miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 134

26./Capitulo 134. Las Revelaciones del Retorno


Y de aquel resplandor surgió un etérea figura envuelta en una inmaculada túnica de un color cegador. Tenía forma humana y sus cabellos eran blancos y tan brillantes como el resto de su ser. Poseía tres pares de alas enormes del mismo inmaculado fulgor que batía con impresión de elegancia y suavidad, al tiempo de poderío arrollador, como si pudiera crear un huracán en cualquier momento. Sin embargo, se mantenía sin alterar para nada la quietud que le envolvía .Pese a la distancia que los separaba Yener pudo incluso descubrir sus ojos refulgiendo con relámpagos dorados y oyó su voz, cálida y pura como jamás había escuchado, ni siquiera en labios de la diosa Maray. Cuando los tonos de aquel ser divino le llegaron como una oleada, su cuerpo, su mente y su propia alma fueron sacudidas con un violento escalofrío de Calor y Amor en su más amplio sentido y dimensión .Muy por encima de cualquier medida terrenal que hubiera experimentado .Al lado de aquel prodigioso ser todos los poderes y dones que el monje había ido adquiriendo o experimentando a lo largo de su vida quedaron desvaídos y carentes de significado .En esa presencia podía sentir la Verdad Absoluta y la Auténtica Esencia del porqué de las cosas y todo se reflejaba en un majestuoso canto que aquel portador de luz elevaba con sus dos gigantescos y poderosos brazos abiertos en una mirada dirigida hacia los cielos. Yener podía entenderlo y el canto decía...


“Aquí estoy y recibo la lluvia de tus divinos dones.
Dueño y Creador de todo lo que es y lo que no existe.
TÚ que eres la esencia y la medida de todas las cosas
Dador y portador de alma y vida para todas tus criaturas


Bendícelas a todas y derrama en ellas tu Amor Omnipotente.
Ayúdalas en el tránsito del espíritu así como ayudaste a tus servidores.
Y dales entendimiento para discernir la verdadera senda hacia tu Reino.
La Fe y la Unión serán sus escudos y sus espadas en el camino que lleva a tu lado.


Gloria a ti por los siglos de los siglos y los eones venideros.
Y Eterno recomienzo en todas las nuevas Trascendencias Cósmicas.
Tráenos la lluvia de tus divinos dones. ¡Oh Señor del Paraíso!.
Para que así podamos iluminar el Universo con el infinito amor que profesas a tus bienamadas criaturas”.


Yener no podía ni siquiera articular palabra, ni un mero pensamiento, todo aquello le llenaba y embriagaba por completo catapultándole a una esfera de conocimiento muy por encima de su dimensión espiritual. Era tal el poder y la revelación de aquel enorme y maravilloso mensajero, la impresión de Libertad y perfección tan absolutas que producía, que el mortal no podía asimilarla. El humano tan sólo se dejaba mecer electrizado por los agudos coros y elevados tonos que emitía barriendo las aguas amatistas con descargas de energía suprema, indescriptiblemente poderosa .Por unos momentos detenidos en un inexistente tiempo, parecía que miles de soles iluminaran todo a su alrededor, parados sobre la cabeza de aquella excelsa criatura que desafiaba su brillo con la mirada sin deslumbrarse, al igual que el pobre mortal que le contemplaba extasiado .Y Yener comprendió que aquel reluciente ángel se situaba muy por encima de los propios dioses de Yumlaiance o de sus dioses rivales .Entonces del cielo ambarino sin nubes brotó una extraña lluvia que se condensaba junto al Mensajero Celestial hasta cuajar en una deslumbrante piedra que irradiaba unas espléndidas tonalidades multicolores y en tanto esto sucedía ese tremendo ser de luz decayó lentamente en su canto y fue desvaneciéndose como si del resplandor del atardecer se tratara .Yener pudo recobrar poco a poco el control de sí mismo retornando a su percepción normal. Entonces escuchó la voz de aquel individuo, el encapuchado misterioso que flotaba en aquel límpido cielo color oro alumbrado con las interminables destellos de millones de estrellas en forma de galaxia espiral, anunciarle.


