lunes, 7 de marzo de 2011

UNC 91

10/.Capitulo 91.Un enemigo Sobrenatural.


Calina salió de sus pensamientos y le preguntó a la niña entre curiosa y preocupada.

-¿De dónde viene ese frío, tesoro?.
- De allí - señaló Samra indicando hacia una ventana próxima que sin embargo se encontraba cerrada -.


Calina le hizo una seña a su hermana y la capitana Delaier se levantó despacio acercándose con cuidado mientras escuchaba decirle a Gina con tono escéptico.

-¡Oh vamos, Calina, Menra!, no hagáis caso, son historias de Samra. Calina, le cuentas tantas cosas de magia que no me extraña que lo viva.


Menra realmente no pudo notar ni ver nada anormal en el exterior a través de aquella ventana. Ni Calina, una vez pasada aquella oleada anterior que creyó notar, detectar nada extraño .Incluso Jilia le restó importancia al tema bromeando a su vez.

-¡Vamos Menra!, ordena zafarrancho de combate, prepara los misiles láser y los rayos de plasma.


Aunque lo que sucedió a continuación les hizo dejar la bromas, una repentina bajada en la luz de la casa, algo muy extraño si tenemos en cuenta de que disponían hasta de generador de emergencia y la luz era producto de un retroalimentador electromagnético .En otras palabras, nunca podría suceder que hubiera un corte del suministro, salvo avería grave, puesto que era autónomo y para ese improbable caso estaba el auxiliar.


-¡Callad! - les pidió tajantemente Menra cuando la habitación quedó sumida en la oscuridad nocturna tan sólo indirectamente iluminada por las luces externas lo cual era aun mucho más extraño -.He oído algo- aseveró pegando la oreja a la ventana -.
- Esto no me gusta - convino Jilia ahora completamente seria, de su experiencia de comandos sabía que cortar la luz era de lo primero que se hacía para atacar un objetivo .Y las alarmas no habían saltado, aquello era muy raro, incluso preocupante -.Gina - le indicó a la sorprendida chica -.Coge a los niños y no te separes de ellos .Vamos a salir de aquí en cuanto Menra y yo reconozcamos el terreno. Calina, tú ve con ellos para protegerles.
-¿Qué sucede?.- Quiso saber Gina con visible preocupación -
- Puede que nada,- repuso Menra que sin embargo, añadió con cautela - pero vamos a asegurarnos.
- Me encargaré de crear una pantalla mágica de ocultación - dijo la maga- .Así podremos salir sin ser vistas.
- Hazlo sólo para Gina y los niños- .Le indicó Menra –
- Si. – Agregó Jilia - De haber alguien que pretenda atacarnos, mejor que vea algún blanco o sospechará, así nos ocuparemos de quién quiera que sea.
- Pero eso puede ser muy peligros - .Objetó Gina inquietada por ambas -.
- No pasa nada, sabemos cuidarnos. - La tranquilizó Delaier que dijo también con agudeza -. Además, seríamos demasiadas personas y no creo que mi hermana pudiera hacer un conjuro para tantos -.

La maga asintió, reconociendo aquello a su pesar, pero de inmediato se concentró en su tarea. Reuniendo a los niños a su alrededor les susurró.

- Ahora voy a hacer un truco muy difícil ,para que resulte debéis estar muy calladitos ,¿vale?.


Ambos críos asintieron mientras Gina observaba a la chica con visible temor por la seguridad de sus hijos.


- No te preocupes - la tranquilizó Calina -.No va a pasarles nada .Es sólo una ilusión que afectará a cualquiera que nos intente seguir el rastro. Sólo Menra y Jilia podrán vernos. Pero es algo complicado. Mi hermana tiene razón, este hechizo está pensado para una o como mucho dos personas, de todas formas los niños son pequeños así que espero hacerlo bien y que funcione.


Y mientras la chica ponía manos a la obra su hermana mayor y Jilia aguardaban parapetadas tras unos sillones, sus precauciones se vieron justificadas puesto que en el exterior se escucharon ruidos de pasos y merodeos .La puerta de la casa se abrió y dio paso a varias siluetas encapuchadas, para entonces Calina había completado su hechizo y estos extraños pasaron sin verlas a la luz que se colaba del alumbrado externo de la calle. Lo que la maga aprovechó, para indicar a Gina que saliera con los niños.


