6./Capitulo 87.Aunando esfuerzos.
La noche discurrió tranquila en la casa de los Rant, al día siguiente Dilain se encontraba sentado en su sillón, pensando en lo sucedido .Justo antes de hablar con Yener su propio superior Roden Sartas le había llamado a él. El Gran Maestre de Esil también había estado estudiando las profecías e indicios de los antiguos en estos últimos años y profundizado además en los secretos de la magia .El anciano apareció en el despacho de su subordinado y éste enseguida se levantó haciendo el saludo de rigor entre los de su grupo, además de expresar sorpresa, era raro que un Gran Maestre recurriese a uno de esos conjuros cuando podría haber ido tranquilamente a verle.
-¡Gran Maestre!- exclamó Dilain atónito, a modo de saludo -.
- Sé que no es muy ortodoxo – dijo éste que añadió sin esperar respuesta para añadir -.Pero es necesario. Dime, ¿has requerido al señor del Kail Gavilán Veloz a que se reúna con nosotros?.
- Él mismo me ha solicitado esa reunión - le informó Dilain, agregando con preocupada serenidad -.Sabe lo que está sucediendo y no ignora la gravedad de las cosas.
- Supongo que conoce los hechos más allá de los meros acontecimientos de la actualidad - dijo Sartas -.Me consta que su maestro ha hablado con él. Azor Ligero y yo hemos mantenido una conversación después de que le visitara en su casa.
Dilain no se molestó en preguntar si esta había sido telepática o por un canal de comunicación más habitual .Máxime cuando su superior le comentó:
- Debemos ayudar al general Rant en todo lo posible, pero sin comprometer la hermandad .Llegado el momento incluso habrá que dejarle solo.
-¿Dejarle solo?.- Repitió sorprendido Dilain que enseguida añadió desconcertado -.Perdone Gran Maestre pero no lo comprendo. Nos jugamos mucho en esto. La unión de ambos es crucial para conseguir que el emperador y el gobierno modifiquen esos tratados.
- Dudo mucho que lo hagan- rebatió Sartas con pesar -.Por desgracia ya no somos los estamentos tan poderosos que fuimos. Lo malo de la paz con nephraler es que se desoyen a aquellos que siempre fuimos los principales abanderados en la lucha contra los Señores de la Oscuridad .Si ese viejo tópico, según palabras de nuestro gobierno, se encuentra superado ,¿cómo iba a admitirse que hablen sus antiguos valedores?. Y por desgracia, no dudo de que el general deberá oír otras cosas aun más inquietantes respecto de su orden.
Dilain comprendía aquello demasiado bien, ya no hacía falta el consejo de su orden ni de los Señores del Kail contra algo que parecía no existir o dejar de haber sido una amenaza y eso conllevaba muchas implicaciones, tanto económicas como políticas.
- Entonces ¿qué debo hacer yo?.- Inquirió a su mentor -.
- Ayudar al señor del Kail en lo que sea posible, ir con él a palacio y mantener una conversación con el emperador, luchar por seguir desempeñando un papel en la Corte. Que la llama de ambas instituciones siga viva en el corazón del Imperio, del monarca y de sus súbditos .No queda otro remedio que concienciar al gobierno a través de la opinión pública. Pero deja que el general lleve la voz cantante, si por desgracia esto fracasa, él podría perder su influencia y ser alejado de los altos círculos, pero no nos conviene que le suceda lo mismo a nuestra orden .Debe quedar alguien próximo al trono para vigilar lo que sucede.
- Además, Chilt ha sido nombrado presidente del congreso imperial y dentro de poco se celebrarán las elecciones a diputado del mismo.- Dijo Dilain con gesto pensativo y no menos preocupado - .Harán lo posible por silenciar al general.
- Y podrían intentar cualquier cosa - le previno Sartas -.Así que procura cuidar bien de él. Yo por mi parte tengo que contarle algo que le atañe personalmente .No puedo desvelártelo a ti, confío en que comprendas que es estrictamente confidencial entre él y yo.
