sábado, 5 de marzo de 2011

UNC 53

26/.Capitulo 53.Tiempo de celebraciones.


Efectivamente Yener y Delaier volvieron a su nave al amanecer y desde allí, pasadas unas horas, retornaron a Yumlaiance. Aunque ahora con los medios de comunicación y la atención de todo su planeta puesta en ellos y el resto de las naves que les acompañaba en aquel descenso triunfal.


- Vaya, esto va a ser muy intenso - .Declaró Yener dirigiéndose a Delaier que presenciaba junto a él la bajada- .
- Si señor- .Convino esta -.
- Larus debe llegar dentro de poco - .Comentó Yener con el vivo deseo de que así fuera, cuando remachó. - .No puede perderse esto.
- Su nave llegaba hoy ¿verdad mi general?.- Inquirió Menra -.
- Eso espero- .Sonrió él- .Y ahora nos toca a nosotros- .Suspiró añadiendo- .Esto me pone todavía más nervioso que el momento previo al combate.
- Fue muy duro pero ha merecido la pena -, repuso Delaier - .Hemos librado al Cosmos de una gran amenaza y les hemos parado los pies a esos bastardos Nephralers.
- Quien sabe por cuanto tiempo- .Contestó enigmáticamente Yener, mirando las difusas nubes a través del cristal -.


Delaier le miró sin comprender aunque recordaba aquellas palabras de que el mal regresaría .Bueno ¿a qué preocuparse de eso ahora? .Era momento de alegría y celebración .Habían luchado muy duro por su mundo y éste iba a recompensarles ahora.


Y así era, en cuanto tomaron tierra debían salir escoltados por un destacamento de tropas en uniforme de gala. Ellos mismos lo lucían. Cada uno el de sus respectivas armas. Yener, que ahora pertenecía al ejército planetario, con sus insignias del Kail y demás reconocimientos en la pechera triangular del mismo tono crema que los pantalones, que cruzaba la casaca color rojo con sus insignias de general, dos soles de Somer, uno sobre cada hombro, (estos mostraban esculpidos en ellos rostros serenos, casi metafísicos y cuatro brazos ondulantes a modo de rayos en zig - zag ) uno en cada hombro. Todo sobre las botas negras que le sustentaban. Menra, con el azul índigo de la armada espacial en la chaqueta, las charreteras de color rojo, verde, amarillo y azul celeste, banderas de su mundo y sus distintivos de grados, las tres franjas plateadas en cada bocamanga. Desde su cintura, descendía el pantalón tono granate y rematando el conjunto de su figura unas altas botas negras a partir de la rodilla. Los dos portaban el sable de protocolo en una larga vaina color plata. El general descendió primero, dirigiendo a los soldados en formación. Menra iba junto a él. Ambos vieron que tras un largo cordón militar se agolpaban las gentes de Dumlans que se habían acercado hasta Portduraior para saludar a sus tropas. Escuchaban vítores de la enfervorecida multitud en tanto recorrían la pista bajo los sones de una marcha. Al llegar al final del trayecto todos se detuvieron y por fin abordaron un deslizador que les llevaría hasta la capital. Una vez en él, un general de división, prácticamente vestido igual que Yener, salvo por poseer dos soles en cada hombro en lugar de uno, y tener otros distintivos del Kail que le conferían el grado de Sabio, les aguardaba con un nutrido grupo de mandos .Yener y Delaier saludaron en posición de firmes y éste les devolvió el saludo diciendo.


- Descansen ustedes. Por lo menos mientras puedan hacerlo. Vamos directamente al palacio Imperial donde serán recibidos y podrán presenciar el desfile conmemorativo.
-¿Al palacio Imperial, señor?,- repuso la incrédula Menra sin poder contener una exclamación de asombro- .
- Así es mayor. - Sonrió el general- .Nuestro Emperador, el gobierno y los jefes del Estado Mayor, conocen los méritos que han hecho ustedes y su crucial papel en la lucha .Penetraron en la base enemiga y lograron descubrir muchos de sus secretos.
- No todo el mérito es nuestro señor- .Objetó Yener en honor a la verdad - .Nuestros aliados de Oumeya y los miembros del contraespionaje nataclier, hicieron mucho también. Incluso más que nosotros.
- Ello serán condecorados por sus respectivos gobiernos y mandatarios. Ustedes por el mismo Emperador.- Les respondió el general con un tinte que mezclaba a partes iguales el desenfado y el orgullo por sus oficiales -.


Menra escuchaba con la boca abierta. ¡Iba a conocer al Emperador de Yumlaiance! y no solamente eso. ¡ Este la condecoraría en persona delante de todos sus conciudadanos!. Realmente no se esperaba tanto, pensó que posiblemente algún importante general o almirante le impusiera una medalla y no más. Pero esto. ¡Qué orgullosos se sentirían sus padres, su hermana y el resto de su familia! .Casi no podía contener la emoción y eso era bastante raro en ella que solía ser muy reservada para esas cosas.


El transporte seguía recorriendo la distancia que les separaba de su destino mientras los dos recibían las instrucciones de protocolo pertinentes. Yener ya estaba más familiarizado aunque la cara de su subordinada Delaier era un poema, tratando de recordar y asimilar correctamente todas las indicaciones que recibía.

