27./Capitulo 135.El Segundo Canto.
Y sucedió que en las mentes y los corazones de todos los habitantes de Yumlaiance se escuchó algo y ese algo fueron las palabras de Yener que se reflejaban en ellos con la imagen del monje guerrero en sus mentes .Y este les decía.
- Hermanos, he vuelto hasta vosotros en estas horas tan amargas para traeros un mensaje. No soy vuestro salvador ni debo ser yo quién se enfrente a nuestros enemigos por vosotros. El poder que va a derrotar a los Oscuros va mucho más allá de mis modestas fuerzas .Ese poder está en vosotros y en vuestra confianza y amor para con vuestros semejantes y los dioses que nos protegen. Os pido ahora que hagáis el canto a Maray conmigo. Pues no debo ser yo el que le rece sólo a la divinidad, sino debemos hacerlo todos nosotros unidos.
En todos los lugares del planeta, incluidas las naves de las flotas lejanas, todos recibieron la comunicación como un vínculo espiritual que les unía al resto de los suyos. Los yumlaincers quedaron maravillados ante este mensaje. No era posible que fuese un sueño ni una alucinación inducida por tecnología alguna. Todos experimentaron al unísono esa sensación y por unos breves instantes se sintieron en verdad hermanados. En Anlad, Menra Delaier miró hacia el negro cielo del espacio y sonrió. Sabía que Yener y Jilia, junto al resto de sus amigos y compañeros estaban allí dirigiendo la oración por Yumlaiance y se sumó a ella con fervor .Lo mismo hicieron Karie, su esposo y sus hijos. La amiga de la infancia del monje recordó con cariño y nostalgia a éste y sus sueños y esperanzas en su mundo. Ahora sabía que esto iba mucho más allá y del miedo a la presencia de aquellos espíritus ruines, pasó a la confianza y la alegría por sentirse unida a todos sus semejantes y poder compartir aquel momento con Yener y los suyos.
Peter y Kyra también habían oído y sentido todo aquello, pues pese a no ser yumlaincers las palabras que dirigía Yener iban directas al corazón de todas las personas que se sintieran cercanas a ese planeta o a sus habitantes. Y Kyra, llena de alegría y orgullo, supo que su propia hija estaba también ayudando a propagar aquel mensaje.
Entre tanto Yener también había contactado con Lord Carnalsk y con Yashira Draker. Ambos, al igual que todos sus compatriotas y aliados de Yumlaiance, habían escuchado aquella voz confortadora que les vino desde el cielo y ahora estas palabras del monje guerrero y se unieron apelando por su parte a la Diosa Alasir.
Las fuerzas oscuras, por el contrario, parecían detenerse sintiéndose confusas por aquella inesperada reacción de sus presuntamente inermes víctimas. Era extraño, pero los gritos de terror fueron remitiendo y se sustituyeron por todo tipo de voces que elevaban el canto a la diosa Maray. Yener y los demás cantaron con ellos tal y como el monje había prometido .Y las gentes de Yumlaiance cantaron al fin con todo su corazón y todas sus fuerzas rogándole a su diosa protectora como jamás se había escuchado en Yumlaiance, ni aun en los tiempos míticos del primer canto .Los abanderados, escogidos de entre los mejores guardias de honor hacían bailar los estandartes de forma rítmica y muy bella ayudados incluso por el propio emperador que cantaba y agitaba una de las banderas a su vez, lleno de fervor y esperanza, como el resto de los suyos.
- Diosa Madre Maray, perdónanos nuestra soberbia e iniquidad, perdona nuestros errores y bendícenos con tu poder y tu amor. En tu nombre y en el de todos los dioses y el Creador Supremo.- Le pedía Yener, secundado por todos sus compatriotas, cuando la oración se consumaba -.
Entonces allí, al pie de la estatua, surgió un resplandor dorado que iluminó las mentes y los corazones. Y todos pudieron sentir la respuesta a sus plegarias. Fue la propia diosa Maray la que habló. Pero esa voz les llegaba humana y desde una dirección paralela a la que se encontraban .Todos, incluso el propio Yener, quedaron atónitos al recibir aquellas palabras de los labios de Samra cuyo pelo brillaba ahora del tono inmaculado que su padre viese a aquel ángel celestial que le diese el Diamante del Tránsito.
