domingo, 6 de marzo de 2011

UNC 65

11/.Capitulo 65.Divergencias en el grupo expedicionario.


Tan pronto como se cuadraron ante sus superiores y el teniente general les ordenó descanso Yener se encargó de decirles,(con un extraño tono informal, dadas las circunstancias), a ambas comprendiendo su sorpresa.


- Seguramente os habréis estado preguntando el motivo de vuestra presencia aquí.
- Si señor- admitió Menra - .Así es.
- Bueno, eso os lo voy a contar ahora. Veréis, como ya habréis oído Yumlaiance va a enviar una expedición encabezada por el príncipe al planeta Nephraler a fin de devolver la visita que su emisario hiciera hace unas semanas.
- Estamos al corriente si- confirmó Jilia -.Ha sido muy comentado en los últimos días.


Yener asintió con agrado para soltarles de golpe.

- Pues yo formaré parte de ella. Y el Alto Estado Mayor me ha seleccionado algunos oficiales de mi absoluta confianza para acompañarnos y escoltar a su Alteza Imperial. Es decir, a vosotras dos.


Ambas se miraron sorprendidas, ¡eso era algo que no esperaban!, desde luego que la misión podía parecer arriesgada pero habían hecho cosas mucho más peligrosas y acompañar tanto al general Rant, como sobre todo al Príncipe, era un gran privilegio .Aquello les daría la oportunidad de ser aun mejor consideradas para ocupar cualquier destino que quisieran, o incluso para ascender, pero no era eso lo que más les importaba sino que su superior, al que realmente admiraban, las hubiera elegido. Yener viendo sus caras de asombro les inquirió con una sonrisa.


-¿Puedo contar con vosotras?.
- Será un gran honor para mí, señor- .Repuso Menra con franco orgullo -.
- Lo mismo digo mi general - .Afirmó Jilia que añadió con determinación -, cuente conmigo para lo que sea.
- Buenas oficiales - terció el teniente general con visible satisfacción -. Desean servir a su mundo sin pensar en nada más. Estoy seguro de que no puede haber un séquito mejor.
- Dejaremos bien alto el pabellón de nuestro ejército, mi teniente general- .Aseguró Jilia -.
- No me cabe duda de eso- repuso el aludido con benevolencia para remachar -.Bueno, pues cuando quieran pueden retirarse para comenzar los preparativos de su viaje.
- A la orden- contestaron los tres al unísono saludando firmes -.



Dejando el despacho de su superior el trío se encaminó hacia la salida del Cuartel .Menra le dijo entonces a Yener con patente agradecimiento.


- Muchas gracias señor, por acordarse de nosotras.
- Si,- convino Jilia -.Le estamos muy agradecidas por confiarnos esta importantísima misión.
- Hubiera querido contar también con el comandante Daet, pero me temo que está en Oumeya, no da tiempo a que regrese. De todos modos sé que con ustedes dos la parte militar está magníficamente cubierta.
- Protegeremos al príncipe con nuestras vidas- declaró solemnemente Jilia -.
- Esperemos que eso no sea necesario- sonrió ácidamente Yener pasando a otra cuestión - .Bueno, ahora debemos ultimar los detalles, nos quedan seis días y me gustaría que el grupo estuviera completo y a ser posible entrenarnos para afrontar cualquier eventualidad.
-¿Me dará usted la revancha?,- le pidió Jilia esbozando una maliciosa sonrisa -.
- Lo pensaré- repuso Yener devolviéndosela divertido -.
-¿Cuántas personas faltan para completar el grupo?,- quiso saber Delaier -.
- Sólo una- .Respondió su superior -.Un mago de alto rango de Esil.


Menra sonrió, por lo menos contarían con la ayuda de un valioso aliado. Sabía por su hermana que los magos avanzados de Esil eran muy poderosos .Eso les mantendría a salvo de magias negras o cualquier tipo de conjuros nephralers. Ojala que fuera realmente un mago de elevado nivel ,cosa que por otro lado sería lógica, siendo para la escolta del heredero al trono .Yener por su parte no sabía donde encontrarse con él, o ella .Iría a preguntárselo al Gran Maestre de la Hermandad. Se dirigieron pues a la ciudad de Esil, tardarían algunas horas en llegar con el deslizador así que optaron por una nave de pasajeros con trayectoria orbital que hacía la ruta en pocos minutos y antes de que pudieran darse cuenta ya estaban en la capital de Anlad. Yener se presentó como Maestro del Kail lo que enseguida les abrió las puertas a los tres para ser recibidos por el Gran Maestre Roden Sartas.


