miércoles, 9 de marzo de 2011

UNC 136

28./Capitulo 136.Epílogo I. Unas Reveladoras Conversaciones.


Todos y cada uno de los allí presentes tenían muchas cosas que decirse, muchas inquietudes que confesarse y muchos deseos de poder compartir sus vivencias .Después de tantos años y aventuras vividas existían demasiados vínculos que podrían mantenerse, romperse, afianzarse o desligarse según los casos y las circunstancias y así fue. Durante un buen rato el grupo se disgregó en pequeños círculos formados por dos o tres personas que variaban de número y orientación a medida que los distintos temas de conversación se sucedían.


Uno de los grupos estaba formado por Calina, Dilain y Sert. Hablando entre ellos sobre los acontecimientos que habían superado se esgrimían unas sonrisas de compañerismo y complicidad que habían tardado años en ser fraguadas .Ahora, en un impás de la charla todos guardaban silencio, había algo que los tres quizás desearan decir pero que ninguno tenía el valor de introducirlo a debate entre ellos. Y fue finalmente Calina la que, más decidida, comentó.

- Después de tantos años de luchas y emociones dedicándome sólo a la magia me gustaría tranquilizar mi vida.


Sert y Dilain convinieron en esto asintiendo con la cabeza.

- Quizás fuera algo que nos viniese bien a todos - admitió el monje -. Aunque yo ya tengo una conciencia de hogar en mi monasterio. Creo que allí se encuentra todo lo que necesito para ser feliz.
- Yo, en cambio, me estoy planteando dejar la magia activa y pasar a la reserva - terció Dilain dejando atónitos a sus interlocutores y antes de que ninguno pudiera replicar el mago les dijo -.Después de todo este tiempo creo que Yumlaiance ya es capaz de avanzar sin mi ayuda .No estaría de más elegir un nuevo Maestre y poder retirarme.
-¿Y a dónde irías si me permites preguntártelo ?.- Le inquirió Calina con expresión realmente sorprendida -.
- No lo tengo decidido aun, - replicó éste con gesto entre pensativo y algo melancólico para comentar a modo de conjetura -.Quizás me instale en Liram, mi ciudad natal.
- Eso está en Yum - puntualizó Sert- .¿De veras que te marcharías dejando tu puesto?.- Inquirió el Monje entre incrédulo y curioso, añadiendo a renglón seguido con amistosa generosidad que sin embargo ponía de manifiesto un hecho evidente - .Todavía te quedan muchas cosas por hacer, estoy seguro. Por desgracia no hay muchos hombres y mujeres demasiado preparados hoy día, ni en vuestra orden ni en la nuestra. Pienso que sería un error que privases a Esil de uno de los mejores magos y lideres que ha tenido en mucho tiempo.


Dilain agradeció con una leve sonrisa aquellas palabras. Es más, le hacían reflexionar amén de ponerle en guardia, quizás no estuviera todo hecho aun. De todos modos con Calina a su lado, respondió dirigiéndose a ella.

- De una forma u otra antes de decidir quisiera que tú, obviando el primer nivel de maga, ascendieras al grado de maestre y entrases a formar parte del Consejo.


La mujer le observó sin poder creérselo. Aquella era una alta distinción, incluso impropia para alguien de su edad, pues pese a todo lo vivido por ella. Calina era aun relativamente joven para un cargo de tan alta consideración e importancia, ¡amén de que saltarse un grado era algo casi impensable, se había producido en contadas ocasiones durante los siglos de historia de la orden!, pero como si el mago leyese su mente, y pudiera ser que así fuese, le contestó.

- Se deben valorar los méritos y la capacidad de entrega a nuestra orden y nuestra patria, no la edad.

Calina bajó la mirada sintiéndose muy halagada y sin saber que contestar. Fue Halcón Certero la que habló en su lugar animándola.

- Es verdad, nadie ha demostrado tanto coraje por tu orden como tú.
- Es un gran honor - pudo decir finalmente ella, mirando de reojo a sus dos interlocutores -.
- Te lo mereces - afirmó convencidamente Dilain que le pidió con más encarecimiento -.Por favor, dime que sí. Ahora más que nunca preciso de una persona de confianza en la que apoyarme, a la que transmitir mis conocimientos en la magia más arcana y que sea la custodia de todo cuando yo finalmente me retire .Porque, como dice Sert ,quizás sea pronto aun ,pero dentro de algunos pocos años más, tú ya estarás por entero preparada


Calina suspiró para sí, ahora comprendía definitivamente que su vida estaría para siempre consagrada a la magia. Ese era su destino, lo que ella quiso cuando se hizo de la Hermandad, todavía recordaba con cariño y nostalgia su ingreso. En aquella ocasión estaba llena de ilusiones y deseos por alcanzar un alto puesto y ahora que lo iba a conseguir no podía decir que sus esperanzas de antaño no se hubieran realizado .Lo único que echaba en falta era alguien con el que compartir su vida. Pero las cosas no son siempre ni del todo como queremos.