- Tranquila- .Le susurró Yener con talante cordial - .Ya verás como no es tan difícil .Ante todo no te pongas nerviosa.
- No sé si podré- .Le comentó ella también en voz baja- .El Emperador debe de impresionar.
- Impresiona- .Aseguró su superior- .Eso es verdad, pero a la vez te transmite sobriedad y mucha calma .Es como si te hiciese saber que Yumlaiance descansa segura sobre sus hombros.
- Ya queda muy poco para llegar.- Repuso la muchacha que había escuchado muy atentamente estas palabras. -


En efecto, atrás quedaban los aledaños de la ciudad y una vez pasado su centro se dirigían hacia el palacio .El deslizador se detuvo lentamente hasta quedar parado en una estación que comunicaba directamente con la residencia Imperial .Tras darle un último repaso a su uniforme bajaron ceremoniosamente siendo flaqueados por la guardia de palacio que les condujo directamente al salón de audiencias .Yener recordaba que en su anterior comparecencia hubo mucho más protocolo y lentitud, pero en esta ocasión parecía que las cosas iban más aceleradas.


-<>.


Probablemente Delaier estaba pensado algo parecido, pero Yener no se lo preguntó. Ahora ya no se podía hablar. Sobre todo cuando la gran puerta del salón del trono se abrió. Siguiendo la fórmula del protocolo habitual el comandante de la guardia respondió ahora de otra manera al ¿quién va?...

-¡Los héroes de Yumlaiance que desean ser recibidos por su Emperador!.


Yener, Menra y otros oficiales y tripulantes junto al general de división que les acompañaba, fueron caminando lentamente hasta llegar a detenerse ante las inmediaciones del trono .Tras una reverencia se cuadraron y esperaron, ante ellos, se levantó su soberano uniformado con el traje de gala de comandante en jefe de los ejércitos, similar al de Menra excepto por su larga capa roja, sus espirales barradas por soles y la corona que portaba a título ceremonial. En conjunto producía una visión impresionante que rezumaba poder y dignidad regia. La emperatriz, por su parte, lucía su tiara de oro y su diadema de brillantes, hechos en cuatro piedras preciosas, cada una representante de los principales reinos de la alianza que conformaba Yumlaiance. Lucía un vaporoso vestido blanco cruzado por una banda que era la propia bandera del imperio. Era una mujer de presencia tan egregia como la de su esposo y ello podía percibirse también en su mirada que irradiaba una sensación de serenidad y discreción casi maternal, su expresión no revelaba ningún tipo artificiosa compostura que podrían ser detectadas con cierta facilidad en algunos otros asistentes al acto. Podría decirse que era una persona habituada de tal forma ese tipo de protocolo que para ella era algo de lo más natural. Siempre se mantenía próxima pero pocas veces se hacía notar, y paradójicamente lograba ser de este modo una presencia imposible de soslayar para cualquiera. Así, fiel a su costumbre, ocuparía un lugar algo alejado durante la ceremonia aunque antes de que este comenzase todos los presentes le dedicaron una reverencia tan profunda como la efectuada ante el trono .Todo aquello estaba siendo transmitido al resto del mundo y demás planetas amigos por los equipos informadores que habían sido acreditados a tal efecto. Y pese a la presencia de estos y numerosas personalidades más, (entre las que sorprendentemente no se hallaba el príncipe Lonel, de gira por la luna meridional de Yumlaiance según versión oficial, aunque las malas lenguas afirmaban otras causas menos importantes) en ese momento nadie hablaba. Hubo un silencio que pareció hacerse eterno aunque realmente duró tan sólo un par de segundos. Lo que tardó el propio monarca en decir.


- Nos sentimos muy honrados con vuestra presencia .¡Héroes de la batalla contra las fuerzas Oscuras! .Permitidnos que os agasajemos y recibid de vuestro pueblo la recompensa que os merecéis.


Levantándose acto seguido fue acompañado por un grupo de oficiales que portaban bandejas de plata sobre sus manos extendidas al frente. Se detuvieron en hilera frente a los oficiales a condecorar y el emperador fue cogiendo de estas las medallas que, uno a uno, impuso a sus súbditos. Llegándose a Delaier le comentó.


- Es un placer para mí imponerle la medalla dorada de Yumlaiance, mayor Menra Delaier, por su valor y abnegación en el cumplimiento del deber. Ha hecho honor a nuestro pueblo y a la memoria de su ilustre antepasada. Bienvenida al seno de los héroes de Yumlaiance.
- El honor es mío Majestad - .Repuso ella tímidamente casi sin ser capaz de mantener la mirada de su soberano que, tal y como Yener le previno, irradiaba seguridad y poder en un grado tremendo- .


El monarca acogió la respuesta con agrado y finalmente pasó a Yener, condecorándole con unas palabras parecidas y añadiendo también.

- Noble heredero del valor y la lealtad ancestrales del Kail. General Rant. Ha demostrado ser más que digno de la confianza que nuestro mundo ha puesto en usted.
- He cumplido con gusto mi deber y seguiré haciéndolo en el futuro si Alex, Kail y Maray lo permiten y le place a vuestra majestad, señor. Pues el mal aun dista mucho de ser derrotado.


El soberano le miró con un gesto de extrañeza y le respondió ahora en voz más baja.


- No debes preocuparte maestro del Kail. Pues todo se ha resuelto bien y la amenaza pronosticada ha sido vencida.


Y el Emperador se sentó en el trono pasando a cumplimentar la siguiente parte del trámite. En ella inquirió al grupo de premiados, cuyo portavoz era el propio Yener, al ser el oficial de mayor rango.

- La nación y el planeta entero os escuchan. Si queréis pronunciar algunas palabras.


