Tras recibir la confirmación por clave del nephraler, Yener iba a embarcar en un crucero ligero que ya conocía .Por fortuna para él la comandante Delaier estaba regresando a Yumlaiance proveniente de un viaje de rutina por los sectores fronterizos con Oumeya .Yener la llamó a ella y le pidió si podría llevarle a la zona de Libre Tránsito, ni que decir tiene que Menra estuvo encantada de atender la petición del general, no obstante, ella debía a su vez informar de eso al contralmirante de su escuadra. Éste no puso el menor reparo sino más bien al contrario, por suerte era un militar partidario de Yener que admiraba a éste y todo lo que había conseguido para su planeta. Así, una vez a bordo del crucero que comandaba Delaier, Yener se encontró con otra vieja conocida, era la mayor Renar que aprovechando unos días de permiso había ido a visitar a su pareja .Una vez al corriente de la situación, por supuesto que Jilia se ofreció a acompañar a su superior y ayudarle en todo lo que pudiera. De todos modos, Yener les comentó que tan sólo iba a tratarse de una conversación rutinaria entre él y el noble nephraler. Especificándolas también con un serio tono formalista.
- Lo que hago es sólo en mi nombre, no tengo autorización del gobierno ni de mis superiores militares. Es más, ellos no lo saben y de averiguarlo incluso podrían sancionarme y quizás también a todo el que participe en esto conmigo. Deseo que ambas lo tengan en cuenta, si quieren pensárselo dos veces ahora están a tiempo.
Tanto Jilia como Menra le escucharon muy atentas, intercambiaron miradas y fue la comandante Delaier la que respondió categóricamente:
- No se preocupe mi general, estamos donde queremos estar.
- Y hacemos lo que queremos hacer, señor - .Añadió Jilia con idéntica determinación -.
Yener esbozó una agradecida sonrisa y no hubo necesidad de nada más, las chicas sonrieron también y regresaron a sus puestos.
La nave se puso en marcha sin novedad hacia la zona de libre tránsito. No tardaría mucho en llegar .Atajando por un pasillo de hiperespacio estarían allí en pocos sexdanes. Efectivamente, al paso de estos, aparecieron en las inmediaciones del puesto avanzado común que se ubicaba en la zona de Libre Tránsito como una especie de primer punto de encuentro para ambas civilizaciones. Por lo que Yener y los demás pudieron ver Lord Carnalsk ya estaba allí, puesto que su nave, un gran acorazado Nephraler en comisión, se situaba a unos pocos cientos de kilómetros del puesto, seguramente aguardándoles.
- Avistada nave Nephraler, señor - informó la comandante Delaier -.
- Muy bien, abran comunicación con él y pregunten si Lord Carnalsk está ya en el puesto- le indicó Yener- .En cuanto sea así bajaremos, ustedes dos equipadas con el material de protocolo de seguridad nivel B-3.
Menra asintió y se puso en contacto con aquella gran nave que les informó, en efecto de que el interlocutor de Yener les aguardaba ya. El general yumlaincer abordó una lanzadera que le condujo junto con la comandante Delaier y la mayor Renar hasta el puesto .Una vez desembarcaron a su encuentro vinieron un grupo de soldados nephralers armados con fusiles, que, a modo de escolta, se ofrecieron a guiarles hasta Lord Carnalsk .Por unos tensos instantes planeó sobre Yener y las chicas el fantasma de que aquello fuera una especie de conspiración, de que no fuese Carnalsk quién les estuviera esperando. A decir verdad, ahora no podía decir que no a ese ofrecimiento de “escolta”, hecho por el capitán de aquel pelotón, ya que estaban rodeados y sus guardianes eran bastante superiores en número y armas. De modo que solo restaba seguirles y confiar en su interlocutor. Gracias a los dioses, todo fue como estaba previsto, éste les esperaba sentado en un sillón dentro de un amplio salón de conferencias .Nada más ver entrar a los yumlaincers, el noble nephraler se levantó saludando con una leve y lenta inclinación de cabeza. Yener respondió del mismo modo, en tanto Renar y Menra saludaban al modo militar y en posición de firmes.