El más alto cargo de Esil, era un hombre ya anciano de larga barba blanca que vestía la túnica inmaculada tachonada de estrellas propia de su rango. Yener hizo el saludo protocolario de su orden y tanto Jilia como Menra saludaron respetuosamente de forma militar aunque el Maestre las dispensó enseguida de ello.


- No soy militar- les dijo añadiendo con afabilidad -.Descansen ustedes.


Las chicas lo hicieron en tanto Yener le decía con sumo respeto.

- Gran Maestre, veníamos a que nos asignase al mago que debe acompañarnos para la entrevista en Nephraler.
- Si, estoy al corriente de eso- repuso Sartas -.Ya he mandado a buscarle, estaba destinado en otra sede en Yastris, pero no tardará en llegar.
-¡Qué coincidencia! ,- terció Menra con una sonrisa -.Yo soy de Yastris.
- Vaya, una valerosa oficial Yastriana - sonrió a su vez el anciano -.Eso está bien.
- Y tengo una hermana que acaba de ser ascendida a Maga Elemental- .Añadió muy orgullosa de ello -.
- Por no hablar de su bisabuela. Desde luego su familia tiene talento- .Intervino Yener mirándola divertido en tanto la muchacha ladeaba la cabeza ligeramente ruborizada -.Bueno,- prosiguió ahora más en serio - .Dejemos eso ahora y ciñámonos a lo que nos ocupa. ¿Su hombre conoce ya la naturaleza de la misión?.
- Todo está ya explicado- aseveró el mago -.Y mi designado acaba de llegar.


Así era, abriendo la puerta y entrando al cuarto en el que estaban se dirigió hacia ellos un hombre rubio trigueño de pelo largo y ojos claros que escrutaron a los militares de inmediato, sus facciones eran duras y afiladas .Su túnica era blanca aunque desprovista de adornos. Se llegó ante su superior haciéndole el saludo de rigor de su orden, similar al del Kail, juntando las manos, (aunque solo en las yemas de los dedos, y no con toda la palma como los monjes e inclinando la cabeza) .Sartas le presentó.


- Este es el maestro mago Dilain Baset. Les ayudará con todos los recursos a su alcance para llevar a buen fin su cometido.
- Es un honor conocerle general y Maestro del Kail.- Afirmó éste con tono grave -.
- Es usted muy joven para ser maestro de Magia- observó Yener puesto que pese a todo, aquel tipo no aparentaba más de treinta y pocos años -.
- Al igual que usted para ser maestro del Kail- respondió éste con igual agudeza -.
- Quizás seamos precoces cada uno en nuestra especialidad- .Sonrió Yener a lo que su interlocutor se limitó a asentir ligeramente, sin siquiera esbozar una mínima sonrisa -.
- Harán un buen equipo- .Aseguró Roden Sartas -.Los Magos de Esil y los Señores del Kail se han compenetrado perfectamente desde los tiempos de Skar Dainlin y Banil E Don.
- Ese es su legendario maestro de la magia- comentó Menra -.
- Así es- corroboró Sartas- .Y con ustedes dos junto a estos destacados jóvenes seguro que nada puede salir mal.
- Nunca se puede uno fiar de antemano - observó tajantemente Dilain -.Eso lo sabe usted bien Gran Maestro.
- Por eso te he elegido a ti- .Sonrió nuevamente el anciano, sin tener en cuenta la severidad de su pupilo y añadiendo con un toque de humor -.No te fías ni de tu sombra. Eso será bueno en esta situación.
- Entonces y con su permiso Gran Maestro debemos irnos ya- .Dijo Yener -.Hay muchas cosas que preparar.
- Que los Dioses Alex, Maray y Kail os protejan a todos. Id en paz.- Les deseó el anciano -.


Las chicas respondieron a los buenos deseos de Sartas con una sonrisa y una leve inclinación de cabeza, Yener y Dilain hicieron nuevamente sus saludos de rigor .Una vez fuera de la legación y de camino hacia Somer, lugar donde Yener deseaba comenzar el entrenamiento para compenetrar al grupo, el mago comentó a quemarropa.


- De usted no tengo dudas .Pero de las dos mujeres no tengo ningún informe que demuestre su capacidad.


Tanto Menra como Jilia no ocultaron su incomodidad y en el caso de esta última, su visible contrariedad por aquel comentario. El mago añadió entonces sin parecer concederle demasiada importancia a esto.


