lunes, 7 de marzo de 2011

UNC 84

3./Capitulo 84.Diferentes puntos de vista.


Como era fácil de prever, en Yumlaiance se armó mucho revuelo una vez se supo todo aquello. De inmediato tanto Yener como la comandante Delaier fueron requeridos a presencia Imperial. El monarca les recibió en audiencia acompañado del príncipe Lonel, además de varios miembros del gobierno, empresarios e incluso arqueólogos espaciales .Una vez ante su soberano, tanto Yener como Menra pusieron una rodilla en tierra mostrando su respeto y posteriormente se levantaron saludando en posición de firmes. El emperador les dispensó enseguida de ello y declaró con satisfacción.


- Hemos recibido las noticias del reencuentro de la nave Wayard y escuchado unos extractos de esas grabaciones. El retorno de este inapreciable patrimonio yumlaincer es una gran nueva que celebramos todos .Y una vez más es usted el portador de este grato suceso para nuestro mundo, general.
- Majestad sería poco ético por mi parte no conceder este descubrimiento a la comandante Delaier aquí presente. Ella me llamó de inmediato al localizar la nave, pero todo el mérito es suyo - corrigió Yener -.


El emperador dirigió su mirada ahora hacia la chica que no pudo por menos que esbozar una muy ligera sonrisa de satisfacción y agradecimiento hacia su superior .Máxime cuando escuchó decir a su soberano.

- El General Rant os tiene en alta estima comandante Delaier .Sois una buena oficial y ya lleváis prestados muchos y muy valiosos servicios a vuestra patria, merecéis sin duda un reconocimiento.
- Gracias majestad, solo vuestras palabras son para mí suficiente honor - pudo responder humildemente ella, venciendo la impresión que siempre le causaba estar delante de su emperador -.


Aunque no todos allí eran tan considerados con los dos militares. El ministro Chilt, de Cultura y Patrimonio, pidió la palabra que le fue concedida dirigiéndose a Yener en modo condescendiente.

- General, le hablo ahora en nombre del colectivo de arqueólogos y estudiosos englobados en mi ministerio .No dudamos de sus buenas intenciones con la celebración de los funerales del capitán Mand y sus oficiales, no obstante creo que no tuvo usted una decisión acertada .Posiblemente debió pensar en que el pueblo de Yumlaiance habría deseado rendirles homenaje, además de que los estudiosos hubieran podido analizar los cuerpos.
- Señor ministro- repuso Yener con el tono más calmado que pudo encontrar -.En ese momento era la decisión más lógica, las ordenanzas militares califican expresamente al oficial al mando para llevar a cabo las diligencias fúnebres que estime oportunas .Además, la propia voluntad del fallecido así lo indicaba.
- Pero ese hombre y sus compañeros llevaban muertos más de mil años- terció un alto directivo del grupo arqueológico - .Podrían haber esperado unos días más.
- Verá usted, mi deber es llevar a cabo el inmediato cumplimiento de las normas y de las últimas voluntades de esos hombres- replicó pacientemente Yener -.No permitir que se trate a los que fueron unos oficiales militares igual que lo somos yo o la comandante Delaier actualmente, como meros objetos de museo, por muchos siglos que lleven muertos .Es algo de dignidad elemental.
- No creo que ponga usted pegas a los restos humanos y arqueológicos que tienen nuestros museos, algunos de ellos pertenecientes a sus propios colegas del Kail - reprochó otro de los arqueólogos que incluso añadió con suficiencia para completar su amonestación -. El mismo Monasterio del cual es usted miembro nos ha agradecido en muchas ocasiones nuestros esfuerzos por sacar a la luz partes claves de la historia de nuestro planeta. Debo entender que, de haber estado usted allí, habría procedido de inmediato a enterrar restos de hace dos mil años.
-¡Y de tres mil si hiciera falta! - espetó ahora Yener cada vez más enfadado -.Si me encontrase al mismísimo Kar Alan le sepultaría de inmediato. No iba a dejar que lo expusieran en una urna de cristal. ¿Acaso iban ustedes a exhibir los restos de algún antepasado de su majestad?.- Inquirió con tono ofendido dejando de piedra al resto de los allí congregados -.
-¡Insolente!, ¿cómo se atreve?- exclamó el ministro Chilt -.
- General, no veo como puede usted hacer mención en esa forma de mi familia- le reprobó el propio príncipe con severidad -.
- Perdonadme Alteza si estas palabras os han ofendido - respondió humildemente Yener -.Pero habéis de comprender que era necesario este doloso ejemplo para mostrar lo que quiero dar a entender.
- Comprendemos bien general- declaró el propio Emperador con un talante más sereno aunque también molesto -.No hace falta que os expliquéis de un modo tan conciso.
- Suplico perdón nuevamente a su majestad si mi comentario anterior os ha causado malestar, lo que digo únicamente va en lo que creo un mejor provecho de nuestro mundo.


