Dentro de poco Samra comenzaría su educación secundaria .Join ya contaba unos alocados siete años y el tiempo seguía transcurriendo en Yumlaiance sin demasiados sobresaltos. Gina por su parte, seguía sumergida en su trabajo. Se había aferrado a eso en estos últimos años para tratar de desconectarse de todo lo sucedido y a excepción de esporádicas visitas de su familia y viajes para ver a esta en Oumeya con los niños, no hacía demasiada vida social. Aunque estaba muy bien considerada entre las altas esferas políticas de su mundo adoptivo en recuerdo de su difunto esposo y por su parentesco con la presidenta de Oumeya. De todos modos, Gina siempre luchaba porque sus propios méritos, que ya eran muchos e importantes, en lo relativo a las relaciones entre ambos mundos, fueran más reconocidos. Pero después de todos esos años, había llegado a un punto de total hastío, cansada de tener que oír como la llamaban invariablemente la viuda del general Rant, la hermana del comandante Peter Larans, héroe de Oumeya, o la hija de la presidenta Lora Dair y del general Pier Larans. Incluso le amargaba sobremanera y solo ansiaba que sus colegas y otros políticos la tuvieran en cuenta solamente como ella misma. Por ello rehuía cuantas convenciones y festejos se realizaban de tarde en tarde en memoria de su fallecido esposo, salvo las conmemoraciones de los Monjes del Kail. Y luego estaban los niños, crecían tan deprisa que a Gina le parecía que sus vidas se alejaban de la suya por momentos, y menos mal que contaba con Aluria que siempre que podía visitaba a sus nietos .Además de con sus otras tres amigas incondicionales de Yumlaiance, la maga Calina Delaier, su hermana Menra, que se había convertido en una excelente capitana de navío y la Teniente Comandante Renar, tan magnifica oficial como siempre, al mando de su propia compañía de comandos, que seguían en sus respectivos destinos. Precisamente esta última un día, de permiso en Dumlans, se topó con una conocida.
Yashira Draker llevaba ya casi tres años en Yumlaiance como sacerdotisa de Alasir y a decir verdad no había tenido problemas serios, aunque siempre existía algún que otro yumlaincer que no se recataba en mostrarle su rechazo pero ahora paseando por las calles de Dumlans vestida de paisano nadie se comportaba de modo hostil pese a sus claros rasgos nephralers.
-<<¡Qué diferente es este mundo del mío , a su modo es bonito y está bien, la única pega es la radiación solar, menos mal que tenemos la crema especial para la piel, no me extraña que aquí se nos llamase los oscuros, lo lógico es salir cuando se pone este sol tan ardiente >>- pensaba Yashira cuando contemplaba un holoescaparate, entonces una voz que le era familiar la saludó con amabilidad desde unos pocos metros -
- Hola comandante Draker.
Al volver la vista hacia la fuente de dichas palabras Yashira se encontró con una mujer morena y de penetrantes ojos azules que la miraban inquisitivos. Por lo que creía recordar era una de las oficiales que acompañó al general Rant en su visita a Nephraler.
- Soy la comandante Jilia Renar - replicó esta dándose cuenta de que la nephraler no parecía recordar su nombre -. Tuve el honor de ser asistente del general Rant.
- Un hombre muy notable y un gran soldado y diplomático, al que todos echamos de menos - repuso Draker con sinceros elogios -.
- Me alegro de que lo crea usted así- sonrió Jilia, añadiendo ahora con pesar -.La verdad es que Yumlaiance perdió a uno de sus grandes hombres cuando murió.
- Lo sentí de veras y recé a mi diosa por la paz de su alma- declaró Yashira -.
- Bueno, dejemos eso, hace años que ocurrió,- comentó Jilia cambiando la hasta entonces reverencia de su tono por otro mucho más desenfadado, al referirse a su interlocutora -.La he visto y me ha sorprendido, no esperaba ver a alguien como usted dando un paseo por la ciudad.
-¿Y qué tiene eso de extraño?.- Le inquirió la comandante Draker con un tono entre inquisitivo y relajado -.Lo cierto es que me gusta pasear por las calles de una gran ciudad como ésta en mis ratos libres.