- Mis queridos hijos de Yumlaiance. Al fin lo habéis recordado. Mi pueblo amado por fin ha comprendido que el remedio a todos sus males está en el amor que entre ellos puedan profesarse. Eso barrerá todas las dificultades. Y yo Maray, he tomado forma humana en el cuerpo de esta joven doncella, hija de la digna sangre de mi pueblo, para decíros esto .Nada debéis temer de los dioses, pues tan sólo somos emisarios y servidores de un poder muy por encima del nuestro .Ese Poder Absoluto está lleno de Amor por vosotros y no os desea ningún mal. También nos ama a nosotros los dioses, a todos los dioses. Incluso a aquellos que se creen abandonados de sus favores .Su misericordia alcanza a todos los seres de la Creación.- Remató la diosa con una radiante y hermosa sonrisa que parecía brillar con la luz de la aurora -
Y Yener entonces comprendió algunas de las enigmáticas palabras de la diosa, las que pudo escuchar en Ulmaden, que coincidían con las pronunciadas por el mítico Skarn Dainlin.
- El hijo se convertirá en padre y el padre en hijo, la Madre será tu hija .Y tu hija se convertirá en Madre.- Musitó aun maravillado por ese mensaje -.
Y la diosa respondió a las palabras de Yener, pero el monje supo que la respuesta no estaba dirigida a él cuando Maray levantó los brazos y declaró.
- Tras miles de mentiras mi amado pueblo ha aprendido a seguir la senda de la verdad.¡ Que la llama que arde en mí, siga brillando para ellos por siempre! .¡Oh padre, te pido humildemente que ilumines a todos con el resplandor de tu amor .Dales la capacidad para acabar con la noche del espíritu .Que puedan seguir el ejemplo y la guía de los Grandes de Yumlaiance!.
Y del cielo se desprendieron unos relámpagos en malva, naranja y oro que recorrieron toda la superficie del planeta .Ante aquel espectáculo tan increíble todos se miraron con asombro en sus rostros .Y fue Navilia la que se acercó a Samra, ahora Maray, para decirle con otro tono igualmente bello y lleno de esplendor, elevando también sus brazos.
- Maray, mi amiga y hermana. Yo Alasir estoy contigo. ¡Padre, infunde en todos tus hijos el amor por los suyos y por los demás. El respeto a los que se fueron y a los que vendrán!.
- Vámonos pues mis queridos hijos, la batalla aun debe ser ganada. Pero no en la forma que todos habíais creído.- Replicó Maray -.
Y todos los presentes se vieron desaparecer, para volverse a encontrar junto a sus amigos y compañeros que luchaban en el Abismo Maldito de Magasth. Yashira y Carnalsk desaparecieron junto con sus compatriotas reuniéndose con los yumlaincers. Los dioses Aradanchil y Aranchil se miraron incrédulos. Fue el dios de la Destrucción el que pudo decir entonces lleno de contrariedad.
- Debí suponer que unas patéticas diosas como vosotras trataríais de mediar en esta situación, pues no os hagáis ilusiones ya que todo está consumado y decidido en nuestro favor .Y aunque nuestro maestro de la Oscuridad, Lucifer, no pueda participar, el Gran Padre que nos olvidó en sus favores tampoco intervendrá ahora en vuestra ayuda, ese no es su estilo.
- Aranchil - le respondió la diosa Maray elevándose entre un dorado resplandor de luz con un tono diríase que de cariñoso reproche -.¿Por qué te empeñas en albergar odio en tu corazón? .Tú que fuiste distinguido con la iluminación de la Trascendencia, sabes bien que nuestro Padre y el Caído no intervendrán, al igual que nosotros tampoco podemos hacerlo. Tan sólo aconsejar a nuestras criaturas. Hacía muchos eones que no nos veíamos obligados a ello pero tú has dispuesto que haya enfrentamientos y rivalidades entre ellas tan sólo por un amargo y absurdo rencor.
- Tuviste tus mundos propios para dirigirlos como te convino – le reprochó a su vez la diosa Arandanchil en este caso con desdén -.No quieras ahora negarnos el deseo de hacer lo propio.