El emperador no dijo nada pero parecía que le bastaba esa disculpa, aunque el primer ministro si que intervino con una clara reprimenda.

- Por desgracia general en estos últimos años su concepto del bien patrio parece estar siempre en desacuerdo del nuestro. Y usted no espera a contrastar pareceres, siempre actúa sin consulta previa.
- No comprendo a que viene eso. ¿Cuándo he corregido yo al gobierno? - se defendió Yener, bastante molesto a su vez por tal comentario -.
- Recuerde usted lo sucedido en tiempos de la negociación con Nephraler .Siempre se expresó con reservas sobre la misma y después, las acusaciones que lanzó contra el ejército de ese planeta a raíz de la desgraciada muerte del capitán de navío Larus Daet. Aunque en su debido momento entendimos su dolor a causa de la amistad que les unía, debimos censurarle sus acusaciones gratuitas contra el gobierno de Nephraler, a causa de un cuento supersticioso de espíritus, nos hizo un flaco favor diplomático con ellas.


Si Yener no hubiera estado en presencia del emperador posiblemente ese tipo se hubiera tragado sus palabras acompañadas de unos cuantos dientes. Menra miraba a su superior con preocupación y compartiendo su indignación. Ella había estimado mucho también a Larus Daet, le conoció y no dudaba en absoluto de que la versión del general sobre el asesinato de su amigo a manos de un Hialgasth fuera cierta.

-¡Gratuitas! - estalló Yener pese a todo tratando de dominar el tono de su voz -.¿Quién demonios es usted, que se escuda en formulismos técnicos de despacho y diplomacia para atreverse a negar lo que yo vi, sentí y percibí allí?.


El ahora ofendido primer ministro iba a replicar pero el emperador alzó su mano levantándose acto seguido para ordenar de modo enérgico y firme, aunque sin perder su aplomo, que cesase aquello.

- Es suficiente. La audiencia ha terminado, debo pedir a los presentes que se retiren .Y que este lamentable incidente quede zanjado de inmediato.


Nadie habló después de eso y tanto Yener como la comandante Delaier, los miembros del gobierno y demás asistentes, hicieron una reverencia y se retiraron. Yener una vez fuera del salón del trono espetó descargando su ira.

-¡Malditos bastardos burócratas! ,son incapaces de dar un paso sin nosotros y encima se atreven a cuestionar todo lo que digo .¿Dónde demonios estarían de no ser por nosotros, eh?.


Menra asistía comprensiva a la rabia y el enfado de su superior, no pudiendo más que decir.

- Lo siento mucho señor, pero no se preocupe, usted ha defendido lo que cree justo.
- He defendido el honor Menra- le contestó éste de un modo más familiar y eliminando parte de la agresividad que había desplegado antes -.El derecho a la dignidad de unos hombres que hicieron un gran sacrificio por su patria diez siglos antes de que ninguno de nosotros naciera y esos…- parecía contenerse en el uso de las palabras, no queriendo decir algo demasiado fuerte, hasta que pudo espetar -.¡Estúpidos bufones pretendían exponerles en una urna y seguramente cobrar algo a cambio!.
- Mi general, estoy con usted- le dijo ella solidariamente al compartir aquella indignación -.
- Gracias- suspiró Yener que ya se iba calmando -.Al menos cuento con usted y con otros muchos que respetan los valores y la lucha que nos han llevado a ser un mundo grande y unido .Aunque muchas veces y a la vista de lo que comienza a suceder hoy día, me pregunto .¿Hasta cuando lo seguiremos siendo?.


Menra le miró entre atónita y preocupada. Aquellas palabras parecían salir del alma del general además de poseer una especie de dramatismo profético .Yener entonces trató de cambiar de tema.

-¿Le han dado permiso, verdad?- preguntó esbozando una sonrisa que se quedó muy pálida y perdida en su hasta el momento severo rostro -.¿Ira a pasarlo con la familia?.
- Supongo que sí- repuso Menra contenta de poder cambiar de tema y contándole más animadamente -.Jilia está destinada cerca de Dumlans ahora y hace mucho que no veo a mis padres y a mi hermana. Estos días me vendrán muy bien. Lo mismo que usted para estar con la familia ,¿verdad señor?.
- Si, ahora les necesito más que nunca, al menos aferrarme a algo que no se desmorone- comentó Yener visiblemente abatido , y agregando ya con un mejor talante -.Por favor, si tienen un día libre me gustaría que usted y la mayor Renar vinieran a cenar a mi casa. Invite también a su hermana, todavía no les he dado las gracias como se merecen cuando se quedaron al cuidado de mi hija y ya han pasado años de eso.
- Estamos más que pagadas con la posibilidad que tuvimos de hacer algo por usted y su familia señor- sonrió Menra para añadir con simpatía -.Pero comunicaré su oferta a Jilia y a Calina, seguro que estaremos allí cuando usted quiera.