-¿Está usted de agregada militar aquí?.- Quiso saber Jilia con gran interés -.
- No, ejerzo como sacerdotisa del culto a la diosa Alasir.- Comentó Yashira añadiendo con cierta prevención -.Espero que no le moleste.
- No se preocupe, soy muy agnóstica para esas cosas, tanto me dan los dioses nephralers o los de mi planeta.- Contestó Jilia con despreocupación, ciertamente esos temas apenas la interesaban -.
- Bueno algunos compatriotas suyos no son tan abiertos. Por eso se lo he dicho - explicó Draker no queriendo haber parecido demasiado quisquillosa -.
- Lo comprendo - reconoció Jilia -.Sin ir más lejos a la hermana pequeña de mi compañera no le haría demasiada gracia. Es maga de Esil y le rinde culto a la diosa Maray y por supuesto a su dios patrón Alex - matizó ante la cara de curiosidad de Yashira -.
- No tiene por qué existir animadversión entre ella y yo por esa causa - comentó la Nephraler acto seguido con tono conciliador -.
Jilia esbozó una enigmática sonrisa para añadir después a modo de proposición velada.
- Sería interesante que las dos se conociesen y pudieran hablar sobre estos temas. Estoy convencida de que a Calina le encantaría la idea. Ella tiene una mente muy abierta y es muy tolerante.
- Yo estaría encantada y así demostraría que muchos de los temores que tienen los de su mundo sobre nosotros son infundados.- Respondió Yashira de inmediato -.
Jilia pareció acoger esas últimas palabras con cierta incredulidad, sin embargo no hizo comentario ninguno, más bien miró su reloj y sentenció a modo de despedida.
- Estoy muy a gusto charlando con usted pero creo que se me está haciendo tarde, podría darme su dirección y así quedaríamos un día para seguir conversando comandante.
- No faltaba más .Le puedo dar la dirección de mi templo.- Convino Yashira quién no se encontraba muy sobrada de amigos nativos por aquellos lugares -.
Jilia aceptó y la nephraler le pasó la dirección a su reloj agenda. A cambio, la yumlaincer le dio la suya propia, de su casa en Dumlans. Después, ambas se despidieron mutuamente con unas corteses inclinaciones de cabeza. Yashira se alejó pensativa, esa mujer era algo extraña, por el tono de sus palabras y sobre todo por su mirada, notaba en ella algo vagamente familiar, seguramente la recordaba de su estancia en Nephraler escoltando al general Rant y casi diría que la tal comandante Renar la había estado mirando con cierta encubierta lascivia y cayó en la cuenta de que se había referido como compañera a la otra oficial escolta del fallecido Señor del Kail. En el momento en que la escuchó decirlo pensó que significaba compañera de armas, aunque ahora bien parecía compañera sentimental. De todos modos aquello no importaba en lo más mínimo, le interesaba más aquella invitación para conocer a una maga de Esil.
La mencionada maga estaba saliendo de una de las intensivas clases que el Maestre Dilain le llevaba dando desde hacía ya tres años. Merced a ellas su nivel de conocimientos había subido considerablemente y ya era una ultimante de tercer nivel que dentro de poco se examinaría para subir a segundo rango. Calina deseaba poder llevar pronto la túnica celeste con bordados de plata, sería un mérito impresionante para alguien de tanta juventud. Normalmente se habrían necesitado unos tres o cuatro años más y eso siendo un buen estudiante para conseguirlo, pero ella había contado con la inestimable ayuda del que era Maestre de la Orden .La chica pensaba en esto dirigiéndose a su casa para disfrutar de un permiso pero antes quería pasarse a visitar a Gina y a sus hijos .La señora Rant había estado manteniendo el contacto con ella y enviándole noticias de los pequeños que ya no lo eran tanto. Sobre todo Samra que había crecido bastante y ya comenzaba a parecer una mujercita .Con sus doce años recién cumplidos incluso pensaba en ingresar dentro de poco en la orden de Esil. Por lo demás era como cualquier chica de su edad, con sus primeros amoríos y juegos con los chicos y su incipiente rebeldía, su madre a veces sentía que no llegaba a conectar del todo con ella y muchas veces se lo contaba a Calina vía holo mail. La niña hablaba también de forma asidua con la joven