Pudiera ser que tras la desaparición de Yener en la dimensión del Dalarzian Dilain se hubiera vuelto algo paranoico, pero él no lo creía así. Ojala que el bravo Maestro del Kail lograse su objetivo y volviera con la Somerlaiance, pese a todo, habían transcurrido años y las cosas en Yumlaiance no parecían ir del todo mal ni adquirir tintes dramáticos, sino más bien indolentes a juicio del mago .Pero claro, eso no podría ser indicio de alarma. En cambio Dilain, como agudo observador que era, no podía dejar de percatarse de extraños detalles y no eran estos particularidad de los nephralers que habían llegado a vivir a su planeta .Al contrario, los inmigrantes e incluso los sacerdotes y sacerdotisas de sus dioses paganos eran muy normales y cordiales. Demasiado para su gusto. Paradójicamente, las cosas raras se notaban en ciertos sectores de la sociedad yumlaincer y Dilain los había percibido particularmente en algunos individuos que conocía y cuyo carácter y pensamiento habían ido cambiando de forma como poco extrañamente rápida. Pero dejemos eso ahora...
En cuanto a la reunión que se iba a celebrar con la comandante Draker. Jilia avisó a Calina, ésta a su vez, se dirigió a Gina para proponérselo, la maga esperaba quizás algún tipo de suspicacia por parte de la viuda del general pero ésta aceptó de buen grado ofreciendo incluso su casa para ello .Calina se sorprendió pero transmitió aquello a su hermana que volvía de una de sus misiones y Menra lo hizo a Jilia. Así las cosas, la comandante Renar le dijo a la nephraler que acudiera a la casa de los Rant, ésta al principio se sorprendió mucho y declaró que para ella era un gran honor aceptando encantada. El día señalado llegó y las primeras en hacer acto de presencia fueron Calina y Jilia, Menra llegó poco después. Gina las aguardaba a todas sola, los niños estaban todavía en el colegio con lo que tendrían algún tiempo para poder hablar tranquilas, pero para eso la última invitada debería llegar. De todos modos, todavía quedaba un rato pero las presentes no podían evitar un cierto sentimiento de impaciencia e incluso de escepticismo, pudiera ser que la nephraler lo hubiera pensado mejor .Pero esos temores fueron infundados y por fin, al sexdan de la llegada de las demás invitadas, perfectamente puntual a la hora que le indicaron, llegó la comandante Draker. La impresión que le dio a Gina fue bastante distinta a la que tuvo hacía años cuando pudo conocerla con motivo del secuestro de su sobrina, y posteriormente en el funeral de Yener, entonces iba de uniforme con aquella expresión solemne y seria que llegaba a imponer bastante respeto. Ahora en cambio llegó de paisano, vistiendo unos ligeros pantalones blancos y una especie de blusa añil que conjuntaban muy bien con su pálido rostro y sus ojos color violeta .Llevaba el pelo recogido en una trenza y de no ser por sus rasgos parecería una chica más de Yumlaiance que saliera de paseo. Gina fue la encargada de abrirle la puerta en persona, a una invitada con la que no tenía confianza de trato, era una descortesía dejarla pasar con el automático sin más.
- Bienvenida - le dijo la de Oumeya con amabilidad -
- Es un gran honor el ser invitada a su casa señora Rant - comentó Yashira con reconocimiento- .Saludos - añadió cortésmente dirigiéndose al resto de las congregadas -.
Una vez se reunieron todas en el salón Gina las invitó a sentarse en el sofá central y procedió a las presentaciones, a Jilia y a Menra la nephraler ya las conocía, no así a Calina que era además el motivo central de su interés, al menos, hasta saber que iría a la casa del difunto general con lo que su curiosidad por ver de cerca el ambiente familiar del fallecido yumlaincer casi eclipsaba lo demás
- Un placer conocerla - afirmó Yashira saludando a Calina al modo nephraler con una mano cruzada sobre el pecho -.
- Lo mismo digo - repuso esta con todavía ciertos reparos, no en vano, su interlocutora era una sacerdotisa de Alasir -.
- Aparquemos la rivalidad de nuestros cultos en la entrada,- sonrió la comandante Draker dejando perpleja a Calina -.