Yener sonrió ahora con más motivación y dio una amistosa palmada en el hombro derecho de Menra alejándose después. La comandante Delaier por su parte se quedó pensativa viendo como se alejaba su superior, en medio de ese gran pasillo que la llevaba a la salida y tras unos instantes, comenzó a recorrerlo sin prisa.


Entre tanto, en la sala del trono tan sólo quedaban el príncipe Lonel y el emperador. El joven heredero le comentaba a su soberano y padre con aire indignado.

- Ese general Rant ya ha ido demasiado lejos padre. Se cree con derecho a actuar según le place y a desairar no sólo a los eruditos y gobernantes de nuestro planeta, sino a nuestra propia familia.
- Sosiégate hijo - le pidió el monarca que escuchaba esto sentado en su trono con aire estoico- .No es para tanto.
- Padre, comprendo que es un héroe y que nos ha prestado grandes servicios, pero eso no le da el derecho de creerse una especie de elegido para manejar los acontecimientos de nuestro mundo como le plazca. En mi opinión ha acumulado demasiado poder. Es el virtual jefe del Kail al ser el encargado de sus relaciones con la corona .También es general y además Aristócrata. Si sigue acumulando cargos y ascendiendo llegará un día en el que prácticamente controle los puntos claves de nuestro Imperio. Eso sin contar la cantidad de mandos militares y de otras instituciones como Esil que le son afines.
- Deja de decir estupideces Lonel - le ordenó cansinamente su padre ya aburrido de oír aquella sarta de necedades -.Si hay alguien leal para con nuestro planeta y la familia Imperial y verdaderamente decidido a mantenerlos siempre en primera línea ese es el general Rant. Y te diré una cosa, he debido intervenir de forma neutral para guardar el orden y las formas pero estoy de acuerdo en lo que dice. No se puede quitar la dignidad a alguien que ha hecho tanto por Yumlaiance .Lo que me temo es que la maraña de politicastros y empresarios que nos rodean lo estén haciendo con él. Esos si que ganan poder día tras día .Y tú te llevas demasiado bien con ellos.
- Son los que hacen funcionar nuestro mundo padre- arguyó el príncipe saliendo en su defensa con apasionamiento creciente según exponía -.Sin su trabajo e inversiones Yumlaiance no podría mantener las costosas naves que defienden sus fronteras .Sin los negocios emprendidos con los nephralers todavía continuaríamos en la Guerra Fría. Ahora, en cambio, nuestras empresas se enriquecen allí. Yumlaiance ha alcanzado un desarrollo como nunca en su historia. Podemos ir a cualquier parte del universo conocido sin temor a encontrarnos con un enemigo.
- Gracias en buena parte al esfuerzo del general Rant y otros como él .No lo olvides, te acompañó en las negociaciones y abrió el camino con Lord Carnalsk.
- Lo sé padre- convino Lonel que añadió sin embargo, tratando de revocar aquello -.Tuvo su papel como otros muchos ,el suyo fue muy importante, pero las cosas cambian y a veces creo que a él no le gusta que eso suceda .Parece querer estar siempre de avanzado para cualquier cosa, como si intentase mantener su protagonismo a toda costa .Incluso da la impresión de que desearía que volviéramos a la situación de desconfianza mutua con los nephralers.- Hizo una pausa y retomó su parrafada aunque ahora de un modo más calmado y conciliador -.Todos lamentamos la suerte de su amigo el capitán Daet, pero seguramente fue cosa de una facción de radicales de Nephraler o de mercenarios sin ley de los que abundaban por esos mundos. Él culpa a unos seres de cuentos, cuya existencia no ha podido probarse nunca de forma clara. Nunca hemos visto a ninguno, ni aquí ni en su mundo. Y no vamos a fiarnos ahora de historias que se contaban hace más de dos milenios.
- Será mejor que dejemos esta conversación- suspiró el Emperador que concedió a su hijo al tiempo que le advertía -.Estoy conforme en que el general debe moderar sus opiniones en las audiencias públicas. Yo mismo me encargaré de llamarle al orden en privado .Pero procura que tus amigos de las empresas y el gobierno no se metan con un Maestro del Kail, no les gustará la respuesta que éste les dé.
- Hablaré con ellos padre y trataré de calmarles. Sobre todo al ministro Chilt.- Afirmó el príncipe que se inclinó ligeramente saliendo del salón del trono. El emperador hizo lo propio instantes después -.