maga por el mismo sistema y al parecer ambas se entendían muy bien, podría decirse que Samra era más propensa a compartir sus cosas con Calina que con su madre, aunque era algo lógico, a la hermana de Menra la veía como una chica joven, mayor que ella si, pero que representaba en gran parte lo que Samra quería llegar a ser .Y, en cambio, pese a no ser mucho más mayor, su madre... pues era su madre y ya está, con eso se explicaban muchas cosas. No tenían el mismo grado de confianza, por ejemplo, hablar sobre los chicos no era igual. Su madre, por cómplice que pudiera intentar ser, siempre le advertía que todavía era muy joven para eso y sobre todo, tenía aquella impresionante montaña de trabajo que atender, ¡siempre lo mismo, trabajo y más trabajo!. Calina en cambio, parecía entenderla y le confesaba que ella, a su edad, había pasado por lo mismo y que en muchas ocasiones había sido complicado quitarse a alguno de la cabeza y estudiar .En lo que más parecían coincidir las tres era en la vocación de Samra, tanto su propia madre como Calina le comentaban en muchas ocasiones lo orgulloso que se sentiría su padre de verla vestida de maga. Y eso sí, para Samra el recuerdo de su padre era como algo sagrado, aunque también sentía una especie de enfado contenido al pensar que se había ido sin despedirse de ella. Pero bueno, esas cosas se las hicieron aflorar los psicólogos desde que era pequeña y parecía que ya estaban olvidadas .Lo que le quedaba era esa gran admiración. Esta se reforzaba más alguna que otra vez, al toparse con gente mayor y dar su nombre la inevitable pregunta surgía de inmediato. ¿Eres familia del general Rant?. Y cuando decía que era su hija, captaba las sonrisas y los parabienes de esas personas. Desde luego, en muchas ocasiones le valía para conseguir descuentos en algunas cosas que se compraba o que le guardasen entradas para el Holo cine y cosas así, pero también eso llegaba a cansarla y muchas veces prefería decir simplemente su nombre, sin apellido. De todas formas, si algo le encantaba desde que tuvo uso de razón, era repasar algunas vídeo grabaciones láser de su padre, en ellas pudo contemplar aquel canto a la Diosa Maray que él hiciera, o las condecoraciones que le otorgase el propio emperador, incluso la ceremonia de Homenaje póstumo que le dieran las autoridades de casi todos los mundos conocidos. Eso la llenaba de un gran orgullo y respeto a la memoria de su padre, pero si algo había aun más preciado que eso para la muchacha, eso eran los recuerdos que conservaba con él. De la mayoría de las cosas apenas si podía hacer un mínimo esbozo, pero otras si las mantenía grabadas en su mente, y no era dada a compartirlas con casi nadie, excepto quizás con su “tía” Calina, como ella todavía la llamaba en ocasiones .Y ahora aguardaba con ganas a que ésta llegase para que le contara a su vez que cosas estaba aprendiendo en su Hermandad.
En fin, el caso es que Calina también estaba deseosa de verles a todos, se presentó en la casa de los Rant sin darle tiempo a avisar, en realidad quería darles una sorpresa .Se quedaría una tarde y les contaría, hasta donde pudiera claro está, como le iban las clases y de paso se informaría de las últimas inquietudes de Samra. También vería a Join que según su madre estaba cada día más revoltoso. Bueno, dentro de unos instantes lo comprobaría ella misma .Estaba ya ante el holoportero electrónico y llamó .Al instante este se encendió y emitió una voz femenina y jovial respondiendo.
-¡Eh!, es Calina, que bien, pasa...
La maga sonrió, había reconocido la voz de Samra, ¡cómo le estaba cambiando esta a la niña!, ya casi sonaba como la de su madre .Bueno, sin hacerse más de rogar se aproximó a la puerta que de inmediato se abrió para ella.
- Hola .¿Qué tal estáis?.- Saludó la chica animadamente recibiendo enseguida la respuesta de Samra que corría hacia ella para abrazarla -.
-¡Hola tía Calina! - le dijo llena de alborozo mientras ambas se daban sendos besos en las mejillas -
-¿Cómo te va todo?- quiso saber la maga examinando con la vista a la cría, que desde luego, crecía por momentos, ya era casi tan alta como su madre, aparte de bastante bonita -.