- Te equivocas una vez más - le rebatió Maray de modo paciente y conciliador -.Nosotros no intervenimos en los asuntos de los hombres ya que ellos, como hiciéramos antes nosotros, deben elevarse hacia la perfección con una mínima guía, no con imposiciones.
- Si - convino Alasir recriminándoles a su vez -. Y vosotros desvirtuasteis mi mensaje entre las gentes de Nephraler introduciendo esos espíritus impuros para que les apartasen de la senda de sus propias elecciones. No debisteis hacerlo .Los humanos y todas las otras especies del Creador deben ser libres para elegir su camino. Ese fue lo que se pactó desde el origen .Y eso fue lo que nos encomendaron nuestros guardianes superiores.
Todos los presentes asistían perplejos a estas conversaciones entre los propios dioses .Yener comprendía que esos guardianes superiores eran, entre otros, aquellos dos ángeles que pudo ver antes de su regreso .Y sumido estaba en aquellas reflexiones cuando dos presencias divinas más aparecieron dejando maravillados a todos, un joven guerrero de pelo castaño y barba clara enfundado en una resplandeciente cota de malla, portaba una espada de un brillo dorado inenarrable y, junto a él, un hombre de tez verde azulada que cambiaba a una apariencia humana normal, sosteniendo en sus manos un gran libro. Aquellas eran las representaciones sagradas del Dios Kail y del Dios Alex, su padre .Y rodearon a Maray uniéndose a ella y a la Diosa Alasir en un grupo de increíble poder y belleza.
-¡Los tres dioses de Yumlaiance se han reunido ante nosotros!- proclamó Calina con expresión maravillada -.
- Y nuestra diosa Alasir, en la persona de mi sobrina - añadió Yashira con el mismo gesto de asombro y tinte de orgullo que la maga -.
- Sois cuatro contra dos - repuso Aradanchil con disgusto - .Pero nuestros planes no cambiaran por eso. Nada podéis hacer para destruir mi ejército .Ha sido la voluntad de las criaturas humanas la que ha permitido e incluso auspiciado su aparición.
- Y nosotros nada haremos por nuestra mano - replicó el guerrero mirando entonces a Yener que se sintió sobrecogido ante la presencia del Dios Creador de sus disciplinas al escuchar a la deidad indicarle -.Tú, joven Maestro de mi Orden, levanta la espada que yo os di y convoca a los grandes de Yumlaiance para la última batalla contra los seres de la Oscuridad.
Yener asintió, tras una reverencia al dios desenvainando la Somerlaiance, tuvo la clara conciencia de para que servía aquella espada en realidad .El significado siempre estuvo presente en su propio nombre. La alianza desde Somer para todos los habitantes del Magmud. Y según pensaba esto se sintió sacudido por una fuerza espiritual inconmensurable que, electrizando su alma, partió de él, para recorrer el filo de su espada y salir catapultada en un blanco haz de luz dirigido contra aquella gran bestia que sufrió el impacto a bocajarro. En unos instantes fue literalmente barrida en tanto Yener gritaba a pleno pulmón hacia todas direcciones, mientras entrechocaba la espada contra un escudo ceremonial del Kail que habían llevado hasta allí los monjes.
-¡Gritad todos conmigo compañeros!. ¡Llamemos a los Héroes de Yumlaiance. En nombre de los dioses a quienes servisteis con fidelidad. Padres y Madres de nuestra Patria, os convocamos y os suplicamos que acudáis en ayuda de vuestros hijos para salvar sus vidas y sus almas de la devastación y el caos!. ¡Dad la fuerza y el valor de vuestro ejemplo a nuestros corazones!. ¡Y vosotros Yumlaincers de hoy gritad, gritad invocando a vuestros mayores!.
