25/.Capitulo 79. Madeja de sentimientos encontrados.
Tan pronto como se dirigió hasta la casa y pulsó el acceso con su clave digital, Gina se sintió llena de alegría. Al entrar descubrió el comedor bastante arreglado .Lo cierto es que no había dado aviso de cuando llegaría .La última vez que envió un mensaje advertía de su pronto regreso pero no de cuando sería exactamente .Se acercó hasta el salón para descubrir allí sentada a Calina que mecía tranquilamente a la niña, ésta parecía dormida.
- Hola Calina, veo que te has hecho muy amiga de mi hija ¿eh?,- sonrió Gina llamando la atención de la chica que casi pegó un respingo antes de volverse sonriente y saludar- .
- Señora Rant, que alegría verla otra vez.- Pudo casi balbucear la muchacha -.
-¿Ha ido todo bien?- quiso saber Gina centrando su mirada en ella -.
-¡Oh si! , todo, todo muy bien - se apresuró a responder Calina que no obstante, parecía muy nerviosa -.
- Te agradezco todo lo que has hecho por mí y por la niña- le dijo Gina añadiendo entre suspiros, en tanto se acercaba a ver a su dormida hija - .Estoy cansadísima, me daré un baño y luego me ocuparé de Samra.
Dicho esto, besó con suavidad a su hija en la frente para no despertarla y se dirigió hacia el baño.
Calina suspiró aliviada, menos mal que todo parecía haber vuelto a su cauce .La aparente calma que se respiraba ahora no había sido tal hacía tan sólo unas pocas horas. Todo comenzó cuando les llegó el mensaje procedente de Oumeya en el que Gina avisaba de su inminente regreso .Ella misma lo recibió acompañada por Jilia .Ésta trataba de hacerle terminar la papilla a Samra cuando sonó el indicador de mensajes. Fue Calina quien atendió ya que Renar estaba ocupada y así supo que la señora Rant volvería pronto. Se lo comentó a Jilia que escuchaba con un gesto de satisfacción, ya que había logrado que la niña comiese casi toda su papilla.
-¿Entonces no tiene noticias sobre su sobrina ni dice cuando vendrá exactamente?.- Inquirió la mayor Renar -.
- No - negó Calina -.Pero deberemos estar preparados para que venga en pocos días.
- Todo está en orden- declaró Jilia- .Y lo has llevado todo muy bien, la niña te quiere mucho- sonrió contemplando como la pequeña Samra estiraba sus bracitos hacia la hermana de Menra para que ésta la cogiese -.
Calina se acercó a ella y la levantó en brazos terminando de limpiarle la boquita.
- Bueno- dijo Jilia con tono resignado - .A esperar hasta que Menra venga, a ver si tiene ganas de salir conmigo esta noche.
- Supongo que sí- repuso optimistamente Calina -.Hace mucho que no tenéis oportunidad de estar a solas las dos.
- Es verdad, y de paso te dejaremos a ti todo el campo libre con el hermano del general- se sonrió pícaramente Jilia -.
- Oye, ¿qué quieres decir con eso?- quiso saber Calina poniéndose a la defensiva según dejaba a la pequeña en su parque con suavidad -.
-¿Yooo?. Nada - volvió a sonreír Renar con visible malicia y susurrando con voz insinuadora - .Los dos solos, el dormitorio.
-¡Deja de pensar siempre en esas cosas! - le respondió la muchacha con tono amonestador -.
- Pues tú deberías pensarlo alguna vez- le aconsejó Jilia visiblemente divertida con el rubor que producía en Calina cada vez que tocaba con ella ese tema , y aun más cuando añadió - .Ya eres una mujer y muy atractiva por cierto. Te lo digo yo, estoy convencida de que Erel te mira con cierta digamos,...simpatía exagerada.
-¡No digas tonterías Jilia! - le pidió Calina con la voz tomada por la vergüenza- .Si te oyera el hermano del general.
- Pero ahora no está aquí. Por cierto - inquirió Jilia de forma más seria -..¿Avisó de cuando iba a regresar?.
- No, a mí desde luego no me dijo nada, ¿porqué?,- preguntó Calina a su vez -.
- Es por no dejarte sola con la niña cuando Menra vuelva, tonta - le respondió afectuosamente Jilia -.Ahora en serio .Siendo dos estaréis más acompañados, comprendo que el estar al cuidado de la niña es muy sacrificado y tú también tendrás ganas de divertirte .Por lo menos si estáis juntos tendréis algo de que hablar o ver la holotele .
- La holotele puedo verla también yo sola- le dijo Calina - .No te preocupes por eso.
- Bueno, entonces creo que me daré un paseo por los alrededores y luego quizás baje a la ciudad a comprar algo. Así no me aburriré hasta la hora de comer.- Declaró Jilia -.¿Quieres que te traiga alguna cosa?.- Le ofreció amablemente a la chica -.
- No, gracias. No necesito nada- .Declinó la muchacha -.
- Ni para la niña- insistió la mayor Renar -.
- No, cuando Erel y Menra fueron al mercado trajeron de todo y en cantidad, no te preocupes y pásatelo bien.- La despreocupó Calina con tono más jovial -.