Jilia y Menra aguardaron hasta que los demás estuvieron a salvo y entonces saltaron sobre aquellos intrusos, con su preparación en la lucha no pasó mucho tiempo hasta que dejaron fuera de combate a tres de ellos. Jilia luchó contra el restante que se defendía muy bien, no parecía un simple ladrón. Se sucedió un combate de artes marciales y el agresor sacó incluso una larga daga curva que usó tratando de herir a la comandante Renar, pero ella logró bloquear el ataque y redirigirlo de modo que su enemigo se lo clavó en su propio vientre cayendo malherido al suelo.


-¡Ahora vamos a ver quienes son estos bastardos! - espetó Jilia tratando de aguzar la vista en tanto Menra iba a intentar restaurar la luz -.
- Ya sé lo que han hecho - declaró la capitana Delaier al ver el estado del centro energético de la casa -.Han interrumpido el fluido electromagnético con un retroimán de precisión, estos tipos no son vulgares ladrones.


Una vez anulado este retroimán la luz volvió a la casa .Jilia entonces sacó aquella especie de pasamontañas al tipo malherido y reconoció un semblante mortecino y unos rasgos muy finos que le identificaban como un nephraler.


-¡Maldita sea, teníais que ser vosotros! .- Espetó en tanto zarandeaba sin contemplaciones a aquel individuo pese a su grave estado para interrogarle -.Dime cabrón ¿quién os envía?. ¿Es que no habéis conseguido ya lo que queríais?.


Pero ese tipo se negaba a responder, era evidente que había sido enviado en alguna especie de misión y que no hablaría tan fácilmente. Menra le indicó a su compañera que se calmase en tanto descubría los rostros de los otros tres que seguían inconscientes.


- Estos son de aquí, y no parecen profesionales .Así que ten cuidado con el otro, más vale que no muera para que podamos interrogarle.


Pero antes de que Jilia respondiera una especie de rayo impactó contra aquel tipo acabando con él, de resultas de la explosión la comandante Renar fue arrojada a un par de metros y herida en un hombro del que comenzó a sangrar. Menra, sorprendida también por este repentino ataque, levantó la vista para quedar paralizada de terror .A pocos metros de ella y de Jilia se erguía una figura delgada y muy alta cubierta con un negro sayal, de la que no podían verse más que unos brillantes ojos rojizos y un largo y sarmentoso brazo que era el emisor de tal onda de energía.


- Por todos los dioses - pudo balbucear Menra, sobrecogida de la impresión y la sorpresa. –
-¿Dónde está?.- Inquirió aquel ser con una voz desagradablemente gutural -.
-¿Quién demonios eres tú?.- Quiso saber Jilia incorporándose con rapidez pese a la herida recibida -.
- He dicho que dónde la escondéis - repitió ese ente maligno acercándose hacia ellas con lentitud pero sin pausa -.
-¡Ni sabemos a que te refieres ni te lo diríamos aunque lo supiéramos, bastardo! - le gritó Jilia que aprovechó para lanzarle una fuerte patada -.


Esta impactó en el cuerpo de aquel ser pero no encontró apenas resistencia .Renar, que no lo esperaba, cayó al suelo desequilibrada, pero su enemigo no acusó el golpe .Lo que si hizo fue alargar sus retorcidos brazos hacia la mujer tratando de atraparla, aunque Menra le atacó para impedirlo lanzando contra él la daga que había llevado el nephraler que yacía muerto a sus pies.

-¡Toma, agarra esto! - le chilló dirigiendo el arma hacia el pecho de esa criatura -


Pero este se clavó inofensivamente y el Hialgasth se lo arrancó sin dejar notar ni el más mínimo daño, incluso permitiéndose el lujo de despreciar aquella daga tirándola al suelo .Jilia entre tanto había podido rehacerse y una vez puesta en pie y pese a dolerle el hombro herido, cogió una de las sillas y la estrelló contra su enemigo haciéndola astillas, pero aquello tampoco produjo el menor efecto.