- También tengo subordinados a los que no cuento mis planes y secretos en su totalidad- respondió Dilain haciéndose perfecto cargo de eso y añadiendo de modo contundente- y yo estoy a sus órdenes Gran Maestre ,tampoco necesito explicaciones.
- Bien - sonrió el anciano obviamente satisfecho de aquellas palabras -.Encárgate pues de recibir a nuestro honorable invitado .Y una vez hayáis hablado ante el emperador tráele a la Sede Principal de nuestra Hermandad en Somer.- Y dicho esto desapareció de forma tan rápida y sorprendente a como había aparecido -.
Su discípulo aun tuvo tiempo de asentir, ahora estaba ante una difícil tesitura, debía ayudar a Yener a plantear sus quejas ante el mismísimo emperador y el gobierno para dejarle solo en el peor momento .Y después de eso llevarle a presencia del Gran Maestre .Seguramente Sartas tendría algún as en la manga que desearía compartir con el general, Dilain al menos esperaba que así fuese .Todavía recordaba aquello cuando permanecía en su sillón aguardando la llegada de Yener. Entonces la llamada por monitor holográfico de uno de sus magos subalternos le sacó de aquellas tribulaciones.
- Maestro, el general Rant ha llegado y espera ser recibido.
- Hágale pasar de inmediato- le ordenó Dilain -.
El asistente que le había notificado esto asintió cortando la emisión y a los pocos instantes tocó a la puerta de su superior. Ésta se descorrió dejando entrar al asistente mago y a Yener. Una vez cumplida su misión el acompañante del general salió del despacho y la puerta se cerró tras él. Entre tanto, Dilain ya se había levantado y saludaba a su antiguo compañero de viaje.
- Celebro verte. Ojalá que fuera en circunstancias menos importantes.
- Si, eso pienso yo también - convino Yener ofreciéndole una mano que su interlocutor estrechó, para que el monje añadiese sin más rodeos- .Iré directamente al fondo de la cuestión, sabes tan bien como yo que debemos hacer algo para detener esta situación .Creo que con las influencias combinadas de nuestras dos órdenes e interviniendo de modo rápido y certero, sin darles cuartel para montar farragosas explicaciones diplomáticas de conveniencia, podremos tener una oportunidad de lograrlo.
- Lo sé, pero será difícil.- Objetó el mago con cara de circunstancias -.
- Por ello te pediré un favor, déjame hablar a mí y apóyame en lo que diga.
Eso le venía de maravilla a Dilain, efectivamente era Yener quien debía llevar la voz cantante, pese a ello, el mago matizó con su cautela habitual no exenta de sarcasmo.
- Depende de lo que vayas a decir. Tampoco puedo darte un cheque en blanco. No estaría autorizado a suscribir según que cosas en nombre de mi Hermandad, podría darte por mandar al Abismo de Magash a los miembros del gobierno.
Yener, lejos de molestarse por esas palabras sonrió, estaba claro que su contertulio conocía bien hasta donde podría llegar en un momento de ofuscación por ello le aseguró:
- Seré lo más moderado posible, sé tan bien como tú que un exceso de apasionamiento sería contraproducente. Aunque tan sólo quiero saber una cosa,- comentó a renglón seguido con cierta cautela -.En el caso de llegar a un punto extremo ,¿de qué lado estaríais los magos de Esil?.
- Del que ostente la razón y la mayor conveniencia para nuestro mundo, de eso no te quepa duda - repuso Dilain -.
A Yener esa respuesta del mago le parecía algo ambigua pero sabía que no merecía la pena pedirle que la matizara. Éste, sin esperar tampoco ulteriores cuestiones, le dijo.
- Después de ver al emperador, el gran maestre de nuestra orden quiere que vayas a verle a nuestra sede de Somer. No sé para qué, es algo que quiere comunicarte en persona.
- Bien, así lo haré- concedió Yener -.