-¡Ese es mi hermano de luz; Asthel, el Mensajero del Creador Supremo! .Él proclama la grandeza de nuestro Padre Celestial a todos sus hijos y les invita a compartirla .Yo, su hermano Azrael, me ocupo de guiáros en vuestro periplo por las diferentes etapas y dimensiones cósmicas.
- Pero, ¿quién eres tú?.- Insistió respetuosamente Yener, profundamente maravillado por aquellas revelaciones -.
- La forma que tú ves es una de las muchas que adopto para hacerme asequible a los sentidos de criaturas poco evolucionadas en el espíritu .Te he traído hasta este lugar para que pudieras comprobar una ínfima parte de la gloria de los Ángeles evolucionados del Creador y comprendas que todas vuestras tribulaciones humanas no son sino pasajeras y carentes de significado en los planes de la vasta conciencia cósmica. Ahora debes regresar a tu sitio.
-¿Y no podría quedarme aquí?.- Preguntó Yener quién se sentía feliz y elevado como jamás había sentido con experiencia alguna, olvidando prácticamente todo lo que había conocido -...


Su interlocutor no respondió, fue el mismo Yener quien se dijo recordando unas olvidadas palabras.

- Cuando menos lo quiera lo tendré .¡Esa es la clave y ahora lo sé! .Tú me has abierto el camino .A mi pesar tengo que volver para hacer lo que debo.


Y ese misterioso mensajero asintió lentamente desapareciendo. Yener volvió a encontrarse sin ningún tipo de transición en medio del campo de batalla, descubriendo entonces que portaba algo de tacto liso y frío entre sus manos. Dirigiendo una curiosa y sorprendida mirada contempló aquella maravillosa piedra diamantina que había visto formarse ante sus ojos y supuso de lo que se trataba .Apenas lo comprendió miró hacia sus compañeras, tanto Jilia como Eryd se defendían enconadamente de sus enemigos hasta que el monje se impuso con una clara y retumbante voz de mando que sorprendió tanto a amigos como a enemigos.

-¡Basta ,detened la lucha!.


Y así sucedió en efecto, por extraño e increíble que pareciese todos obedecieron. Jilia y Sebek, Eryd y el Hialgasth interrumpieron sus respectivas contiendas observando fijamente a ese hombre que desprendía una intensa aureola. Los ojos de Yener parecían lanzar destellos de fuego y fulminar a todo aquello que se interpusiera en su campo visual .Así debió de pensarlo el Hialgasth que retrocedió torpemente, dejando atónito a su compañero de batalla.


-¡Ha sufrido un gran cambio, una especie de iluminación. Esto va mucho más allá de mi poder! - confesó el maligno espíritu con un aullido alarmado -.
- Ahora lo veo todo con los ojos de la verdad - declaró el monje con un tinte solemne que resultaba demoledor añadiendo -.Y te conmino a ti a que hagas lo mismo.


Cuando Yener clavó su mirada en aquel ser oscuro éste profirió un terrible e histriónico chillido y simplemente se deshizo en polvo .El resto de los presentes quedó anonadado por aquella increíble exhibición de fuerza pero el monje, lejos de rematar aquello con alguna declaración espectacular dijo de modo sumamente modesto.

- No os asombréis de esto, no he sido más que un mero instrumento del Poder que conduce a la Verdad, la que a su vez lleva al Tránsito.


Y mientras hablaba exhibió el diamante en su mano derecha elevándolo sobre su cabeza e indicando a Jilia.

-¡Eleva tú el Cetro del Poder!.


La comandante Renar, atónita al igual que los otros, reaccionó finalmente obedeciendo con prestancia. De las alforjas de su montura desenvolvió el citado instrumento elevándolo sobre su cabeza de idéntico modo al de su superior. Al instante y como si de una súbita conexión se tratase, un triángulo compuesto por una plateada luz unió los vértices del anillo puesto en la mano izquierda de Yener, el Cetro que portaba Jilia y el diamante alojado en la mano derecha del monje.

- Entonces este es el adiós - terció Eryd con una mezcla de asombro, admiración y tristeza -.
- Se feliz y vela siempre por todos los habitantes de este mundo y por las generaciones futuras - le respondió Yener con gran cariño y dulzura -.


Sebek por su parte asistía con la boca abierta a tal espectáculo, algo dentro de él le decía que aquellas eran fuerzas y poderes a los que no convenía desafiar nunca más y convencido de ello amagó un intento de huida aunque Yener le paralizó al punto con una frase lapidaria no exenta sin embargo de tono conciliador e incluso amistoso.