-¡Estúpidas humanas! - siseó aquel horrendo ser con patente desprecio -.Ni vuestro adorado señor del Kail pudo hacerme el menor daño. ¿Qué podéis hacer vosotras contra mí?.


Menra y Jilia se miraron atónitas, la capitana Delaier entonces exclamó entre atónita y horrorizada.

-¡Es un Hialgasth!.
-¡Qué inteligente eres! - repuso éste con sorna -.


Jilia trató de golpearle con un grueso candelabro que había en la mesa pero este demonio bloqueó el golpe sujetándola por una muñeca, la comandante Renar chilló de dolor puesto que notaba como su carne se quemaba al contacto con aquel monstruo. Menra trató de saltar en su ayuda pero su compañera la disuadió gritándola.


-¡Vete Menra, vete, búscalas y ponlas a salvo!.
- No, no puedo dejarte sola con él- objetó esta entre sollozos de terror -.
-¡Márchate o sino estaremos todos perdidos!, ¡vamos!. Recuerda nuestro juramento. Ve en busca de ayuda, aguantaré...


El Hialgasth se acercaba extendiendo su otro brazo para coger a Menra, esta parecía estar hipnotizada y ser incapaz de moverse hasta que el nuevo grito de Jilia la espoleó.

-¡Vete, maldita sea ,lárgate de aquí!.


La capitana Delaier corrió con todas sus fuerzas saliendo a través de una ventana de las que habían resultado rotas en la anterior refriega. El Hialgasth, lejos de molestarse en impedirlo, asió a su presa del cuello con ambos manos elevándola del suelo hasta que los pies de Jilia quedaron colgando a casi medio metro.

- Dime lo que quiero saber y morirás deprisa.

Jilia no respondió, tan sólo esbozó una sonrisa burlona pese al dolor que sentía y escupió a su enemigo siseando.

-¡Vete al Infierno!.


Acto seguido sufrió un terrible dolor en su cabeza que la hizo gritar. Sobreponiéndose a eso con todas sus fuerzas, agarró la capucha de su enemigo tirando de ella mientras chillaba exigiéndole.

-¡Da la cara bastardo!...


Y lo que vio la dejó paralizada, estaba lista para contemplar algo horrible, quizás el rostro deforme de un demonio, quizás una calavera vacía pero fue incluso peor. Su adversario habló con una voz que le era terriblemente familiar

- Hija ¿por qué me lo haces todo tan difícil?.


Jilia veía el rostro de su propio padre tal y como lo recordaba en los más amargos momentos de los abusos que había perpetrado contra ella. Y oía de nuevo aquellas terribles palabras.

- No te portes mal, si haces lo que te digo será mejor para ti. De lo contrario te castigaré.


Aquello casi la volvió loca, quería gritar pero era incapaz, esos terribles recuerdos asaltaban su cabeza como un torrente, pero entonces como una luz entre tinieblas, recordó las palabras del general. Aquellas que le dijera hacía ya tantos años cuando se conocieran, además de visualizar también su rostro que la miraba con amabilidad, dándole ánimos para resistir.


- No dejes que manejen tus emociones. Tus enemigos se aprovecharán de ellas para destruirte si les dejas.- Se decía a sí misma mustándolo entre dientes -.


Y Jilia Renar se rehizo, sonriendo sardónicamente al Hialgasth y declarando con abierto desafío.

- Muy bien bastardo ,he descubierto tu juego, ¿quieres follarme?. ¡Pues adelante! .Si es que puedes hacerlo, impotente hijo de perra. Pero no juegues con los recuerdos de mi padre porque seguiré sin decirte nada aparte de lo cabrón que eres.


El Hialgasth emitió algo similar a un gruñido de rabia. Arrojó a su presa contra el suelo y recobró su capucha y su apariencia de monje demacrado para sisear.

- Has superado mi sugestión, no entiendo como es posible en una vulgar criatura humana, pero no te servirá de nada.