- Haré cuanto sea necesario para preservar nuestro mundo - sonrió ella aceptando de buen grado su misión en la vida -...


Y con la complacencia de Dilain y las felicitaciones de Sert, el trío siguió charlando .Cerca de ellos se encontraban Menra y Jilia, ambas tenían muchas cosas de las que hablar y todas ellas importantes. Era la capitana Delaier la que miraba aparentemente absorta por una de las ventanas en tanto que Jilia se acercaba respirando inquieta, tratando de oxigenarse los pulmones con la relajación que necesitaba para abordar el tema que debía de tratar con su antigua compañera y amante. Pero fue esta la que se anticipó a ella y le dijo con melancolía.

- Parece mentira que haya pasado tanto tiempo ¿verdad?.


En un principio Jilia la miró sin comprender hasta que Menra matizó.

-¿Recuerdas cuando nos unimos?. ¿Cuándo nos conocimos en la Academia?.
-¿Cómo iba a poder olvidarme de eso?- pudo responder Jilia con una leve sonrisa -.Durante todos estos años nunca dejé de pensar en ti.
- Y sin embargo - replicó Menra con un poso de amargura -.Vas a decirme que se acabó. ¿No es cierto?.


Aquello cogió a Jilia de improviso, no sabía como reaccionar .Pensaba que iba a ser difícil pronunciar esas palabras, que Menra lo ignoraba, pero ésta le había demostrado una vez más la conocía muy bien .Intentó responder, pero su compañera se anticipó agregando con serena resignación pero también con sincera complacencia.


- Has cambiado Jilia, tu estancia en ese lugar te ha hecho ser aun mejor persona y has sabido vencer tus fantasmas internos. Me alegro muchísimo por ti.
- Menra, por favor - contestó la comandante Renar al fin vencida por la culpabilidad - .Déjame explicártelo .Al principio ni se me pasó por la cabeza que yo...
- Mentiría si te dijera que a mí tampoco, pero quizás, muy en el fondo, siempre supe que eso podría ocurrir, tú y Yener siempre tuvisteis mucha química. Creo que me di cuenta desde la primera vez, cuando luchasteis. ¿Te acuerdas verdad?. - Le reveló Menra dejándola atónita -.


Jilia otra vez había sido cogida por sorpresa. Sencillamente no era capaz de imaginar como podía su compañera estar al tanto de eso y la culpa que experimentaba se le echaba encima como un terrible lastre. Aunque Menra añadió en su descargo.

- Cada una tuvimos nuestros compañeros en uno de los hermanos Rant .Tú has sabido conectar con Yener, y yo a punto estuve de hacerlo con Erel.


Y para mayor asombro de su más que íntima amiga Menra, aunque sin ánimo de revancha, le contó aquel incidente que tuvo con el hermano del general cuando ambos cuidaban a la entonces pequeña Samra. Y añadió.

- Supimos parar entonces pero no te digo esto para que te sientas culpable .Lo hicimos porque tú estabas junto a mí. Vosotros no teníais a nadie en aquella tierra extraña .Sólo el uno al otro. Y durante tanto tiempo... no pudiste saber si rehice mi vida, y la verdad, muchas veces estuve tentada de hacerlo.
- Pero no lo hiciste - replicó Jilia compungida -.Me esperaste y yo ahora...- Apenas sí podía seguir puesto que las lágrimas amenazaban con cortar sus palabras y desembocar en un amargo llanto -.


Pero su compañera le cogió una de sus manos entre las suyas y la confortó diciendo.

- Simplemente no quise .Al principio sí, pensaba en ti, después, pese a querer aferrarme a la idea de que seguías viva no pude conseguirlo y un gran vacío se apoderó de mí, no tuve valor ni deseos de comprometerme una vez más .Renuncié a ti y al resto del mundo Jilia .Mi vida de aventuras y viajes a bordo de mi nave me gustaba y no deseé sacrificarla por atarme a nadie. Ahora, después de estos años, no tengo intención de compartir mi destino. Me he acostumbrado a ser libre.
- Sé que lo dices para hacerme sentir mejor.¡ Que los dioses te bendigan! - le sonrió una emocionada Jilia, enjugando alguna peregrina lágrima de su semblante -.
- Lo hicieron - repuso Menra devolviéndole la sonrisa -.Ya que tuve la suerte de compartir una parte importante de mi vida con una persona que no dudó en sacrificarse por todos nosotros.
- Siempre te recordaré. Donde quiera que esté - le prometió Jilia-
-¿ Acaso tienes que marcharte otra vez?- Le inquirió Menra sin comprender del todo aquellas palabras -.