- No dudo de que sean unas oficiales excelentes pero para este tipo de misión se necesitan ciertas habilidades que van más allá de lo meramente físico e intelectual.
- Si para el general Rant estamos capacitadas no creo que necesitemos pasar por su aprobación - .Comentó Jilia con poca amabilidad -.Del mismo modo que a usted nadie le ha cuestionado al ser designado por su superior.


Aquellas palabras habían creado gran tensión en el ambiente, el mago miró a la muchacha sin inmutarse, su expresión era seria aunque debía ser la suya habitual puesto que la había mantenido durante todo el viaje. Menra desde luego estaba más que incómoda .Entre ese sujeto que no le caía nada bien y la indignación de su compañera, amén de la suya propia, sin contar con la expresión del general Rant que no sabía por donde salir. Aunque al parecer Yener debió de encontrar una manera de romper el hielo cuando comentó.


- Los magos de Esil son muy similares a los señores del Kail, tiene también sus particulares maneras de probar la disposición de las personas .Estoy convencido de que el maestro Baset no pretendía ofenderlas ni dudar de sus capacidades.
- Pues si es así, tiene un modo muy extraño de no pretenderlo - rebatió Jilia mirando al mago con inquina -.
- Debería usted hacerle a sus subordinadas un sondeo mental profundo general - .Le recomendó el mago para sentenciar -.Le garantizo que los nephralers si lo harán.


Yener le dedicó una mirada sorprendida, al igual que las dos chicas .Menra pudo decir sin ocultar su asombro.

-¿También puede leernos la mente?.
- Usted tiene una hermana pequeña recién nombrada en nuestra orden- .Le respondió Baset sin expresar ninguna emoción, buena o mala, de ello -
-¡Vaya una cosa! - terció Jilia con un sarcástico tono que pretendía más bien ser una burla -.Eso lo ha escuchado detrás de la puerta antes de llegar.
- Y ustedes dos son pareja - .Añadió el mago sin parecer molestarse en absoluto para martillear a renglón seguido -.Otra cosa que no me agrada demasiado, los sentimientos personales son contraproducentes en esta situación.
-¡Ya basta!- espetó Jilia cada vez más ofendida y fulminando a Baset con la mirada -.Me niego a seguir escuchando los insultos de este tipo .Si no quiere trabajar con nosotras nadie le obliga a hacerlo. Y me importa un bledo si es un hechicero, mago o lo que sea.
- Es suficiente- .La cortó Yener con autoridad, dispuesto a evitar que aquello fuera a peor -.¡Mayor, basta ya, contrólese!. En cuanto a usted Maestro le agradecería que no fuese tan brusco con mis oficiales, ha de saber que se han ganado mi estima y mi respeto sirviendo a mi lado en misiones muy peligrosas.
- Lo sé- .Aseveró lacónicamente este dejando aun más desorientados si cabía, al resto -
- Supongo que esto obedecerá a un tipo de entrenamiento psicológico o algo por el estilo y que será en nuestro provecho- intervino Menra con tono más conciliador, recordando además lo que el propio general hiciera con Jilia hacía años -.



El mago no respondió a la muchacha simplemente pareció observarla con detenimiento e hizo lo mismo con Jilia que se sentía visiblemente incómoda aunque no apartó la mirada de su evaluador manteniéndola con un claro tinte desafiante. Baset entonces dijo con un lento y desesperantemente pausado tono.

- He visto muy por encima lo que quería. General, debo hablar con usted en privado.


Decía esto cuando la nave que les transportaba llegó a la terminal de Somer. Allí iban a coger un deslizador con destino a las cercanías del Monasterio.


- Hablaremos al llegar- le dijo Yener que le pidió también de forma más tajante - .Aunque por ahora le agradecería que dejase de violentar a mis oficiales.


Recibió un profundo y despacioso asentimiento del mago como respuesta, lo que pareció bastarle .Menra y Jilia se miraban atónitas en tanto la segunda le musitaba a su compañera.