- Usted lee el pensamiento de la gente- dedujo de inmediato esta -.
- Sólo cuando ésta me deja pero en esta ocasión no me era necesario, sé y comprendo que puede usted tener reticencias en hablar con una sacerdotisa de una diosa distinta a la suya.- Contestó la nephraler con bastante diplomacia -.
- De una diosa rival - matizó suspicázmente Calina que no parecía demasiado dispuesta a olvidarse de eso -.
- Eso era antes mujer - terció Jilia para quitarle hierro al asunto - .Seguro que ahora han firmado la paz, como nuestros dos pueblos.
Menra miró a su compañera extrañada, era raro ver a Jilia oficiando de intermediaria en una discusión cuando era ella quién solía mantenerlas .Quizás los años fueran sosegando a la gente. En eso que Gina intervino también, ofreciendo algo de beber a sus invitadas. Jilia le pidió un refresco normal y Menra algo de agua, ni Calina ni Yashira quisieron nada así que la anfitriona fue por las bebidas trayendo para ella misma un poco de vino proveniente de la Tierra .Yashira no lo conocía y preguntó por ello, Gina le explicó que esta bebida y otras muchas cosas de varios planetas eran ya habituales en Yumlaiance tras años de mutuos intercambios comerciales. Además, era la misma compañía de Erel la que se encargaba de traer a su planeta la mayor parte de aquellos artículos. Pero dejando a parte esos asuntos comerciales las mujeres allí reunidas charlaron sobre otras cosas. Calina, por ejemplo, estaba particularmente interesada en como les iban las cosas por Yumlaiance a los adoradores de la diosa Alasir.
-¿Y no han tenido problemas?,- preguntó no sin cierto retintín -.
- Al principio - repuso Yashira sin parecer tener en cuenta aquel matiz en la cuestión -.Pero en cuanto sus paisanos se han percatado de que no suponemos ningún problema y que sólo cumplimentamos nuestros ritos, han aceptado la situación perfectamente. Incluso algunos se han unido a nosotros siendo muy bienvenidos.
Calina se quedó de piedra al escuchar aquello, habían circulado ciertos rumores pero se negó a creerlos. Dijo entonces haciendo patente su incredulidad.
-¿Yumlaincers adorando a Alasir?. ¡Eso sí que no me lo creo!.
-¿De qué te extrañas?.- Le inquirió Jilia agregando con desenfado -. Es una religión como otra cualquiera y hay libertad.
-¡Pero Jilia! - repuso Menra atónita a su vez -. Aunque haya libertad de culto es difícil pensar que compatriotas nuestros adoren a otros dioses que no sean los de aquí. Particularmente a los nephralers y disculpe comandante Draker.- A lo que ésta hizo un leve asentimiento de cabeza no dándose por ofendida -.
- No hay nada de malo en ello - respondió la comandante Renar, agregando despreocupada y conciliatoriamente -.Si no hacen mal a nadie.
- En mi mundo también hay personas que adoran a Maray - declaró Yashira añadiendo de inmediato -.Nadie lo ve con malos ojos.
- Hay que verlo todo con los ojos de la verdad - sentenció Calina -.
Jilia no comprendía a que se refería con eso, Menra misma le daba vueltas tratando de entender aquella frase y Gina se sentía perdida sin saber que aportar ,sobre todo tras aquello, solamente Yashira sonrió pareciendo entender a su interlocutora.
- Los ojos de la verdad siempre te están mirando - completó explicando al resto con satisfacción -.Ese dogma está presente en ambas diosas. Es un punto en común.
-¿Y qué significa exactamente?.- Quiso saber Jilia -.
- Significa que lo más importante de todo es ser fiel a uno mismo y a sus creencias - repuso Calina -.Sea lo que sea en lo que creas debes hacerlo de veras, porque siempre sabrás si eres sincero contigo mismo o no, si miras en tu alma con los ojos de la verdad.
- Nosotros compartimos eso. Como puede ver, no somos tan diferentes después de todo - afirmó Draker -.
Calina tuvo que conceder aquello, aunque no pudo replicar pues la comandante Renar comenzó a toser con fuerza, levantándose enseguida del sofá con todas las miradas puestas en ella.