Jilia asintió y se marchó a su cuarto a cambiarse, vestida de modo informal con unos ajustados pantalones y una blusa ligera ,puesto que la temperatura era agradable, salió a dar una vuelta por los alrededores mientras Calina se quedaba durmiendo a la niña .Jilia respiró hondo adentrándose por el camino arbolado que salía desde la casa de los Rant. Aquella era una bonita zona y el día contribuía a hacer el paseo más placentero, el sol brillaba entre unas pocas nubes algodonosas y las familias andaban disfrutando de esos momentos de tranquilidad .Jilia miraba a los niños correteando alrededor de sus padres y se sintió extraña cuando vio a una pequeña correr hacia su padre para ser levantada por éste ante la cara sonriente de la madre. Suspiró dejando de lado la escena. Aquello le producía una rara sensación de vacío. Ella no podía recordar nada similar en su vida y si lo tuvo, los malos recuerdos lo habían anulado por completo de su memoria. Mejor no volver a pensar en ello. Además comenzaba a sentirse vigilada, volvió la cabeza rápidamente para comprobar si alguien la seguía a corta distancia pero no pudo ver a nadie .Suspiró decidiendo dejar de portarse como una paranoica e ir a la ciudad para perderse entre el anónimo bullicio comprador de las tiendas.
Menra por su parte estaba en su base terminando su jornada, había decido pasarse por allí por si Jilia, (aunque no lo creía muy probable), preguntaba. De todos modos, y para hacer buena su pantalla, si que tenía algunos asuntos de papeleo, por fortuna no demasiados, que pudo solucionar en uno pocos danes .A decir verdad, incluso lo agradecía como distracción de sus propios pensamientos ya que se sentía muy confusa, la situación que se había creado entre ella y Erel la había sobrepasado por completo. Tenían una atracción que en principio parecía estar controlada por ambos y que no pasaba de un coqueteo .Incluso había llegado a pensar que le venía bien para resaltar su relación con Jilia. Ésta no se había molestado lo más mínimo por la coincidencia de los tres en la misma casa. Pero claro, Menra le había advertido muchas veces de lo celosa que se ponía y la pobre Jilia de seguro que no albergaba dudas acerca de los sentimientos de su pareja .Eso era lo que más le dolía .Habiendo sido capaz de acusar a Jilia de tener unos celos injustificados cuando se trataba del general y ahora cuando su novia no querría volver a caer en el mismo error, resultaba que tendría fundadas bases para hacerlo. Su culpa seguía rondándola implacable cada vez que pensaba en Jilia. Menra la había traicionado y aunque ella y Erel lo hubiesen cortado de raíz gracias sobre todo a la intervención involuntaria de la pequeña Samra, eso estaba ahí .Por mucho que Menra quisiera distanciarse ahora del muchacho y aferrarse a su pareja. Y no era capaz de predecir lo que podría suceder si permanecían los tres juntos .De seguir a la defensiva haría daño a Erel pero de no hacerlo, sería Jilia la que podría sufrir. En cualquier caso Menra lo pasaría mal. Reflexionaba sobre esto cuando por fin le llegó la hora de marcharse a casa. El viaje de vuelta se le hizo angustioso pensando en enfrentarse a la cuestión, por fortuna, al llegar sólo estaba su hermana que la recibió con un saludo mientras jugueteaba con la niña.
-¿Cómo te ha ido Menra?.
- Bien, gracias - repuso esta tímidamente aproximándose a las dos -.Hola Samra. – le susurró cariñosamente a la pequeña -.
La niña la miró fijamente y esbozó una ligera sonrisa que a su vez hizo sonreír a Delaier, aquello le sentaba mucho mejor y además le recordaba que esa pequeña fue el freno que evitó un desenlace que ahora le habría ocasionado muchísimos más remordimientos. Quizás la clave fuera la presencia de aquella personita .Debía centrarse en protegerla y dejar de lado todo lo demás .Cuando los padres de Samra volvieran ella y Jilia recuperarían su relación sin interferencias.
-¿No te has encontrado con Jilia?,- le preguntó Calina sacándola de aquellos pensamientos y produciendo en su hermana un sentimiento de turbación, haciendo que su corazón le llegara casi a la boca, como si el nombre de su pareja reactivase nuevamente sus temores -.
- No, no la he visto ¿dónde está - preguntó Menra de inmediato , tratando de imprimir normalidad a su voz algo temblorosa -.
- Se marchó a dar un paseo y luego quería ir de tiendas.- Le contestó su hermana que agregó en lo que quizás podría ser interpretado como un ligero reproche -. Le hubiera gustado ir contigo.
- No sé si ir a buscarla - dijo Menra sopesando la posibilidad -.
- Déjalo, de todos modos creo que volverá a la hora de comer. Igual que Erel, por lo menos eso creo.- Declaró Calina con más despreocupación -.
No obstante, aquello último bastó para intranquilizar a Delaier .Desde luego, a veces le gustará estrangular a su hermana. Pero la pobre Calina no tendría en modo alguno idea de lo que había sucedido la noche anterior y cuanta más impresión de nerviosismo le diera tanto más se arriesgaba Menra a recibir preguntas que la forzasen a contarle a su hermana la naturaleza de sus temores. No, eso no quería hacerlo. Bastante liadas estaban ya las cosas como para contar con la cómplice preocupación de Calina, que, en su buena voluntad por ayudarla, de seguro que las empeoraría más.