Jilia no la dejó seguir rematando aquella conversación con un fuerte abrazo. Ambas permanecieron unidas durante mucho tiempo y mientras expresaban así sus sentimientos en otra parte de la casa, Lord Carnalsk departía con la coronel Draker .Ésta le entregaba la daga que él le prestase para el combate contra los espectros aunque Carnalsk no le permitió devolvérsela declarando solemnemente.

- Te pertenece .Las has ganado con tu valor.


Yashira se quedó observando aquel bello puñal de acero negro de Helgamad y su bella empuñadura de oro tachonada en piedras preciosas con el escudo nobiliario de Lord Carnalsk grabado en ella. Apenas pudo elevar la vista, observar a su superior y negar diciendo.

- No merezco tanto honor señor.

Pero su interlocutor se limitó a esbozar una tenue sonrisa y a replicar.

- Te aseguro que sí lo mereces. Y no sólo por tu bravura y por tu entrega, además de eso esa daga conlleva un reconocimiento que es justo que yo te haga.


Y con la coronel Draker más pendiente que nunca de sus palabras él le confesó.

- Esa arma te pertenece por hechos y por derecho, pues la sangre de mi linaje también corre por tus venas.


En un principio Yashira no alcanzó a comprender esta afirmación, interpretándola más bien en el sentido de que ambos eran del mismo planeta y raza, pero pronto el noble nephraler le aclaró.

- Por sangre y por ley tú eres mi hermana. Este ha sido un secreto que he guardado largos años en nombre de un dios en el que ya no creo ni deposito mi fe.


Y mientras su subalterna y recién reivindicada hermanastra permanecía muda de asombro, Lord Carnalsk le refirió que aun siendo hija ilegítima tenía derechos consustanciales de sangre y que él deseaba reconocerla así como su hermana y familia más cercana ante el Consejo. Le explicó que fue dejada en custodia a la familia Draker que cuidó de ella como una hija y que cuando alcanzó edad adulta y se alistó, el propio Carnalsk se encargó de seguir su carrera y traerla cerca de él.


Y todo comenzó a cobrar sentido para Yashira, siempre fue muy valorada por Lord Carnalsk, él le confió todo tipo de misiones y el nephraler adelantándose a sus pensamientos añadió.


- No te engañes, no lo hice porque fueras de mi sangre, sino porque eres capaz .Muchas de esas misiones eran arriesgadas, nadie te podrá acusar de haber obtenido trato alguno de favor .Yo quería que demostrases a todos lo que valías y por todos los dioses que lo has hecho. Ahora mereces ser premiada, pide pues lo que tú quieras y te lo concederé.


Tras unos instantes de confuso silencio Yashira pudo decir aun visiblemente desconcertada.

- No sé que pedir, no sé ni que pensar, necesito tiempo .Pero creo que una de las cosas que deseo es permanecer junto a mis amigos. Aquí en Yumlaiance.


Carnalsk la observó con una mezcla de respeto y condescendencia paternal para decir de modo condicional...

- Así sea. Cuando las cosas se hallen resueltas en nuestro planeta. Para ello necesitaré de tu ayuda una vez más .Después podrás volver aquí. Y desde ese momento serás libre de hacer lo que te plazca.
- Pediré la baja del ejército y serviré a mi diosa lo mejor que me sea posible formando a sus nuevas sacerdotisas en este planeta - .Sonrió Yashira pues ese era uno de sus mayores anhelos -.
- Tendrás un título y riquezas como para llevar una vida cómoda y holgada, me ocuparé de ello.-- Añadió Carnalsk -.

Y la coronel negó con la cabeza sonriendo de nuevo para decir.

- Sólo deseo tener un hermano y una familia alrededor. Mi sobrina y mis amigos. Quiero hablar con Navilia y puede que comience por ella, si es que realmente lo desee, a la hora de instruir a nuevas sacerdotisas para la diosa Alasir. - Declaró sonriendo a la par que dirigiendo la mirada hacia la muchacha que mantenía a lo lejos una animada conversación con Gali -.
- Has elegido bien. Sea como tú quieras - .Asintió Lord Carnalsk con aprobación -.