Yener por su parte había iniciado el viaje de retorno a casa. Para su alivio en pocas horas estaba allí abrazando a su mujer y a sus hijos.

-¡Hola papi! - saludó entusiásticamente Samra colgándose de su cuello en cuanto entró por la puerta -.
- Hola cariño- sonrió Yener, por lo menos aquello le reconfortaba, ayudándole en su empeño por olvidar su enfado -.
-¡Papi!- exclamó el pequeño Join corriendo también hacia él con el babero puesto, ya que su madre iba a darle la cena en el momento en que oyó la voz de su padre -
-¿Qué tal te ha ido en la audiencia Yener?.- Se interesó Gina saliendo sonriente tras su hijo y suponiendo la perspectiva de una nueva felicitación para su esposo- .
- Mejor no hablemos de eso durante la cena ¿vale?- respondió él con un tono apagado dejándola sorprendida -.
- Tu hermano ha llamado hace rato - le contó ella tratando de cambiar de tercio -.Dice que se pasará a vernos en cuanto pueda .Tiene negocios que atender.
-¡Qué novedad! - aseveró Yener sarcásticamente para sentenciar -.Ese es el problema de Yumlaiance, todo el mundo tiene negocios que atender. Eso sí, lo que le suceda a nuestro planeta les trae sin cuidado.


Gina le escuchó sorprendida pero no dijo nada. Comenzaba a preocuparse, era más que evidente que esa audiencia no se había desarrollado por los cauces que ella había imaginado. Pero antes de que intentase sonsacarle algo, su esposo añadió con un tinte de voz más animado para cambiar de tema.


- He invitado a la comandante Delaier, a su hermana y a la mayor Renar a cenar uno de estos días .Pon tú la fecha para que pueda decírselo.
- Por mí, mañana mismo, pero supongo que es precipitado - contestó Gina corrigiéndose entonces -.Bueno, quizás sería mejor pasado, si ellas pueden. Y de paso podrías llamar a tu hermano a ver si para entonces está disponible y se une a nosotros.
- Vale, voy a ir acabando de preparar la cena- repuso Yener -.Tú siéntate con los niños.
- Después me cuentas lo que ha pasado ¿vale?- le pidió ella con ese dulce y comprensivo tono de voz que Yener nunca podía resistir -.


Él asintió más sosegadamente y se dirigió a la cocina. Una vez cenaron y acostaron a los niños se quedaron solos en el salón con la holotele conectada aunque no la hacían demasiado caso puesto que Yener le contó a su mujer lo sucedido en palacio, tal y como ella le pidió .Gina en un principio se quedó callada para luego añadir con rotundidad e incluso solidaria indignación

- Hiciste lo que debías, no está bien que se pueda hacer eso con los restos de aquellos pobres oficiales.
- Esos malditos chupones del gobierno y del grupo arqueológico se me echaron encima en cuanto pudieron.- Repuso Yener entre enfadado y preocupado -.Lo único que espero es no haber ofendido al emperador.
- No lo creo- le tranquilizó ella - .El emperador es un hombre comprensivo e inteligente.
- Lo cual no puede decirse de su hijo- suspiró Yener que exclamó de forma sentida aunque con apariencia desenfadada -.¡Maray proteja a Yumlaiance cuando él reine!.
- No hables así Yener - le reprochó Gina, para proseguir con jovial condescendencia - .¿Desde cuando un Señor del Kail reprueba a su príncipe?.


Éste la miró entre atónito y divertido para sonreír instantes después y replicar.

- Si no supiera que eres tú juraría que eso me lo está diciendo mi maestro Azor Ligero .¡Te has vuelto casi más monárquica que yo!.


Ella se rió también, menos mal que el ambiente se distendía. Lo cierto es que Yener había pasado un mal día, pero ahora, abrazado a su esposa en la tranquilidad de su salón las cosas volvían a estar bien otra vez. A todo esto ella le inquirió.

-¿Hace mucho que no le ves, verdad?.
- Ver. ¿A quién?.- Quiso saber Yener -.
- A tu maestro. - Le aclaró ella proponiéndole con simpatía -.¿Por qué no le invitas a cenar también a él ? .Así estarías reunido con todos a un tiempo.
- Probaré - asintió Yener pese a objetar- pero a mi maestro no le van demasiado las reuniones sociales.