- Bien - repuso cortamente la niña aunque eso hizo que su interlocutora insistiera preguntando con un tinte de prevención -.
-¿Las notas, bien?.
- Si.- Afirmó Samra con gesto sincero para añadir orgullosa -.Incluso tendré algunas muy altas.
-¡Estupendo!. Esa es una condición importante para ingresar un día en Esil. ¿Y de chicos que tal andas?,- le inquirió Calina ahora con complicidad -.
- Bien - repuso poniéndose colorada.-
- Vaya, vaya- sonrió Calina sin querer ahondar más en aquella timidez para cambiar a un salvador -.¿Tu madre está por aquí?.
- Aquí mismo - le respondió Gina entrando en el salón y preguntando con un afectuoso -.¿Cómo estás?.
- Bien gracias- repuso Calina que le contó -.Vengo de una de las clases aceleradas de magia.
- Ya debes de ser toda una experta - le comentó Gina -.
- Voy mejorando - contestó la chica sin concederle más importancia -.
-¡Dentro de poco serás maga de segundo nivel, muy poca gente llega a serlo tan joven! - Intervino Samra con admiración -.
Gina asintió a esas palabras de su hija, para decir acto seguido dirigiéndose a ella.
- Samra anda ve a llamar a tu hermano.
Ésta obedeció dirigiéndose hacia la habitación del niño que a buen seguro estaría enfrascado en sus videojuegos holográficos y no se habría enterado de la llegada de Calina. Aquel chico era el reverso de la moneda, no le preocupaban para nada las cosas que a su hermana y familia interesaban, y él apenas si hablaba de quién o qué hizo su padre. Sabía, eso sí, que fue un gran hombre y que todo el mundo le respetaba mucho, pero nada más. Para Join cualquier cosa relativa a Yener le resultaba lejana e inalcanzable y apenas si tenía memoria de su padre, con mucho prefería ocupar su tiempo jugando con sus simuladores y viendo la holotele, eso cuando no estaba con amigos de su edad, entregados a las mismas aficiones. Su hermana fue a llamarle y en efecto así era .Samra volvió a los pocos minutos para decirle a su madre que ya estaba sentada con su invitada charlando...
- Mamá .Join dice que ahora está jugando una partida y que ya vendrá luego...
Calina sonrió, el niño claro está, dedicaba su atención a lo que más importante le parecía, pero a Gina en cambio aquella respuesta le sentó bastante mal y le insistió a su hija con visible contrariedad.
- Dile a Join que venga ahora mismo y que deje de jugar, se pasa todo el día delante de esa pantalla y es de muy mala educación no venir a saludar a una invitada, sobre todo a alguien que es como de la familia.
- Gracias Gina,- repuso Calina con gesto distendido añadiendo sin darle importancia al asunto -.Deja que se divierta, es sólo un niño, no lo hace con mala intención.
- Esa no es forma de comportarse y debe aprender a hacer las cosas como es debido, no como a él le dé la gana - rebatió Gina con tono severo -.
Así pues Samra volvió a entrar en la habitación de su hermano para comunicarle con más énfasis.
- ¡Join, mamá dice que vayas ahora mismo. Deja de jugar!.
-¡Jo!- exclamó éste con visible desgana y voz quejumbrosa para responder -.Dile que ya voy en cuanto acabe, casi he llegado a mi récord.
- Te la vas a ganar - le advirtió condescendientemente su hermana aunque Join hacía oídos sordos, conectado a sus auriculares y gafas de realidad virtual -.
En cuanto Samra le dio la respuesta a su madre esta se enfadó bastante y sin disimularlo lo más mínimo, se levantó acto seguido del sofá del salón dirigiéndose a la habitación de su hijo. Calina, preocupada ante la posibilidad de que aquella aparente tontería degenerase en alguna grave regañina, hizo lo propio.
- Olvídalo, en cuanto termine seguro que vendrá.