- Tomen asiento por favor - les ofreció amablemente Carnalsk, añadiendo a modo de explicación -.Me he tomado la libertad de ejercer el papel de anfitrión al haber llegado un poco antes, confío en que ello no les suponga ningún tipo de problema.
- Ninguno - repuso despreocupadamente Yener -.Al contrario, le agradezco la rapidez con la que ha acudido a mi llamada. Y disculpe si mis oficiales van armadas - añadió señalando a las cinturas de las chicas que mostraban sendas fundas donde portaban armas cortas -.Es cuestión de protocolo de seguridad al ser una conversación no programada por cauces oficiales. Esta es una estación de libre tránsito y cualquiera puede circular por aquí. Y he visto que sus guardias también van bien armados.
El nephraler indicó a los suyos con un gesto que se retirasen y así lo hicieron, para replicar mostrándose a la expectativa en tanto se volvía a sentar en el sillón que había estado ocupando:
- No se preocupe por eso y dígame general .¿De qué quiere hablarme?.-
- Iré al grano prescindiendo de otro tipo de formalidades puesto que esta es una charla informal- declaró Yener haciendo una seña a Jilia y Menra, que se retiraron fuera del cuarto. Así, una vez que quedaron a solas, contestó -.El motivo de mi llamada como quizás ya suponga usted es el pacto al que han llegado nuestros dos gobiernos y casas reales en materia de mutua adoración de dioses en el otro planeta.
- Ya veo - repuso Carnalsk con talante pensativo, para preguntar -.¿Y qué quiere de mí exactamente general?.
- No creo que sea usted tonto - repuso Yener con una media sonrisa -.
- Inmodestamente hablando no - convino Carnalsk del mismo modo, para deducir como era lógico -, lo que me lleva a pensar que usted le plantea algún tipo de objeción al acuerdo.
- No estoy de acuerdo con ese tratado y no me parece en absoluto correcto.- Admitió Yener -.
- Supongo que habrá hablado con su gobierno y con su emperador sobre este tema,- dijo Carnalsk, aparentemente sin inmutarse por las palabras del yumlaincer -.
- Ya lo he hecho sin conseguir resultados puesto que se escudan en la inconveniencia de romper un acuerdo ya firmado, no quieren quedar mal diplomáticamente con su mundo.- Explicó el general -.
- Puedo comprender eso perfectamente.- Aseveró Carnalsk negando a continuación - .Pero yo no puedo ayudarle en eso general. Si sus propios mandatarios no creen conveniente variar sus puntos de vista...
- Hablemos claro Lord Carnalsk - replicó Yener levantándose de su sillón y declarando con tajante seriedad -.A mí no me gusta ese acuerdo ni creo que a usted tampoco. Va contra demasiadas tradiciones y reglas no escritas de nuestros dos planetas.
- Si, pero la cuestión es precisamente esa - rebatió el Nephraler -.Son reglas no escritas y eso jurídicamente hablando no tiene valor .Comprendo perfectamente que, por tradición y educación, no esté a favor de ello, pero piense que es por un mejor entendimiento entre ambos planetas.
-¿De veras cree eso? .Usted que comparte mis recelos y los valores por la historia de su mundo, tanto como yo por la del mío - .Le inquirió Yener con tono claramente incrédulo -.
- Lo crea o no, fue refrendado por votación de nuestro parlamento y de la sala de los pares, con la sanción de nuestro rey. No puedo ir en contra de eso. Del mismo modo que usted tampoco puede hacerlo con el procedimiento legítimo de su mundo.