- Ojala que venga así comemos los cuatro - respondió con un tono de lo más natural añadiendo con la esperanza velada de que así fuera- .Ya nos quedará poco tiempo para estar juntos.
– Si, eso me recuerda a que la señora Rant nos ha enviado un mensaje esta mañana - comentó más alegremente su hermana -.Vendrá en pocos días.
- Espero que eso signifique que ya han recuperado a su sobrina - declaró Menra sintiéndose enormemente aliviada por ello -.
- No me ha dicho nada sobre eso - .Negó Calina decayendo en su anterior entusiasmo -.
La joven maga tampoco quería abordar a su hermana y preguntarle si le pasaba algo, era evidente que Menra estaba inquieta. Sobre todo cuando salían a relucir los nombres de Jilia y Erel. Pero Calina optó por la prudencia y decidió dejarla tranquila, seguro que cuando estuvieran todos juntos el buen ambiente reinaría una vez más.
Por entonces Erel recorría las calles de Dumlans más que pensando en sus negocios haciéndolo en la actitud de Menra. Estaba claro que ella había sido tan fría esa mañana simplemente por el temor que tenía a que Jilia pudiera intuir algo .Lo mismo que cuando se mostró tan apasionada con ella al recibirla .Él lo comprendía pero eso no impedía que le produjera una terrible desazón e incluso un sentimiento de contrariedad y ¿por qué no decirlo? de celoso enfado .Lo cierto es que estaba más atraído por Menra de lo que se había atrevido a reconocer .Y podía percibir que a esa muchacha le sucedía lo mismo .El problema era Jilia .Y además respecto de la mayor Renar, Erel también se sentía confuso .No podía dejar de pensar en que era la pareja de Menra pero también la veía como una imponente mujer, muy atractiva y sensual, con la que no dudaría en acostarse si pudiera. ¡Qué complicado era aquello!. No sabía si sentirse celoso de ella o proponerle hacer un trío. Aunque sabía de sobra que la mayor Renar no era una mujer proclive a eso. Por lo que tenía entendido su homosexualidad era indudable, posiblemente producto de algún trauma infantil. No sólo no aceptaría eso, sino que hasta podría reaccionar de modo muy hostil. Erel no sabía como afrontar aquello. Podría ser incluso que no sólo estuviera atraído por Menra sino que además estuviera enamorado, lo que complicaría aun más las cosas .Era un mar de dudas y recelos, pero a veces la vida tiene casualidades y una de ellas se produjo, Jilia le vio entre la gente de la calle cuando ella iba a entrar en una tienda de ropa. De inmediato corrió para alcanzarle .Lo cierto es que la mayor Renar se estaba aburriendo soberanamente sola y por lo menos, si quería probarse algún vestido, contaría con una segunda opinión que no fuera la de una dependienta ansiosa por vender .Desde luego que tratándose de otro hombre no se le habría ocurrido llamarle para eso pero siendo el hermano del general...
- Erel - le llamó entre la gente hasta que el chico giró la cabeza reparando en su presencia -.
Éste se quedó de piedra, si le hubieran propuesto el nombre de una persona para encontrarse con él en ese preciso instante, hubiera deseado ver allí a uno de esos Hialgasth de los que hablaba su hermano, antes que a Jilia. Pero, ¡qué remedio quedaba! .Lo mejor sería afrontar la situación de la manera más distendida posible.
-¿Qué haces por aquí?- preguntó a la par que sonreía con expresión algo forzada -.
- De compras - respondió cordialmente Jilia explicándole - .Iba a quedar con Menra pero ella no había llegado aún. La verdad, quería comprarme un vestido para que saliéramos a cenar durante mi permiso y que ella me ayudase a elegirlo.
-¿Te sirvo yo?.- Le preguntó Erel parándose a pensar en el instante siguiente en que demonios había dicho y porqué -.
Jilia recibió aquella propuesta algo sorprendida, aunque por otro lado ella iba a pedirle eso mismo. ¿Quién mejor que un hombre como Erel para darle una opinión? .Si a él le gustaba posiblemente a su compañera también. Además, así no tendría que pedírselo ella.
- Es una estupenda idea- convino Jilia que objetó por pura cortesía - .Pero no quisiera entretenerte.
- No ,¡que va,! ya he terminado de hacer lo que he venido...bueno - se trabucó él visiblemente nervioso- .Quiero decir que no tengo nada más que hacer y estaba pensando en volver a casa dentro de un rato y matar los sexdanes por aquí.
- En ese caso matémoslos juntos, lo cierto es que yo iba a hacer lo mismo. He recorrido varias tiendas de todo tipo de cosas y ya no sabía que más hacer. A propósito - le comentó Jilia recordando - .Creo que tu cuñada va a volver dentro de poco, Calina ha recibido un mensaje de su parte.
-¿Se sabe algo de su sobrina?.- Inquirió Erel ahora con un genuino interés -.
- No nos ha dicho nada de eso - negó Jilia que quiso ser más animosa al añadir - .Pero estoy segura de que la encontrarán. Si tu hermano está buscándola no me cabe ninguna duda, es el mejor.- Apostilló con optimismo -.
- Admiras mucho a Yener - .Declaró Erel entre satisfecho y sorprendido por ello -.
-¿Tú no?,- fue la respuesta de su interlocutora que casi dejó sin palabras a Erel hasta que añadió como si tratase de elegir sus palabras -.