- Todos pueden ver la luz de la Verdad, todos deben hacerlo ya que el Supremo Creador nos ama a todos. Tu compañero eligió no verla, pero tú puedes aceptar el regalo que Él te ofrece .Recuerda que los Ojos de la Verdad siempre nos están viendo .Tú mismo no puedes negarte la verdad.
-¿Y cuál es la Verdad?.- Inquirió respetuosa y desconcertadamente el bandido -.
- Que tú mismo eres un ser amado y capaz de amar, no lo olvides nunca y vive a ese respecto.- Fue la respuesta del Monje -.


El bandido no pudo apartar la vista de Yener que daba la impresión de ir a fulminarle con su mirada pero no fue así. Sebek permaneció estático con un gesto entre ausente y maravillado como si algo dentro de sí hubiese comprendido finalmente la futilidad de sus anteriores actos y la nueva etapa que se le abría. Entonces Yener añadió.


- Regresad los dos juntos, ya no estás sola Eryd.


La maga se quedó sorprendida volviendo a reparar en Sebek de quién se había olvidado por entero durante la lucha aunque el asombro pronto dejó paso a la ira y negó con la cabeza.

- No puedo volver con quién ha matado a mi prometido y a mi tío - rechazó ella con tono frío y una mirada de profunda hostilidad hacia el bandido -.
- No fui yo - se defendió Sebek -.Yo no tengo poderes mágicos.
-¡Pero fuiste partícipe del ataque! - repuso coléricamente Eryd añadiendo con rabia -.Es más, si Yener no te hubiera perdonado y dado otra oportunidad, acabaría contigo ahora mismo.


Sebek retrocedió despacio, esa enfurecida muchacha podría muy bien lanzarle uno de sus terribles hechizos de fuego en cuanto el monje se hubiera marchado, pero Yener intervino entonces dirigiéndose a su amiga con tono conciliador y amable.

- Eryd, destierra el odio de tu corazón pues el odio es lo que nos ancla en nuestras tribulaciones. Tú tienes mucho potencial y un alma noble. No te apartes de tu camino, se grande para contribuir a engrandecer a la futura Yumlaiance y ayuda a otros a que lleguen también a serlo mediante la remisión de sus faltas.


La chica le miró atónita, sin saber que decir, aquellas palabras de Yener y el modo en como las decía apaciguaban sobremanera su ánimo y más cuando él añadió con voz queda y admirada.

- Por unos instantes he sentido una prueba del Amor en la Esfera Celeste. Y es algo tan maravilloso que no puede describirse.


Jilia y la maga se miraron .Yener había permanecido mudo y quieto durante toda la pelea y nada parecía haberle afectado. Posiblemente hubiera tenido algún tipo de revelación por parte de los dioses .De todos modos, la muchacha no podía dejar de desconfiar del bandido y así lo hizo saber.


-¿Cómo sé que no tratará de apuñalarme por la espalda a la menor ocasión?.
- Te juro por mi honor que no habré de volverme contra ti, sino que repararé cuanto mal te haya hecho. Y yo siempre cumplo con mis promesas.- Respondió Sebek con su solemne palabra -.


Yener podía presentir que aquello era cierto. Ese bandido no juraba en falso .Además se encontraba impresionado por el propio monje y su aureola cuasidivina. Es más, Sebek añadió.


- Señor del Kail, al principio salí en tu persecución deseando recobrar lo que me quitaste, pero ahora creo que, a cambio me has dado mucho más de lo que jamás creí posible. Por ello te aviso has de saber que ese Hialgasth te perseguía por orden de un noble de las Tinieblas. Un tal Ragerf.


Y el bandido les contó más o menos todas las peripecias que habían llevado a cabo en su persecución, incluyendo el intento de envenenarles del que se arrepintió solicitando el perdón al puntualizar.


- Podría haberme callado eso pero como te he dicho, soy hombre de palabra. Desde ahora la vida de esta maga será para mí algo tan sagrado como la voluntad de los dioses. Es más, de haber sabido cual era tu misión desde el comienzo yo mismo te habría ayudado. Por una causa como ésta bien merece la pena morir.


Yener asintió y les desveló a todos dejándoles atónitos.

- Sé quién es ese Ragerf, no es otro que el propio Aranchil que deseaba asegurarse del fracaso de nuestros planes .Él trajo aquí a tu compañero de viaje, ese ser mató a uno de mis mejores y más leales amigos en mi tiempo y trató también de asesinarme a mí, sin embargo supe que debía perdonarle y ofrecerle la verdad. Fue su propia negativa y empecinamiento en permanecer entre tinieblas lo que le destruyó pues yo nada malo albergaba ya en mi corazón para con él. En cuanto a ti Sebek, si el Gran Creador y nuestros dioses te perdonan porque te aman yo no seré una excepción en eso.