Y los dos continuaron pasando el rato con una charla ya más amena hasta acostarse. Al día siguiente hicieron unas llamadas (tal y como Yener supuso, su maestro agradeció la invitación pero la declinó alegando ineludibles obligaciones, aunque le prometió no obstante que podrían verse muy pronto). Todos los demás invitados convinieron en quedar para cenar con ellos en la fecha fijada por Gina .Menra y Jilia fueron las primeras en llegar .Yener, oficiando de anfitrión, las recibió a la puerta.

- Me alegro de veros, pasad - les ofreció con un tono informal, completamente distinto del que usaba en el ejército -.
-¿Cómo está usted mi general?,- le saludó Jilia que sin embargo mantenía la formalidad -.
- Bien, gracias ,no te preocupes y olvida los formulismos aquí - sonrió él -.¿Y vosotras?.
- Contentas como ya le dije - afirmó Menra- .Ahora que tenemos unos días libres. Por cierto, ya vi la grabación del partido de vuelta contra el Oumeya - sonrió ella con gesto satisfecho -.¡Vaya pase de Stier ,el mejor centrocampista de Yumlaiance hasta en el último minuto de su carrera!.
- Bueno, yo también me puse triste en su despedida, pero ahora tenemos a Diment que tampoco es nada malo- aseveró él con renovado ánimo -.
- No empecéis a hablar de fútbol como siempre- les comentó con fingida reprobación Gina según se aproximaba a recibir a las chicas con el pequeño Join en brazos y seguida de Samra. La niña corrió junto a Delaier y Renar y las saludó con visible alegría -.
-¡Hola Menra ,hola Jilia!.
- Hola tesoro- sonrió la comandante Delaier añadiendo complacida .¡Cuánto has crecido!.
- Si, es cierto, ya estás hecha una guapísima mujercita - afirmó Jilia a su vez con la misma afectuosidad -.
- Sentémonos y charlemos. ¿Queréis tomar alguna cosa? .¿Licor de atas?. - Les propuso Yener -.


Ambas asintieron y él les trajo sendos vasos con aquella típica bebida de Yum, ideal como aperitivo. Jilia tomó entonces la palabra con más seriedad, en tanto sostenía su vaso entre las manos:


- Menra me ha contado lo que sucedió en la audiencia señor .Lo lamento, no tienen ningún derecho a decirle esas cosas.
- Son políticos, no te puedes esperar otro tipo de actuación viniendo de parte de algunos de ellos. Pero dejemos ese asunto, ahora vamos a pasar un buen rato antes de la cena.- Replicó él queriendo zanjar el tema -.


Al cabo de un sexdan nuevamente volvieron a llamar al holovídeo, para alegría de todos se trataba de Calina, Gina la abrió enseguida y la muchacha se unió a ellos.

- Siento el retraso - se disculpó ella - pero mis obligaciones me han tenido ocupada hasta ahora.
- No te preocupes por eso Calina. Lo principal es que ya estás aquí - sonrió Gina -.
- Hola Samra- saludó la muchacha arrodillándose para abrazar a la niña -.
-¡Hola tita Calina! - repuso con alborozo la cría lo que hizo sonreír a todos -.
- Así que Calina es tu títa ¿eh?.- Comentó Menra divertida para preguntar con malicia -.¿Y Jilia y yo no?.


La niña no supo que decir y todos se rieron de la escena. Join también saludó a Calina con un pringoso beso en el moflete, la chica le levantó en brazos con esfuerzo mientras decía.

- Cada día pesas más pillastre.


El niño se reía y tan sólo le apretó la nariz por respuesta.

- Join no seas malo - le pidió su madre tomándolo ella y dejándole en su parque para acto seguido comentarle al grupo - .Si me disculpáis aprovecharé para darle la cena a los niños y así poder acostarles enseguida.
-¡Joo! - protestó Samra con el morro torcido -.Yo quiero quedarme aquí y que la tita Calina me haga magia.
- Luego te hago un par de truquitos cariño, pero si me prometes irte a dormir después.- Le respondió esta conciliatoriamente -


Samra más contenta por aquello asintió. Entre tanto Yener, Jilia y Menra conversaban un poco a parte dedicando su atención ahora a esos temas deportivos que tanto les apasionaban. Así pues Gina dio de cenar a los niños y después fue Calina la encargada de entretenerles con algún truquito que otro como prometió, hasta que finalmente estos aceptaron dormirse .La joven maga de Esil estaba con lo pequeños cuando llegó Erel .Todos los demás le recibieron sentados aguardando para comenzar la cena a que el grupo estuviera completo. En cuanto el hermano de Yener llegó, éste se pasó a dar las buenas noches a sus hijos y a llamar a Calina. Regresaba con ella cuando Erel estaba ocupando su sitio en la mesa .Tras los saludos comenzaron la cena sin más cumplidos y Gina inició la conversación con su cuñado.