Y lanzando un grito de guerra, Jilia y Sert, Dilain y los demás le imitaron, así se mantuvieron todos entrechocando sus armas contra todo tipo de escudos y objetos metálicos que devolvieron un eco rítmico y atronador, como si de una especie de faro acústico se tratase. Los magos de Esil se unieron ampliando aquello al máximo con sus poderes y lo siguiente que todos vieron terminó por maravillarlos .Por todas partes surgieron centellas de blanca luz que se fueron condensando en figuras que parecían despertar de un largo sueño. Tomando el aspecto de hombres y mujeres, espectros de pasadas eras, se materializaban acudiendo a su llamada. Así, en pocos danes, de entre un lánguido resplandor cenital de luz, un ejército incontable avanzó por la meseta .A su cabeza, montando caballos blancos y majestuosos cabalgaban el mítico Skarn Dainlin ;junto a él Kar Alan, ambos luciendo sendos jubones verdes del Kail en su máximo grado y también dos espadas Somerlaiance. Tras ellos todos aquellos héroes y gentes que combatieron por el bien de sus países y del Magmud entero desde tiempos inmemoriales .Y allí estaban Galad ,con su armadura de honor, Dorein, vistiendo la túnica inmaculada de los Maestres, la propia Eryd ataviada de idéntica manera y también hasta el mismísimo Sebek. Junto a ellos Pelgrus y Rena que brillaban con esa misma luz. Y dos personas muy apreciadas también por Yener se les unieron. El capitán Kored Mand y la propia Alany que, sonrientes y cogidos de la mano, se llegaron hasta él y simplemente le dijeron señalando hacia las alturas.
- En los cielos Eternos Yener. Todo es bello y maravilloso por siempre.
Sin poder creerlo todos los que elevaban la vista podían distinguir el perfil de la nave Wayard y de otras muchas que habían sido leyenda después. Incluidas las caídas durante la gran guerra contra los Androides. Y en cuanto Kored y su amada se alejaron de él, otra figura entrañable y por la que Yener había profesado un gran cariño y admiración se aproximó. Allí estaba al igual que le recordase muchas veces, embozado en su sayal verde oliva y con su amable sonrisa y sus canas .El primer maestro que tuviera en su aprendizaje del Kail, Azor Ligero. Éste se hallaba a poca distancia de otro gran maestro, Lince Valiente y la mítica caballero de Saga Yaribrand D´ Over. Ambos saludaron con una inclinación de cabeza a Yener y Jilia. Sobre todo aquella caballero que declaró con suavidad y alegría.
- Salve viajeros de otra era, ejemplo y apoyo para nuestro mundo. De siempre seguí vuestros pasos con devoción y respeto. Pude ver vuestros avatares como ahora me veis vosotros a mí, me honro ahora en unirme a la causa de todos nosotros. Por los dioses y por Yumlaiance.
Y tras esto ella y Lince Valiente avanzaron hacia el enemigo luciendo amplias sonrisas en sus fantasmales rostros. En verdad parecían haber estado aguardando largo tiempo por aquello. Mientras, Azor Ligero se detuvo mirando con orgullo y paternal cariño a su antiguo discípulo.
- Maestro - pudo decir Yener visiblemente contento y emocionado -.Sabía que tú no podías faltar en la larga lista de héroes de nuestra patria.
El anciano, asintiendo con un leve gesto, le respondió a él y a Jilia con satisfacción.
- Lo habéis hecho bien joven Gavilán. Cumplisteis con vuestro cometido y honrasteis al Kail y a toda Yumlaiance. Os habéis ganado también el derecho de acompañarnos por toda la Eternidad.
- Gracias señor - repuso Jilia admirándose de que aquel hombre de tan entrañable apariencia a sus ojos fuese el que comenzase la enseñanza de Yener -.
- Hasta pronto Maestro - sonrió Yener a su vez con lágrimas de felicidad en sus ojos -.
Y Azor Ligero regresó junto a los otros miembros del ejército inmortal para continuar con la lucha...
Ni el propio Lonel podía dejar de mirar atónito y maravillado aquella larga lista de personajes legendarios de los que había oído hablar desde su infancia. Incluso vio llegarse hasta él una sucesión de figuras humanas ataviadas con coronas y sintió como su alma y espíritu eran recorridos por un largo escalofrío .A la cabeza de ellos y acompañado por su esposa, venía su propio padre que le miraba con una mezcla de ternura y severidad haciendo imposible adivinar sus pensamientos. El emperador, embargado a partes iguales por la emoción y la culpa, cayó rodillas en tierra y sollozando suplicó.