Jilia trataba de levantarse pero estaba débil y debía de tener roto algún hueso de la clavícula puesto que no podía mover el brazo izquierdo, pese a todo e ignorando el dolor, con su otra mano agarró un cuchillo de la mesa y lo clavó en la cabeza o lo que hubiera tras la capucha de aquel ser, bajándolo luego con furia hasta el lugar donde debería estar el vientre .Pero aquello fue tan inútil como todo lo demás, su agresor pareció dejarse atravesar como si de una cortina de humo se tratase para contraatacar agarrando nuevamente del cuello a la comandante Renar que sufrió un nuevo ataque físico y psíquico que la hizo chillar de puro dolor hasta ver sólo oscuridad...


-¡Jilia! - chilló también Samra llena de pánico al sentir como la chica era sometida a ese tormento -.Alguien malo le está haciendo daño a Jilia - repetía sin parar con la mirada vidriosa del miedo que sentía -


Calina percibía de nuevo una potente energía negativa en la casa, que se había materializado desde ninguna parte y el terror la paralizaba .Presentía de quién o qué podría tratarse y sabía que ella no sería rival para una entidad de tal poder. Entonces llegó Menra corriendo sin casi control y trastabillándose ,gritando sin parar.

-¡Ayúdame Calina!, ese monstruo está matando a Jilia.
-¿Qué podemos hacer?,- intervino Gina sintiéndose también impotente y aterrada por todo aquello -.
-¡Vosotros corred, escapad de aquí! - les contestó Delaier apremiando a su hermana -.Por favor haz algo.
- No puedo - negó Calina -, no tengo conjuros que sirvan contra ese ente. Sólo un maestro o quizás algún mago de primer nivel, podrían hacerle frente.
- Pero Jilia no te tiene más que a ti, yo he intentado ayudarla pero es inútil - .Repuso su hermana fuera de si, tomando a la atemorizada chica por los hombros y zarandeándola con vehemencia -.
- Esta bien, haré lo que pueda - .Concedió finalmente para alivio de su hermana y acercándose hacia allí -.


Mientras se aproximaba, Calina se concentró pero no podía pensar en nada capaz ni tan siquiera de hacer mella en ese engendro. Entonces y para agravar más la situación este salió de la casa dirigiéndose hacia ellas, había encontrado el rastro mágico que Calina desprendía y levitaba en esa dirección aproximándose a gran velocidad.


-¡Maldita sea!,- exclamó Calina que dijo lo primero que se le pasó por la cabeza- .Ataque Místico de la Luz yo te lo pido, destruye sin falta a nuestros enemigos. Vete de aquí, no te he invitado, regresa a tu casa ser oscuro y miserable.


Todos sobre todo Calina e incluso el mismo Hialgasth, se sorprendieron de ver como una bola de energía salía rauda contra aquel ser que no pudo evitarla, siendo destrozado en hebras de humo que se dispersaron a la brisa .Calina sudaba copiosamente, caída en el suelo agotada por el esfuerzo y preguntándose de donde diablos había sacado aquel ataque mágico que nunca antes había hecho .Gina se acercó a ella para ayudarla a incorporarse mientras Samra y el pequeño Join permanecían abrazados sin decir una palabra con el gesto petrificado y los ojos y la boca muy abiertos.

-¿Estás bien?.- Pudo preguntar Gina a la muchacha que lentamente se había puesto en pie con su ayuda -.
- Si gracias.- Musitó esta tratando de recobrarse -.

-¡Jilia! , ¡por los dioses!. ¡Qué le habrá hecho a Jilia! - repitió Menra casi sin mirar hacia su hermana y el resto -.


En cuanto Calina pudo recuperarse mínimamente todos fueron hacia la casa. Gina se quedó a la puerta con los dos niños en tanto las hermanas entraban. Menra fue la que llegó antes para descubrir a su pareja tendida en el suelo y aparentemente inconsciente.

-¡Jilia, despierta por favor - le pedía visiblemente asustada, sujetando la cabeza de ésta entre sus manos con la mayor suavidad posible -.


Calina a su vez trabajaba con un aura curativa que extendía por el cuerpo de la comandante Renar. Gina estaba mirando desde afuera absorta y muy preocupada sin darse cuenta de que Samra había entrado allí. En cuando la vio le pidió que volviera pero la niña no hizo caso solamente dijo con un gritito de preocupación y temor.