- Ni yo tampoco .Por mi parte, olvido nuestra batalla y te deseo que vivas en paz.- añadió Jilia contagiada por la actitud de su compañero a la vez que asombrada por esas palabras -.


La maga también quedó visiblemente impresionada y Yener repuso dirigiéndose ahora a Eryd.

- Este hombre ha estado ciego a la verdad y no ha guiado bien sus pasos, ayúdale a encaminarse en el amor y la luz. Sólo una persona noble y gentil como tú puede hacerlo. Nosotros siempre estaremos contigo al igual que nuestros dioses protectores y las almas de todos aquellos a quienes quisiste y que también te amaron. Y tú Sebek, no desperdicies esta oportunidad.
-¡No lo haré, lo juro por mi vida! - se apresuró a replicar el bandido llevando su mano izquierda al pecho para reforzar su aseveración -.


Y tras unos instantes de suspense, sobre todo para el bandido, la maga sonrió ampliamente, admirada del proceder de Yener, para responder.


- Le ayudaré, porque sé que nunca estaré sola, pues os tendré a todos por siempre .Haga lo que haga y vaya donde vaya, rezaré a los dioses que me han bendecido con vuestra compañía y les pediré que os ayuden a triunfar en vuestro cometido. Lo mismo que dijeron Rena y Pelgrus vale para mí. Si alguna vez me necesitáis invocadme, ya sea en el presente, el pasado o el futuro y allí estaré para ayudaros.
- Lo mismo digo -. Afirmó el reformado bandido sentenciando -.Es una deuda de honor la que he contraído con vosotros y el Magmud por haberme unido a los poderes oscuros y desde ahora viviré para saldarla y os ayudaré incluso más allá de la muerte si es preciso.
- Así sea - sonrió Yener a su vez apagando aquel resplandor que ofrecían sus ojos y añadiendo respecto de su otra compañera de viaje -.Es la hora Jilia.


La comandante Renar asintió confiada y se aproximó hasta su amigo, no sabía exactamente que hacer, era como si el Cetro y una voluntad más poderosa que la suya la impulsaran y en el preciso instante en el que ambos se unían dándose las manos un gran resplandor azulado les envolvió ocultándoles a la vista de Sebek y Eryd. Cuando esta luz se disipó ya no estaban allí y sólo quedaron los ecos de las palabras de la maga con la mirada perdida en el firmamento.

- Hasta que volvamos a vernos amigos míos.


Y otra vez ningún tipo de transición tanto Yener como Jilia se vieron rodeados de un espeso bosque que daba la impresión de estar demasiado ordenado. No tardaron en acomodar sus sentidos a la nueva realidad percatándose del alumbrado artificial que bañaba la noche .Allí estaban las familiares luces de la zona perimetral del parque de Tald en las afueras de Dumlans. Habían vuelto a casa.


Nadie se atrevía ni tan siquiera a perturbar con el sonido de su respiración el ambiente de espeso silencio que se respiraba en el salón del trono cuando Yener llegó a esta parte del relato. El monje se detuvo entonces y declaró con un tono serio pero resuelto y animado a un tiempo.

-¡Ahora debemos entonar el Canto. No hay tiempo que perder!.


El monarca asintió confirmando a su vez con sus ministros y demás hombres de confianza los preparativos .Aquel iba a ser un Canto excepcionalmente extraño ya que no figuraban la mayor parte de las instancias que debían estar representadas. Los Magos de Esil y los Señores del Kail se encontraban luchando contra el Oscuro y cada vez más poderoso enemigo que se nutría sin cesar creciendo por instantes, al igual que las irisadas y malvas tinieblas que cubrían ya por entero a Yumlaiance.


-¡Que los dioses nos ayuden! - pidió Lonel al ver tal oscuridad cernida sobre los cielos de su palacio en pleno mediodía -.


Y sin más palabras todos emprendieron el camino ritual hacia el templo dedicado a la diosa Maray .Por su parte Samra, su madre, Join y Rachel, llegaban entonces al palacio de Dumlans. Gina se detuvo ante los centinelas y dándose a conocer pidió ver a su esposo. Los soldados, puestos sobre aviso por la experiencia anterior, informaron al comandante de la guardia que a su vez hizo llegar el mensaje al emperador. Éste lo comunicó a Yener y obtuvo una confirmación a modo de ligero asentimiento por parte del monje, tras lo cual, Lonel le ordenó al oficial sin perder ni un nanodan.