- Si me disculpan - pudo decir tapándose la boca con una mano -.
¿Estás bien?.- Le preguntó Menra a lo que su compañera hizo un gesto afirmativo con la cabeza -.
- Claro pasa, ya sabes donde está el baño,- le dijo Gina percatándose de lo que Jilia iba a pedirle -.
La comandante Renar asintió nuevamente dirigiéndose hacia allí. Las demás continuaron hablando mientras tanto.
Samra y Join volvieron del colegio, el deslizador escolar les dejó a poca distancia de casa y completaron el recorrido andando como era su costumbre. Estaban deseosos de llegar a casa, por fin lo hicieron y pasaron utilizando su código dactilo-visual para encontrarse al grupo de mujeres que estaban con su madre. Samra saludó discretamente en tanto Join haciendo caso omiso se dirigió al baño .No veía la hora de entrar, pues estaba aguantándose las ganas desde que salió de clase, allí se encontró a la comandante Renar que jadeaba en un intento por respirar adecuadamente tras una sucesión de toses prolongadas .Al fin pareció cesar en ellas, había echado algo de sangre en la saliva e incluso su nariz dejaba caer gotas rojas. Join permaneció inmóvil y sin decir nada observando atónito, ni tan siquiera se le ocurrió ir al otro servicio. Por unos momentos olvidó incluso su propia urgencia al ver sangrar así a Jilia, quizás se hubiera peleado con alguien pensaba, hasta que ésta volvió la cara después de limpiarse y le vio.
-¿Estás esperando cariño?,- dijo esbozando una ligera sonrisa -.Pasa y no te preocupes, si quieres hacer pipí, te prometo que yo no miro.
El crío parecía estar avergonzado, no tenía mucha intención de hacer eso, aunque la comandante Renar no mirase, Jilia lo entendió y volvió a sonreír ahora de modo más amplio en tanto se secaba el rostro.
- Ya he terminado, me ha dado un poco de tos, pero eso es todo. No te preocupes por la sangre, es alguna venita que se me ha roto, no tiene importancia.- Aseveró saliendo del cuarto para permitir que el niño pasara -.
Gina por su parte se encargó de presentar a su hija a la comandante Draker. Samra la miró llena de curiosidad, nunca había estado tan cerca de una nephraler, había visto algunos por la calle, incluso en su colegio había unos pocos niños, pero jamás se había parado a charlar con ellos .Le daban algo de miedo esas caras tan pálidas y esas miradas frías .Aunque esta mujer que la estudiaba también a ella con la vista, le sonrió con un tono muy amable para declarar de forma sorprendentemente jovial:
- Es un placer conocerte, ¿sabes?. Tuve la suerte de conocer también a tu padre .Era un hombre muy valiente y hábil y yo le admiraba mucho, debes estar muy orgullosa de ser su hija.
- Si señora - repuso Samra de modo tímido -.
- Recuerda poco a su padre,- terció Gina - era muy pequeña cuando Yener murió. Y casi todo lo ha visto en las grabaciones- carraspeó un poco, al parecer no sintiéndose demasiado cómoda con los recuerdos y de inmediato cambió de tema para preguntar -.Bueno, Samra hija .¿Dónde está tu hermano?.
- Quería ir al servicio.- Respondió la niña comprendiendo lo que su madre pretendía -. Ahora le llamo.
Y nada más terminar la frase fue en busca de su hermano, de camino se topó con Jilia que le confirmó que el pequeño estaba allí. Samra se alegró mucho de verla pero notó que la comandante no parecía sentirse muy bien, además tenía una mancha de sangre en el verde vestido que llevaba y así se lo indicó.
-¿Una mancha?. - Se sorprendió Jilia con desagrado .¡Vaya! ,y acabo de lavarlo ayer, ¡que mala suerte!.
- Tenemos quita manchas en la cocina - la informó solícitamente Samra -.
- Gracias cielo, ahora iré - afirmó Jilia acariciándola cabeza de la cría que ya casi le llegaba al hombro, lo que comento con agrado y casi podría decirse que orgullo -.¡Cuánto estás creciendo, si continúas así serás más alta que yo!.