Tanto Seilin como Nerel suspiraban aliviados y satisfechos con el cumplimiento de su deber. Ahora, otras cosas se abrían camino en sus corazones reclamando prioridad, sobre todo en el caso de la coronel Naris. Ella llevaba tiempo con una idea en la cabeza aunque no se había atrevido a darle ninguna opción, sobre todo durante la batalla. Pero esta había terminado y de forma feliz para todos y su mente y sobre todo sus sentimientos, jugaban al fin con ventaja sobre su disciplinada razón. Con la compenetración y el conocimiento mutuo que se tenían a lo largo de tantos años fue Nerel el que se adelantó preguntándole.

-¿Qué piensas hacer ahora Seilin?.


La nataclier miró de reojo a su superior y amigo exponiendo a continuación.

- Lo he pensado mucho, mucho tiempo y durante muchísimas veces, incluso he soñado con ello .Y al final estoy segura de quererlo Nerel.


Su amigo la observó sin decir nada, permitiéndola continuar, de tal manera que Seilin añadió con un largo suspiro.

- Estoy cansada de tanta lucha y tanto clima de tensión. Y pienso que lo mejor es retirarme. Quiero volver a casa y vivir lo que me reste en compañía de mis seres queridos.
- Y eso incluye a tu hijo .¿Verdad?- replicó el general Asety con una comprensiva sonrisa -.
-¡Ojala pudiera verle y decirle quién soy en realidad! - se lamentó Seilin aunque enseguida antepuso la razón para remachar -.Pero él tiene ya hecha su vida y su familia, después de tanto tiempo no tengo derecho a romper todo lo que él conoce.
- Pero puedes ser su amiga y vivir a su lado.- Propuso Nerel -.Eso no le haría daño, sino al contrario .Podrá aprender muchísimo de ti y quererte aun más.


Seilin sonrió reconfortada, realmente tenía eso mismo en la cabeza pero era como si hubiese necesitado que otra persona lo dijera en voz alta para que ella misma lo creyese posible. Y para rematar su sorpresa, Nerel añadió con tono divertido e irónico, cosa no extraña en él.


- Yo también estoy soberanamente aburrido de tantas emociones .Además, las nuevas generaciones del Nastralsy vienen pisando fuerte .Creo que ya es hora de darles el relevo. ¿Te importaría tener como vecino a un viejo amigo cerca de tu nueva casa?.


Al oírle decir aquello el rostro de su subalterna resplandeció. Si eso se hacía posible Seilin podría vivir al lado de una de las personas que más la conocía y a las que más quería .Sería su mejor regalo y la forma más bella de pasar sus años de madurez.


- Pues decidido - sonrió nuevamente Nerel, lo que si era más raro en el nataclier .Sobre todo cuando pasó uno de sus brazos por los hombros de la mujer y le susurró con desacostumbrada ternura -.Ya podemos ir haciendo las maletas. En cuanto regresemos a Nataclia después de despedirnos de nuestros amigos de aquí, comunicaré nuestros ceses al alto mando y podremos vivir en paz.
-¿Crees que se negarán?.- Le inquirió Seilin con una sombra de intranquilidad-


Nerel movió la cabeza y replicó convencido.

- Hemos hecho mucho más de lo que cualquier hijo leal de nuestra patria tenía obligación de hacer. Y los dioses saben que no me arrepiento de ello. Ahora comienza una nueva era, no sólo para Yumlaiance sino para toda la alianza de mundos y las confederaciones de planetas .Créeme Seilin .Ha llegado la hora de que podamos descansar.


La nataclier lo creyó firmemente y entre ella y Nerel comenzaron a trazar planes para esa nueva etapa de sus vidas...


El hermano de Yener también tenía hechos sus planes .Y observando de lejos a una abatida Menra optó por acercarse tímidamente hacia ella. De camino se cruzó con Jilia que acababa de dejar a su amiga y ambos intercambiaron una furtiva mirada .De ligera incomodidad por parte de él, pero de complicidad y aprobación por parte de ella .Jilia tan sólo le sonrió asintiendo lentamente con la cabeza, entonces Erel comprendió y devolviendo una amplia sonrisa asintió también mientras se dirigía hacia Menra. La capitana Delaier apenas sí le notó aproximarse y reaccionó apagadamente cuando él le comentó.

-¡Hoy es un gran día para Yumlaiance!.
- Si lo es - convino ella con escaso entusiasmo-


Erel sabía que aquella mujer se sentía derrotada y hundida en lo más hondo de su corazón al saberse sola .Y tal y como sucediese hacía ya largos años, cuando ella recibió la noticia de la muerte de Jilia, él intentaría hacerle ver que no era así .Pero. ¿Tendría éxito ahora cuando no pudo conseguir nada positivo entonces siendo ambos más jóvenes?.