-¿Será posible?. ¿Quién se habrá creído que es este tipo?.
- Ya basta- .Repitió Yener de modo cansino añadiendo de forma más dinámica a continuación como si pretendiese con ello zanjar definitivamente el tema- .Lo aclararemos todo cuando lleguemos. Voy a explicarles lo que haremos .Ustedes dos se instalarán en un hotel cercano al Monasterio. El Maestro y yo lo haremos en este. Según saben la hermandad de Esil y la Orden del Kail gozan del mutuo privilegio de acceder a sus respectivos templos y lugares de recogimiento. Lamentablemente ustedes no pueden hacerlo .Pero sí que les será posible entrenarse en el bosque.
- No lo comprendo señor- .Intervino Menra -.¿Para qué debemos entrenar allí? .El acondicionamiento físico lo entiendo, pero puede hacerse en cualquier lugar.
- El acondicionamiento físico sí- respondió Yener -.Pero no va a consistir solamente en eso.
- Sé a lo que se refiere- declaró el mago -.Pero quizás espera usted demasiado de estas dos. Ellas no están familiarizadas con nuestras técnicas y no lo digo para ofenderlas ni mucho menos- .Añadió sin parecer demasiado preocupado por si lo hacía o no -.
- Confiamos plenamente en usted mi general- respondió Jilia intentando obviar con esfuerzo las últimas palabras de, en su opinión, aquel arrogante imbécil -.Haremos lo que nos pida. Entrenaremos al nivel que nos ordene sin importarnos los sacrificios.
- Lo sé mayor Renar y cuento con ello- .Asintió aprobatoriamente Yener -.


Ninguno pronunció más palabras hasta llegar al hotel donde se quedarían ambas chicas .Acordando encontrarse en la encrucijada de caminos que conducía al bosque para la mañana siguiente, cuando rayase el día .Yener y Dilain reanudaron la conversación centrándose en el enojoso tema que había quedado aparcado .Fue el general quien se dirigió al mago en tono severo.


- Supongo que, para hablar así de mis oficiales tendrá una buena razón. Pero estoy convencido de que pese a que eso sea así, podría haberse mostrado un poco más amable.
- La amabilidad no es mi fuerte- .Contesto el maestro de Esil agregando a modo de aviso- .Y además no siempre conviene .En este caso desde luego no.
- La mayor Renar no posee demasiada paciencia- .Convino Yener ahora con un tinte más moderado en sus palabras -.Eso ya lo sé, tuve ocasión de comprobarlo y de hacérselo ver, aunque reconozco que empleé también una táctica algo extrema.
-¿Renar es la morena, no?.- Inquirió Dilain recibiendo un asentimiento rápido por contestación con lo que pudo continuar hablando y lo hizo mostrando algo de emoción por primera vez, realmente parecía preocupado cuando afirmó -.Esa mujer tiene problemas muy serios. Arrastra un gran trauma .Lo he percibido en ella .Aunque alguien le hizo una especie de cura hipnótica que le ha restado muchos de sus recuerdos, pero la esencia del mal persiste en ella .Le advierto que no la considero adecuada para este trabajo. En cuanto a la otra, no es demasiado perceptiva y se muestra muy insegura.
- En eso disiento- rebatió Yener -.La he tenido a mi mando durante la batalla y estaba a cargo del puente, le puedo asegurar que no se movía ni dudaba en el cumplimiento de su deber pasara lo que pasara.
- Yo me refiero a la naturaleza de sus sentimientos- .Aclaró el mago -.Le condicionan mucho, no del modo en que lo hacen con su amante pero casi .Porque esas dos chicas son amantes -¿Verdad general?. - Añadió con cierto retintín -.
-¿Lo ve usted mal?.- Le preguntó Yener algo sorprendido de que así fuera -.
- Personalmente ni bien ni mal- le contestó su interlocutor con indiferencia agregando -.Simplemente lo estimo poco conveniente para esta situación. Esa tal Delaier además está confusa, se debate entre sentimientos contrapuestos. Es muy ambigua, no nos conviene tal cosa.
- Explíquese un poco mejor ¿quiere?,- .Le pidió Yener a su interlocutor una vez bajaron del deslizador y emprendieron el camino hacia el monasterio a través del bosque -..
- La comandante Delaier también se siente muy atraída por usted o alguien afín a su persona general .Aunque sabe que no debe hacerlo .Y en cuanto a su compañera la mayor Renar. Eso es algo todavía más preocupante .Tan sólo puedo decirle que, para intentar curar mejor la herida, tendré que levantarle la venda y eso le dolerá mucho.