- Que todos ellos sean escoltados hasta aquí sin dilación, obvien cualquier formalismo.


Las instrucciones fueron obedecidas al punto aunque antes de que los familiares y amigos de Yener y Jilia reuniesen con ellos. El emperador observó con enorme y respetuoso interés.


- Todavía te queda rematar la historia señor del Kail.
- Si majestad, es cierto - convino Yener que prosiguió -.Y en tanto nos dirigimos hacia el templo la concluiré.- El soberano asintió e hizo señas a los otros, mientras se ponían en camino Yener continuó -. Verás Señor, los primeros momentos del regreso fueron para nosotros como el despertar de un sueño, apenas podía creer que todo lo vivido en los últimos meses hubiera sucedido de verdad. Aunque tan pronto descubrimos que nos hallábamos de vuelta a casa pensé en entablar contacto con aquellos que me vieron marchar. No sabía entonces del fin del maestre Sartas así que intenté verle a él y al mago Dilain. Aunque algo dentro de mí me hizo variar de itinerario. Sentía una presencia familiar y muy conocida en el lugar el que estabamos. Así se lo dije a Jilia y ambos decidimos rastrear de quién podría tratarse. Todavía íbamos embozados en nuestras ropas de marcha y nos cubrimos con las capuchas, partimos saliendo de aquel bosque y recorrimos una considerable distancia hasta entrar en un centro comercial. El ambiente estaba apacible y los muchachos y muchachas discurrían por allí entre paseos y conversaciones de lo más variadas .En contra de lo que pensé en un primer momento ninguno parecía prestarnos atención .Algunos quizás nos señalaban despectivamente susurrándoles algo a sus amigos al tomarnos por mendigos, pero nada más. Yo, en cambio, no me preocupaba mucho de eso y seguía tras la pista de mis percepciones. Estaba convencido de que se trataba de algo muy familiar y en efecto, llegando a la altura de la esquina que separaba una tienda de un salón recreativo pude ver a una chica a quien enseguida reconocí como mi hija .Pese a que en un primer instante me resistí a creerlo, aquella muchacha era una adolescente y mi Samra tan sólo una niña cuando me fui, pero los años habían pasado en Yumlaiance. Aquello me sumió en un gran desasosiego y sólo pude pensar en lo que había perdido, parecía que todas las revelaciones que había tenido se hubieran evaporado ante aquella certeza. No me atreví a darme a conocer, de seguro que ella no hubiera sabido quién era yo aunque hubiese pasado a su lado. De todos modos no quise arriesgarme, por muchos deseos que tuviera de abrazarla no me podía permitir alterar nuestros planes .Además, notaba otra sensación procedente de alguien familiar. Alguien con capacidades psíquicas que podría incluso detectarme. Encomendé a Jilia que vigilase de lejos a mi hija y decidí seguir el rastro de esa otra presencia, efectivamente la rastreé hasta localizar su fuente en una joven morena a la que vi paseando en actitud reflexiva sondeando al resto de las personas que pasaban por allí .No sé si ella lo sintió ,pero muchos de aquellos paseantes alojaban en su interior la maldad de la posesión de espíritus oscuros .Gracias a mis aumentadas destrezas evité que ninguno de ellos me descubriese y simplemente observé alejarse a esa hermosa chica .Luego supe que se trataba de mi sobrina Rachel y que efectivamente había sentido lo mismo que yo.



Reuniéndose entonces con Jilia, Yener le explicó el plan a seguir. Ella se ocupó de contactar con el ahora Gran Maestre Dilain .Entre tanto, Yener siguió a su familia y comprobó que estaban bien después de tantos años .Lo siguiente fue lo más difícil, durante unos horas dudó entre presentarse o no ante ellos pero viendo que el desenlace de todo estaba próximo optó por darse a conocer. En un primer momento fue tras los pasos de su hija Samra siguiéndola hasta una gran discoteca en la que trató de contactar con ella de modo telepático siendo interceptado también por su sobrina Rachel que poseía la sensibilidad y clarividencia de Kyra, su madre .Y finalmente Yener eligió volver a casa y reencontrarse con los suyos, fue entonces cuando vio a Gina y le reveló quién era, su esposa cayó desmayada y su hija apenas sí pudo reaccionar por la emoción, lo demás ya era bien conocido para todos sus allegados.