- No puedo pasarlo por alto Calina- repuso Gina con aire molesto- .Se está convirtiendo en un niño malcriado que hace siempre lo que quiere .Seguramente será culpa mía, casi nunca estoy con él, pero cuando esté trataré de educarle. Déjame que vaya a verle, si vas tú será como si lo más normal fuera que los invitados tengan que ir a rendirle pleitesía a él.
La maga no quiso decir nada más, tampoco debía inmiscuirse en la forma en que Gina educase a los niños, pero desde hacía unos años la notaba demasiado nerviosa e insegura con ellos .La pobre chica todavía sufría con la trágica muerte de su esposo .Y era duro sacar adelante a dos chicos sola y trabajar. Quizás no por el dinero, tenía un muy buen sueldo y había heredado las posesiones de Yener aparte de la pensión de viudedad por éste .Ese no era el problema. Lo que sucedía es que los chicos también necesitaban un padre y ni su tío Erel, ni su tío Peter podrían desempeñar ese papel .Además, Gina no había mostrado interés en volver a salir con nadie. Se volvió más huraña desde el accidente de su esposo y rehuía las fiestas y salidas permaneciendo aferrada a su trabajo. Calina lo sabía y lo sentía por ella. Aunque la misma maga no se había interesado nunca por salir con nadie, estaba muy volcada en su carrera y podía comprender eso hasta cierto punto .Y los niños, por otra parte, no parecían acusarlo mucho por lo que ella había visto hasta entonces .Samra daba la impresión de criarse bien y era una niña muy simpática y sociable, aunque a Join no le sucedía lo mismo, el crío se pasaba la vida con sus juegos y vagueando en el colegio. Gina había tenido que ir a hablar con los profesores del chico que le explicaron que éste apenas ponía atención en las clases .Pero en fin. ¿Qué podía hacer ella? .Les respondía que estaba demasiado ocupada para andar detrás de él continuamente y que para algo estaba la escuela. Y ahora y como último desplante, no salía a recibir a Calina que le conocía desde que nació .Gina pensaba que esto no debía llegar más lejos y entró en el cuarto del niño que ni se enteró estando como estaba enganchado a una ficticia lucha contra un adversario holográfico.
- Join - le pidió tratando de ser paciente -.Sal a saludar a Calina, ha pasado a vernos haciendo un rodeo y es lo menos que puedes hacer.
Pero el chico no la escuchó o al menos no pareció darse por enterado, así que Gina perdió su ya precaria paciencia y desconectó la máquina. Su aturdido hijo miró a todas partes y se levantó el visor que llevaba en la cabeza para quejarse.
-¿Eh? .¿Para qué lo apagas?. Ahora que había pasado mi mejor puntuación.
-¡Te he llamado varias veces, sal ahora mismo a saludar como es debido!.- Le reprendió su madre.
- No quiero,- se negó el niño cruzándose de brazos -.¿Para qué me quitas el juego?,- volvió a preguntar con enfado -.
-¡Escúchame bien mocoso!- repuso su madre fuera de sus casillas -.Si no te portas con educación no sólo te quitaré ese juego sino que te quitaré el ordenador .Así que tú verás, y no lo voy a repetir. ¡Sal ahora mismo!.
El niño seguía enfadado pero ante aquella amenaza se lo debió de pensar mejor. Se levantó remolónamente de su silla y salió arrastrando los pies. Tras él fue su madre indicándole que anduviese de un modo más propio. Calina les vio llegar de esta guisa al salón y ella misma se acercó sonriente al pequeño para que esa atmósfera de tensión se disipase.
- Hola Join, ¡qué grande estás!- le dijo a modo de cariñoso saludo -.
- Hola- refunfuñó éste sin mirarla para añadir clavando sus azules ojos en su madre con cara de pocos amigos para agregar a desgana -.Ya la he saludado...me voy.
Y sin que Gina supiera que hacer, el niño volvió a su cuarto para reanudar su partida. Suspirando largamente su madre se dejó caer sobre el sofá en tanto Calina la animaba sin dar importancia a todo aquello y Samra, que no era tonta, se percató de que su madre iba a charlar con Calina de cosas de mayores. Así que se despidió marchándose también a su habitación algo fastidiada por no poder hablar con su confidente de más cosas, pero ya resignada a ello. Y tras responder a la niña, Calina le comentó a Gina con un tono entre condescendiente y optimista.