Y una vez se pusieron de acuerdo en la estrategia a seguir ambos pidieron oficialmente y a la mayor brevedad una audiencia a su soberano. La casa imperial aceptó invitándoles a acudir a palacio al día siguiente, en opinión de esta, la situación era también muy delicada e importante como para dejar pasar más tiempo. Con esta rápida respuesta, Yener y Dilain acordaron ponerse en camino hacia Dumlans lo antes posible y eso significaba de inmediato. Después de una llamada de Yener a casa para advertir de ello a su esposa cogieron un deslizador que les llevaría directos a la capital. Durante el trayecto Yener le comentaba a su acompañante con tintes esperanzados.
- Quizás esta rapidez nos dé tiempo a exponer los hechos de forma clara antes de que el gobierno y los empresarios preparen alguna de sus ridículas argumentaciones.
Dilain permanecía cruzado de brazos sin responder, aparentemente no le dio mucha importancia a aquel comentario, sin embargo repuso instantes después con tono escéptico.
- Se a lo que te refieres y me gustaría ser tan optimista como tú...
- Esta vez no podrán manipular nuestras palabras ni inventarse excusas para dejarnos fuera de lugar- insistió Yener convencido de ello y apoyando su idea con el siguiente argumento -.Si hasta el propio emperador nos ha concedido audiencia de modo rápido. Está claro que en un solo día no podrán comparecer todos los miembros del gobierno.
Y Dilain volvió a guardar silencio, a él también le extrañaba aquella rápida audiencia, pero por el supuesto contrario al de Yener. No creía que el emperador pensara en sorprender, si así podía llamársele a esto, al equipo de gobierno. Más bien creía que esto obedecía a un común acuerdo entre la casa imperial y la presidencia. Como si ambos aguardasen esta petición del general Rant y la respuesta estuviera preparada de antemano. Todo eso le olía muy mal al mago que, sin embargo permanecía imperturbable e impenetrable incluso para un maestro del Kail. Aunque su interlocutor ahora no estuviera interesado en aplicar sus disciplinas en conocer sus pensamientos, bastante tenía con los suyos propios. Ya estaba impaciente por llegar a presencia de su soberano y decirle todo aquello que había comentado ante los suyos con anterioridad, y todo lo que había ido pensando de camino. Pronto tendría la ocasión de transmitírselos.
El deslizador llegó finalmente a la estación central de Dumlans, nada más bajar ambos fueron recibidos por un grupo de guardias imperiales que les escoltarían hasta palacio .Pocas veces la guardia solía escoltar a nadie salvo que fuera un representante extranjero o la consulta tuviera particular relevancia .Eso agradó sobremanera a Yener que se sentía seguro de sus anteriores elucubraciones .La marcha fue rápida y Dilain apenas tuvo tiempo de sentirse aun más preocupado, no podía entender como su compañero podría ser tan ingenuo. ¿Es que sus percepciones del Kail se habrían quedado dormidas o es que él mismo se negaba a aceptar la realidad?. Aunque también pudiera estar en lo cierto, quién sabe.
Las dudas de ambos se disiparían enseguida o más bien solamente las de Dilain que vio confirmadas sus sospechas cuando, después de la preceptiva presentación, fueron abiertas las puertas del salón del trono. Allí les aguardaba una buena representación del gobierno e incluso un par de grandes empresarios que seguramente no estarían allí de modo casual. Yener en cambio si quedó sorprendido ante la presencia de todos aquellos tipos. Pero lo que más extrañó a ambos fue la no presencia del emperador, era el príncipe Lonel quién les recibía dirigiéndoles la palabra sin preámbulos de cortesía.
- Nos hemos reunido en audiencia a petición vuestra. Supongo que tendréis una importante declaración que formular para pedir que se os reciba de modo tan rápido.
- Alteza - respondió Yener sin ocultar su sorpresa -.Sin pretender en absoluto ofenderos ni menoscabar vuestra capacidad, esperábamos ser recibidos por el emperador. Y en modo más privado.