Y justo en ese momento llegaron Samra, Rachel, Gina y Join .Todos entraron con una mezcla de fascinación, inquietud y nerviosismo en el salón del trono imperial. Asimismo fueron guiados por la guardia hacia el camino del templo. Lo siguieron y lograron alcanzar a los otros. Estos se detuvieron, prevenidos por Yener que sintió cerca de su familia, hizo una seña a su grupo para que aguardase. Al reunirse por fin, los cuatro recién llegados hicieron unas grandes y repetidas, a la vez que desconcertadas reverencias ante Lonel, quién se apresuró en acercarse a ellos y liberar al grupo de aquello.


- Por favor - les pidió el emperador con tono amable -.Todos estos formalismos están de más en estos importantes instantes que vivimos .Lo verdaderamente fundamental es que podamos enfrentar unidos esta amenaza.
- Su majestad tiene razón - convino Yener explicando a su familia -.Ahora vamos a rezarle a la diosa Maray y eso es lo verdaderamente importante.
-¿Vas a rezarle a la diosa otra vez?.- Pudo preguntar Gina verdaderamente atónita por ello -.
- Si y no - repuso enigmáticamente su esposo -.Realmente nadie puede hacer eso de no ser elegido por el comité .Y previa dispensa especial.
- Y tú en verdad posees todas las garantías señor del Kail - le respaldó uno de los prebostes leales al Emperador -.
- Tienes nuestros parabienes - sentenció el propio Lonel que recordó agudamente -.Además, ya no eres Yener Rant, ¿no?. Entonces es como si oficiaras el canto por primera vez.


Todos los familiares de Yener le dirigieron una interrogativa mirada tanto a él como a su soberano, aunque el monje, anticipándose a un postrera pregunta que ilustrase aquellos gestos de sorpresa, declaró.

- A su tiempo os lo explicaré con detalle .Ahora cosas más importantes nos aguardan. Vamos todos hacia el templo de Maray.


Nadie quiso preguntar nada, simplemente siguieron a Yener y al resto de la comitiva reanudando la marcha. Entre tanto las cosas en el campo de batalla se volvían difíciles por momentos, afortunadamente la argucia de Lord Carnalsk y Yashira surtió un momentáneo y vital alivio. Al reunir a cientos de nephralers y enarbolar su insignia atrajeron la atención del ejército de la oscuridad que lenta pero imparablemente goteaba fuera del Abismo de Magasth protegido por una enorme y aterradora criatura con aspecto de colosal serpiente rematada en su gran cabeza por una decena de cuernos retorcidos. Los ojos de esta terrible criatura eran capaces literalmente de quemar con su mirada y de sus fauces cavernosas y profundas brotaba una larga lengua bífida que corroía hasta las piedras. Nada de lo intentado por las tropas convencionales era eficaz para detener a un engendro de la magia y ni siquiera los potentes conjuros que ensayaban Dilain y los suyos, unidos a las técnicas místicas de los monjes guerreros, la afectaban en lo más mínimo.


-¿Qué clase de bestia es esa?- .Exclamó el horrorizado Halcón Certero -.
- Es la manifestación de todo el odio y las disputas contenidas en nuestro mundo -. Le desveló Dogo Valeroso -.
- Nuestros conjuros más potentes se estrellan en esa cosa - reconoció Dilain con tintes de impotencia e irritación -.
-¡Menos mal que los nephralers han acudido a tiempo! - observó Halcón Certero indicándole a su compañero la presencia de Carnalsk y los suyos -.
- Si, pero eso no durará por mucho tiempo - rebatió el Maestre con preocupación -.


Y Dilain tenía mucha razón en sus palabras .El ejército de muertos y seres oscuros que copaban las tierras adyacentes al abismo se habían replegado para dirigirse hacia el estandarte nephraler, pero entonces una voz seca y retumbante como el trueno y potente como mil descargas de rayos los detuvo advirtiéndoles.

-¡Quietos, esos no son vuestros aliados, sino traidores a la causa de vuestro dios!.


Todos los allí presentes reaccionaron con sorpresa, incluido Lord Carnalsk que fue quien dijo pese a todo con tono frío y controlado de resignación.

- Ha venido el que más temía.


Yashira le miró de soslayo con expresión interrogativa .La nephraler no caía en la cuenta de a quién podría referirse su superior hasta que Carnalsk remachó la frase con estas fatídicas palabras.

- Aranchil el Destructor ha venido para hacerse cargo de su ejército de leales espectros.