Yener le miró entre inquisitivo y atónito. ¡Pues sí que se le ponían difíciles las cosas en algo que él tan sólo había considerado como un trámite!. Ese mago parecía querer darle un vuelco completo a su planteamiento de la situación .Y si existían todos esos problemas con los que, en teoría era los más capacitados para escoltar a su Alteza, ¿que ocurriría cuando el tal Baset analizase al príncipe?. Bueno, pensase lo que pensase el mago, ahí no tendría más remedio que callárselo. Aunque después de tratarle durante el viaje y por lo que las percepciones le decían, Yener no estaba demasiado seguro ya ni de eso.

- Ya estamos llegando - .Le informó a su invitado de Esil -.


Ciertamente las formas del Monasterio eran visibles a unos centenares de metros .Los dos continuaron ya con la vista fija en su destino sin hacer más comentarios por el momento. Por su parte ambas chicas se desvestían preparándose para dormir. A ninguna le apetecía entrar en otros terrenos, aquel tipo las había exasperado demasiado, sobre todo a Jilia que se paseaba como un animal enjaulado por aquella habitación doble que compartían.


-¿Quién se habrá creído que es ese idiota?.- Comentaba ahora sin tapujos en voz alta -.
- Y pensar que es paisano mío- dijo Menra con mayor tinte de resignación que de enfado -.
- Menos mal que el general ha salido en nuestra defensa - .Continuó Renar, casi ajena a las palabras de su amiga -.Aunque más bien ha evitado que le parta la cara de un puñetazo a ese presuntuoso.
- Debe actuar así por una buena razón- le respondió Menra insistiendo en su argumento anterior esgrimido durante el viaje para de este modo tratar de apaciguar a su pareja e incluso a si misma -.
- Si, la razón es que es un cretino con visos de superioridad.- Replicó Jilia entre dientes -.¡Se va a enterar mañana!. Pienso ir a por él.
- Ten cuidado, por muy imbécil que parezca es un Maestro de Alta Magia y eso no es ninguna broma - .Le recordó Menra a modo de preocupada advertencia, sabía que cuando su compañera perdía los papeles las consecuencias podían ser de temer, así que le aconsejó -.Es mejor tratar de averiguar a que viene lo que nos ha dicho.
- Está muy claro, tiene prejuicios contra nosotras .Perdona que te lo diga, pero los paisanos de nuestro reino tienen un concepto muy primitivo respecto de las mujeres.- Afirmó Jilia cruzándose de brazos en ademán inflexible -.


Menra se quedó mirando a su compañera sin saber que responder. Tampoco había que exagerar .En Anlad existían, eso era verdad, unas reservas comparativas entre ambos sexos superiores a las del resto del planeta .Realmente en Yumlaiance había igualdad entre hombres y mujeres y no se miraba el sexo a la hora de evaluar a las personas. Pero en el reino de Menra las mujeres destacaban menos, aunque fuera estadísticamente hablando o por una tradición secular.


- No, no creo que se trate de eso -.Respondió entonces a su compañera en modo despreocupado –
- Pues ya me dirás que es entonces- .Escupió Jilia -.
- Mejor vamos a dormir- le propuso su pareja deseosa de terminar el tema -.Mañana tenemos que afrontar un día duro, pero si estamos descansadas, le demostraremos a ese tipo lo que somos capaces de hacer. De otro modo le daremos la razón.



Y Jilia convino en ello, de modo que ambas se acostaron al poco. Por su parte, Yener y Dilain una vez llegaron al monasterio fueron recibidos por el propio Azor Ligero que mantuvo con ellos una charla de cortesía .El semblante del mago parecía ahora mucho más relajado y su carácter se había tornado también bastante más amable. Por lo menos a la hora de hablar con el anciano Vástago del Kail se percibía el respeto que sentía el de Esil. Cuando cenaron el mismo Yener le mostró su habitación y se retiró a su vez a descansar al cuarto que tenía asignado. Aquello, más que una estancia en el monasterio, era un escala técnica de la que el general Rant no deseaba abusar demasiado .Se durmió con prontitud despertando una hora antes del amanecer. Se dirigió entonces a llamar a Dilain pero éste ya estaba preparado.


- Celebro verle en pie- le saludó Yener indicándole de seguido -.Debemos partir ya.
- Quizás no sea necesaria tanta prisa - .Comentó el mago con su severa sorna habitual -.Las chicas deben estar todavía dormidas. O puede que pasando un rato agradable las dos juntas.
- Sus órdenes son estar en el punto indicado antes del amanecer y allí estarán - declaró Yener sin querer pararse a polemizar en el fondo de aquellas palabras que no le habían hecho ninguna gracia -.