- Lo sé - reconoció Yener a su pesar aunque sin darse por vencido añadió -.He pensado que, si usted expresara su desaprobación ante sus colegas y su soberano estos quizás se planteasen el variar su opinión, lo que podría inducir a mi emperador y mi gobierno a hacer lo propio.
- Desgraciadamente eso no está en mi mano - rebatió Carnalsk -.Tal decisión se tomó tras un largo periodo de reflexión por parte de ambos mundos y hubo tiempo de contrastar pareceres .Ya es imposible volverse atrás.
-<>- pensó Yener que sin embargo tuvo que cuidar de bloquear aquellos pensamientos para que contertulio no los leyera y lo único que pudo decir con desencanto fue -.Entonces eso es todo, no puede hacer nada.
Su interlocutor le miró de forma diríase que hasta solidaria y cordial para manifestarle del mismo modo, teñido también de conformismo:
- Tan sólo compartir su recelo por mantener sus tradiciones, cosa que respeto y comprendo .Pero nada más puedo hacer, tengo las manos tan atadas en mi mundo como usted en el suyo.
- Le agradezco su sinceridad - declaró Yener dando por terminado aquel encuentro y levantándose de su asiento. Sin perder ni un instante, llamó a Menra y Jilia que entraron junto con dos soldados nephralers, ambos grupos de escolta se colocaron flanqueando a sus respectivos superiores -.
- Lamento que no haya logrado de mí la ayuda que esperaba - añadió Carnalsk levantándose a su vez -.Aunque si en el futuro cuenta con algún problema en el que yo pueda mediar no dude en llamarme.
- Claro, gracias por su tiempo - asintió Yener abandonando la sala sin mayores ceremonias -
Ahora pensaba que había sido un ingenuo, evidentemente Carnalsk no podía intervenir ateniéndose a los formulismos legales, aunque también daba la impresión de que al nephraler no le importaba aquello en absoluto. No obstante Yener no se tragaba que su interlocutor no pudiera hacer nada, de todas formas le habría dado a Carnalsk la impresión de estar muy desesperado para pedir consejo y ayuda al Segundo Poder de Nephraler. Bastante decepcionado por lo infructuoso de su conversación y quizás por su más que posible imprudencia, y las consecuencias que de ella podrían derivarse de ser conocida por las altas esferas de su planeta, Yener se dirigió hacia su lanzadera .Entre tanto, Lord Carnalsk meditaba volviendo a sentarse en su sillón.
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Y Yener estaba dirigiéndose a la lanzadera en compañía de sus subordinadas cuando recibió un aviso por el intercomunicador:
- General Rant, tenga la amabilidad de acudir al despacho de juntas, Lord Carnalsk desea verle.
-¡Qué extraño! - comentó Menra -.
-Si, no me parece nada lógico - convino Jilia -. Si no estoy equivocada señor, ese tipo había dicho todo lo que tenía que decir.
- Puede que haya cambiado de opinión- conjeturó Yener sintiendo renacer algo de su esperanza, aunque también manteniendo su cautela cuando agregó -.De todos modos a mí también me parece extraño. Vosotras dos adelantaros a la lanzadera y dar orden de que la nave despegue en un sexdan .Yo voy a comprobar lo que quiere decirme Carnalsk.
- Señor, ¿puedo ir con usted?,- le inquirió Jilia con prevención, sin evitar añadir -.Podría ser una trampa.
- No se preocupe mayor, cuento con mis sentidos del Kail.- La tranquilizó Yener dándole una suave palmada en la espalda y posando una mano en la cadera de la chica, para agregar convencido -.Y no presiento peligro alguno, pero gracias por su preocupación. Espéreme aquí si quiere, para abordar la lanzadera.