Durante unos instantes los condecorados podían intercambiar algunas palabras para acordar la respuesta. Lo normal en estos casos era agradecer el afecto del pueblo y expresar el deseo de continuar sirviéndole de modo valiente y tenaz. Aunque el general Rant, una vez expresó este vivo deseo, tras consultar con los demás, añadió con un tono más sencillo de lo habitual en esa ceremonia.


- Y respetuosamente debo pedirle a su Majestad Imperial que en mi nombre y en el de mis compañeros, se haga cargo de estas condecoraciones tan bellas que el pueblo y el gobierno, junto con él mismo nos han dispensado y las ofrezca al monumento a los héroes de Yumlaiance, en memoria de aquellos que no pueden estar con nosotros aquí, para celebrar este día.


Hubo un largo murmullo de sorpresa y general aprobación que se extendió por la sala. Después surgieron espontáneos aplausos rápidamente secundados. Y a pesar de que los difuntos tendrían su propia ofrenda de recordatorio nadie pudo oponerse a ese gesto. De tal modo que el propio Yener, una vez obtenido el asentimiento del Emperador, avanzó y se arrodilló junto al trono quitándose la medalla, se cuadró y saludó. Después volvió a su lugar y adoptó la posición de firme. Uno a uno, los demás oficiales y militares condecorados hicieron lo propio.


El propio soberano se levantó doblando también la rodilla, (gesto absolutamente sorprendente exceptuando el Canto a Maray) y recogió las condecoraciones entre sus manos declarando con solemnidad.

- Por todos aquellos que dieron su vida por nuestro mundo. Y por los que han regresado tras poner fin a la amenaza contra nuestros amigos de otras estrellas.


Yener se sintió satisfecho por este gesto de su soberano, una vez más había demostrado gran tacto político y consideración, principios fundamentales en su buen desempeño del cargo. Aunque no podía apartar de su mente un inquietante pensamiento .¿Qué había querido decir el Emperador con eso de pronosticada?. Debía saber a que se refería .¿Pero a quién preguntar? .Aunque dejó eso para más tarde puesto que la misma Emperatriz se dirigió a ellos con su voz clara, amable y serena, provista de ese acento tan especial, que nadie podría identificar como predominante de ningún reino en concreto y por ello tan apreciado por sus súbditos.


- El Imperio de Yumlaiance en la personas de su majestad y en la mía propia, ha tenido el gran honor y la enorme alegría de recibiros a vosotros, nuestros hijos, después de un gran servicio a la patria. Nos enorgullece vuestro valor y entrega y aun nos conmueve más vuestro recuerdo a los hermanos y hermanas que ya no están con nosotros, al entregar sus vidas en el cumplimiento del deber. Por ello os pido que salgáis a la vista de vuestros compatriotas que aguardan con vivo deseo e ilusión el momento de tributaros sus aplausos y sus vítores.


Y la soberana se acercó hacia su esposo, éste la tomó de una mano y ambos se encaminaron hacia una gran balconada, cuyas puertas de acero y cristal estaban abiertas de par en par. Cuando ambos monarcas salieron, las personas que se concentraban por miles bajo ellos, abarrotando el gran patio meridional del palacio ya acordonado por las guardias de honor imperiales, estallaron en aplausos .Y estos se hicieron realmente ensordecedores cuando los aproximadamente veinte condecorados, con Yener a la cabeza, y Menra a su derecha, salieron tras sus majestades. Aquel era un momento sublime para todos, incluso podían reconciliarse con los recuerdos de la lucha a la vista del agradecimiento de sus paisanos, llegados de todas partes del planeta y sus satélites principales. Menra temblaba ligeramente de excitación y asombro, sintiéndose casi en las nubes ante todo aquello. Nunca podría olvidar semejante sensación, se decía con el rictus de su cara contraído por la emoción y las mejillas encendidas, debió recurrir a todo su dominio y formalidad para no desbordar su alegría y apenas pudo lograrlo cuando se percató de que, en un enorme estrado, a la izquierda de la multitud, formaban varias compañías de los diversos ejércitos. La primera vestía el color rojo y marrón de Yum, la segunda era de monjes del Kail de Somer, con sus jubones verdes de gala. La tercera la componían los magos- guerreros de Esil con sus túnicas en gradación de colores del azul índigo al celeste y luego el blanco, bordadas de estrellas y con diversos ribetes de colores. La cuarta era de las brigadas de Kalre, seguida por otra de batidores procedentes de Tibinco, luciendo sus uniformes caquis moteados en marrones más oscuros y finalmente esta la formada por el reino de Anlad, su pequeña patria, ataviados de uniformes dorados con ribetes granas. Completando aquel despliegue estaban las tropas de los ejércitos imperiales unificados de Yumlaiance, con dos compañías, cada una de ellas vestida como iban respectivamente Yener y la propia Menra, la primera representaba al ejército planetario y la segunda al combinado de la marina y el espacio. Y todas ellas (salvo los Monjes y magos) con sus respectivos instrumentos musicales, estaban prestos a actuar .Cada cual con su propio director, entonces a una señal del soberano todos saludaron firmes y lanzaron un unánime grito.

-¡Qué vivan los héroes de Yumlaiance!.


