última parte de la misión .Pero mi corazón y mis ruegos a los dioses irán junto a vosotros.


Al igual que cuando Yener les refirió a todos su conversación con la que había comprendido era la Diosa Maray, Pelgrus en un principio topó con la incredulidad de sus amigos, entonces el anciano sonrió apoyándole y declarando al hilo de aquello.


- Pelgrus y Rena ya han cumplido su misión. Ahora deben seguir el curso de su propio destino y morar aquí, en Uldaren. Aun tiene cosas muy importantes por las que vivir aquí. En cuanto a vosotros tres - indicó en referencia a Yener, Jilia y Eryd -.Estáis en manos de los dioses, ellos os ayudarán .Y sé que triunfaréis. Seguid más allá del bosque, en sus confines se eleva el gran monte de la Luz Suprema .Subid a él, siempre ha sido considerado el altar y el camino hacia otros mundos.
- Así lo haremos gran patriarca - afirmó Yener cumplidamente -.Gracias por toda la ayuda que tú y los tuyos nos habéis prestado.
- Pero tened mucho cuidado - les advirtió el anciano trocando por unos momentos su amable y suave tono otro más seco de inquietud - .Fuera de este bosque persiste el peligro de las fuerzas del mal y también el de los malos pensamientos que quedan excluidos de aquí. Y todos esos entes diabólicos saben hacia donde tenéis que ir y que no os deben permitir lograrlo bajo ningún concepto, sin importar lo que tengan que hacer para impedíroslo.
- Lo tendremos, muchas gracias por cuanto habéis hecho por todos nosotros - repuso Jilia con voz reconocida -.
- Nada, ni nadie nos impedirá alcanzar nuestro objetivo - declaró Eryd con más fuerza y convicción si cabe que nunca -.
-¡Que los dioses y la fortuna os acompañen! - les deseó Rena añadiendo con voz queda y llena de cariñosa melancolía -. Y acordaos siempre de mí y de Pelgrus como nosotros guardaremos vuestro recuerdo. Porque cuando nos necesitéis allí estaremos de nuevo, ya sea en este tiempo o en el futuro.



Tanto Eryd, como Yener y la comandante Renar se despidieron de sus amigos con un fuerte, caluroso y sobre todo cariñoso abrazo, en el que trataban de condensar todas las experiencias y aventuras vividas, siendo obsequiados por los elfos con un bello canto de despedida. Muy emocionados montaron en sus caballos y se alejaron lentamente del núcleo del poblado acompañados por los melodiosos tonos y las canciones transportadas por el susurro de la brisa que alimentaban sus espíritus de fuerza, con el sustento del dios Alex, el llamado a veces Hernt o cazador druida por los elfos, que parecía transmitirles así un mayor coraje y valor para enfrentarse a cualesquiera que fuesen los peligros que estuvieran destinados a afrontar .Más seguros y confiados por lo que sentían aunque a la vez añorantes y todavía apenados, volvieron la vista atrás por última vez y descubrieron a Rena y a Pelgrus abrazados y llenos de felicidad en sus sonrientes semblantes , despidiéndoles con el saludo de sus manos agitadas contra el viento del atardecer. Jilia recordó entonces como ella misma esbozaba una cálida sonrisa entre las lágrimas cuando devolvió aquel último saludo y tuvo que contener la emoción de ese recuerdo.


- Y así partimos dejando atrás a nuestros compañeros y el pacífico bosque - remachó bucólicamente Yener ante el admirado silencio del resto de los oyentes -.


Todos tenían de seguro sus propias reflexiones sobre lo que acababan de escuchar y quizás algunos deseaban plantearlas junto con muchas preguntas pero en ese instante todo se cortó cuando llegó un comunicado urgente .Un oficial irrumpió en el salón del trono provocando que uno de los ministros leales del emperador se dirigiese airado al recién llegado y le abroncase por ese respecto. Reprochándole el haber roto al mágica atmósfera que se había adueñado del lugar tras el relato.