-¿Qué tal tus negocios Erel?.
- Siguen como siempre - respondió el interpelado sin mucha convicción, en realidad parecía preocupado, su hermano se lo notó pero no era por algo relacionado con sus empresas que le iban realmente bien, como así se lo confirmó Erel que no había dejado de estar serio desde que entró -.
- Tengo que hablar contigo Yener- le dijo a su hermano -.
- Bueno, tú dirás - repuso este aguardando con interés -.
- Mejor en privado - pudo añadir Erel no sin cierto envaramiento -.
- De no ser cosas muy íntimas de la familia no tengo nada que ocultar a las personas que están aquí presentes- declaró Yener de modo tajante pero conciliador a un tiempo -.


Todas las caras observaban ahora a Erel que devolvió las miradas con una disculpa:

- No es que no me fíe de vosotros, es que no quería estropearos la cena a todos, pero si mi hermano dice que no hay problema...
- Ve al grano y no te preocupes por la cena- le pidió Yener lleno de curiosidad por escucharle -.
- Vengo de una convención de empresarios en Anlad.- Les contó Erel -.Hermano, debes andarte con muchísimo cuidado, te has creado bastantes enemigos últimamente, sobre todo con tu actuación en el caso de la Wayard.
- Ya empezamos con eso - suspiró Yener que inquirió con sarcasmo -.¿Y de qué se quejan esta vez , de que no quiero que vendan entradas para un paseo en esa nave?.


Erel negó con la cabeza manteniendo un semblante serio para aclarar:

- No bromees por favor. Es más grave que todo eso. A la conferencia asistió el príncipe y allí se dirigió expresamente a mí, y como un favor personal, pues dice que te aprecia, - Yener se sonrió con marcada ironía al escuchar esto último, aunque Erel insistió -. Aunque no lo creas así es. Su alteza no olvida lo mucho que has hecho por Yumlaiance y por ello me ha pedido que te advierta. Muchos altos cargos políticos con intereses comerciales con Nephraler pretenden llevar a cabo un negocio, pero no quieren que cuando se sepa aparezcas tú oponiéndote públicamente a él.
-¿Qué clase de negocio?- inquirió Yener encogiéndose despreocupadamente de hombros para aseverar -.Si no sé de que se trata no puedo decir nada.
- Por eso mismo, a ellos les hubiera interesado que no lo supieras, pero comprenden que yo soy tu hermano y que estoy al tanto del mundo empresarial. No les cabe duda de que te informaré de todo, pese a que ello me granjeé sus antipatías.
- Di de una vez de que se trata, siento en ti mucha preocupación - le insistió su hermano impaciente al igual que el resto por saberlo -.
- Van a exportar tecnología bélica a Nephraler.- Declaró Erel sin más rodeos -.
- Eso ya lo suponía yo - sonrió Yener -.No me coge de sorpresa y como mucho podrían venderles las mismas armas que tenemos nosotros. Quizás abaratar los costes para competir con las empresas nephralers, que, dicho sea de paso, poseen una tecnología pareja a la nuestra. O ya deben de estar al tanto de nuestros progresos por sus servicios de inteligencia, como nosotros de todos los suyos. No me preocupa que les provean de equipo.
- Es que hay algo más - se atrevió a decir Erel de forma tímida -.


Con todo el grupo aguardando sus palabras el chico añadió:

- El príncipe y el gobierno van a auspiciar un convenio en materia de culto .Los inmigrantes nephralers podrán construir santuarios en honor de sus dioses en Yumlaiance.


Aquello si que sentó a Yener peor que una patada o mil de ellas. Se levantó como un resorte de la mesa golpeándola con ambos puños en tanto exclamaba indignado:

-¡Ah no, eso sí que no!. ¡Por Alex, Kail y Maray. Eso no lo voy a tolerar! .¿A qué aspiran esos bastardos? .¿A que los Señores de la Oscuridad recuperen Yumlaiance de la que tanto trabajo les costó a nuestros ancestros expulsarles?.
- Cálmate Yener, los niños. Vas a despertarles. - Le pidió Gina visiblemente preocupada por aquella reacción, aunque más si cabe que por las palabras que la habían provocado -.


Las miradas de todos los presentes iban de Yener a Erel fijándose en ambos en tanto que nadie se atrevía a pronunciar palabra, eso era más serio de lo que en apariencia podría pensar cualquier persona lega en esas materias.