Éste fue coreado por los espectadores y grandemente ovacionado, pero una vez más se hizo el silencio y una por una comenzaron a interpretar los respectivos himnos de cada reino y región del Imperio. Todos los presentes asistían con gran regocijo y respeto a ese concierto que se prolongó durante un par de sexdanes. Menra ya no pudo evitar derramar algunas emocionadas lágrimas cuando se tocó el himno de Anlad, cantado además por un coro de niños de esa región que estaban junto a las tropas. Y tanto ella como Yener, al igual seguramente que la mayor parte de los allí presentes, escucharon después y con incluso más emoción el último de ellos, el de Yumlaiance, ejecutado al unísono por todos los pelotones. Todos lo cantaban al principio musitándolo para sí, en modo más o menos elevado guiados por un intérprete que, vestido de paisano, se erigía en el centro de las tropas, después, uniéndose al resto cuando la letra así lo requería Y también el mismo Yener se emocionó al igual que su subordinada, llegando incluso a cruzar mutuas miradas de simpatía y complicidad. Realmente ambos experimentaban una sensación similar. Podría decirse que desde siempre pensaron sentir las letras de esa canción, pero ahora realmente sabían y comprendían cada estrofa y cada palabra, que no eran tan solo bonitas frases trenzadas con fervor patriótico sino que representaban todo aquellos sufrimientos y sacrificios que habían presenciado y que ellos mismos habían hecho en defensa de los suyos. A decir verdad, pocos oficiales, incluso los aparentemente más curtidos y serenos evitaron que las lágrimas les corrieran por las mejillas presas de la emoción o del recuerdo del combate y la pérdida en él de amigos y compañeros, tal y como decía la letra del himno.



Y concluido éste y tras unos momentos de aplausos y vítores que no parecían acabar, pudieron retirarse al interior del palacio y romper filas, dirigiéndose cada uno a conversar bien entre ellos, o con algunas de las personalidades que les aguardaban. Yener, una vez pasaba la emoción primaria y mitigados esos revividos recuerdos, volvió a centrarse en las palabras de su soberano. No llegaba a comprender del todo que había querido decirle. ¿Acaso estaba todo resuelto y la amenaza extinta .Él no lo creía así. Sentía que todo el planeta debía aun mantenerse en guardia. Aunque pudiera ser que se equivocase. ¡Ojala lo supiese con certeza!. Necesitaba hablar de nuevo con su emperador para que fuera más explícito, pero éste ya se había retirado a cumplimentar más deberes de estado. Debía pues buscar a alguien que tuviera los conocimientos de los que él carecía en ese tema. ¿Pero con quién podría contrastar sus sospechas en ese lugar?.


La respuesta le vino sola al percatarse de que, al fondo de la sala y permaneciendo discretamente oculto a la vista de la mayor parte de la gente estaba su maestro Azor Ligero .Una vez concluyó de recibir felicitaciones y estrechar manos de bastantes ministros y autoridades tanto civiles, como militares, Yener se abrió paso y aguardó a que el anciano se acercase para felicitarle.


- Celebro verte Gavilán, ha sido un noble gesto por tu parte y por la de los otros condecorados, algo que os honra y eleva aun más.- Le saludó Azor Ligero con su particular voz blanda y amable que contrastaba con sus ojos cetrinos y profundamente inquisitivos -.
- Maestro. He intentado proceder como tú siempre me has enseñado, con el alma humilde y el corazón sincero.- Respondió modestamente su pupilo -.


El anciano asintió dedicando a éste una aprobatoria y afectiva mirada para afirmar.

- Has sufrido mucho, esta ha sido tu mayor prueba .Pues no es igual luchar con riesgo uno mismo, que ver sucumbir también a otros sin poder evitarlo.
- Ninguna prueba me había preparado para ello -. Admitió el muchacho con pesar -.
- Nada te prepara para eso. - Dictaminó Azor Ligero que añadió con su inefable agudeza- Y además tienes otra inquietud. Sé lo que te preocupa, no es difícil de adivinar joven Gavilán.
- Maestro, si lo sabes entonces contéstame a esto.- .Le pidió humilde y ansiosamente el chico - ¿De veras creen el Emperador y los miembros del gobierno que todo se ha terminado?.


Azor Ligero le miró sin decir nada durante unos segundos y añadió después en tono enigmático.

- Hora es ya de que sepas algunas cosas más .Tendrás que venir conmigo al monasterio una vez haya pasado todo este jolgorio. Pues tú también tienes cosas que contarme y deberemos hablar con calma .Ahora hijo mío disfruta en lo posible, no de la simple diversión del festejo, sino del amor de los tuyos .Y guárdalo muy dentro de ti, como el mayor de tus tesoros.


Yener asintió tras escuchar a su maestro como siempre hacía, con gran atención, afecto y admiración. No obstante, éste ya no dijo más y se alejó para felicitar al resto de los condecorados cruzó un cortés saludo con Delaier. La chica se apresuró a cuadrarse pero el anciano sonrió, disuadiéndola con un gesto a la par que le decía, entre sonriente y afable.

- Ya no soy militar. Me honras más con un sincero saludo entre conciudadanos.


Delaier descubrió entonces una de sus enguantadas manos y se la ofreció al maestro que la estrechó con suavidad, pese a lo cual, Menra no pudo evitar sentir una especie de sacudida que le recorrió el cuerpo entero. No obstante pasó pronto y Azor Ligero, tras separarse de ella, efectuó el saludo de cortesía de los Monjes, uniendo las palmas de sus manos bajo la barbilla y se alejó hacia el final del salón. La mayor, aun siguiéndole con una atónita mirada, se acercó entonces hasta Yener preguntándole.


-¿Ese hombre era su maestro?...
- Y lo es, siempre lo seguirá siendo - .Respondió él con un respetuoso tono -.
- ¡Me ha parecido que tenía una gran fuerza interior, he podido sentirla !.- Comentó ella con verdadera admiración -.
- Desde luego que sí.- Confirmó Yener remachando - .De él he aprendido muchas cosas y aun me queda mucho por aprender.