La mayor Renar se quedó turbada, no estaba demasiado acostumbrada a que un hombre la tocase de ese modo y no le solía gustar nada, pero en este caso, sentía que no era un acercamiento de índole sexual sino más bien cariñoso y agradecido de su superior. No pudo reaccionar, parecía querer decirle algo pero debió de pensarlo mejor, a fin de cuentas era el general Rant quien le aseguraba que nada malo iba a suceder y ella confiaba en él. Se limitó pues a saludar y responder de la forma más normal que pudo, aunque casi con voz trémula, dominada por una extraña sensación que no lograba explicar, mezcla de temor y al tiempo de confianza.
- A la orden señor.
Yener la dejó allí montando guardia, desde luego, entre las capacidades de un maestro del Kail entraba la de engañar hasta a sus propios aliados con la sugestión. A decir verdad había percibido una extraña aura que no le gustaba nada, y creía saber de quién sería. Recorriendo los pasillos con calma pero sin detenerse, fue avanzando sala a sala hasta entrar en el cuarto de juntas, allí no había nadie, el sillón que ocupase Carnalsk estaba vacío, no obstante la puerta del cuarto se cerró y Yener sintió aquel siniestro rastro de poder muy cerca de él. Sin girarse, dijo con tono sereno y desafiante.
- Por fin te has dado a conocer .Ahora vas a pagar todo lo que le has hecho a mis amigos.
-¡Vaya con el señor del Kail!, ya imaginaba yo que descubrirías que se trataba de una trampa. Pero tus deseos de venganza no han podido evitar que cayeras en ella - sibiló la gutural voz de un hialgasth como respuesta inquiriendo después con tono de burla -.Aunque personalmente me gusta que tengas tal sentimiento, aparte de ser de los pocos que respeto en un miserable humano, pero ¿no crees que has sido un estúpido?.
- La pregunta es - repuso Yener girándose para dar la cara a su enemigo -.¿Quién de los dos ha caído en la trampa?. Tendrás que decirle a tu jefe lord Carnalsk que no ha sido muy inteligente esta vez.
El Hialgasth guardó silencio y no fueron palabras lo que salieron de él sino un potente ataque psíquico ,Yener lo esperaba y usó de sus técnicas del Kail para bloquearlo y a su vez enviar otro con destino a su rival que se rió despectivamente para decir.
- Tus poderes mentales son para mí tan inofensivos como los de un niño. Eres un engreído idiota que confía demasiado en sus ridículas destrezas No tienes la capacidad que hace falta para enfrentarse a mí. Y vas a darte cuenta de ello.
Aquel ser de tinieblas avanzó alargando uno de sus sarmentosos brazos para agarrar el cuello de Yener que sin embargo le esquivó lanzándole una patada que alcanzó la capucha de su enemigo. Aunque pese a la fuerza del golpe éste no pareció inmutarse .El Hialgasth contraatacó con un rayo de energía que Yener apenas pudo evitar siendo lanzado al suelo .Se levantó en el acto para no concederle ningún tipo de ventaja a su rival y sacó una pistola láser que había sustraído de la mayor Renar acribillando con ella a su enemigo, pero los rayos de energía pasaban a través de él sin producirle el menor daño.
-¡Ja, ja!,- se burló aquel ser de pesadilla recordando con regocijo -.Tu amigo intentó lo mismo, se hartó de disparar con ese juguete hasta que le agarré...
-¡Bastardo! - aulló Yener llevado por la furia- .¡Voy a mandarte al infierno de donde vienes!.
- Ya estamos en el infierno - sentenció el hialgasth añadiendo con una mezcla de amenaza y satisfacción -.Ahora lo comprobarás.
Alargó nuevamente sus brazos y ahora sujetó a Yener del cuello sin que éste pudiera evitarlo a tiempo .Las manos del Hialgasth producían una especie de quemadura helada que le quitaban a su víctima las fuerzas para respirar. Yener se debatía lanzando golpes a su enemigo pero no lograba dañarle en lo más mínimo. Impotente y desesperado, estaba seguro de que su final era inminente mientras escuchaba de fondo las diabólicas carcajadas de su verdugo. Sin embargo, éste se detuvo y cesó en su acoso, durante unos segundos mantuvo a su presa elevada en vilo pero finalmente y muy en contra de sus deseos el Hialgasth le soltó. Yener apenas estaba consciente sintiéndose muy debilitado por la pérdida de energía y luchando denodadamente por recobrar una respiración normal.