- Es un gran día en verdad - repitió Erel - .Para nuestro pueblo. Ya que hemos recobrado la esperanza en un futuro .Y así debe ser para todo nosotros Menra .No te niegues la esperanza.


Ella se giró incluso sorprendida por aquellas palabras y respondió con cierto toque de ironía defensiva.

- Poco me queda ya que esperar Erel. Tan sólo una buena travesía en mi nave.
-¿Y cuando vuelvas no quieres tener a nadie esperándote?- .Inquirió él a bocajarro-
-¿Quién me podría esperar? -.Quiso saber ella con amargura -.No, no estoy hecha para asentarme, ni quiero hacer infeliz a nadie.
- Te advierto que yo viajo igual que tú y sé lo difícil que es permanecer en un mismo sitio .Pero entre dos la pesadez del viaje se alivia mucho .Mi hermano y Jilia lo saben bien .Quizás su secreto haya sido compartir el mismo camino.
- Quizás - concedió Menra de forma ambigua -.
- Ya no hay prisa ni tenemos destino al que llegar - replicó Erel -¿por qué no recorrer el trayecto los dos juntos?.


Menra le miró fijamente y en su triste expresión poco a poco se fue abriendo paso una débil sonrisa.

- Supongo que nada malo nos puede pasar a estas alturas por compartir singladuras y hacernos compañía. Aunque todo lleva su tiempo - .Replicó ella con cautela -.
- Tiempo es precisamente lo que nos sobra Menra. Y también esperanza en el porvenir y en el cariño de los nuestros - .Comentó Erel con visible contento -.


Y la capitana Delaier finalmente se dejó vencer, miró a su alrededor fijándose en su hermana, en Samra y en otras muchas caras tan queridas que la rodeaban .Recordando entonces las palabras de su bisabuela, su esperanza en una vida menos solitaria renació, lo que la hizo esbozar una más amplia sonrisa...


Y en el lugar en donde los Rant conversaban Yener se vio apurado ante la necesidad de transmitir una noticia a toda la familia, aunque fue Gina la que se le adelantó. Había llamado a Dreland para que conociese a su esposo y el cilonerés en un principio remiso, terminó por aceptar. Le esperaron hasta que se presentó y llamó al holoportero .Gina, de forma rápida, se encargó de abrir la puerta. Aquellos momentos fueron tensos, no tanto para Yener como para el resto de su familia. Con la vista puesta en el recién llegado, tanto Samra como Join y el propio Yener, esperaban escuchar la oportuna presentación que tendría que hacer Gina de su novio y ahora prometido. Y la mujer lo hizo con la garganta seca por la importancia del momento y por la expectación creada.


- Yener. Este es Dreland Rohar .Embajador de Ciloner en nuestro planeta. Dreland - .Añadió con voz ligeramente temblorosa dirigiéndose ahora al amedrentado ciloneres - .Este es mi esposo Yener Rant D l´ al. General de Yumlaiance y otras tantas cosas más que ni recuerdo. - Sonrió tímidamente en un intento por suavizar el áspero ambiente.-


Pero para su sorpresa fue su marido quién contribuyó más a ello ofreciendo de inmediato su mano a aquel hombre en señal de honesta amistad. Un poco dubitativo al principio Dreland se la estrechó y Yener apretó con firmeza declarando a renglón seguido.

- Para mis amigos sólo soy Yener y sé que ambos podremos serlo, ya que veo que usted es un buen hombre y confío en que podrá hacer muy feliz a la que fue mi esposa.


Samra y Join se miraron sin comprender. Ninguno podía esperar esas palabras. ¿Acaso no había vuelto su padre?. Y que ellos supiesen seguían casados .Aunque entonces fue Samra la que recordó que, al haber sido declarado muerto, su padre oficialmente no existía como quién había sido. Y le vino a la memoria cuando le pidió al emperador que le confirmase con un nombre diferente al suyo .Estaba claro que había querido romper los vínculos que le ataban a este mundo .Pero. ¿Por qué?. Sin la presencia de la diosa en su interior Samra volvía a ser una joven perpleja, desconcertada e incluso herida ante aquella actitud de su padre, y no digamos su hermano Join .No obstante al muchacho Dreland le caía bien, era un tipo amable y nunca se había metido en sus cosas .Es más, compartía sus aficiones por algunos holojuegos. En cuanto a su padre apenas sí le conoció y justo era reconocerlo, le profesaba gran admiración si, para él incluso era una especie de dios, pero no le tenía nada más que un distante y difuminado afecto y el cilonerés le resultaba alguien mucho más cercano .Yener lo sabía y comprendía aquello perfectamente. Gina por su parte, casi no había podido encajar esas palabras del que fuera su marido y el propio Dreland no se creía lo que acababa de escuchar. Quizás fuera una irónica broma, ¡pero no!, ese no había sido el tono. Y Yener, deseando despejar las dudas de todos, añadió dirigiéndose a cada uno de ellos por separado.