- Sabía que no te iba a sentar bien Yener - le dijo su hermano tratando de calmarle -.Pero es sólo una concesión .Nosotros podremos hacer lo mismo en su planeta. Nadie de su gabinete se opone a ello.
-¡Y un cuerno que nadie! - espetó Yener bastante agitado- .Estoy seguro de que allí también existirá oposición .Lo que pasa es que no pueden decirlo .Pero los radicales de Nephraler no se quedarán quietos por más tiempo. Y en este caso no se lo reprocho.
-¿Te das cuenta de lo que dices Yener?.- Exclamó Erel ahora con una mezcla de enfado y preocupación -.Si te oyesen eso en el gobierno...
- Si me oyesen esto me iban a escuchar otras cosas aun peores contra ellos. - Repuso su enfurecido hermano - .¿Crees que a la Diosa Maray o al Dios Kail les hará mucha gracia que se profane de esa manera su suelo? .¡Es una ofensa muy grave!.
- Hablas como si fueras un sacerdote del culto a cualquiera de ellos Yener- le reprochó Erel trratando de agregar de una forma más suave -sólo te pido que seas más práctico.
- Da la casualidad de que ya soy un Maestro Experto del Kail .Y además oficiante del Canto a Maray. ¿O ya no te acuerdas?. ¿Quieres que no dé importancia a este asunto y que aplauda la iniciativa?.- Replicó éste con indignación teñida de sorna -.


Nadie en la mesa se atrevía a intervenir en esa discusión. El ambiente estaba cada vez más crispado, fue Calina quien finalmente pudo decir en tono conciliador:

- No es por nada Erel, pero entiendo bien al general. Bueno, quiero decir a tu hermano.- Se corrigió no sin rubor para añadir -. Yo soy maga de tercer grado de Esil y le rezo principalmente al dios Alex, aunque también rindo culto como casi todos nosotros a Maray y Kail.
- Pero comprende Calina que esto no pasa de ser una mera concesión de buena voluntad .Nuestros dioses no se pueden enfadar con nosotros si son otros los que rezan en esos nuevos santuarios.- Argumentó Erel tratando de calmar los ánimos -.
- Ahí te equivocas y mucho - le contradijo Yener -.Erel, parece mentira que no lo veas. Sé que tú nunca has creído en nuestros dioses, pero seas devoto o no, piensa que también son un símbolo de Yumlaiance. Como ejemplo y salvando las distancias. ¿Dejarías tú que alguien colgase una bandera del Natclis en tu asiento del Paladium?.
- Si es por llevarse bien con los aficionados de ese equipo sí. A fin de cuentas es sólo un juego Yener.- Opuso este con determinación -.
-¡Pero esto no lo es! - espetó su hermano cada vez más irritado - .Se trata de nuestra fe y de las raíces de nuestro pasado, presente y futuro. Es la esencia de Yumlaiance misma. ¡Maldita sea! .¿Es que no lo entiendes?.



Hubo un tenso e incomodo silencio, Jilia y Menra se miraban sin saber que hacer o que decir. Calina optó por no añadir más leña y Gina realmente estaba pasando un mal rato, para una vez que se reunían y tenían que ponerse a discutir. Erel por su parte bajó la cabeza para elevarla enseguida y finalmente suspiró del modo más conciliatorio que pudo.


- Sabía que no te iba a gustar, pero trata de comprender la situación .Mira, no me hacía ninguna gracia decírtelo pero quería que lo supieras lo antes posible, para que no te cogiera por sorpresa en alguna recepción de Dumlans. Te conozco Yener y por lo que he oído no te callas ni en presencia del propio emperador.
- Precisamente delante del emperador es cuando debo tratar de pararles los pies a esos...- Aunque ahora Yener prefirió callarse, total no merecía la pena ni insultarles, se sentía impotente y furioso .Ahora recordaba con renovado temor, aquellos sueños y visiones que tuviera hacía años .Era como si su mundo comenzase a derrumbarse y marchitarse delante mismo de él y no pudiera hacer nada por detenerlo .¡Pero no, algo si que podía hacer!.- .Pediré audiencia al emperador para mañana mismo.- Declaró con determinación, pero reflexionó un instante y se corrigió -.Aunque mejor esperaré a poder hablar con mi maestro. Calina- le inquirió a la muchacha con energía- .¿Podrías localizarme al maestro Dilain?. Hace bastante que no tengo noticias suyas desde que estuvo de visita aquí hará tres años y entonces no le vi, yo estaba fuera y ahora me vendría bien tener una charla con él y con el Gran Maestre de vuestra orden.
- Haré lo posible General Rant- afirmó ella de forma solícita y cordial -.