Samra se sonrió avergonzada, ya le gustaría ser de mayor tan guapa y fuerte como Jilia, solo que a ella le gustaban los chicos. De todas formas eso no importaba demasiado y dejando este último pensamiento de lado precisó a su interlocutora el lugar en donde estaba el quitamanchas, después se dirigió al baño para llamar a su hermano .Éste justamente salía de allí sintiéndose como nuevo y deseoso de ponerse a jugar. Aunque recordó, más si cabe cuando vio acercarse a Samra, que debía ir a saludar a los invitados de su madre o ésta se enfadaría. Decidió hacerlo y evitarse problemas, de esta forma tampoco le castigarían, así que en un momento se personó en el salón atrayendo las miradas de todas las presentes.
- Este es Join Larus, mi hijo pequeño - le presentó Gina dirigiéndose a Yashira -.
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Join estaba sorprendido, si su hermana jamás había tratado con un nephraler, él todavía menos. Miraba la piel tan pálida, contrastando con ese pelo tan negro, los finos rasgos y aquellos ojos violetas profundos de esa mujer auténticamente sorprendido. Gina lo notó y se apresuró a justificar a su hijo con una condescendiente sonrisa.
- Está asombrado, nunca había conocido a nadie de su mundo comandante.
- Es normal - repuso ésta con las condescendientes sonrisas de las demás - .Siente curiosidad - añadió diciéndole al pequeño de forma más jovial -.Si algún día quieres saber cosas de mí o de mi planeta no dudes en preguntarme lo que quieras.
- Vale gracias - pudo replicar Join sin salir todavía de su impresión -.
Lo cierto es que, pese a ser tan rara, esa señora era guapa, no daba miedo ni era tan horrible como se decía en las antiguas historias que había escuchado a veces pensó, y en ese mismo momento, Yashira sonrió de nuevo con amabilidad, confirmándole aquella impresión.
- Anda vete a jugar si quieres - le concedió Gina que se sentía algo incómoda de que su hijo mirase a la nephraler de esa manera, aunque el pobre crío no tuviera culpa en absoluto de eso y por otra parte quería seguir con la conversación que estaban manteniendo instantes antes -.
Aliviado, Join se fue a jugar aunque no podía apartar de la cabeza la imagen de aquel rostro tan extraño y bonito al mismo tiempo. Samra por su parte regresó al salón justo cuando su hermano se marchaba y a su vez volvía Jilia, habiéndose quitado aquella mancha lo mejor que pudo.
- Vaya, ya han vuelto Samra y Jilia - dijo Menra observando a la niña y a su compañera acercarse hasta ellas cada una por un lado -.
- Dime hija, ¿querías algo?.- Le inquirió Gina pensando que quizás la niña debería irse también a su cuarto para que pudieran hablar de cosas más serias -.
Samra asintió algo tímidamente y respondió dirigiéndose a la comandante Draker.
- Si dice usted que conoció a mi padre ,¿sabe que era un monje guerrero de Somer?.
- Si - reconoció Yashira puntualizando -.Y de muy alto grado. En mi planeta a donde fue para negociar el actual tratado que tenemos, era muy respetado.
-¿Si era así, porqué nos atacó un hialgasth?.- Inquirió a continuación dejando mudos de sorpresa a todos, en especial a Yashira que no acababa de entender aquello, aunque con sus percepciones mentales básicas supiera que esa niña decía la verdad, más cuando ésta añadió aun con el eco del temor que experimentase aquella noche -.Yo era muy pequeña pero me acuerdo de que le hizo daño a Jilia y que Calina acabó con él.
- No era un Hialgasth, cariño - se apresuró a responder la maga - .Era un ladrón, lo que pasa es que era de noche y como tú misma has dicho eras muy pequeña.
- Si, me hirió con un arma - añadió Jilia esbozando una tranquilizadora sonrisa -.Pero nada más.
La comandante Draker percibía claramente que esas dos mujeres mentían, se les notaba hasta en la voz, la misma Samra no estaba muy convencida pero pareció dejarlo pasar, máxime cuando la propia Yashira terció diciendo.
- Claro, ellas tienen razón, los Hialgasth son una leyenda. Hay efectivamente un grupo de nuestros soldados de elite que reciben ese nombre, pero lo demás que hayas oído forma parte de la imaginación popular. Nosotros mismos asustamos muchas veces a nuestros niños que se portan mal, con esas historias.