Dejaron la charla pues todos los homenajeados debían salir ya a los salones anexos del palacio .Allí, les aguardaba una sorpresa, cortesía del gobierno y de la casa Imperial, rodeados por mesas provistas de canapés y bebidas variadas, podrían celebrar una pequeña reunión privada con sus familiares que habían sido invitados a tal efecto, y los héroes no tardaron mucho en ser asaltados por sus allegados. Yener mismo fue llamado por su eufórica madre al grito de:

-¡Hijo, estamos aquí! - .Exclamó la alegre voz de Aluria -.


Mirando hacia ella, Yener descubrió a su madre y al resto de su familia .Lota y Karie también estaban allí. Al igual que los padres y la hermana de Delaier. La mayor, sorprendida también por su presencia, se acercó a saludarles .Entre tanto, su superior se abrazaba ya a sus parientes y amigos.


-¿Cuándo habéis llegado?- .Les preguntó él, visiblemente feliz -.
- Nos avisaron del ministerio.- Le respondió jovialmente su padre - .Ellos nos trajeron .Con todos los gastos pagados.
- Si,- añadió Erel algo más comedido en su alegría , aunque no por ello menos contento que su más expresivo padre -.Preguntaron cuantos éramos en la familia y contamos también a Lota y a Karie para que pudiesen venir.
- Hicisteis bien- .Sonrió su hermano que saludó cariñosa y jovialmente a su amiga -.¡Hola gusanilla.!.
-¡Hola Escarabajo! -.Rió ella dándole un fuerte abrazo- .¡Qué guapo estás con tu uniforme de gala!.
- Si, y con esa medalla tan bonita que te han puesto - Añadió Lota que le dijo a la madre de Yener- .Desde luego ,no te podrás quejar, ¡que hijo tienes!. ¡Y que bonito ha sido eso de ofrecerla a los caídos, ¡espero que te den otra de recuerdo!.


Yener pasó por alto aquella observación. Lota realmente podía ser algo irreverente a veces pero ella no lo hacía con mala intención, sencillamente desconocía esos protocolos. Y posiblemente por una vez, acertase. Solamente sonrió e incluso se permitió añadir con simpatía.

- Supongo que sí. A mamá le gustará guardármela con las otras cosas que tiene mías desde la escuela primaria.
- Tengo todas las cosas de Yener y Erel, ¡son dos hijos estupendos! - .Recordó Aluria para no hacer de menos al pequeño- .
- Si, Yener es un magnífico soldado y Erel es un gran negociante - .Convino su padre con satisfecho y jocoso bombo y añadió refiriéndose al pequeño de los dos - .Ha conseguido unos contratos estupendos .Precisamente tenemos que cenar con unos cuantos magnates para ultimar detalles.


Ahí Nevis se calló, parecía no atreverse a continuar hablando, fue Erel quien añadió, (dirigiéndose a su hermano en un momentáneo aparte de ambos). Le habló con suavidad e incluso algo de prevención.


- Si, nos gustaría que vinieras, papá no te lo dirá pero estaría encantado de presumir de hijo con esos tipos. Y de paso tu influencia nos vendría muy bien. He estado trabajando mucho en estos acuerdos...
- Ya lo comprendo - .Sonrió benevoléntemente Yener - .


Al muchacho normalmente no agradaban estas cosas, pero teniendo en cuenta la ocasión se vio inclinado a ceder, contaba con que de ese modo, podrían limarse para siempre cualquier resto de las disputas entre su padre y él. Verdaderamente era la culminación de su acierto al elegir esa vida frente a la oposición de éste .Aunque también debía reconocerse a sí mismo que en un momento de debilidad tras la batalla a punto estuvo de renunciar y darle la razón a su padre. Con este gesto, era como si firmase de igual modo las paces con sus propias dudas.


- ¿Entonces podemos contar contigo?- .Quiso saber Erel con tono todavía cauto -.
- Claro, ¡si os puedo ayudar, contad conmigo!- .Le aseguró su hermano con una afable palmada en la espalda -.


Cuando Nevis vio la actitud de sus dos hijos no pudo por menos que alegrarse todavía más y declarar con visible satisfacción y alivio.

- Pues esto hay que celebrarlo, contratos aparte. ¡Lota y vuestra madre tienen razón. No se podrían tener unos hijos mejores!.


Ambos hermanos se sonrieron con complicidad. Su padre estaba bastante contento y eso siempre era bueno. En eso se acercó Delaier. Lo hizo con timidez e incluso un cierto sentimiento de vergüenza al interrumpir algo privado. Pero sus razones eran más que poderosas y además era esclava de una importante promesa.


- Perdone que le moleste señor - .Terció dirigiéndose a Yener -.Sé que estará hablando con sus familiares -.Hizo una pausa y dedicó a estos una sonrisa y un leve asentimiento de cortesía con la cabeza para añadir. - Pero es que a mis padres y a mi hermana les encantaría conocerle.
- Por supuesto, para mí también será un placer- .Convino él, que la presentó a su vez -. Papá, mamá, Erel, Lota y Karie. Esta es la mayor Menra Delaier. Una de mis mejores oficiales a bordo del Tibinco.


Delaier saludó educada y muy amablemente a los miembros de la familia de su superior. Se fijó sobre todo en Erel a quien la belleza de la chica tampoco le resultó indiferente. Más aun cuando Aluria intervino con su habitual desenfado.