-¡Perdóname padre pues he sido un rey indigno de ti y de los que nos precedieron!.
Pero el anterior monarca llegándose hasta él le dijo con voz firme pero amable.
- Lo fuiste sí, pero supiste rectificar a tiempo y actuaste como un verdadero rey cuando la ocasión así lo ha demandado. Puedo decir que ahora siento orgullo de que Yumlaiance tenga un buen emperador, nunca lo olvides y mantén tu dedicación para con tus dioses, tu patria, y tu pueblo .Y cuando tus días lleguen a su fin tendrás un sitio reservado entre nosotros.
- Hijo mío. Mantén siempre viva la llama del amor hacia tus compatriotas - .Agregó la emperatriz -.
- Así lo haré padre...madre - fue capaz de musitar Lonel aun de rodillas y viendo como el que fuera su padre terrenal se alejaba con rumbo a la batalla junto a sus ancestros en compañía de la que fue su fiel esposa y emperatriz -.
Esta última visión terminó por colmar los espíritus de todos los allí presentes y en aquel instante los que se encontraban en la meseta experimentaron una sacudida de gran valor y confianza y fueron Sert y Dilain los que arengaron a los suyos.
-¡Ahora rechacemos para siempre al mal .Junto a los que nos precedieron en aquella lucha. Por siempre y para siempre, por Alex, por Maray, por Kail y por Yumlaiance!.
-¡Por Alex, por Kail, por Maray y por Yumlaiance hacia la victoria!- exclamó también el propio emperador ya incorporado y dando con su espada ceremonial la señal de ataque -.
Y esas palabras fueron definitivas .Como un solo hombre, bajo los acordes y los cantos del himno planetario que entonaron al unísono, los ejércitos de Yumlaiance y los míticos héroes cargaron contra sus enemigos. Skarn Dainlin y Kar Alan enarbolando sus espadas señalaron con ellas el objetivo y un torrente de energía espiritual se abrió camino entre las filas de la oscuridad sembrando el terror entre aquellos seres. Ante la contemplación de todo aquello Yener se quedó inmóvil y reflexionó en voz alta esbozando una sonrisa de satisfacción.
- La antigua profecía se cumple hoy, Yumlaiance resurge de sí misma y se salva a sí misma desde todos los tiempos y para siempre al haber logrado recordar todo lo que desde siempre sabía. Nuestra misión está cumplida, ya que la llama que arde en todos nuestros compatriotas ha prendido en sus corazones, sobre todo en el de nuestro emperador.
Y mirándole aun perpleja, Jilia declaró llena de júbilo.
-¡Era esto lo que veníamos a hacer y lo hemos conseguido. Nuestro pueblo ha despertado y sigue el ejemplo de aquellos que le precedieron!.
La batalla en aquel momento estaba prácticamente decidida. Las hordas oscuras apenas sí podían detener los ataques por oleadas de todos los grandes héroes de Yumlaiance que eran perfectamente capaces de acabar con sus enemigos .En cambio para estos era imposible traspasar la inmortalidad que poseían Skarn Dainlin, Kar Alan, Dorein y los demás .El mago del pasado incluso unió sus fuerzas en un ataque conjunto con Dilain, el Maestre del presente. Sus conjuros devastaron completamente una enorme extensión desintegrando para siempre a multitud de espectros del terror. Eryd y Calina hicieron lo propio, siendo esta última acompañada por la presencia de su bisabuela, la almirante Karem Bount, que parecía mandar también desde allí la inmensa flota de naves de otros tiempos. Y la aparición de una atónita Menra quién se unió a su ilustre antepasada. Y aquella sobresaliente mujer dedicó una afectuosa sonrisa a sus bisnietas dirigiéndose a la capitana Delaier con ese templado y sereno tono que la hiciera famosa.
- Habéis sido dignas hijas de vuestro pueblo, eso os honra y me llena de orgullo. Velad siempre por Yumlaiance e inculcad ese mismo espíritu en las generaciones venideras.
- Así lo haremos - .Sonrió la capitana Delaier con gran emoción. –
Y mientras Yener y Jilia contemplaban esto, también apareció Rena que, por su parte, acudió a saludar a sus entrañables amigos más allá del tiempo, con una sonrisa y estas palabras cargadas de afecto.