- Bueno, quizás sea difícil que le admire desde el punto de vista que tenéis todos de él .Ten en cuenta que es mi hermano mayor y que nos conocemos desde siempre. Vosotros quizás admiréis al general y al Maestro del Kail de Somer que ahora es, pero yo le he conocido antes de que fuera nada de todo eso.- Respondió según entraban en la tienda -.
Jilia no contestó a eso, su atención se desviaba en atender a la amable señorita que le estaba inquiriendo a su vez por el motivo de su visita, la joven le expresó el deseo de mirar algunos vestidos y la solícita dependienta la llevó ante algunos de ellos dejándola para que mirase tranquila, entonces sí que se dirigió a Erel para replicar.
- Yo no admiro a tu hermano por su rango ni por sus títulos .Es algo que va mucho más allá, precisamente es por su personalidad y por la forma que tiene de comportarse conmigo y con Menra. Nunca nos ha dado ni nos ha quitado méritos ni importancia y ha confiado en nosotras tal cual somos.
- Yener es así- sonrió Erel -.Se hace querer o se hace odiar, depende de con quién se encuentre. Es un hombre muy fiel a sus principios y apegado a las costumbres. Y siempre ha sido un buen hermano .Yo le quiero más que admirarle, pero también hago lo segundo. Ha sabido llegar hasta donde está por sus méritos y aceptando unas responsabilidades muy difíciles de llevar para alguien tan joven.
-¡Si te soy sincera cuando le conocí no me gustó nada! - se rió Jilia en tanto miraba interesada un vestido corto de tonos malvas - .No podía soportarle, me parecía...bueno, no lo tomes a mal, después de todo eres su hermano.- Añadió con prevención tratando de no meter la pata -.
- No te preocupes - le pidió Erel que ahora sentía curiosidad -.Dímelo, te prometo que no se lo contaré.
- Da igual, él lo sabe, podía leerme el pensamiento.- Se sonrió Renar que confesó -.Al principio me pareció que él trataba de seducir a Menra y eso me sentó muy mal, parecía el típico hombre dispuesto a anotarse varias conquistas entre las mujeres de a bordo y me hizo ser arisca con él. Incluso luchamos en un ring a modo de entrenamiento y me habría gustado machacarlo. ¡Qué tonta fui! .Lo hizo adrede para que yo exteriorizase esos sentimientos .Y me enseñó que debía dominarlos, pero nunca me hizo de menos por mostrarme débil. Al contrario, me dio valor para afrontar mis temores y salir de ellos .Me hizo sentirme útil y con fuerza para luchar por todo lo que es justo, por todo lo que este uniforme representa .¿Qué te parece éste?- comentó cambiando radicalmente de conversación al mostrarle a Erel ese vestido malva superpuesto sobre su figura -.
- Precioso, aunque ganaría si te lo pones - le propuso él, tras recobrarse de aquel cambio de tercio que lo había descolocado -.
Jilia asintió, estaba claro que el mejor modo de ver si ese vestido le quedaba bien era probárselo. Se metió en la cabina y salió con él. Erel se quedó impresionado, esa muchacha era un auténtico monumento y lucía preciosa con ese vestido, no podía pensar en ella como la novia de la mujer de la que creía estar enamorándose. ¿Competir con aquella preciosidad de chica por otra igual de hermosa?. Le sonaba a disparate, pero así era .De todos modos las palabras de Jilia le habían intrigado más de lo que en un principio podía suponer y le pidió que continuase.
-¿A qué te refieres con eso de luchar?. Tú entraste en el ejército para eso.- Comentó él para proseguir la charla -.
- Muchas veces pienso que entré en el ejército para escapar o para demostrarme algo a mí misma- le respondió Jilia -.Pero cuando conocí a tu hermano comprendí que esto era mucho más. No se lleva el uniforme de Yumlaiance para luchar o para escapar de un pasado poco afortunado como era mi caso. Ni siquiera para probarme a mí misma que era capaz de acceder a él. Se viste este uniforme y estos distintivos porque amas a tu mundo y porque crees en lo que representa y deseas que tus amigos, familia y seres queridos, estén a salvo y poder defenderles. El general me hizo ver cuanto significa esto. Como Señor del Kail que es honra la tradición a la que pertenece y en todas las misiones en las que he tenido el honor de servir a su lado siempre me ha hecho sentir partícipe de algo que va mucho más allá de mi propia persona, de mis propios sentimientos .Ahora sé que puedo ser humana, tener dudas, incluso sentirme indefensa a veces, porque tengo a mi lado compañeros y amigos que están dispuestos a apoyarme, igual que esperan que lo haga yo con ellos .Somos un gran equipo, como el Prehistar- sonrió al poner tal ejemplo en apariencia frívolo pero de fácil analogía, sobretodo para un aficionado como su interlocutor - .Cualquiera puede fallar en un momento dado, los demás estarán allí para compensarlo. Incluso se pueden encajar goles o perder algunos partidos en la liga, lo verdaderamente importante es saber estar a la altura de las circunstancias al final .En el momento decisivo se debe tener confianza en que las cosas se harán bien y llevarlas a cabo.