Con todos pendientes de sus palabras Yener prosiguió con renovados bríos.

- Hace falta formar un frente común. Que se unan las instituciones principales de nuestro planeta. Si vamos los representantes del Kail y de Esil y le explicamos al emperador los riesgos que corre nuestro mundo de seguir así, él llamará al orden a esos tipos del gabinete.
- No te engañes Yener- suspiró su hermano con pesimismo -.Esas decisiones están ya tomadas, las harán públicas el día menos pensado, pero todo está ya en marcha .De hecho los intercambios militares han empezado hace tiempo.
- Eso no me importa,- desdeñó su hermano para agregar - lo que si me preocupa de verdad es el asunto de los santuarios. Menra, Jilia - .Inquirió a las dos chicas para incluirlas en aquella conversación -.Vosotras sois del Reino de Anlad, seguro que no os hará precisamente mucha ilusión que se monten santuarios para el dios de la destrucción allí .Ni tampoco para la diosa Alasir. Y supongo que a vuestros compatriotas les agradará tan poco como a vosotras, ¿me equivoco?.
- Siempre han existido unas tradiciones muy arraigadas respecto de la Diosa Maray señor.- Declaró Menra -. Ya sabe que mucha gente allí, aun hoy después de casi dos mil años reprueba que el canto se trasladase a Dumlans.
- Si, pero también existe mucho porcentaje de población para quien todo esto no es más que una manifestación cultural más. Es difícil predecir la reacción de la gente señor. - reseñó Jilia con prevención, pues no deseaba hacer enfadar más al general -.
- Yener- terció la mujer de éste con tono preocupado y al tiempo admonitorio - .Por favor, no te embarques en una lucha que no puedes ganar .Entiendo que esto puede ofenderte por lo que respecta a las tradiciones pero también se debe ser tolerante.
- ¿Qué no me embarque?. – Contestó él entre atónito y enojado -.Eso es como decir que porqué luchamos contra la flota andróide cuando no teníamos casi ninguna posibilidad de ganar. ¡Pues solamente por la supervivencia de la Humanidad. Aquí nos jugamos el destino de nuestro mundo!. ¿Te parece poca razón?.- Quiso saber él cada vez más indignado -.
- No es lo mismo -. Replicó su esposa, tratando de argumentar -. Aquí nadie nos ataca, es en pro de mejorar nuestra convivencia.
- No puedo creer que te pongas del lado de Erel en esto - repuso él negando con la cabeza entre incrédulo y molesto -.
- No me pongo del lado de nadie, ¡no hay lados! - rebatió Gina que casi perdía la paciencia, aunque logró mantener la serenidad para argumentar -.Sólo te quiero dar a entender que no se deben llegar al extremismo .Mira, en mi confederación hay muchas razas con cultos distintos y todas conviven y realizan los rezos y ritos religiosos que consideran oportunos en Oumeya sin ningún tipo de problema. No veo porqué aquí no puede hacerse lo mismo.
- Pero es que aquí no se trata de lo mismo Gina. Seguro que en Oumeya los dioses de unos mundos no estarán enfrentados con los de otros, porque eso tú no lo sabes .¿A que no?,- arguyó Yener a su vez, dejando a su mujer sin respuesta, a la vista de lo cual añadió algo más calmado al creerse cargado de razón - .Conoces muchas de nuestras historias y leyendas, lo malo es que te has creído que son solo eso, leyendas sin ninguna base de realidad .Yo, que he estudiado en el Monasterio del Kail, o Calina que ha hecho lo mismo en la Hermandad de Esil te podemos contar muchas historias más, y no son puras invenciones, existen escritas en pergaminos de miles de años de antigüedad. Yo he leído algunos de ellos que pronosticaban muchas de las cosas que nos han sucedido a nosotros. ¿Es así o no Calina?.


La muchacha asintió tímidamente, aunque sin atreverse del todo a confirmarlo con su palabra .Pese a todo Yener se encontró más crecido con ese velado apoyo y prosiguió dirigiéndose a la maga.


- Pues entonces cuéntale a mi esposa y a mi hermano la leyenda de Aradanchil y de Alasir, el dios nephraler de la destrucción y la diosa nephraler del tránsito al más allá y el porqué están enemistados con nuestros dioses.


Y Calina convino en ello en pro de relajar un poco el ambiente de crispación que se había generado. Con un tono suave y pausado comenzó a narrar una antigua historia con la atención de todos los presentes ahora centrada en sus palabras.

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