Su interlocutor no hizo más comentarios y ambos partieron hacia el lugar del encuentro. El Sol estaba apareciendo ya por el horizonte cuando llegaron. Y, para satisfacción de Yener, ambas mujeres les aguardaban .Fue Jilia la que saludó dirigiéndose a su superior de modo irónico.

- Han tardado un poco señor, seguro que se habrá entretenido usted mostrándole al maestro las maravillas de estos bosques. Aunque a él no le interesen demasiado
- Buenos días- .Repuso Dilain esbozando una sonrisa cínica -.Confieso que me han sorprendido. Por lo menos son unas oficiales puntuales. Veremos como responden a lo demás.
- Estamos dispuestas para comenzar el entrenamiento- .Contestó Menra con decisión -.
- Muy bien- .Asintió Yener que explicó -.Consistirá en lo siguiente. Nos dividiremos en dos grupos. Cada uno intentará apresar al otro. Nos separaremos con los relojes sincronizados y dentro de dos sexdanes comenzará la acción. La idea es sorprender al contrario .Si nos topásemos unos con otros la cosa se resolvería por combate. ¿De acuerdo en esto?.


Todos asintieron, el mago apenas lo hizo de modo perceptible.

- Solo nos queda una cuestión- intervino Menra que inquirió -. ¿Quiénes formaremos los grupos?.
- Pues tú y yo contra ellos dos- respondió Jilia de inmediato para subrayar -.Mujeres contra hombres .¡A ver si les resulta fácil ganarnos! .Aunque si se tratase tan sólo del general probablemente esto a él no le supondría dificultad.- Quiso añadir en un modo mucho más sibilino de pinchar al mago -.
- Pues yo abogo por un grupo mixto- .Intervino Yener sorprendiendo a todos para proponer -¿Qué tal si usted, comandante Delaier hace equipo con el Maestro Dilain y yo me uno a la mayor Renar?.
- Bueno, si usted lo estima conveniente- pudo responder Menra tan extrañada como el resto -.
- A mí no me parece mal- convino el mago que por su parte ofertó -.Pero dado que soy yo el que ha puesto en tela de juicio las habilidades de ambas, propongo que ellas dos vayan juntas sólo contra mí. Usted general, es el único a quien nadie cuestiona, sea pues el árbitro de esto.


Unos instantes de silencio siguieron a estas palabras hasta que Jilia intervino sonriendo ampliamente satisfecha con la idea.

- Por primera vez desde que le conozco estoy completamente de acuerdo con usted. Es más será un enorme placer. Si no fuera porque ahora somos nosotras las que tenemos mucha ventaja .Iba a ser demasiado fácil.
- No cuente con eso - .Le rebatió el mago con voz neutra -.
- Por si no lo sabe, fui de las mejores de mi promoción por lo que se refiere a supervivencia y tácticas de comandos - .Le informó Jilia dejando translucir un tinte de manifiesto orgullo -.
- Demuéstremelo- .Respondió el mago ahora con un tono claramente desafiante -.
- Me encantará hacerlo- aseveró Renar haciendo crujir sus nudillos en tanto recogía ese guante verbal para añadir con visible regocijo - y le prometo que lo va a pasar muy mal.
- Por mí de acuerdo, si es que usted no se opone mi general- .Matizó Menra sin poder ocultar su entusiasmo por esa idea -.


Yener se cruzó de brazos negando con la cabeza a la par que respondió resignado.


- Me parece bien. Sea así pues .Yo les estaré observando a todos sin inmiscuirme .Salvo si las cosas llegan a un punto exagerado. Ante todo recuerden que esto es sólo un ejercicio físico y mental de adiestramiento para preparar la misión. No una guerra personal.


Jilia y Menra asintieron a desgana, sobre todo la primera, el mago ni se inmutó, pero tomó la palabra.


- Bien, entonces yo me marcharé por el este y que ellas lo hagan por el oeste.- Declaró Dilain añadiendo con retintín -.¿O prefieren que cambiemos señoritas?.
- Por favor- sonrió Jilia siguiéndole el juego con fingida melosidad y cortesía -.Por lo menos le dejaremos elegir el sitio para esconderse.
- Entonces sincronicen relojes y adelante- .Ordenó Yener -.


Con rapidez las chicas desaparecieron por su lado en tanto que el mago caminaba tranquilamente hacia el suyo hasta perderse entre los arbustos .Yener se quedó allí suspirando, tratando de imaginar como iría a terminar aquello porque de cualquier forma en que se resolviera, presentía que no acabaría en nada bueno.

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