Erel escuchaba perplejo las palabras de aquella chica. No esperaba que Jilia Renar pudiera llegar tan lejos con una reflexión así de filosófica y profunda. Y mucho menos que esto fuera a causa de su propio hermano .Y lo que era más importante, él no podía sentir eso cuando estaba con Yener. Sencillamente le veía un triunfador, un hombre admirado y querido por los hechos tan claves en los que había tomado parte, por el curriculum poblado de eventos que poseía. Pero no por las razones de fondo que le había contado la mayor Renar. Pudiera ser que su hermano invocase tantas veces al pasado y la tradición en virtud de aquello, Jilia lo comprendía y él, hasta ese mismo momento no. Para Erel lo más importante hasta entonces era asegurar la prosperidad de Yumlaiance aunque no el amor a su patria. Claro que si cualquiera le hubiera preguntado si amaba a su mundo él habría respondido indudablemente que si. Pero ¿qué era el amor por Yumlaiance?. ¿Un reconocimiento a las glorias pasadas para unos?, ¿un mundo en constante mejora técnica y expansión económica con un buen nivel de vida de sus habitantes para otros? .¿Las dos cosas o ninguna de ellas?. Ahora creía empezar a comprender. Amar a su mundo era amar todo lo que éste poseía, las personas que en él habitaban y confiar en ellas poniendo tu vida en sus manos y a la vez velando por los demás. Cada cual en su actividad, todos tenían un papel importante que jugar. Como en un equipo, desde el portero hasta el delantero, con misiones diferentes pero tan importantes unas como otras. En el Prehistar por ejemplo, como en otros muchos equipos, los delanteros no se consideraban más importantes que los defensas. Eran un todo, confiaban los unos en los otros. Un defensa fiaba en la capacidad goleadora de sus delanteros y estos creían en la seguridad que les otorgaban los defensores. No era posible lo uno sin lo otro. Quizás siempre hubiera uno o varios jugadores estrellas que condujeran al equipo en momentos de necesidad, pero nada podían hacer sin el respaldo de sus compañeros .En Yumlaiance era igual, las gentes idealistas y de honor como Yener precisaban de personas emprendedoras como Erel y éste mismo necesitaba a gentes como su hermano o como Jilia y Menra. Muchas veces Erel recordaba sentirse enfadado e incluso frustrado cuando tan sólo se hablaba de su hermano, parecía que él no hubiera llegado a ese nivel .Su madre siempre le decía que quería a ambos por igual pero a Erel eso le parecía palabrería conciliadora para niños. Ahora veía que posiblemente era la verdad .Y quizás comenzase a ver claras las discrepancias de fondo entre su padre y su hermano mayor. Para su padre, todo lo que no comportase beneficio monetario era prácticamente inútil y sin embargo era un leal hincha del Prehistar que había inculcado en sus dos hijos idéntica pasión. ¿Por qué?. Aquello sólo era gastar créditos en el abono anual sin recibir a cambio beneficio alguno, quizás el entretenimiento, pero eso podía alcanzarse de otras formas. Ahora lo entendía, todos necesitamos a alguien o algo en lo que creer que nos dé fuerzas en determinados momentos, algo por encima de un mero interés material que pueda depreciarse con el tiempo, algo eterno o al menos, en lo que depositar las ilusiones. Los jugadores del Prehistar, como los Señores del Kail de Somer, envejecían y se retiraban, pero no así lo que representaban, eso pasaba de generación, en generación y se continuaba en el tiempo, al menos mientras existiera Yumlaiance. Y su hermano y la propia Jilia luchaban por precisamente por eso.
-¿No me queda bien?.- Inquirió Jilia algo preocupada al notar que su contertulio estaba con la mirada perdida-.
- Estás preciosa de veras - le aseguró él con total sinceridad - .Si eso no te ofende viniendo...- decidió guardar silencio pero Jilia sonrió adivinando el porqué de su temor -.
- No me molesta que un hombre me diga que estoy guapa .Lo agradezco igual que si viniera de una mujer .Aunque he de reconocer que antes si me ponía a la defensiva, pero superé eso hace tiempo. Eso sí, no me lo digas sólo por pura cortesía.- Remachó ella con jovialidad -.
- Es la verdad, te lo aseguro- le prometió Erel -.
- Pues me lo llevo- afirmó Jilia con una amplia sonrisa -.
La oficial se aproximó hasta la dependienta y le hizo saber que compraba aquel vestido ,ésta se lo guardó en una funda especial mientras Jilia pagaba .Erel por su parte comenzaba a pensar en todo lo que le rodeaba, el mundo de los negocios quizás se hubiera desorbitado demasiado y comenzaba a comprender mejor las reticencias de su hermano sobre la tan rápida liberalización e intercambio con Nephraler .Por las calles de Dumlans y de otras ciudades yumlaincers se veían ya a los primeros recién llegados de ese mundo .Ojala que todo marchase bien tal y como se pretendía por ambas partes .Renar entre tanto se acercó hasta él y le dijo.
- Podemos irnos ya si quieres, se hace tarde para la hora de comer y me gustaría ver a Menra. ¿Sabes?- declaró en otro arranque de sinceridad dejando aun más turbado a Erel -.Siempre que me despierto y la siento a mi lado sé que las cosas van bien. Para mi ella es parte de mi familia, igual que yo me siento parte de la suya.
-¿La quieres mucho, verdad?- le comentó quedamente Erel -.