- Estaba enfrascado en su juego y no le ha gustado que le obligases a venir .Seguro que otro día que esté sin hacer nada se alegrará más de verme y vendrá él solo.
- No sé que hacer - le confesó Gina visiblemente afectada por aquello -.Calina, de veras que yo me esfuerzo por educarles bien, los padres de Yener incluso han llegado a venir a llevarse a los niños por una temporada a Somer, para que conocieran los parques y los lugares que tanto amó su padre, pero nada, no les despierta ninguna pasión. Bueno a Samra sí, pero Join, parece pasar completamente de todo, ¡es como si fuera un adolescente y sólo tiene siete años!.
- Cada crío tiene una forma de ser distinta, dale tiempo,- le aconsejó Calina que no se podía esperar aquel punto de desazón por parte de su amiga y decidió enfocar las cosas hacia la más prometedora -.Pero al menos Samra es una niña muy abierta y educada.
- No sé, con ella es distinto, se toma más interés por la figura de su padre y las cosas de éste aunque eso se deba quizás a que es mayor y le dio tiempo a conocerle. A Join no. Puede ser que acuse mucho la falta de un padre, pero es que no consigo hacer que se centre- se lamentaba Gina -.
- Tranquila- repuso la maga sin saber tampoco que decirle a parte del socorrido -.Son edades difíciles, se le pasará –
- Incluso Samra habla más contigo que conmigo. Es como si no confiase en mí. Aunque claro no ignoro que cree que estoy más interesada en mi trabajo que en ella.
- Quizás deberías tomarte un descanso –.Le aconsejó Calina -.
- Es que tengo tantas cosas acumuladas - .Se lamentó Gina,- A pesar de que dedico casi la mitad del día, los asuntos de los que debo ocuparme me desbordan.
-¡Pues delégalos en alguien mujer! .- Le propuso la maga ahora con un tono más desenfadado e incluso apremiante, que trocó en otro más suave para añadir -. No se puede estar a todo.
Gina sonrió ligeramente mirando hacia ninguna parte en realidad. Muchas veces pensó en ello, pero su carrera era también muy importante para ella, había luchado mucho para alcanzar ese cargo que ahora ocupaba, nada menos que la vicecónsul de Oumeya. En otras palabras, era la persona más importante de su mundo en Yumlaiance tras el embajador y el cónsul. Seguramente incluso pudiera ascender ella misma a la máxima responsabilidad del consulado dentro de poco, ya que el actual titular estaba a punto de jubilarse. No era momento de dejar de lado sus ocupaciones, y además, eran tantas y tan importantes todas ellas que, si debía seleccionarlas, eso le costaría aun mucho más tiempo y esfuerzo. Se negaba a hacerlo y pensaba que, si tanto su esposo como sus familiares habían logrado el reconocimiento a escala universal y los ascensos que consiguieron, ella no podía ni debía ser menos. Aquello la consumía en no pocas ocasiones, cuando debía doblar sus turnos, no aparecer hasta muy tarde y luego levantarse al amanecer para proseguir su jornada, muchas veces apenas veía a sus hijos más que dormidos. No era de extrañar que casi la tratasen como una desconocida. Y si en el caso de Samra ese progresivo alejamiento le dolía, en el de Join la inquietaba cada vez más.
Calina no era tan ajena a esos pensamientos como su amiga podría creer, pero tampoco era capaz de ayudarla de otro modo, iba a visitarles siempre que podía pero tenía su propia vida, no exenta de actividades y complicados estudios, y sobre todo, había momentos en los que nadie podía sustituir a una madre. Lo sentía de veras por Gina, no obstante sólo era capaz de brindarle su apoyo moral y escuchar sus desahogos, cada vez más frecuentes y desalentados a la vista de todo tipo de conflictos con sus hijos, como este último de Join. E incluso esto mismo era ya un lujo que podía permitirse cada vez con menor frecuencia, su reloj se había convertido también en juez implacable de su vida y mirándolo tras un buen rato de conversación, se percató de que los sexdanes se le habían ido volando, amén de que tampoco era ese el mejor momento para mantener una charla sobre temas tan delicados de modo que se excusó diciendo.