-¡Qué chica más bonita y más valiente!. Con oficiales así no me extraña que ganéis a cualquiera Yener.
- Desde luego una mujer así es un orgullo para cualquiera de su familia - .Terció Nevis que añadió con un interés más chismoso incluso que el de su esposa -. ¿Está usted comprometida mayor?.


Delaier encajó aquella pregunta con estupor, y no solo ella. Yener se sintió igualmente envarado. ¡Qué demonios le importaba eso a su padre!. Aunque, para colmo de males, le tocó el turno de hablar a Lota que añadió de tal forma que ni el propio Yener podía juzgar si eso iba con segundas.

- Creo que Yener ya está comprometido, pero todavía os queda otro hijo. ¿Verdad que sí Erel?. No me negarás que estarías encantado con semejante chica.


Al oír esto se sucedieron varias reacciones, afortunadamente sin palabras. Karie fulminó a su madre con la mirada, Erel y Menra enrojecieron a ojos vistas sin atreverse a cruzar las suyas. Yener no sabía por donde salir y Nevis se reía apoyando una de sus manos en el hombro derecho de su azoradísimo hijo pequeño. Para colmo, Aluria sonreía como si aquella fuera la mejor sugerencia del mundo a la vista de tan espléndida muchacha. Lo único bueno del comentario de Lota fue que evitó a Menra la embarazosa situación de contestar a la pregunta anterior y su superior pudo ir en su ayuda carraspeando ligeramente para decir.


- Será un placer para mí conocer a su familia, mayor. Si me perdonáis enseguida vuelvo.- Remachó dirigiéndose ahora hacia sus propios familiares - .



Para Menra fue un tremendo alivio el poder guiar a su superior hacia donde esperaban sus padres y su hermana. Eso sí, tras dedicar una última sonrisa de cortesía a ese grupo de inquisidores .Pero una cosa debía admitir, el hermano del general era muy atractivo y parecía buen muchacho. Y esa otra chica también le cayó simpática .Al menos era la más discreta de todos ellos. Yener, que no era ajeno a semejantes disquisiciones por parte de su subordinada, trató de disculpar a su atolondrada parentela.


- Te pido perdón. Mi familia y mi vecina son así. A veces creo que me propuse entrar en el Kail para dominar las destrezas mentales que evitasen que sus cotilleos me sacaran de quicio.


Menra no pudo evitar la risa .Y se disculpó a su vez añadiendo con amabilidad.

- Ha sido un placer conocer a su familia. Se ve que son buenas personas ¡y sinceras!.
- Mi madre y su amiga son de Somer.- Repuso apuradamente Yener, como si eso lo explicase todo, pues siempre se decía que los naturales de allí eran demasiado campechanos.-
-¿Y esa muchacha tan callada también?- .Inquirió Menra a propósito de Karie -.
- Bueno, Karie nació en Yum igual que yo, es que su madre y la mía son amigas desde que eran solteras y vivían en Somer. Luego sus padres se separaron, bueno. Es una larga historia, mayor...- Remató, deseoso de aparcar el asunto y no airear intimidades sin necesidad -.



Y justo a tiempo porque Menra se detuvo llamando la atención de tres personas que estaban charlando a pocos metros .Se trataban de dos adultos y una jovencita que les miraron con atención y patente curiosidad, seguida por el entusiasmo, al escuchar a la mayor Delaier anunciar.


- Mamá, papá, Calina, éste es el general Yener Rant D´lal. Maestro del Kail y oficiante del canto a Maray, aparte de héroe de Yumlaiance y nuestro primer embajador en Oumeya. Señor, estos son mis padres. Joalia y Terren Delaier y mi hermana Calina.



Los padres de Delaier le saludaron muy afablemente ofreciéndole la mano .La chica que no debía de contar con más de quince años, cara enmarcada en un lacio pelo color trigo que le llegaba hasta los hombros, era, aun con los labios algo más finos y los pómulos ligeramente más redondeados, de rasgos parecidos a su hermana, lo que le auguraba una más que notable belleza en un futuro no muy lejano. No obstante, su figura aun evidenciaba un desarrollo incompleto, como si tan solo bosquejase los atributos de Menra, sus caderas estaban quizás igual de redondeadas pero de cintura para arriba mostraba un cuerpo delgado. Lo que si llamaba la atención era la mirada chispeante entre emocionada y curiosa que era lo único que parecía desmentir su ademán tímido y retraído. En efecto, estaba muy aturdida, incluso efectuó una leve y algo torpe reverencia ante el general, que hizo sonreír a Yener.


- Eso no hace falta, con que nos demos la mano bastará .Encantado de conocerla señorita. - Le dijo él de modo cordial -.
- El placer es mío señor - .Repuso ella casi con balbuceos, eso si plenos de admiración, en una voz recién salida casi de la pubertad - .¡Es usted increíble!.
- Mi hija le admira mucho -. Explicó Joalia con idéntico sentimiento - .Para ella y sus compañeras de clase usted es alguien de otra galaxia.


La pobre cría se puso roja por momentos, su hermana mayor lo advirtió y enseguida intervino dándole un cariñoso capote, al tiempo que la rodeaba con un brazo. Pasando este sin mucho esfuerzo por aquellos estrechos hombros, explicó con orgullosa jovialidad.