- No me ofendéis general Rant y es lógico que os preguntéis el porqué estoy aquí en lugar de su majestad. Pero mi padre tiene otros asuntos urgentes que atender - replicó el príncipe de modo tajante pero en forma más cortés que sus anteriores palabras para añadir con tono aun más conciliatorio - .Le pesa no poder recibiros en persona y ha delegado en mí para que le transmita vuestras palabras y peticiones si las hubiera.
- Con el debido respeto a vuestra alteza - insistió Yener- .No creo estar en condiciones adecuadas para manifestar lo que he venido a decir.
- En ese caso, nadie os censurará que abandonéis la sala del trono y demos por terminada la audiencia - contestó Lonel ahora de forma un tanto fría, pero con un poso de satisfacción apenas encubierta -.
Yener no podía creerlo, ¡tanto paripé para esto! .¿Qué demonios significaba esa parodia de audiencia?. Estaba bastante claro que el príncipe ya tenía su decisión tomada fuera lo que fuera a decirle .Ante esa evidente parcialidad Yener se sentía indefenso, ni siquiera con Dilain de su lado lograría ser tomado en consideración, pero tampoco podía marcharse sin más de allí .No tenía más remedio que exponer lo que llevaba en mente, de otro modo sabía que jamás podría volver al palacio imperial con ninguna otra petición o propuesta.
- Señor - pudo decir tratando de buscar las palabras adecuadas para adaptarse a esa adversa situación -.Sabéis bien los deseos de estabilidad y de paz que mi orden del Kail y la Hermandad de Esil deseamos para Yumlaiance.
- Nadie ha negado eso jamás maestro del Kail- repuso su Alteza ahora de modo más amable e incluso conciliador -.Aquí todos reconocemos y tenemos en alta estima los servicios que vuestras órdenes le han prestado al Imperio, y asimismo apreciamos los que a título particular habéis llevado a cabo ambos .Creo que os han sido reconocidos muy evidentemente a la luz de vuestros rangos y honores.
- Desde luego Alteza - replicó Yener con el mismo tono condescendiente y de cortesía palaciega - .Tanto yo como el maestro Dilain aquí presente estimamos y agradecemos en el alma las distinciones de las que hemos sido objetos, pero esa no es la cuestión. No venimos demandando más cargos ni privilegios, ni siquiera que se valoren más nuestras opiniones y sugerencias - añadió con claro tono irónico dirigiéndose especialmente hacia el presidente y algunos ministros - .Lo que nos trae hasta aquí es un sentir popular, unas preocupaciones que no sólo tenemos nosotros sino las órdenes que representamos y que a su vez simbolizan la defensa del propio imperio .Alteza, no quiero seguir dando rodeos. Venimos a comunicaros que tanto los Señores del Kail de Somer, como la Hermandad de Alta Magia de Esil, estamos en contra de la aprobación del culto a dioses extraños en Yumlaiance .Sobre todo si estos han sido desde siempre enemigos o al menos probadamente hostiles, a los que adoramos en nuestro mundo desde tiempos inmemoriales. Y no es un capricho ni mera cerrazón .Creemos que las consecuencias podrían llegar a ser muy graves y que no se han calibrado en absoluto.
El príncipe y los demás asistentes a la audiencia guardaron un imperturbable silencio hasta que Lonel respondió al cabo de unos segundos de meditación:
- Bien, General Rant, ya ha expresado sus temores. Ahora debo saber si su compañero los comparte como usted ha afirmado .Maestro de Esil. ¿Cuál es la posición oficial de su Hermandad?.
- Como mi amigo y compañero ha dicho, nosotros tenemos nuestras reservas sobre ese acuerdo - contestó Dilain -.
- Muy bien - asintió el príncipe mirando ahora al recién nombrado presidente Chilt -.Hemos escuchado a una parte, en justicia pues debemos hacer lo mismo con la otra.