- Es como lo que te he dicho antes - replicó Renar evocando con semblante ilusionado -.Recuerdo cuando la condecoró el Emperador. Justo después de que nos reconciliásemos, me sentí tan orgullosa como sus propios padres y su hermana.
- Si claro, lo comprendo - pudo responder él que de veras lo entendía, no en vano experimentó ese mismo orgullo con su propio hermano -.
- Perdona si te he aburrido con tanta charla. No suelo ser tan pesada con estas cosas – se justificó Jilia, añadiendo en modo reflexivo -.No sé porqué me ha dado por contarte todo esto .Quizás me recuerdas mucho a tu hermano y eso me hace ser sincera, como si creyese que puedes leer todos mis pensamientos al igual que él.
- Eso para mí es un halago - sonrió Erel -.Y ser digno de tu confianza es un honor, a mí también me gustaría hablar así con mi hermano.
- Cuando vuelva podrías intentarlo- le propuso Jilia que recibió con agrado esas palabras de elogio -.
- Lo haré- aseguró él añadiendo a renglón seguido para ofrecerle con talante amistoso -.¿Quieres que te lleve?.
Jilia aceptó sin más cumplidos .Ahora el chico estaba aun más presionado .Hasta ahora había pensado en la mayor Renar como en una mujer posesiva y poco abierta excepto para su amante y su carrera militar. Como si pudiera por ello tener una justificación a su alcance, pensando que no era la persona apropiada para Menra y dándose una razón para no sentirse mal consigo mismo. Pero ahora su visión era distinta .Le había enseñado una parte de ella vulnerable y muy amistosa, le había confesado sus sentimientos y motivaciones y en cierto modo sus aspiraciones y estas eran nobles. Jilia Renar era una mujer noble y valiente que había sufrido mucho en la vida y que reconocía sus debilidades buscando el amor de los seres a los que ella misma amaba, refiriéndose de seguro a Menra en particular. Casi parecía uno de sus pilares junto a los motivos que había confesado anteriormente. ¿Cómo podría inmiscuirse ahora entre las dos?. Destrozaría a esa muchacha que le sonreía amistosamente y que había confiado en él, de tal modo que el chico podía comprender ahora el porqué de la atracción que Menra sentía por su pareja, e incluso, de alguna forma, compartirla. ¡Qué impostor se sentía!. Pensaba también que quizás volvía a aprovecharse una vez más de la imagen de su hermano, que, sin eso, Jilia nunca le habría dejado ver como era ella realmente, era verdad. Yener le abría puertas pero no por ser Maestro del Kail o general, ni siquiera por ser Oficiante del Canto a Maray ni héroe de Yumlaiance, lo hacía por ser como era, sin más. Y Erel no se sentía con fuerzas de destrozar aquello ni siquiera por amor.
Así que ofreciéndose para ayudar a Jilia con las bolsas la condujo hasta el deslizador y de allí a casa mientras pensaba en todo aquello. Llegaron a la hora de comer y se reunieron con Menra y Calina que les esperaban, ambas se sorprendieron al verles llegar juntos. Menra incluso pareció desconcertada, podía haber imaginado cualquier tipo de escena menos la esos dos llegando juntos, como si fueran ellos la pareja. Aunque tanto Erel como Jilia enseguida comentaron que fue un encuentro casual .Dicho esto comieron y tanto Jilia como Calina constataron que sus compañeros de mesa estaban extrañamente silenciosos. Efectivamente, tanto para la hermana de Calina como para el hermano de Yener, esa situación era de lo más incómoda. La joven maga además notaba algo que fluía en el ambiente, una sensación desagradable como el preludio de una tormenta pero no provenía de los ya de por sí meditabundos Erel y Menra .Jilia Renar también percibía otra extraña sensación, se seguía sintiendo observada y en lo recóndito de su mente afloraban pensamientos nada halagüeños. Observando a Erel y a Menra de reojo, comenzó a creer que estos se dirigían mutuas miradas de complicidad. Enseguida desechó tales ideas juzgándolas unas tonterías frutos de sus estúpidos celos que había prometido evitar, y que, además, no tenían ninguna razón de ser, pero esos pensamientos volvían cada vez que bajaba la guardia .Casi parecía que tratasen de metérselos en la cabeza. Erel se sentía muy turbado y no podía dejar de mirar a Menra .Pese a todo lo que había pensado cuando estuvo con Jilia, no conseguía apartar la sensación de deseo que le embargaba al ver a la comandante Delaier y a ésta le sucedía algo similar debatiéndose entre la atracción por el chico y la incomodidad que sentía .Calina por su parte notaba cada vez mayor crispación y envaramiento alrededor de la mesa. Como si un mal olor proveniente de alguna parte invadiese la estancia .Incluso la niña parecía estar incómoda puesto que se revolvía en su parque .La comida terminó y cada uno llevó sus platos a la cocina en medio de un silencio extraño que se cortó de cuajo cuando Menra comentó quizás con intención jocosa, pero con un tono demasiado irónico como para que nadie lo tomase a broma.
-¡Vaya!, así que tú y Erel habéis estado de compras por la ciudad, ¡qué casualidad los dos juntitos!
-¿A qué te refieres con eso?- le inquirió Jilia también con demasiado sarcasmo - .¿A la misma casualidad que había cuando os fuisteis a comprar los dos ?.