- Mi hermana ha sido admitida a estudiar en la Hermandad de alta magia de Esil. Acaba de iniciarse.
- Vaya - .Sonrió Yener mirando a la chica y afirmando con aprobación - .Vas a ser una maga. Pues los señores del Kail y los Magos de Esil estamos hermanados desde muy antiguo. Serás entonces una de los nuestros. Seremos hermanos.
- Si señor, gracias - .Susurró la niña a quien no se le ocurría nada más que decir, abrumada como estaba. -


Para Calina aquello era todo un trago. Simplemente tenía ante ella a un héroe de su planeta, el más famoso de los últimos tiempos. Ese hombre aparentemente tan campechano y jovial, había hecho el contacto con otras civilizaciones, entonando el canto a Maray y vencido en la gran batalla contra las fuerzas maléficas de otros sistemas solares, ¡no sabía que replicar!. De por sí, la chica era tímida y reservada para expresar sus emociones a los extraños. No tenía gran experiencia con muchachos y sus únicos amores hasta la fecha eran los platónicos a los héroes. (Y Yener, junto con su propia hermana, estaba en lo más alto de su actual valoración) y a la magia. Seguidos a cierta distancia por la música y la poesía. Además se juntaba la magnificencia del palacio Imperial, y la ocasión tan solemne en la que se veía inmersa, el orgullo multiplicado por su idolatrada hermana mayor, ¡que encima era subordinada directa de aquel hombre tan impresionante! .Para Calina, Yener parecía poco menos que un Dios, tan alto y tan atractivo y con ese uniforme lleno de condecoraciones, insignias del Kail que representaban un alto grado y su propio rango de general. Seguramente le compondrían poemas y baladas como a los héroes antiguos, aunque enseguida pensó que eso quizás no llevase ya. De todos modos el general Rant tenía garantizado un hueco en la historia de Yumlaiance y de toda la Cuádruple Alianza, incluso en la de mundos de los que la misma Calina no habría ni oído hablar aun .¡Y en ese momento estaba delante de ella, hablando con ella, con una muchachita recién graduada de la escuela media que lo más cercano que había vivido de una personalidad se resumía en las pocas veces que veía últimamente a su hermana y en los posters y holograbaciones que tenía, al igual que muchas de sus compañeras, de ese apuesto monje guerrero y general. !.¡Todavía no podía creerlo!. ¡Menra había cumplido su palabra de presentárselo!. La niña recordaba ahora como le insistía a su hermana para que lo hiciera. Menra le prometió intentarlo, pero solo eso. Lo hizo con poca convicción. Dando a entender que su superior estaba muy ocupado como para conocer a una niña. Calina era consciente de ello y realmente habría sido casi imposible de no mediar esta ceremonia. Y cuando su sueño se había hecho realidad la cría solo era capaz de temblar, temiendo que sus largas y delgadas piernas se quedaran sin fuerzas y su boca seca por la emoción. ¡Qué vergüenza!. ¿Qué podría decirle ella a ese hombre, condecorado en persona por el mismísimo emperador, y más que habituado a conversar con monarcas, presidentes y líderes de mundos, que clavaba en ella unos ojos verdes radiantes de fuerza y una amplia y paternal sonrisa ?. Afortunadamente, el propio padre de la chica intervino tomando la palabra con animación y desviando la atención de Yener hacia él.


- Me parece increíble estar aquí .Yo, un capitán del ejército en la reserva,( a Terren Delaier, siempre le gustaba decir eso en lugar de retirado). He podido conocer al Emperador y ahora al mismísimo Oficiante en persona, ¡el que ha salvado el Cosmos!.
- No es para tanto señor - .Se apresuró a decir Yener quien se veía sobrepasado por tantos elogios, agregando con sencillez - .A decir verdad, su hija también tuvo una participación más que sobresaliente en todo eso .Deben sentirse muy orgullosos de ella, pues motivos no les faltan .Es una persona excelente y muy buena oficial, valerosa y abnegada en el deber. Ha sido uno de mis mayores apoyos a lo largo de toda la campaña.
-¡Qué alegría me da usted!- .Sonrió Joalia henchida de orgullo y corroborando esas palabras con un placentero parloteo (que le recordaba a Yener el de su propia madre cuando ésta se embalaba) - .Si, estamos orgullosísimos de Menra .¡Quién lo iba decir! , aunque le viene de familia,- se apresuró a informar -. Por que seguro que usted sabe que su bisabuela fue la almirante Bomt .Que fue la abuela materna de su padre. Pero, cuando era niña siempre se pasaba la vida...
- Mamá, ¡por favor! - .Le pidió suavemente ésta sumamente envarada - .No creo que al general le interesen los detalles de mi infancia.
- Iba a decir que siempre estabas con los partidos del Prehistar y jugando con tus amigos como si fueras un chicazo.- Continuó su distendida madre - .No creo que sea tan terrible.
- No, desde luego que no- .Confirmó Yener que le confesó divertido - .Yo hacía lo mismo con los míos, y también soy un hincha del Prehistar. Todavía voy a verlos cuando puedo .Este próximo encuentro sin ir más lejos no me lo perdería.
- Incluso me ha conseguido entradas - .Confirmó Menra sin disimular su satisfacción -.
- Entonces estamos en deuda con usted por más cosas de las que creíamos- .Sonrió Terren -.
- Si, espero que un día acepte usted una invitación a comer en nuestra casa, si no está demasiado ocupado.- Le propuso la madre de la mayor -.
- Lo consideraría un honor señora - .Repuso Yener -.
- Pues entonces como mi hija le ve a usted a menudo ya le avisará - .Sonrió Joalia mirando al joven como si estuviera embobada -.
- Bueno - .Terció Delaier tratando de que no se notase lo avergonzada que se sentía- .Mi superior tiene muchas obligaciones y poco tiempo de hablar con su propia familia y le estamos entreteniendo.
-¡Oh!, entonces le dejamos ya, ha sido usted muy amable al acercarse mi general, para nosotros es todo un placer y un honor - .Repuso Terren estrechándole calurosamente una mano con las suyas -.
- Si, hasta muy pronto general - .Añadió Joalia saludándole después con mayor suavidad -.
- Adiós señor, encantada- .Pudo decir candorosamente Calina que no podía apartar la vista de él pero era a la vez incapaz de mirarle a los ojos, tan solo esbozó una tenue y vergonzosa sonrisa, encogiendo la barbilla hacia el pecho. -
- Hasta pronto- .Sonrió afectuosamente Yener que añadió dirigiéndose a la cría con un guiño lleno de complicidad - .Y estudia con tesón, la magia es difícil pero presiento que llegarás a ser una gran maga. Tienes talento innato en ti. Te lo dice un Maestro del Kail de Somer.