- Os dijimos que siempre estaríamos listos para ayudaros.
El bandido que les persiguiera luchando enconadamente contra ellos les dedicó asimismo una leve sonrisa y las siguientes palabras.
- Tenías razón. Se puede vivir de otra manera amando a tu patria y a los que moran en ella .Gracias a ti y a Eryd pude descubrirlo y aquí estoy para saldar la deuda que me une a vosotros hasta el fin de los tiempos.
La joven Maga también se aproximó hacia sus amigos y Jilia visiblemente emocionada le susurró.
- Por fin pudiste cumplir tus sueños Eryd. ¡Me alegro tanto por ti!.
- Gracias a vosotros queridos amigos. Os estaré agradecida por todo, siempre.- Fue la réplica de la que había llegado a ser en tiempos antiguos una Maestre de Esil. La primera mujer que lo consiguió en su historia -.
Galad y Dorein también les sonrieron con calor y amistad como un último saludo antes de reintegrarse a la lucha que ya estaba en sus postrimerías .Y también el elfo se llegó junto a Jilia que no podía tocarlo pero sí sonreír entre lágrimas de alegría ante aquella presencia espiritual que le devolvió la misma expresión.
-¡Qué los dioses te guarden pequeño oportunista sinvergüenza! - le dijo ella con todo el cariño que pudo expresar -.
- Que ellos te bendigan y te den una próspera entrada en nuestro mundo querida amiga. Hasta pronto. - Le respondió él saludándole con una de sus manos y alejándose poco después hacia la lucha -.
Yener abrazó a su compañera y amiga sin desviar la mirada de aquellos momentos gloriosos en la Historia de su mundo, de cómo los que fueron héroes distinguidos en su defensa y engrandecimiento volvían de nuevo, más allá de la muerte y de su eterno y merecido reposo, para salvarlo en colaboración con los habitantes del hoy. Pero aquello no había concluido y otra voz amiga se unió a ellos. Junto a Nerel Asety y a Seilín Naris apareció la figura de Larus quién también formaba parte por derecho propio de la gran lista de héroes de Yumlaiance. Y el nataclier, emocionado como pocas veces en su vida, se dirigió a él en estos términos.
- Me hubiera gustado decirte tantas cosas, por lo menos despedirme como es debido.
- Lo hiciste.- Sonrió Larus a su vez añadiendo -.No te aflijas pues un día no muy lejano todos estaremos unidos.
Tras estas palabras miró nuevamente al monje guerrero y afirmó con aprobación.
- Al fin has sentido las esferas Yener y las continúas sintiendo.
Éste convino con un asentimiento para responder.
- Las esferas celestiales que nos han dado el poder y la sabiduría regalo de los dioses.
Y mientras hablaban el cielo fue quedando desprovisto de aquellos oscuros nubarrones, el sol recuperó su brillo volviendo a esparcir sus reflejos dorados y rojos, al principio filtrándose entre los cada vez más desvaídos nubarrones y después extendiéndose sobre el azul que se adueñó de las alturas y Larus declaró con alegría.
-¡Ya ha pasado la noche sin luna .Ahora los héroes debemos retornar a nuestro sitio!.
Y Yener asintió. Los dioses de Yumlaiance y sus deidades rivales por su parte habían desaparecido sin que los mortales se hubiesen apercibido de esa circunstancia y tanto Samra como Navilia se miraban todavía atónitas de haber sido vehículos divinos. Casi sin darse cuenta los últimos vestigios del poder oscuro fueron borrados y esas apariciones legendarias se desvanecieron. Yumlaiance estaba salvada y todos sus habitantes eufóricos y con las esperanzas recobradas salieron de sus casas prorrumpiendo en vítores y celebrando espontáneas fiestas .Tanto los padres de Yener, como Karie y tantos otros más, vibraban de plena felicidad. Menra y Gina y Join, transportados a sus casas por la diosa que moraba en Samra, miraban al horizonte deseando ver regresar a los suyos aunque no estaban preocupados ya que algo les decía que las cosas no podrían marchar mejor. Gina, como otros tantos yumlaincers, sentía ahora que una nueva etapa se abría en la vida de ella y de todos los habitantes del planeta. Lo mismo pensaba Erel de camino entre Dumlans y Esil, una era de paz y felicidad propiciada por un nuevo despertar de las conciencias de todos. Y mientras todo esto sucedía en el corazón de las gentes, en el Abismo de Magasth, tanto Larus como Eryd y Rena, Pelgrus y Galad y el resto de aquellos míticos personajes, se desvanecieron con una sonrisa dejando el eco de sus últimas palabras flotando en el aire.