- Gracias alteza- replicó el presidente yumlaincer que dio un paso al frente para tomar la palabra -.No sería justo por nuestra parte el obviar los grandes servicios que sus órdenes en general y ustedes dos en particular han brindado a nuestro planeta. Es por ello que no se les ha negado una audiencia inmediata e incluso constituida por todas las partes decisionarias a excepción del parlamento .Ya que esta es una reunión meramente consultiva ,todo el foro no precisa estar representado más que por su presidente y su vicepresidente - añadió indicando con la mirada a éste, un compañero de partido que saludó con una leve inclinación de cabeza -.General Rant- prosiguió el presidente utilizando ahora ese tono tedioso y perdonavidas que tanto sacaba de quicio a Yener- .Comprendemos sus recelos y sus temores. Sabemos que vienen en su mayor parte debidos a su condición de Maestro del Kail. No dudamos de sus buenas intenciones pero debemos censurar sus formas. Bien está que pida audiencia a su majestad imperial, puede usted contarle todos sus miedos y sospechas ya que es una de sus misiones fundamentales, asesorar y ayudar en la labor legislativa y decisoria al Emperador y al Gobierno- recalcó con marcada intencionalidad para añadir con un tono de reproche suavizado -.Usted en cambio quería dejarnos de lado y forzar un cambio en un acuerdo que este ejecutivo con su presidente Tould a la cabeza, había ya firmado. Para ello sabe perfectamente que debe acudir al parlamento para que éste lo refrende. El presidente de gobierno está ahora ocupado en otros asuntos y no se lo dirá. Pero como gesto de mínima cortesía política, debía usted haberlo puesto en nuestro conocimiento y ha tratado de que el emperador hiciera eso en su lugar pasando sobre él.
- Señor presidente- rebatió Yener -.Por Ley puedo perfectamente informar al Emperador en Audiencia Privada acogiéndome a mi cargo de consejero del Kail .Lo mismo que el Maestro Dilain en su condición de representante de Esil. No vulnero leyes ni cortesía si le pido al emperador que aconseje al gobierno una revisión del pacto en cuestión.
- Que aconseje sí - intervino sarcásticamente el ministro de interior un tipo rechoncho y con expresión risueña - .Pero no que ordene .Esto no es la flota espacial ni el Monasterio del Kail. El gobierno no es un subalterno al que se le puede mandar que revoque una orden sin más. Sobre todo cuando no ha sido una orden sino un pacto de consenso elaborado por el ejecutivo y aprobado por el parlamento, además de sancionado por el mismísimo emperador.
- Nadie ha pedido tal cosa señor ministro - terció precavidamente Dilain -.Nuestra presencia aquí obedece en su mayor parte a la aportación de nuevos elementos de juicio que quizás no constaban en el momento de aprobar tal acuerdo.
- Como sabio maestro de Esil ha dicho usted bien - repuso el presidente Chilt con aprobación -.Tal vez,...usted al menos no parece dudar de la competencia de nuestras instituciones .Realmente nos duele pensar que puedan infravalorar la capacidad de nuestro gobierno y nuestro parlamento para decidir en función de sus conocimientos. Nosotros también conocemos la historia de nuestro mundo y el origen de sus temores.
- Con todos los respetos - replicó Yener cargándose de paciencia -.Hemos elaborado un informe que da cuenta de nuestros puntos de vista. Lo emitimos ayer por cauces de urgencia junto con nuestra petición de audiencia.
- Lo recibimos puntualmente - aseveró el presidente que añadió de modo imperturbable -.No hemos leído nada en él que estuviera ausente de los elementos de juicio con los que tomamos la decisión que ustedes proponen revocar.