-¡Por esta vez has tenido suerte Señor del Kail, pero la próxima nada te salvará! - amenazó el Hialgasth que desapareció de allí por una especie de agujero dimensional que se cerró inmediatamente tras él -.
Yener no podía hacer más que sujetarse la garganta mientras afuera se escuchaban disparos que forzaron la puerta, ésta cedió y Jilia y Menra irrumpieron en la habitación tratando de ayudar a su superior a recobrarse .Por suerte llegaron a tiempo. Pero. ¿Qué había sucedido?...
Poco después de terminar la conversación diplomática, Lord Carnalsk meditó unos instantes en el sillón que ocupara y al cabo de estos se levantó para volver a su nave .Estaba a punto de abordar su lanzadera cuando uno de sus oficiales acudió hasta él y tras el saludo de rigor, le pidió que respondiera a una pregunta que le pareció extraña.
-Señor ,¿volvemos a reunirnos con los yumlaincers en la sala o en nuestra nave?.
-¿De qué está hablando teniente?,- le inquirió a su vez el Nephraler sin comprender -.
- Viniendo hacia aquí, hemos escuchado que usted deseaba ver nuevamente al general Rant .Mi capitán me ha enviado a preguntarle donde. ¿De nuevo en la sala de juntas o en otro lugar milord?
- Gracias teniente - repuso Carnalsk dirigiéndose nuevamente hacia la sala de control. Aquello no le cuadraba en absoluto y no tenía demasiadas buenas percepciones de ello .Y según se acercaba se confirmaron sus sospechas -.<<¿Qué demonios está haciendo aquí ese estúpido?>>- pensó con enfado -.<< Si le hace algo a Rant, va a echar a perder todo el plan>>.
De inmediato se puso en comunicación telepática con aquel ser que no era otro que el Hialgasth que acosaba a Yener.
-
-<¡Se trata de un enemigo de nuestro mundo y debe morir!>- .Replicó telepáticamente el Hialgasth mostrando todo su odio y rabia -.
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El Hialgasth muy a su pesar, hubo de soltar a Yener y desaparecer de allí. Entre tanto Menra Delaier aguardaba el regreso de Jilia y del general, ya había pasado el sexdan indicado y tuvo que ordenar a la nave que aguardase un rato más. Estaba indecisa y bastante preocupada por la tardanza e hizo lo único que creyó factible, llamar por el comunicador a los nephralers, y para su asombro y aun mayor inquietud, fue le propio Lord Carnalsk el que apareció en pantalla.
- Milord - saludó Menra con tono respetuoso e inquisitivo al tiempo - .Dígame .¿Se ha reunido ya con el general?. Le estamos esperando para partir.
-¿Reunido?- inquirió éste con gesto de sorpresa, para negar -.No sé de que me habla Comandante.
- Señor, creímos escuchar que usted le había requerido de nuevo.- Le explicó Delaier -
- Yo no he llamado al general Rant .Si le ve usted dígale que habrá sido algún malentendido, a mí no me han comunicado nada de que quisiera verme y ni mucho menos le he citado yo.
- Gracias y disculpe Milord - repuso Menra mientras el Nephraler despedía la comunicación -.
De inmediato, Delaier salió rápidamente de su nave dirigiéndose nuevamente a la base y mientras se puso en contacto con Jilia .La morena oficial yumlaincer aguardaba un tanto nerviosa ya a que su superior regresara, cuando recibió el alterado mensaje de su compañera.
- Jilia, ¿Qué demonios está ocurriendo ahí? .¿Dónde estáis?. He llamado a Carnalsk, dice que él no ha convocado nada y que no había recibido ningún comunicado nuestro para volver a reunirse con nuestro general.