-¡Jilia, por favor ponte buena!....


Aquellas palabras parecieron obrar el milagro, eso si combinadas con las técnicas de reanimación de Menra que había comenzado un furioso boca a boca y un masaje cardiaco y los poderes regenerativos de Calina que se esforzaba al máximo de sus posibilidades .La comandante Renar abrió lentamente los ojos y una agitada y llorosa Menra pudo finalmente sonreír abrazada a ella y preguntándole entre sollozos aliviados.

- Por todos los dioses ¿estás bien?...


La respuesta se hizo esperar. Aunque llegó casi acompañada del irónico sentido del humor de Jilia que aun estaba desorientada.

- Estoy como si el Prehistar entero me hubiera pasado por encima, pero sobreviviré.


Calina también respiró aliviada abrazándose a Jilia, entre la maga y su hermana ayudaron a ésta a levantarse .Samra miraba atónita y con sus ojos muy abiertos a la comandante Renar que le devolvió la mirada guiñándole un ojo a lo que la niña no respondió. Gina la cogió entonces de la mano al igual que llevaba a su hermano y declaró.

- Gracias a Maray que estás bien, ¿Qué ha sucedido?.
- Me atacó un ser horrible - respondió Jilia tomando una larga bocanada de aire para preguntar de inmediato -.¡Y los demás atacantes, dónde están?..


Las chicas miraron a su alrededor pero allí no había rastros de cadáveres ni nada por el estilo, aquello estaba todo destartalado y roto por la batalla pero sin nada con que poder probar que ese enfrentamiento había existido.


- Pero. ¿Dónde están?- .Quiso saber también Menra enunciándolo en voz alta -.
- Debemos acudir a la policía y a lo altos cargos del gobierno- dijo Gina con rapidez -.
- No nos creerían, no tenemos pruebas - objetó Jilia frotándose suavemente el cuello para tratar de quitarse el persistente dolor que tenía -.
- Yo iré a ver al Maestre Dilain y le contaré que un Hialgasth nos atacó.- Terció Calina -.
- Y te tomará por loca - rebatió Jilia con un pesimismo bastante realista, más si cabe cuando añadió con aire escéptico -.Yo lo he sufrido y ahora casi ni lo creo.
- Pero es la verdad - intervino Menra - .Y de no ser por mi hermana nos habría matado a todos. Esto no puede quedarse así, el Maestre Dilain tiene que saberlo.


Nadie objetó nada ya, Gina decidió ir con los niños durante algún tiempo a casa de Aluria, allí estarían a salvo, o al menos eso creía. Calina por su parte no tardó en llamar a Dilain para informarle de aquello .El mago apenas daba crédito a lo que oía pero tuvo que hacerlo al escuchar también las versiones de Jilia y Menra .Quizás debido a los efectos del ataque psíquico de esa criatura la comandante Renar apenas recordaba nada de lo sucedido pero su amiga y pareja sí y eso unido a las palabras de Gina que también habló con el mago, llevaron a éste a decirle a Calina que debía acudir a la sede principal de Esil en Anlad. Dilain no podía acertar a comprender como esa muchacha con tan sólo rango de maga de tercer nivel había podido invocar un conjuro al alcance de cómo mucho, pocos magos de primera categoría. Quizás hubiera sido un prodigio obra de Maray, quién sabe. Lo que si quiso el nuevo Maestre fue tomar bajo su adiestramiento personal a la joven a la vez que se brindaba como protector personal de la familia Rant. Jilia y Menra, más tranquilas al saber esto, volvieron a sus ocupaciones. El mago trató también de buscar pistas sobre ese ser de tinieblas pero sus esfuerzos fueron en vano y así pasaron tres años, en estos nada anormal sucedió en la familia Rant, pero si en Yumlaiance que cada vez era más insegura en sus calles y tenía mayor crispación social. Por desgracia, las fatales predicciones se estaban cumpliendo y ya no parecía haber nadie que pudiera evitarlo cuatro años después de la desaparición de Yener.

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