- Y aunque hubiera nuevos elementos que cambiasen la situación, el revocar nuestro acuerdo no es tan sencillo.- Terció el Ministro de Exteriores que pasó a explicar con suficiencia -.Como usted perfectamente sabe, un pacto bilateral obliga a ambas partes. Los nephralers han suscrito el suyo y lo respetan sin ningún problema, cumpliendo a rajatabla con el derecho interplanetario que recientemente han aceptado. Lo que ustedes pretenden es que Yumlaiance sin ninguna razón más que las sospechas y los recelos, frutos de la tradición, que por otro lado todos respetamos y honramos, denuncie el tratado. Y por mucho que sus temores pudieran tener una base razonable, que en nuestra opinión no tienen, incumplir o renegar de nuestro acuerdo sería ir en contra también de la tradición diplomática de nuestro Mundo .Nosotros no rompemos acuerdos sin causa justificada. Porque si ustedes pueden presentar pruebas de que el Reino Nephraler ha roto el tratado o lo ha vulnerado en algún punto, les rogamos que lo pongan en nuestro conocimiento de inmediato.
Ante eso Yener tuvo que permanecer callado, y tampoco aunque hubiese querido podría haber dicho gran cosa, ya que el ministro de Justicia y Relaciones con las Cortes tomó la palabra matizando.
- Además, ustedes saben bien que todo esto conllevaría una reunión del parlamento, del gobierno y del emperador. Se debería plantear la supuesta violación de la norma, comprobar si esto justifica una denuncia del pacto y siempre, ajustándose a derecho, proceder a comunicarlo a Nephraler, dándoles la ocasión de responder para justificar tal hipotético acto y sólo si ellos no pudieran o no quisieran dar razón legal o de otra índole o causa mayor por la que el pacto pudiera haberse vulnerado, podríamos pasar a la fase de denuncia .Incluso el mismo emperador debería respetar todos estos trámites que podrían durar días y eso si la urgencia o la gravedad fueran manifiestas, ya que de otro modo podrían pasar incluso meses y ustedes vienen aquí y piden que nos saltemos todo eso y simplemente revoquemos lo que acabamos de firmar sin tener ninguna razón real.
- Lo que quizás no se ha dicho es que el gobierno que tanto presume de tener en cuenta todos los factores ha obviado consultar con nuestras respectivas instituciones.- Repuso Yener, manifestando ya una apreciable dosis de indignación, cuando pudo hablar - .Teníamos el derecho de intervenir en cuestiones que afecten la seguridad interna de nuestro planeta para darle consejo al Emperador y al gobierno .Al menos, ser tomados en consideración antes de proceder a ninguna firma de tratados. No queremos saltarnos el procedimiento legal. Tan sólo que se nos aplique la misma legalidad que ustedes proclaman.
- Ninguno de nosotros estimó peligro alguno para la seguridad interna de Yumlaiance - respondió el presidente -.Y se ha considerado que este pacto pertenece a la política Interplanetaria. Negociamos el acercamiento y la creación de lazos de amistad con otra potencia. Y en nuestra opinión este tratado no pone en peligro a Yumlaiance, más bien todo lo contrario, asegura el mejor entendimiento entre nuestro mundo y el de Nephraler.
Yener y Dilain se miraron y el mago de Esil declaró casi con tono resignado.
- Está claro que nuestros puntos de vista sobre este tema no coinciden .Vemos las cosas desde ópticas distintas.
- Todos deseamos lo mejor para nuestro planeta - terció el príncipe con afán moderador -.Y nadie se va a enfadar porque se expongan ambos puntos de vista - añadió dirigiéndose a Yener con aire paternal -.Queremos asimismo evitar posibles malentendidos y desavenencias entre nuestras instituciones que, lejos de rivalizar, deben ayudarse entre sí para el mejor funcionamiento de nuestras vidas y el bienestar de todos los yumlaincers .General Rant, no piense que existe animadversión ninguna hacia usted. Apreciamos y valoramos sus opiniones pero le pedimos que las exprese en el marco de la legalidad.
- Perdón alteza, pero creo haberlo así hecho en todo momento - rebatió éste tratando a duras penas de ocultar su contrariedad -.
- Si en los protocolos pero no en las formas - contradijo Chilt saliéndose ahora un poco del lenguaje convencional para hablar de modo más personal -.Por favor general, no se puede casi exigir al emperador que le reciba sin contar con el gobierno ni el parlamento, comprenda que eso nos duele.