- Bueno, tengo que irme.
- Si, claro, gracias por venir a vernos - pudo sonreír Gina de modo forzado -.Espero que no te haya molestado todo esto.
-¿Cómo puedes pensar eso? .¡Qué tontería! - rió Calina que añadió con un apenas creíble tinte de jovialidad -.Nada, un día te llamo y quedamos para tomar algo y hablar de todo a nuestro aire.
- Claro - concedió Gina agregando con mejor talante -.Dale recuerdos a tus padres y a tu hermana de mi parte.
- A mis padres enseguida, pero a mi hermana hace semanas que no la veo, está con su nave.
Gina sonrió, ahora de modo más nostálgico. Calina se refería a la nave que llevaba el nombre de su marido, Menra la mandaba honrando la memoria de este. Por lo menos ese era un de los pocos consuelos que le quedaban. Calina vio aquella expresión y posando sus manos en los hombros de su interlocutora le sonrió musitándole un hasta pronto y se marchó. Desde luego sentía algo de lástima por esa mujer. Debió de sufrir mucho al enviudar tan joven y tan enamorada como estaba y todavía lo estaba pasando muy mal, agravándose las cosas con esos problemas para educar a sus dos hijos. En fin, ojalá que las cosas fuera a mejor con el tiempo, de momento no se le ocurría otra cosa. Iba absorta en aquellos pensamientos cuando su intercomunicador sonó y al conectar la minipantalla vio el rostro de Jilia que la saludaba con una amplia sonrisa.
- Hola Calina .¿Qué tal?.
- Bien - respondió esta gratamente sorprendida y comentándole a la comandante Renar.-.Acabo de salir de la casa de Gina.
-¿Cómo están ella y los niños?.- Se interesó Jilia -.
- Samra está ya hecha toda una señorita y Join, bueno, algo rebeldillo, pero es normal, cosas de críos - explicó sin dedicarle mucha importancia aunque continuó ahora con algo de preocupación -.A la que veo decaída es a Gina, sigue triste y parece estar perdida.
- Vaya, lo siento - suspiró Jilia, sin saber que podría decir ante eso, así que se tomó unos instantes y luego repuso con más animación -.¿Sabes a quién me encontrado en Dumlans?.
-¿A quién?.- Quiso saber la joven maga -.
- A la comandante Draker. Esa oficial que nos recibió en la visita que hicimos a Nephraler, la que era ayudante de Lord Carnalsk.
- Anda, ¿Y qué hacía por aquí?.- Se extrañó Calina -.
- Me ha dicho que es sacerdotisa en el templo de Alasir.
El semblante curioso y atento de Calina se torció un poco aunque Jilia sin concederle demasiada importancia continuó diciendo.
- Le he hablado de ti y estaría encantada de conocerte y conversar. Tengo su dirección y ella la mía, podríamos quedar.
- No estoy demasiado interesada en mantener debates religiosos - objetó Calina con prevención, ya que en la Hermandad no gustaban de meterse en polémicas con los de aquella “Secta”, como despectivamente la llamaban entre ellos -.
- No digas bobadas, no tiene intención de convencerte de nada. Seguramente aquí se siente sola y quiere tener amigas, eso es todo.
-¿Tú crees?.- Inquirió Calina entornando los ojos -.¿O es que ella te ha dicho eso?.
- Se nota y ya está. - Sonrió Jilia añadiendo con complicidad - .Además es muy guapa y que yo sepa está libre.
Esto ruborizó a Calina en pocos segundos y la muchacha meneó la cabeza y respondió con gesto del que soporta estoicamente un comentario burlesco y reiterativo.
- No empieces a picarme Jilia, a mí que me importa si está libre o si es guapa .No soy lesbiana. Mira, mejor díselo a mi hermana, a ella si que le podría interesar.- Añadió sabiendo que así devolvía sobradamente la puya -.
- Vale tocada - admitió Jilia con divertida una sonrisa que extinguió para hablar ya de modo más sereno -.Pero ahora en serio, no pierdes nada por hablar con ella, quizás te de una visión más amplia sobre su pueblo y su forma de ser y yo le he asegurado de que tú tenías una mente muy abierta y receptiva.