-¿Qué?- preguntó Jilia con manifiesta sorpresa - .No lo entiendo. Yo estoy aquí sola - explicó con creciente inquietud -.El general me ordenó que le aguardase aquí, me aseguró que no existía peligro, yo iba a escoltarle pero él...
Guardó un sorprendido silencio cuando se percató de que su arma no se hallaba guardada en la funda como correspondía.
-¡Oh no!, ¡por todos los dioses! - exclamó entre atónita y alarmada - mi arma no está.
-¿Qué quieres decir con que no tienes el arma?.- Quiso saber Delaier que ya viajaba en otra lanzadera hasta el lugar en el que se encontraba su amiga -.
- El general me la ha debido de coger sin que me diera cuenta - repuso recordando aquella palmada en la espalda y el extraño gesto de Yener al posar una mano sobre su cadera -.Si, me aseguró que no sucedía nada extraño, que sus percepciones del Kail no le indicaban que pasara nada anormal.
-¡Maldita sea Jilia!, te ha engañado para que no le siguieras - espetó Menra con manifiesta preocupación, indicándole a su compañera -.Espérate ahí, llego en menos de un dan y vamos a buscarle.
Ésta convino en eso aunque estaba bastante inquieta y a la vez, desconcertada .¿Por qué había actuado así el general?. Quizás presintió un peligro serio y no quiso arriesgarla. Pero, ¡qué demonios!. ¡Se suponía que ella era su escolta!. Si le sucedía algo, la propia Jilia sería responsable y aunque sólo fuera ante si misma, no se lo perdonaría nunca. Ahora maldecía el haberse dejado engañar, pero solo podía aguardar a su pareja. Menos mal que la comandante Delaier cumplió con el plazo dado y cogiendo dos armas, una para ella y otra para su compañera, bajó de su lanzadera reuniéndose con Jilia. Una vez juntas, las dos corrieron hacia el interior de la base cruzando sala tras sala, hasta llegar a la de reuniones que estaba cerrada por dentro.
- Vuela la puerta - ordenó Menra a su compañera -.
Jilia se aprestó a disparar al código numérico, por fortuna esa puerta no estaba preparada para recibir ataques láser y entre ella y Menra la forzaron con unos pocos rayos de energía. De una patada la mayor Renar abrió para encontrarse al general Rant en el suelo tratando desesperadamente de respirar.
-¡Mi general!- exclamó Menra alarmada, corriendo hacia él seguida por su pareja -.¿Qué ha pasado aquí?.
-Tranquilícese señor, ya hemos llegado - le dijo Jilia, tratando de mostrarse serena y agachándose para sostener la cabeza de Yener en su regazo -
-¡Maldito bastardo!...- era lo único que éste podía susurrar con la voz ronca a causa de sus lesiones en el cuello -.
Aquella habitación estaba llena de algo, era un extraño olor, y también de una especie de presencia malévola, que oprimía la respiración .Jilia y Menra ayudaron a incorporarse al general que apenas podía dar unos pasos por su cuenta, de modo que entre las dos, pasando cada brazo de su superior tras los respectivos hombro de ambas, le sacaron de esa estancia.
- Debe de existir algún escape en esta sala - dedujo Menra al comprobar que un aparato medidor de su equipo indicaba lecturas anormales de gases tóxicos -.
- Vamos señor, ha tenido usted suerte - le dijo Jilia tratando de animarle, para interrogarle después -.¿Qué le ha sucedido?.
Poco a poco Yener se encontraba mejor .Con sus propias destrezas curativas se ayudaba a mejorar de sus lesiones, pudo finalmente mantenerse en pie por sí mismo y respondió respirando hondo para acabar de recobrarse.
- No se preocupe Mayor, ha sido un simple accidente en algún conducto de ventilación.