Calina escuchó aquello y se sintió extraña, no parecía que fueran ni Jilia ni su hermana las que estaban hablando .Y todos los síntomas que presentía a su alrededor le llamaban la atención, era demasiado raro .Mientras, Erel terció en aquel intercambio de palabras tratando de mediar .Pero se le notaba demasiado forzado.
- No creo que debáis sacar las cosas de quicio.
-¿Ah no?.- Se sonrió la comandante Delaier que añadió con molesto retintín -.¿No te basto yo? .¿Es que te gustaría acaso hacértelo con las dos?.
- No digas eso Menra.- Repuso azoradamente él olvidando por un instante las circunstancias y apresurándose a decir - .Ya sabes que no estaría con otra mujer.
Erel casi ni podía creer lo que habían dicho ni Menra ni él .Jilia por su parte tampoco se sentía demasiado bien pero al escuchar aquello notó como si le hubieran dado una puñalada por la espalda, ¡habían traicionado su confianza los dos!. Aquello la sacó de sus casillas haciéndola dirigirse furiosa hacia el chico e increpándole sin control.
-¡Maldito cabrón!. Lo sabía, ¿qué has hecho tú con Menra, eh?.
Antes de que nadie pudiese hacer nada Jilia lanzó contra él un duro golpe a la mandíbula que dio con Erel en el suelo. Entonces Menra reaccionó horrorizada terciando mientras trataba de apartar a su pareja para que no prosiguiera.
-¿Te has vuelto loca?. No hemos hecho nada.- Afirmó con voz trémula -.
-¿Y por qué has dicho eso? .¿Eh?,- le abroncó Jilia visiblemente furiosa -.
- No lo sé- pudo replicar esta muy desconcertada - .No he querido decir eso, ni siquiera entiendo como he podido decir tal cosa.
Erel estaba sangrando en el suelo tratando de sujetarse su mandíbula desencajada y sufriendo un terrible dolor. Calina intentó curarle en lo posible usando sus habilidades de maga en tanto trataba de analizar los alrededores con un conjuro sonda. Por su parte, su hermana trataba de separar a una también atónita mayor Renar que miraba ahora aquel espectáculo tan lamentable como si ella no tuviera que ver con lo sucedido. Parecía que los malos pensamientos habían escapado de ella, y que despertara de una pesadilla.
-¿Por qué le has pegado?,- la acusaba Menra presa del temor por el chico y de un cada vez mayor enfado, también hacia sí misma, aunque ahora lo dirigía implacablemente contra Jilia espetándole - .¡Ya te lo advertí, si volvías a montarme otra escena como estas!....
- Te aseguro que no sé lo que he hecho - se defendió Jilia casi entre balbuceos puesto que no ignoraba el alcance de aquello y lo que era peor, no comprendía que demonios le había pasado por la cabeza para llegar a ello -.
Entonces Calina lo vió claro, toda aquella situación tan surrealista y los repentinos cambios de humor del grupo. Ella misma había notado cierta inclinación a decir cosas poco apropiadas pero, por fortuna, no tuvo tiempo de hacerlo .Y esa especie de corriente de aire malsano que flotaba a su alrededor, incluso el llanto de Samra. Debía cortarlo de raíz, y cuanto antes....
-¡Ya basta! - se levantó chillando con energía para atraer la atención de su hermana y de Jilia deteniendo así la discusión cuando aseguró - .Esto no ha ocurrido por las buenas, alguien nos está manipulando para cargarnos con sentimientos negativos .Es un conjuro emocional, lo he reconocido.
Las dos mujeres e incluso Erel que, merced a la terapia mágica de Calina podía sentir como su mandíbula estaba ya tan sólo dolorida pero intacta, se quedaron perplejos mirándola .La maga elemental de Esil declaró , ahora con aire más sereno, en tanto cogía en brazos a la pequeña.
- El causante de esto no puede estar lejos.
Nada más escucharla una furiosa Jilia salió precipitadamente por la puerta para tratar de sorprender a quien quiera que fuese .Menra y Erel corrieron detrás para buscar cualquier evidencia que apoyase tal situación pero no lograron encontrar nada. Bueno, excepto huellas de plantas rotas en el jardín trasero de la casa .Calina acudió poco después cuando dejó a la niña en su parque .En ese lugar se notaba con más fuerza esa desagradable sensación.
-¡Por todos los dioses, lo siento Erel! - se disculpó Jilia visiblemente preocupada -.¿Estás bien?.
- Si, no pasa nada - repuso éste de modo cortante -.
-¿Qué es lo que ha pasado exactamente Calina?,- quiso saber Menra tratando de aliviar aquella situación tan embarazosa -.
- Como he dicho antes. Alguien que domina magia ha estado por aquí y nos ha imbuido en la mente ideas destructivas y negativas sobre los demás.- Contó su hermana aunque no se atrevió a decir que ese tipo de conjuro explotaba los sentimientos de culpa y las ansias inconfesables de sus víctimas, lo que habría sido lo mismo que admitir que había dejado al descubierto los pensamientos más íntimos de todos -.
-¡Nos han manipulado! - declaró indignádamente Erel, que no obstante se sentía aliviado al pensar que todo podría quedarse así -.
-¡La niña! - exclamó Calina retornando rauda al interior -.
Los otros tres se miraron atónitos para reaccionar al momento, volviendo a su vez como una flecha .Pero la pequeña Samra estaba bien y trataba de pronunciar el nombre de su solícita cuidadora.