- Como me duele a mí que me pasen por alto, junto a otros colegas en las consultas previas.- Respondió Yener bastante molesto ya por aquellas interminables parafernalias legalistas que tanto gustaban a los políticos- .De todos modos les rogamos que revisen su decisión, ya sea en procedimiento urgente o de emergencia o cómo quiera que lo llamen.
- Lo único que podemos asegurarle es que su informe ha sido consultado y sopesado con la mayor imparcialidad y espíritu de contraste.- Repuso el presidente -.Y dadas las circunstancias no estimamos oportuno variar nuestras decisiones…
Después de estas palabras hubo un largo y embarazoso silencio. Yener se sabía derrotado, lo había estado de antemano así que no merecía la pena continuar, al menos no por esa vía. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que nada cambiaría si hablaba con el propio emperador, aunque pudiera hacerlo. Dilain por su parte también pensaba que continuar allí era una pérdida de tiempo.
-¿Esa es su última palabra señor presidente?.- Inquirió Yener casi sonando a ultimátum -.
- Es todo lo que tenemos que decir- aseveró Chilt- .La comisión de gobierno y el parlamento así como la casa imperial han expresado sus puntos de vista.
- Entonces y con la venia de su alteza - terció respetuosamente Dilain -.
- Si, pueden retirarse la audiencia ha concluido- sentenció el príncipe -.
Tanto Yener como Dilain hicieron una reverencia y se dieron media vuelta caminando lentamente hasta la salida .Una vez se marcharon del salón del trono el ministro de Exteriores comentó preocupado:
- Rant no se va a conformar con esto.
-¿Y qué puede hacer sino?- repuso el príncipe Lonel confiadamente - .Es la decisión de los máximos órganos representativos de Yumlaiance, no irá contra eso.
- Y si ahora se siente incómodo, que espere a descubrir el nuevo programa político post electoral de recorte de subvenciones y gastos en lo que a su orden y la de Esil se refiere.- Añadió el ministro de economía, un tipo de edad madura y pelo cano -.
- Si, según los sondeos de opinión, la gente no se muestra demasiado preocupada por eso .Incluso lo juzgan adecuado, ahora que no es preciso preocuparse por nuestros antiguos enemigos.- Declaró el presidente con satisfacción -.
- Pero los presupuestos asignados a las órdenes del Kail y de Esil no son demasiado elevados - Comentó Lonel, extrañado ante esa idea -.
- Alteza- .Repuso Chilt con respetuosa afabilidad -. No se trata sólo de una cuestión monetaria. Más bien queremos demostrarle al general Rant quienes son los que sufragan la existencia de los Monjes Guerreros de Somer y a quienes se deben estos. Le aseguro que, cuando se entere de ello, sus esfuerzos se orientarán a congraciarse con el gobierno y a ser más respetuoso con nuestras decisiones. No tardaremos en volver a elevar la asignación estatal al monasterio. Y en cuanto a los magos, apenas si lo tocaremos, ellos son mucho más razonables como ha podido comprobar.
- Además, desde un punto de vista funcional, está plenamente justificado - .Intervino el ministro de economía -. El número de monjes es cada vez menor. Los magos descienden también, pero no de un modo tan alarmante.
- Es cierto, y eso hace necesario menos presupuesto que puede emplearse en cosas más tangibles para nuestro pueblo. De todas formas señor, no debéis inquietaros, el futuro de las ordenes del Kail y de Esil no peligra en ningún momento.- Agregó el ministro de interior -.
- Y de este modo, le recordaremos al general cual es su lugar – .Remachó el presidente con visible satisfacción -.
El príncipe asintió satisfecho, juzgando que se había tomado la decisión correcta. Nadie por lo tanto se atrevió a discutir esa afirmación, todos los políticos se sentían seguros y a salvo de más interferencias, pero, claro está, Yener no iba a rendirse y sobre todo cuando se enterase de esto .Por lo pronto regresó con Dilain a Esil ya que había quedado en reunirse nuevamente con Sartas concluida la Audiencia.
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