-¿Por qué me cogió el arma señor?. Hubiera ido con usted aunque no me necesite, mi deber es protegerle. De haberle sucedido algo yo sería responsable y no podría soportar la idea de fallarle - .Le inquirió ella molesta con aquella circunstancia y además, sin creerse en absoluto aquella excusa de la ventilación -.
- Lo siento mayor - sonrió débilmente él que añadió con más sinceridad - .No me ha fallado en absoluto, al contrario, tanto usted como la comandante Delaier han estado excelentes, como siempre. Pero pensé que era un asunto que solo me concernía a mí, le ruego que me perdone. He actuado mal pero tenía mis razones.
- No tiene importancia - respondió Jilia con talante conciliador y muy sorprendida por aquel reconocimiento de culpa tan explícito -.
-¿Volvamos a nuestra nave y vayámonos de aquí, quieren?,- les pidió él -.
- Si señor - convino Menra que, de camino, no tardó en explicarle su llamada a Lord Carnalsk y la respuesta de este -..
- Si, ha sido un malentendido - afirmó Yener sin querer detenerse más en ello -.Vamos, y... mayor, comandante...gracias otra vez - musitó apoyando cada mano en un hombro de las chicas -.
- Es un placer y un honor para nosotras estar a su servicio señor - respondió Menra con el asentimiento de Jilia -.
Ésta se sentía extraña ,no le desagradaba en absoluto que el general Rant estuviera tan cerca de ella, incluso tocándola en lugares que le habrían hecho perder los estribos contra cualquier otro hombre que hubiese tenido el atrevimiento de hacerlo .Pero esto era diferente, notaba que su superior le transmitía una especie de cariño que no había sentido antes, quizás el amor paterno o entre un mentor y su discípulo, fuese así .Porque a veces se sentía más que como una alumna, una hermana pequeña o incluso una hija que como una subordinada cuando estaba junto a él. Yener Rant siempre la había ayudado y aconsejado mostrándole sus debilidades y como corregirlas cuando ella lo había necesitado y ayudándola además mucho para volver a reconciliarse con Menra. Jilia también pudo hospedarse en su casa cuando estuvo al cuidado de su hija y había sido invitada con la familia de su superior cuyos miembros siempre la habían tratado como una más de ellos .Ahora ella podía ayudarle a él a recuperarse de un mal momento y el general parecía necesitado de eso. La mayor Renar no sabía el porqué pero le notaba deprimido y no era a causa de este extraño accidente, sino más bien porque la mirada de su superior estaba apagada y triste, no transmitía esa sensación de seguridad de antaño.
Delaier por su parte meditaba en aquel incomprensible suceso, incluso antes de esa sutil confesión del general, era demasiado lista como para tragarse aquello de un accidente .Allí había sucedido algo grave que su superior no les quería contar con exactitud, y sino, de no ser Lord Carnalsk. ¿A quién estaba insultando cuando le encontraron? .Además, veía la preocupación reflejada en el rostro de su superior, incluso el miedo. Eso la intranquilizaba bastante, en cuanto pudiera hablaría con Jilia de eso y llamaría a Erel y a Calina si es que conseguía localizarles. Eran las dos únicas personas aparte de Jilia en las que confiaba para hacerles partícipes de sus temores ;ya que ella estaba segura de que esto había sido un atentado de los nephralers para quitarse de en medio al general.
Yener por su parte sólo podía pensar en aquel maldito Hialgasth y se preguntaba la razón de que éste no le hubiera matado .Nada se lo había impedido .Era algo muy raro, aunque él creyó sentir otra energía muy poderosa que debió de disuadirle a ello. De todas formas, estaba demasiado débil como para poderla identificar, pero lo que más le preocupaba y al tiempo entristecía de todo, era que debía volver a su planeta y llevar a cabo la alternativa propuesta por Roden Sartas. Tal vez sería lo único que podría salvar a Yumlaiance.
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