- Os esperamos...
Yener y Jilia se miraron atónitos. A su alrededor todos los demás se abrazaban emocionados, alegres y llenos de esperanza .El tiempo de las celebraciones había llegado y eso quizás se trataba de algo que les quedaba aparte a ambos. Por toda Yumlaiance sonaron campanas llamando al júbilo, eran momentos inenarrables. El emperador se llegó por fin hasta Yener y Jilia y sonriente levantó uno de los brazos del monje gritando a pleno pulmón.
-¡Victoria .Yumlaiance está sana y salva!. Y todo gracias a ti señor del Kail y a la valerosa comandante Renar .¿Qué podemos hacer para recompensaros a ambos?. ¡Pedid lo que sea y se os concederá!.
Las tropas de soldados, los monjes guerreros con Dogo Valeroso y Halcón Certero a la cabeza y los magos de Esil a cuyo frente estaba Dilain, más los seres de aquellas ligas deportivas que lucharon a su lado, secundaron los gritos de entusiasmo y los vítores hacia el monje guerrero y su acompañante. Éste se dejó abrazar por su hija Samra (que no se había transportado con su madre) y por Rachel .Después, separándose de ellas hizo intención de hablar, al punto los gritos y exclamaciones cesaron y se hizo el silencio más absoluto, pendientes todos de aquellas palabras...
-¡No! - declaró tajantemente Yener -.No queremos honores, ni glorias, ni títulos, ni agradecimientos multitudinarios pues como ya hemos dicho varias veces ha sido la propia Yumlaiance la que se ha salvado a sí misma .Lo único que podemos desear ahora es pasar algún tiempo junto a nuestros familiares y amigos.
Y dicho esto miró a Jilia que le sonrió con mirada cómplice asintiendo largamente a esas intenciones .Hubo entonces un largo silencio de sorpresa que se trocó en diversos murmullos de admiración y respeto por aquella declaración hasta que el emperador terció tomando la palabra.
- Dignos hijos de Yumlaiance sois y vuestros deseos serán cumplidos pero, pese a todo, sabed que nuestro planeta entero se encuentra en deuda con vosotros.
Esta vez ni Yener ni Jilia quisieron añadir nada más y Lonel dio entonces la orden de volver a casa, decisión esta acatada con otra sucesión de vítores .El gran contingente de tropas se disgregaría recalando cada parte de sus integrantes en sus respectivos lugares. Y en todo el planeta se celebraron unos festejos que eclipsaron en magnitud y fervor popular a los organizados tras la victoria contra las tropas androides años atrás .No obstante el grupo formado por Yener, Jilia, Dilain, Calina, Sert, Samra, Rachel, Carnalsk, Yashira, Seilín, Nerel, Navilia y Gali, permaneció aun unido y al margen de todo aquello. Deseaban acompañarse además por otros muchos amigos y parientes que no estaban ahora junto a ellos. Tal iniciativa partió de Jilia y Yener que quisieron reunirles a todos junto con Gina, Join, Peter, Kyra, Erel, Menra y demás personas vinculadas a sus familiares antes de que cada uno tuviera que marcharse a sus respectivos planetas o lugares de residencia para atender sus diversas circunstancias y obligaciones. La celebración se hizo en los jardines cercanos a la casa de los Rant y tras unos saludos y abrazos interminables entre todo el grupo, se siguieron unas muy reveladoras conversaciones. Finalmente Yener y Jilia tomaron la palabra para dirigirse a todos a fin de comunicarles una decisión muy importante. Ni que decir tiene que todos y cada uno de los allí presentes escucharon con vivo interés.
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