Y mientras respondía esto Yashira se daba cuenta de que aquella muchacha era más lista y perceptiva de lo que parecía. La propia Samra se encargó de refrendarlo al añadir otra pregunta.
-¿Siendo usted sacerdotisa de Alasir, puede asistir al Canto de Maray?.
- Si, no hay inconveniente, yo lo escucho con respeto al igual que otros sacerdotes o sacerdotisas de Maray pueden escuchar nuestro canto, como si fuera un himno planetario.
- Es que a mí me gusta mucho estudiar la historia de las religiones, y dentro de poco tendré además un trabajo que hacer sobre otros dioses para la escuela.- Explicó la muchacha -.
- Pues ven a verme un día y hablaremos de ello, prometo ayudarte en lo que pueda - le comentó Yashira de modo más distendido, celebrando en su interior, como las demás, el haber cambiado de tema -.
La niña asintió despidiéndose de las mujeres alegando que tenía que hacer unos deberes. Su madre y las otras la dejaron irse aliviadas, así, una vez se fue Samra, pasaron unos segundos hasta que fue Calina la que se atrevió a romper el hielo y decirle claramente a Yashira:
- Verá comandante, antes le respondí así a Samra porque todavía es una niña y no quiero que tenga miedo pero he de reconocer que nos atacó un ente sobrenatural dotado de poderes malignos.
Draker escuchó en silencio, ya sabía que eso saldría nuevamente a relucir, estaba claro que lo otro fueron excusas para calmar a la pequeña .De todos modos, ella misma desconocía cuando y como pudo un Hialgasth llegar hasta allí, y si esa joven maga pudo derrotarle debía de ser alguien excepcional.
- Es cierto - terció Jilia -.Yo le vi y tenía unos ojos que no eran humanos ni de ninguna raza que conozca .Además era como si tratase de golpear algo intangible .Y no fue la primera vez. Recuerdo que, cuando acompañamos al general...
Menra tomó la palabra y pasó a contar con detalle lo sucedido aquella noche y la ocasión en la que escoltaron a Yener, hasta entonces la propia Gina no sabía nada de eso y miró a ambas sobrecogida. Al parecer, las dos mujeres no llegaron a ver entonces a ninguno de esos seres malignos, pero la descripción que hicieron del lamentable estado en el que encontraron a Yener no daba lugar a la duda. Atando cabos además, Jilia recordó la frase que el Hialgasth les dijera cuando las atacó. “Si vuestro adorado Señor del Kail no pudo ni tocarme, ¿qué podréis hacer vosotras?”. A todo esto, la nephraler estuvo muy atenta al relato para decir al final con visible sorpresa y al menos, un aparente escepticismo.
- No sé, confieso que me desconcierta .¿No pudo ser una proyección holográfica o alguien preparado para semejar tal efecto?.
- Lo dudo mucho - rebatió Calina, añadiendo con rotundidad -.Aquello no se puede reproducir, no lo que yo sentí.
- Les aseguro que no tuvimos nada que ver en eso- comentó Yashira que, a juzgar por las miradas que recibía de sus contertulias, ahora se sentía como si estuviera en el centro de un tribunal de interrogatorios -.
Las demás la escrutaron realmente como si tratasen de decidir si la nephraler mentía o no. Particularmente Menra quien pensaba que, dada esa respuesta, su interlocutora estaba reconociendo implícitamente que esos seres sí que existían. Pudiera ser que a ella le inspirasen tanto miedo como a los mismos yumlaincers y que no pudiera hablar más de la cuenta .Calina por su parte creía que el gesto desconcertado de la Sacerdotisa de Alasir era sincero, posiblemente ella no estaría metida en las altas instancias de su mundo o lo que fuera que ordenó a ese ser atacarlas.
- Bueno, dejemos ese tema - terció Jilia sorprendiendo más si cabe al resto -.Estamos incomodando a la comandante y ella no tiene idea de que pudo ocurrir. Además, sucedió hace años .Todo está olvidado y ya no se volvió a repetir nada semejante.
- Jilia, si no te conociera juraría que eres otra persona - repuso Menra sin poder salir de su asombro -.