- Join hijo mío. Comprendo que nunca fui un padre para ti. Siempre estuve lejos y me perdí casi todos los años de tu vida. Ahora tienes la posibilidad de tener a un hombre honrado y de corazón amable y bueno como mentor y como guía para que tú seas igual. Confía en él, sigue sus consejos porque siempre buscarán tu bien y obedece a tu madre.
- Si papá - pudo replicar el muchacho visiblemente aturdido aunque no demasiado afectado -.
- Cariño - añadió Yener ahora mirando a su sorprendida y emocionada esposa - .Has tenido buen criterio. Este hombre te quiere y velará por ti y los chicos. Yo siempre te he querido y te querré. Pero lo nuestro tuvo un tiempo y un lugar .Ahora lo sé. De todos modos también comprendí que el tipo de amor que nos unió, pese a ser bueno y bello, palidece cuando se conoce el Amor Verdadero .El que nuestro Creador y los dioses que le sirven nos profesan a todos. Sé muy feliz, Lira Istar Dairans, recuérdame con cariño. Como yo lo haré contigo, aunque los dos hayamos conocido otro amor terreno con distintas personas.


Gina dejando caer alguna lágrima tan sólo pudo asentir con la cabeza. Ella pese a todo le comprendía bien .Yener pasó revista ahora al que habría de ser su sucesor y le dijo.


- Te los confío, quiérelos y cuídales como imagino que deseas.
- No sé si podré estar a la altura de un hombre tan excepcional como usted señor - .Replicó respetuosamente Dreland que añadió incluso emocionado - lo único que puedo prometer es dar todo mi amor a su familia, que espero sea la mía.
- Eso vale más que todas las riquezas y honores del universo - sonrió Yener -.Y no temas amigo mío, pues como ya te he dicho, pese a conocerte ahora creo poder llamarte mi amigo ya que estuviste al lado de los míos cuando yo no pude y eso tan sólo lo hace un verdadero amigo. Estoy convencido, lo harás muy bien.


Dreland volvió a darle la mano gesto que Yener acogió con una amplia sonrisa .El monje entonces cogió la mano de su llorosa mujer y la puso sobre la del diplomático de Ciloner, sonriendo alentadóramente a ambos .Todos los miembros de la familia se contagiaron de esa expresión e iluminaron sus semblantes, excepto Samra que tenía los ojos empañados y la expresión llena de tristeza. Al verla así, Yener pasó suavemente una de sus manos por las mejillas de su hija limpiándole alguna lágrima que amenazaba con caer sobre la curvatura de su terso rostro. El monje entonces añadió con dulzura.


- Mi querida estrellita matutina .No debes estar triste. Tú has sido la portadora de la sabiduría de la diosa Maray. Y seguro que ella te ha dejado su huella en el fondo de tu corazón. Sabes pues que yo no puedo volver a ser el de antaño. Samra, confío en ti para que seas una mujer fuerte y bondadosa, justa y amorosa con los tuyos.
- Papá - pudo balbucear la chica dejando atónitos al resto de sus familiares -.Entonces es verdad lo que me desveló la diosa .Te vas para siempre.


Todos sus allegados le miraron atónitos al escuchar estas palabras, aunque Yener siguió hablándole a su hija con ternura y le explicó.

- Si cariño mío .Este mundo ya no es el que debo habitar .Va adelante por si mismo, yo he pasado un umbral del que no se retorna y si lo hice fue precisamente para cumplir con mi tarea .A pesar de eso los dioses misericordiosos y sus guardianes han querido ofrecerme un poco más de tiempo para que pudiera despedirme de todos vosotros.


Y con los rostros de su mujer e hijos vueltos hacía él, Yener volvió a sonreír a la par que agregaba, esta vez en voz alta.

- Por favor, deseo deciros algo a todos.


Y el resto de los allí presentes una vez zanjadas sus respectivas conversaciones guardaron un respetuoso silencio y centraron su atención en el monje. Peter, Kyra y Rachel se unieron a su familia y aprovechando el interim que produjo la llamada de atención de Yener y el tiempo empleado para que los más alejados se aproximasen a fin de oírle con claridad pudieron ser informados en pocas palabras de lo que habían hablado allí .Fue Rachel la que le susurró a su desconsolada prima con un tono de esperanza.


- Tu padre siempre estará contigo. Y con todos nosotros.