Calina escuchó eso con atención y meditó esas palabras, en ese caso Jilia si que llevaba razón. Podría ser interesante saber que puntos de vista esgrimía una mujer nephraler que le constaba era bastante inteligente y capacitada .No ocuparía el cargo que tenía de no serlo. Ni por supuesto habría llegado a ser la ayudante de Lord Carnalsk, hábil político y negociador, a quién incluso el difunto general Rant había respetado mucho.
- Bueno vale - contestó por fin -.Llámala y dile que la próxima semana estaré libre un par de días, quedar las dos y yo me uniré a ambas .Y quizás incluso llame a Gina para que vaya .Creo que ella conoció a la comandante Draker hace años y que le causó una buena impresión. Así también saldrá de su monotonía de siempre, falta le hace.
- Tienes razón, así de paso la sacamos de su aislamiento ,muy bien - sonrió Jilia agregando otra vez con su particular sentido del humor -.¡Ya sólo falta que vuelva tu hermana y montaremos una fiesta sólo para mujeres!.
Nuevamente Calina movió la cabeza con rictus de divertida reprobación. ¿Acaso Jilia siempre tenía que estar con lo mismo?. ¿O es que disfrutaba picándola? .Su interlocutora por su parte cortó la comunicación tras quedar con la hermana de su pareja en que volvería a llamarla para darle los detalles del día, hora y lugar que más conviniera. La comandante Renar estaba entrando en su apartamento, aun sonriendo por su último comentario y la cara que había puesto Calina cuando sintió un repentino pinchazo en el estómago y breves momentos después una sensación de arcada que se lo revolvió, corrió para llegar al baño y allí hizo amago de vomitar, aunque tan sólo le salió un débil esputo de sangre. Sorprendida se llevó la mano a la boca y apartó los rastros del mismo. Sentía como si algo le estuviera oprimiendo el pecho, se sentó en una butaca cercana y respiró hondo expulsando el aire despacio hasta que aquella desagradable sensación fue remitiendo.
-¡<
Y se levantó sintiéndose mejor. Aquellas molestias habían desaparecido, no quiso darle más relevancia a aquello y se dispuso a prepararse algo de cena en tanto llamaba a la comandante Draker. Cuando la localizó comentó a ésta que Calina aceptaría y Yashira a su vez le propuso quedar para el primer día de la semana tras las oraciones que debía hacer a la diosa Alasir, añadiendo después que aquello sería a mediados del mes. Conforme con esto, Jilia decidió decírselo a Calina al día siguiente, puesto que se había hecho tarde para llamadas.
Y mientras todo esto sucedía, en la sede de Esil el mago Dilain estudiaba las artes arcanas y a la vez se preocupaba de investigar a los nephralers, sus cultos y como estaban afectando estos la vida en Yumlaiance. Llevaba haciéndolo un par de años y comenzaba a entrever cosas cada vez más extrañas. Todavía era pronto para comentarlas con nadie, incluso quizás para alarmarse, por ello investigaría aun más a fondo y en cuanto hallase algo de interés, Calina Delaier sería la primera en saberlo, incluso planeaba enviarla para que hiciese ciertas indagaciones. Dilain confiaba mucho en aquella chica además de sentir por ella gran aprecio, aunque pudiera ser que no se limitase simplemente a eso, ni el mismo Maestre estaba seguro así que de momento no se complicaría las cosas más. Tanto para lo uno, como para lo otro, tan sólo podía seguir investigando y esperar. Y con el tiempo ya se vería.
La comandante Draker por su parte estaba verdaderamente ansiosa por celebrar aquella reunión, podría así tener el punto de vista de una maga de Esil y profundizar un poco en las leyendas locales yumlaincers .Lo que había averiguado hasta la fecha le daba a entender que estas explicaban de otro modo el origen de la enemistad entre sus dioses .Ante todo, a Yashira le interesaba sacar conclusiones lo más imparciales y objetivas posibles de los pensamientos del planeta en el que estaba, para ello necesitaba también el punto de vista de, por ejemplo, esa maga que, a buen seguro, representaría la opinión de la mayor parte de su sociedad. A fin de cuentas y entre otras cosas, sus superiores la enviaron a Yumlaiance para ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)