- Quizás volví a nacer aquella noche - contestó reflexivamente esta -.Tras algo así, le das más valor a las cosas buenas y sencillas de la vida y dejas de buscar conspiraciones extrañas.
- Les aseguro que aquello debió ser obra de un grupo de incontrolados ajenos a mi mundo- aseveró Yashira que no sabía como salir de esa situación tan embarazosa -.
- No se preocupe - intervino Gina también de modo desdramatizador -.Como dice Jilia eso ya está olvidado y me alegro de que esté usted aquí, de este modo podemos trabar contacto, tal y como mi propio esposo deseaba.
- Su marido fue un gran héroe para su mundo y yo consideré un gran privilegio el poder estar rindiéndole honores en su funeral - afirmó la comandante Draker -.
- Lo recuerdo bien,- asintió Gina -.Y se le agradezco. También fue usted quien vino a vernos a Oumeya cuando secuestraron a mi sobrina .Siempre que la he visto ha tratado de ayudar a mi familia, comandante y eso no lo puedo olvidar.
Como tampoco podía olvidar aquel ataque, a pesar del paso de los años, ahora incluso estaba más preocupada tras haber oído esa historia que le habían contado Menra y Jilia, y sobre todo, temía por Samra. La niña recordaba ese incidente mucho mejor de lo que su madre había llegado a imaginar. Estaba claro que eso le dejó una huella, aunque hasta ahora nunca habló de ello. Por su parte, la comandante Draker asintió sintiéndose también aliviada por las palabras de su anfitriona, (sin tampoco haberla sondeado o de lo contrario no se hubiera tranquilizado tanto) y pasó a asegurar.
- Nadie en nuestro mundo quiere hacerles ningún mal ni a usted ni a su familia, al contrario, como ya le he dicho admiramos mucho la figura de su esposo.
Gina sonrió levemente, en lo que a su interlocutora se refería y a muchos de sus compatriotas, creía en aquellas palabras, pero entonces .¿Quién había intentado atacarlas aquel día?. A buen seguro no todos serían tan amables ni tendrían tan buen concepto de su difunto esposo. Aunque, pensar en eso era remover el pasado y eso la desagradaba mucho, por no decir que también dolía. Sería mejor olvidar ese tema. Así lo hicieron todas y la conversación discurrió por derroteros más variados hasta que Yashira se despidió, era ya tarde y debía incorporarse para hacer otro servicio de su templo. La nephraler salió de allí preguntándose también como podría haber sucedido eso sin que ella se enterase .Informaría a Lord Carnalsk, solía mantener comunicación periódica con él y a buen seguro estaría interesado en saber esto. Efectivamente en cuanto pudo contactar con él le envió ese mensaje de modo subespacial.
En Nephraler se recibió la comunicación horas después, Carnalsk estaba en su despacho atendiendo a numerosas ocupaciones pero las dejó de lado para escuchar lo que la comandante Draker tuviera que decirle .Era extraño puesto que ella le informaba con cierta regularidad y hacía poco que lo había hecho. Pero de inmediato atendió ese mensaje, sabiendo de antemano que su subordinada nunca le mandaría un informe de rutina o sin interés a destiempo y desde luego que le sorprendieron aquellas noticias de la sacerdotisa. No sabía absolutamente nada de que hubiese existido intención de atacar a la familia del general Rant .Es más, eso le enfadaba sobremanera, e incluso ofendía su sentido del honor. Los muertos, muertos estaban y más si eran como aquel Señor del Kail, al que, pese a militar en bandos distintos siempre había tenido en un gran respeto, dadas su valía y su honorabilidad. De modo que un ataque a la familia de éste, personas que nada malo habían hecho a Nephraler, le enfurecía e incluso le avergonzaba. Tendría que consultar al propio rey sobre ello o quizás a alguien de quien sospechaba claramente desde hacía ya bastante tiempo y ese no era otro que Lord Zagart. Ese tipo obraba muy a su antojo y eso no podía permitirse, además de ser un extremista bastante preocupante dadas sus buenas relaciones con los hialgasth. Pensando esto con detenimiento, quizás hubiera llegado el momento de hablar claramente con él y ponerle en su lugar de una vez por todas.
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