No le dio tiempo a decir nada más. Yener alargó uno de sus brazos indicándole a Jilia que debía acercarse a él. Cuando la comandante Renar lo hizo el monje declaró.


- Hora es ya de que tanto Jilia como yo os dejemos. Puesto que ya no pertenecemos al mundo que debe marchar hacia delante. Los dos formamos parte de aquella legión de grandes y maravillosas personas que vivieron en Yumlaiance desde el origen de los tiempos y con ellos debemos de volver .Pero antes de irnos quiero contaros una última cosa.


Y fue Lord Carnalsk el que se aproximó ahora terciando en la conversación con su tono pausado y tranquilo de siempre.

- Lo hicisteis bien. Debo confesar que no estaba seguro de que esto resultase cuando nos vimos a vuestro regreso.
- Gracias a tu ayuda en momentos decisivos todo fue más fácil - .Reconoció Yener sorprendiendo al resto excepto claro está al nataclier Nerel Asety, que, como era su costumbre, estaba enterado de todo desde hacía tiempo -.
- Pues como sabréis Lord Carnalsk nos ha prestado valiosos servicios fingiendo estar del lado de las fuerzas del mal.- Repuso Yener que explicó- .Él y yo pactamos a mi vuelta .A cambio de devolver los destinos de Nephraler a su custodia y a la del rey heredero de su asesinado predecesor, se comprometió a ayudarnos en esta difícil empresa. Lo que pocos saben es que en Nephraler existe también un portal dimensional equivalente al Dalarzian de la Hermandad de Esil .Por él, los malignos dioses impulsaron a sus criaturas en mi persecución. Y por él regresé en un primer lugar al mundo Nephraler, cuando Aradanchil y Aranchil me buscaban en este.
- Pero .¿Eso que nos has contado entonces a tu vuelta no fue cierto?.- Inquirió el desconcertado Dilain que era vivo reflejo de la sorpresa y confusión del resto de los oyentes -.
- Todo lo que os he narrado era verdad. Aunque omití algunos detalles.- Respondió pícaramente Yener que ahora contó -. Sucedió tras ver la imagen de aquel esplendoroso ángel de luz. Su hermano Azrael, me comunicó entonces. ”Las tinieblas y la luz son una pues todo ha sido hecho por el Creador. Si se acabase una concluiría la otra .Ayuda pues al mundo que está en tinieblas para salvar también el tuyo” .Y por el poder del ángel fui llevado a Helgamad donde me reuní con Lord Carnalsk, supe por él de la situación en Nephraler y mientras los dioses de la destrucción se cernían sobre Yumlaiance le ayudé a restaurar el gobierno real en la persona del hijo de su anterior soberano. Éste, pese a ser joven, era persona de honor y firmó un solemne pacto de amistad con nosotros. Procedió después a eliminar a los Hialgasth de su territorio acusándolos de traición y envió a Lord Carnalsk a este planeta con órdenes de ayudarnos.


Ahora fue el noble nephraler quien recogiendo el hilo prosiguió.

- Expliqué al general como los dioses malignos me vigilarían nada más llegar y antes de separarnos acordamos un combate en el salón del trono yumlaincer .Nuestras auras y defensas evitarían que Aradanchil o Aranchil se percatasen de nuestras intenciones, más aun si se introducían en el cuerpo de un humano. Cuando salieran de él y estuviesen vulnerables Yener usaría su poderosa espada para acabar con ellos o mejor dicho herirlos de gravedad, ya que los dioses son inmortales, aunque en el caso de la diosa Aradanchil, siendo de naturaleza demoniaca, sí podíamos aspirar a su definitiva destrucción en este plano dimensional.
- Si bien no la destruimos ganamos un tiempo precioso al dejarla mermada de poder .El ejército de muertos tardó más de la cuenta en alzarse .Yo volví al Dalarzian llevado por aquel poderoso emisario para quien las distintas dimensiones y tiempos no guardan secretos ni dificultad alguna y desde allí regresé con Jilia a Yumlaiance como os hemos contado .Pero Azrael nada más podía hacer por nosotros ya que todo recaería en el mismo pueblo de Yumlaiance .Así debía ser y así ha sido .- Concluyó Yener para sorpresa y asombro de todos -.


Y hubo un espeso, generalizado y respetuoso silencio hasta que fue Samra la encargada de romperlo.