La presentación del dueño de aquella voz era correcta, de entre las negras nubes surgió entonces una figura humanoide de roja armadura y capa color ceniza que descendió desde ellas hasta posarse en el suelo, en el centro justo de sus tropas. Todos los allí presentes, magos, señores del Kail, e incluso los nephralers dirigidos por Yashira y Carnalsk, se estremecieron ante el terrible poder que de esa nueva presencia emanaba. Y para colmo de males, junto a este poderoso guerrero, surgió de la nada una bella mujer de pelo y ojos color fuego que se humilló ante él doblando una rodilla en tierra y cogiendo una de sus manos entre las de ella para obsequiarla con un prolongado beso de fidelidad.


- La diosa Aradanchil también se ha unido a la batalla - musitó Yashira visiblemente abatida -.La lucha está perdida.
- Aun no, debes tener confianza en el señor del Kail y en su pueblo - le rebatió Lord Carnalsk que, pese a tanta adversidad, no perdía la compostura -.


Pero el dios de la destrucción no compartía el optimismo del noble nephraler y declaró en voz alta dirigiéndose a todos sus enemigos.


- Yo soy la Destrucción y caeré sobre vosotros. Mis leales arrasarán vuestro mundo y este planeta quedará reducido a escombros y envuelto en las llamas de Aranchil.


Esas palabras transmitieron el más agudo terror a los yumlaincers allí congregados pero tanto Dilain como Sert y sus compañeros de más confianza y valía se negaron a retroceder. Fue el monje guerrero quién respondió con un desafiante y potente tono.

-¡Jamás podrás vencernos por muy dios de la Destrucción que seas!.


Aranchil miró al joven y esbozó una cruel sonrisa .Su subordinada Aradanchil hizo intención de eliminar al molesto humano pero su amo se negó deteniéndola con un gesto.

- Serán nuestros convocados del averno quienes lo harán, nosotros no podemos intervenir directamente en esta batalla.


La diosa asintió divertida en tanto se dirigía a las legiones de espíritus malignos y de muertos y les ordenaba.

- Atacad con saña y aniquilad por completo a nuestros enemigos .Incluidos esos traidores de Nephraler.


Y aquella masa informe de espectros descarnados y seres de ultratumba se dividió en dos grupos, avanzando unos bajo la protección de aquella gran bestia hacia los yumlaincers y rodeando los otros al grupo de Yashira y Lord Carnalsk. Los compatriotas de estos, visiblemente aterrorizados, trataban de buscar algún lugar para la huida pero era imposible traspasar la barrera de seres Oscuros que se cernía sobre ellos. Fue el noble nephraler quién, desenvainando su larga espada e inundándola con un fulgor rojizo, declaró a los suyos.


- De nada sirve tratar de escapar, luchemos contra el enemigo con la ayuda de nuestros dioses.
-¡Que la diosa Alasir nos ayude y nos proteja! - añadió Yashira elevando la súplica hacia los negros y espesos cielos -.


Pero los muertos y fantasmas no detuvieron su ataque y fueron estrechando el cerco pese a los disparos a discreción de las armas nephralers. Aquellos seres resultaban inmunes por completo y el pánico amenazaba con atenazar a todos los compatriotas de Yashira y lord Carnalsk. El noble sacó entonces una larga daga de su cinto con un emblema alegórico de un gran dragón bicéfalo y se la entregó a Yashira explicándole con amabilidad.


- Es el símbolo de mi Casa y esta además es un arma mágica, úsala y lucha con valor.
- Gracias milord, para mí es un honor, por vos y por nuestro mundo lucharé hasta el fin- sonrió adustamente ella empuñando la daga en el acto -


Ambos comenzaron a luchar con denuedo derribando numerosos enemigos .Por su parte el ejército yumlaincer, pese a estar reforzado por criaturas como las que jugaban en sus grandes ligas deportivas y con los magos de Esil y los señores del Kail, también perdía terreno lenta pero continuamente, pese a poseer algunas armas mágicas eran inferiores en número. El resto de la tropa no podía hacer gran cosa con ninguna de las armas convencionales. Al igual que sucedía con sus ahora aliados de Nephraler eran incapaces de dañar a sus enemigos y la situación se tornaba cada vez más angustiosa. Sin embargo, tanto Carnalsk, como Sert y Dilain mantenían aun la calma, era como si estuvieran esperando algo. Y en ese momento una luz dorada atravesó los cielos rodeando al grupo de los nephralers y una voz les habló...