La niña agradeció el cumplido enrojeciendo hasta las orejas y se alejó casi tambaleándose por la emoción. Menra se aproximó a su superior y tras saludarle y alejarse con él, le susurró llena de reconocimiento.


- Gracias por animar a mi hermana, viniendo de usted significa muchísimo.
- No lo he hablado por hablar - .Le aseguró Yener, que afirmó convencido -.Noto algo especial en esa niña .Ya lo verá, mi sexto sentido me dice que les hará sentirse muy orgullosos, nos lo hará sentir a todos.
- De veras, venga a comer un día, será bien recibido.- Aseveró Menra aun más agradecida y orgullosa de aquellas palabras del general hacia su hermana que si fueran dirigidas a ella misma -.


Yener asintió y la muchacha, bajo los efectos del cordial ambiente, aun se permitió otra pregunta.


- Perdone ,no quisiera ser indiscreta ,pero por curiosidad .¿Su hermano tiene novia?.
-¿Erel?.- Repuso Yener sorprendido para añadir al recobrarse del estupor - .Pues no lo sé, no creo .Aunque me enteraré. De todas formas, no se tome los comentarios de mi familia como una orden - .Se rió Yener que enseguida añadió ya con más seriedad – . Además usted y Jilia.
- Si le digo la verdad, estoy confusa- .Admitió Menra- .Por ahora somos amigas, no tenemos obligaciones y de momento prefiero que siga así. Ya se lo dije una vez, no tengo una sola preferencia sexual .Si alguien me gusta, sea del sexo que sea...
- Ya veré yo como va mi hermano- .Sonrió Yener que remachó divertido - .¡Y ya hablaremos usted y yo de lo que significa estar cerca de los Rant!.


La chica no pudo evitar la sonrisa y saludó de nuevo despidiéndose y dejando a Yener visiblemente sorprendido. Más aun cuando su propio hermano, que parecía haber estado al acecho, se le acercó diciéndole en tono confidencial.


-¡Menuda suerte tienes con chicas así bajo tu mando!. Oye,. ¿No sabrás si tiene novio?.
- Bueno, creo que de momento no - .Suspiró Yener, pensando acto seguido - .<>...
-¡Venga, vámonos ya!, que se hace tarde- .Intervino Nevis urgiendo a ambos hermanos con afabilidad - .Chicos, tenemos que volver al hotel y de allí irnos a la cena.
- Nosotras nos despedimos - .Declaró entonces Karie- .Vinimos a saludarte y de paso ver un poco el palacio Imperial.
- Me ha hecho mucha ilusión que vinieseis - .Le respondió Yener que le susurró confidencialmente a su amiga - .Parece que tendré que hacer de relaciones .Ya te contaré.



Aunque viendo la cara de interés de Karie, éste le adelantó algo en voz baja, aprovechando que Erel estaba charlando con su Lota. La amiga de Yener se sonrió .Antes de que su hermano pequeño volviera, la muchacha se despidió besando en la mejilla a su amigo. Una vez se despidieron, Yener quedó con su hermano y su padre en el restaurante donde iba a ser la cena. Delaier también se marchó aunque acompañada de su familia que no paraba de decirle lo maravilloso que les había parecido su superior...


Yener se encontraba ahora con la cabeza repleta de cosas que hacer. Visitar a su maestro en el Monasterio para aclarar unas cuantas cosas, ver a Gina en cuanto pudiera, a su propia familia y quedar con la de la mayor Delaier, quizás a fin de hacer de casamentero con su hermano y ésta. Y aparte de eso no perderse el partido del Prehistar. ¡Desde luego tenía una agenda apretadísima!. Pero al menos agradecía dedicarse a cosas triviales, en comparación con lo que hasta entonces le había estado ocupando el tiempo.



Y mientras tanto Gina estaba en su legación .Se había mantenido un poco apartada de todas las celebraciones de Yumlaiance. Aunque como representante de su mundo tendría que acudir, al día siguiente, a una recepción organizada por miembros del gobierno yumlaincer con objeto de promover acuerdos en materia cultural y de inversiones. Amén de todo esto, quería ver a Yener aunque sabía que éste estaba ahora muy ocupado. Seguramente él la llamaría en cuanto pudiera. También estaba interesada en saber que tal les iban las cosas a su propio hermano y a Kyra .Ahora que por fin ambos habían comenzado una relación. Y por que no decirlo deseaba saber como estaba Gordon .Por lo que pudo saber antes de volver a Yumlaiance, éste había reencontrado el amor en su nueva compañera de patrulla. Se alegraba por él y le deseaba que fuese muy feliz, ojala que algún día pudiesen volver a ser tan buenos amigos como antes. ¡En fin!, las cosas pese a que la paz imperaba nuevamente, no se presentaban nada aburridas para ninguno.

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