-“Kaina....Kaina.”.
- Aquí estoy cielo - le sonrió confortadoramente la muchacha alzándola cariñosamente en brazos -.
Su hermana, Jilia y Erel, observaban a la muchacha sin entender todavía que estaba sucediendo .Hasta que Calina les explicó.
- Durante unos momentos hemos dejado a la cría sola .Seguro que buscaban eso.
-¡Maldita sea, soy una estúpida! - espetó Jilia, apretando los dientes frustrada por aquel descuido y golpeando la mesa con ambos puños, indignada consigo misma -.
Menra y Erel bajaron la cabeza y no dijeron nada .Calina dejó a la pequeña con sumo cuidado y se dirigió a tranquilizar a la mayor Renar.
- Eh - le susurró con tono suave.- .No podíais hacer nada frente a un encantamiento como ese sin la preparación mágica adecuada .Incluso os ha sugestionado poco para lo que se puede llegar a provocar. Hay gente que puede llegar a matarse.
Jilia se abrazó a ella sin poder responder, eso no le representaba ningún consuelo, se sentía muy avergonzada. ¿Y si hubiese herido de gravedad o incluso matado al hermano del general en aquel arrebato irracional?. Aunque fuera mágico. Menra por su parte tampoco podía mirar a la cara a su compañera. ¿Cómo censurarla por algo que en el fondo partía de sus propios sentimientos? .El pecado ese existió aunque fuera en su corazón .Y hasta el propio Erel sabía que tenía merecido ese golpe. Lo mejor para todos sería olvidar ese tema.
- No ha sido nada, de veras - terció Erel con mejor talante, dirigiéndose conciliatoriamente a la mayor Renar -.
- No puedo seguir aquí, lo siento- balbuceó Jilia -.¡He sido indigna de mi juramento, he fracasado!.
- Todos hemos estado por debajo de nuestra responsabilidad - aceptó Menra con pesar -.Yo tampoco me siento con ánimos de mirar a la cara a la esposa del general cuando vuelva.
- No digáis tonterías - intervino Calina tratando de levantar la baja moral de todos -.Esto ha sido un golpe muy bajo .Pero lo hemos superado. Debemos sentirnos orgullosos de ello y no culparnos por unos instantes de debilidad.
- El mérito es tuyo - le alabó Erel contando ahora con el acuerdo de Jilia y Menra que miraban a Calina agradecidas y aliviadas pese a todo lo sucedido - .De no ser por ti .Alex sabe lo que hubiera sucedido aquí.
Calina no supo que responder, ella tan sólo había percibido los síntomas, pero su nivel actual no daba para anular tal conjuro .Aunque estaba estudiando técnicas similares en la actualidad todavía no se encontraba preparada. Por fortuna el que lo invocase debió sentir su hechizo de sondeo y escapar, pensando que era una maga de superior nivel al que realmente tenía. De modo que sólo pudo musitar con impotencia.
- Y lo peor de todo es que no tenemos pruebas de nada. No hemos visto a nadie.
- Mejor será que no digamos absolutamente nada de esto- aconsejó Erel -.
- Estoy de acuerdo- convino Menra- .¿Conforme Jilia?.- Inquirió suavemente a su compañera que asintió lentamente -.
- Haré el equipaje- repuso la mayor Renar con gesto cariacontecido y dolor en su voz - .Lo siento, no puedo seguir aquí.
- Yo también me marcharé - acordó Menra que no quería dejarla sola -.
- Por favor, esperad hasta mañana, puede que la esposa del general vuelva para entonces - les pidió Calina inquietada por dejar a la niña sin protección -.
- Está bien- concedió Jilia sobreponiéndose a su pesar -.No vamos a dejarte sola con la niña bastante te debemos ya. Y tenemos una promesa que cumplir.
Y todos estuvieron de acuerdo en ello .Así que pasaron la noche allí, vigilantes por si el misterioso enemigo trataba de efectuar otro velado ataque, pero no sucedió nada anormal. Apenas hablaron y la animación de otros días había desaparecido, pero, al menos trataron de animarse un poco pensando que habían logrado rechazar aquel asalto. Pero el ambiente entre ellos estaba muy cargado. De mañana, dejaron la casa bien arreglada y las dos oficiales fueron acompañadas a la ciudad por Erel. Calina quedó junto a la pequeña y fue entonces cuando regresó Gina. ¡Qué poco podía imaginarse la mujer de Yener todo lo que había sucedido! .Charlando con la muchacha, ésta le explicó que tanto Jilia como Menra debieron irse a cumplir con sus respectivos deberes y que Erel había ido a llevarlas para regresar a casa en cuanto las dejase en Dumlans.
- Muchas gracias- le expresó Gina que ya descansada pudo coger a su hija que balbuceaba la palabra “mamma”, con visible alegría -.
Calina suspiró ,por fortuna todo acabó bien, pero le quedaba por saber de donde habría partido ese mágico ataque que a punto estuvo de sembrar el caos más absoluto entre el grupo. Quizás sus superiores magos pudieran darle alguna pista, o quizás debería contárselo todo al general Rant. ¡Ojala que éste volviera muy pronto por el bien de todos! .Calina sentía de veras que la presencia de Yener era cada vez más necesaria para su familia e incluso para su planeta.
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