En toda Yumlaiance mientras tanto las gentes asustadas por los extraños fenómenos que acontecían se encerraban en sus casas .Muchas personas que estaban poseídas por cualquier tipo de espíritu oscuro los liberaban ahora causando el terror entre sus convecinos. Definitivamente el momento de quitarse la máscara había llegado para los secuaces del Dios de la Destrucción. Peter, Kyra y los demás agregados observaban también impotentes como el mal avanzaba a través de todas las ciudades y pueblos de Yumlaiance. El de Oumeya se preguntaba en voz alta dirigiéndose a su mujer con desasosiego.


-¿Es que nada ni nadie podrá detenerlos?. ¡Maldita sea! , me siento como un inútil.
- Me temo que nada se puede hacer desde el nivel físico. Ni siquiera desde el mental .Esto concierne al espíritu .Y creo que no sólo al espíritu de una o varias personas .Pero no te desanimes. La ayuda llegará. - Replicó Kyra con una faz más tranquila -.
- Espero que Yener tenga la solución después de su vuelta - declaró Peter contemplando el oscuro cielo diurno y escuchando algunos gritos de terror de personas atacadas por semejantes espectros allá en las calles -.



Kyra no dijo nada pero ella también lo deseaba con todo el corazón .Lo mismo que su propia hija y Samra que caminaban junto con Gina por detrás del cortejo en dirección al templo de Maray. Era ese el único lugar en el que hasta el momento no se veían danzar las oscuras y tenebrosas sombras de los espectros. Yener se paró por fin ante las escalinatas y declaró dirigiéndose a todos los presentes.

- Ahora tendremos que rezarle a la diosa como jamás se haya hecho en Yumlaiance. Y para ello todos deberán escucharnos. La población entera.


En ese instante y salvando los metros que les separaban Rachel se llegó hasta él y Yener le dijo.

- Necesitaré que tú combines tus esfuerzos a los míos .Que todos los que podamos extender los mensajes telepáticos unamos nuestras fuerzas.


Todos se miraron unos a otros sin alcanzar a comprender lo que aquello quería decir, excepto Rachel que asintió .En ese instante la prima de Samra señaló hacia el fondo del largo camino y reconoció a alguien.

- Mirad...- les indicó a todos -.


Los presentes pudieron observar a dos muchachos que corrían hacia allí .Uno de ellos era Gali quien todavía no comprendía como habían podido cruzar Dumlans y plantarse allí, justo en el palacio imperial, soslayando a los guardias y medidas de seguridad. La otra persona era Navilia quién parecía avanzar con paso seguro y confiado a fin de reducir la distancia que les separaba del resto de los allí congregados .Una vez reunidos con ellos el chico hizo una improvisada y atónita reverencia al darse cuenta de que ese que estaba allí era el propio emperador. Aunque, por su parte, Navilia no saludó de ese modo, obviando la presencia del soberano. Eso en cualquier otro momento habría significado una grave falta de protocolo, disculpable quizás en alguien tan joven y sin experiencia en esos asuntos, pero la muchacha tenía una buena razón para no hacerlo. Lo que sí dijo, dirigiéndose a Yener como si hubiese leído sus pensamientos fue.


- Adelante, te ayudaremos. Yo comunicaré con mi pueblo.


Y el monje guerrero, con una actitud que dejó extrañados a todos, le sonrió a la muchacha e incluso le hizo una sentida reverencia dándole las gracias .Navilia respondió con otra amplia sonrisa pero no dijo nada más.


En el frente de batalla el ataque de los espectros se había detenido por unos instantes al aparecer aquel dorado resplandor del que una voz femenina surgió para decir...


- Nosotros venimos desde el borde de las edades, para ayudaros y sanaros, guiaros y protegeros, no para destruiros. Hijos míos, uníos a las plegarias de vuestros hermanos y entre todos venceremos.

Paralelamente a estas palabras, Rachel, Calina y Yener se pusieron en contacto con los monjes guerreros y los magos .Como si de una reacción en cadena se tratase les imbuyeron las siguientes premisas.


-¡Rezad por la salvación de Yumlaiance! ,¡rogad a los dioses que os iluminen y que lo hagan también con nuestros pueblos y decid a las gentes que no teman y pidan a los dioses. Por el recuerdo de los Grandes Hombres y Mujeres de Yumlaiance!.


Aquello fue como una descarga que sacudió los corazones de los monjes y los magos todos a una elevaron las plegarias a sus respectivas deidades protectoras, muy en especial, a la Diosa Maray. Madre del pueblo de Yumlaiance.

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