-¿Cómo osas entrar sin ser convocado?. ¡Estamos en una reunión de Estado!.
- Perdón señor - pudo balbucir aquel hombre, que sin más dilación, informó lacónica y aterrádamente a todos- .¡Han llegado terribles noticias de Magasth ,algo se está levantando de entre la niebla! .¡Son muchos, cientos y miles de sombras con forma humana .Y otra gran aparición en forma de un monstruo horrendo y colosal! .Nuestras tropas no han podido ni tan siquiera tratar de detenerlas. Ya que han sido literalmente barridas por la energía de esa bestia .Tan sólo los magos de Esil y los monjes del Kail pueden entablar una mínima resistencia, pero precisan ayuda.
-¡Debemos acudir hasta allí ahora! - declaró Yener de modo contundente -.Y yo he de hacer lo que vine a hacer. Mi Señor, está casi amaneciendo.
- Si - convino el emperador -.Es el momento, daré la orden a través del gobierno en funciones de que todo sea dispuesto.
-¡Dilain, Sert!- les indicó tajantemente Yener -.Debéis volver al Abismo y apoyar a vuestros compañeros. Que hagan perder el máximo tiempo posible a nuestros enemigos .Lord Carnalsk - le pidió también al nephraler -.También necesitaremos vuestra ayuda y la de vuestros conciudadanos.
- Contad con ella - afirmó el noble dirigiéndose hacia Nerel Asety, Seilin Naris y Yashira Draker comentándoles- .Hemos de confundir al enemigo .Y para ello llevaremos a cabo el plan que tenía marcado.


Todos los presentes le observaron sin comprender, excepto Yener y obviamente los dos natacliers y la nephraler que sí estaban al corriente .Y fue Nerel quién les informó.

- Lord Carnalsk desplegará la enseña nephraler en el campo conminando a los muertos vivientes del abismo y a sus demoniacos caudillos a unírsele en su alrededor. Es una vieja costumbre de lucha de aquellas épocas que contribuirá a frenar su avance y a darnos algo más de tiempo.
- Hasta que el canto a Maray esté listo - añadió Seilin -.Porque supongo que de eso se trata .¿Verdad?.- Le inquirió ella al propio Yener que lo confirmo con un leve asentimiento -.
- Señor - intervino Yashira que había pemanecido muy callada hasta el momento- .Según nuestros informes el sol ya ha salido pero una gran capa de negras nubes está cubriendo casi por entero el planeta.
-¡Entonces en marcha! - arengó Carnalsk -.No hay tiempo que perder. Coronel Draker convoque a todos los miembros de nuestro pueblo que pueda ,debemos ser muchos para hacer creer a esos soldados infernales que es en verdad un ejército de los Oscuros quien les convoca.
- A la orden - repuso ella que se reunió con su superior y los natacliers partiendo todos en dirección a Magasth -.


Lo mismo hicieron Dilain y Halcón Certero ,mientras tanto Yener y Jilia permanecieron junto a su emperador. Su presencia no era necesaria aun en el campo de batalla y con esta nueva argucia ganarían tiempo para la invocación a Maray .Además, Lonel estaba fascinado por aquella historia y les pidió, por favor ,que prosiguieran en su relato ,en tanto se preparaba todo el ceremonial y se convocaban a las autoridades y al pueblo. Yener deseoso de seguir narrando sus aventuras, sobre todo en la parte que restaba, accedió a ese deseo imperial. Entre tanto las noticias del canto llegaron a millones de casas yumlaincers, cuyos sorprendidos y atemorizados ciudadanos no se atrevían a moverse ,excepción hecha de algunos pocos miles entre los que se encontraban la familia de Yener ,Navilia y Gali .Todos ellos partieron sin perder un segundo hacia la gran explanada del palacio de Dumlans guiados por un repentino deseo que nacía sobre todo en Navilia y en Samara.


Ajenos por el momento a esto Yener y Jilia retomaron el hilo del argumento en donde lo habían dejado.

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