-¿Volveremos a veros alguna vez?.
- Dalo por seguro - sonrió Jilia mesando cariñosamente los cabellos de la chica -.
- Si, como ya te he dicho ahora debo marchar pero siempre me tendrás a tu lado - añadió su padre - .Y dentro de no mucho todos compartiremos una felicidad y un amor puro y eterno .Tal es la promesa del Creador y con ella os dejaremos hasta que volvamos a encontrarnos. Ahora amigos, familia e hijos .Debo marcharme pues el tiempo se agota y aun me resta despedirme de algunas personas, incluida mi madre y mi padre.
- La abuela Aluria y el abuelo Nevis, claro no han podido venir a tiempo - terció Join -.


Y tras volver a fundirse en emotivos abrazos con todos los allí presentes tanto Yener como Jilia se dieron la mano y el monje se concentró .Sus destrezas del Kail sublimadas al máximo le permitieron teleportar a ambos. En una primera parada Yener se despidió de sus padres, tal y como había dicho. Aluria abrazó sentidamente a su hijo, lo mismo que Nevis quién finalmente había comprendido, al igual que el propio Yener, que la vida era algo más que el éxito, el simple valor material o la gloria. Aluria por su parte acarició la mejilla de su hijo y le confesó.


- Siempre supe que tú estarías destinado para hacer grandes cosas hijo, antes de que nacieras tuve un sueño, algo que jamás revelé a nadie. La diosa Maray me habló y me dijo,” un día llegará en que tu estirpe sirva como catalizadora para el futuro del mundo. Pero yo siempre os quise y estuve orgullosa, muy orgullosa, tanto de ti como de tu hermano por igual”.
- Y en verdad todos hemos sido importantes, lo mismo que el resto de las personas que han vivido, viven y vivirán en nuestro planeta y en otros muchos.- Le respondió él -.


Y Yener volvió a abrazarse con fuerza a sus padres ante la mirada sonriente de Jilia. Entonces el monje declaró con ternura a modo de despedida según se separaba de ellos y unía su mano a la de la comandante Renar.

- Hasta que volvamos a vernos.


Y ambos desaparecieron de allí, después y finalmente, eligió junto con Jilia el lugar más idóneo para el paso al otro lado. Ambos estaban en un apartado rincón de un bosque que él sentía como aquel que le vio aparecer por primera vez en los tiempos de Skarn Dainlin. Yener, que había recuperado tanto el Anillo de la Verdad como el Diamante del Tránsito que le fueron reintegrados por sus amigos, le pidió a Jilia que enarbolase a su vez el Cetro del Poder.


-¡Ha llegado la hora de unirnos a nuestros amigos y compañeros de todas las épocas! - .Afirmó la mujer entre radiante y emocionada -.
- Así lo haremos - .Convino Yener -.
- Ha merecido la pena, ¿verdad?- .Le inquirió Jilia con reflexivo afecto -.
- Bueno, bueno. Como diría la canción de un antiguo poeta, “en este mundo que va como la luz del pensamiento, lo importante está en no quedarse en el intento - .Sonrió Yener con humor para preguntar a su vez” -.¿Tú que opinas de este último trayecto?. ¿Dispuesta para el vuelo ?.

Y Jilia asintió con el semblante resplandeciente de felicidad para sonreír sentenciando con ternura.

-“Aguantaré cualquier vuelo si me agarro de tu mano. Te acompañaré hasta donde quieras llegar” .


Yener le devolvió idéntica expresión invocando mentalmente los poderes del anillo y del diamante, listo para su último viaje y remachando con alegría y satisfacción.

-¡Por Alex, Maray y Kail!. ¡Y nuestro Supremo Hacedor!. ¡En verdad que “este mundo va”.!


Jilia hizo lo propio con su cetro y de los tres partieron sendos rayos que se unieron en forma de un mágico portal que relucía como la plata .Sin pensarlo dos veces ambos lo atravesaron y cruzaron a otra dimensión .Allí, envueltos en una penumbra cenital flotaron, al principio sin rumbo, después quisieron encontrar la salida hacia el tiempo pretérito del que llegaron pero una oscura silueta se les cruzó en medio .Yener supo que era Azrael. Éste, con el poder del alma les dijo entonces.


- Soy aquel que debe guiar vuestros pasos, ya que no debéis volver al pasado si no encauzar vuestro rumbo hacia la Eternidad.


Y tanto Yener como Jilia supieron que tal era su destino en verdad y tomándose de las manos se dejaron conducir junto al resto de sus amigos, pasados, presentes y futuros sintiéndose satisfechos y felices de haber cumplido con su deber. Ellos ya no eran necesarios pues todas las cosas estaban bien en Yumlaiance. Y si alguna vez dejaban de estarlo, sus descendientes y las gentes que vendrían después, ocuparían su lugar en la continua lucha contra las fuerzas del mal. Perpetuando el intento de Hermanar en la Armonía a todo el Cosmos.

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