lunes, 7 de marzo de 2011

UNC 96

15./Capitulo 96.Compromiso con Urgencias


En Yum, Menra había vuelto de otro pequeño viaje por el espacio, disponía ahora de unos días de permiso y aprovecharía para ver a Jilia. Su compañera parecía estar algo extraña últimamente, sobre todo después de las últimas comunicaciones que le había enviado. En todas le decía lo ansiosa que estaba por reunirse con ella y lo mucho que la quería. Aquello que podría parecer normal entre dos personas enamoradas que eran pareja, se tornaba algo inquietante, teniendo en cuenta el tono entre ansioso y a veces hasta desesperado con el que Jilia lo decía. Así que la propia Menra estaba deseosa por reunirse con su novia.


Y como siempre llegó en lanzadera hasta Port Duraiort y allí la aguardaba Jilia, vestida de paisano con un elegante traje beige conjuntado de falda y camisa. En cuanto Menra la vio se dirigió hacia ella y ambas se fundieron en un largo abrazo para besarse instantes después con ardor. Sobre todo por parte de Jilia que parecía querer ahogar a su pareja.


-¡Por Alex, Kail y Maray! - jadeó Menra cuando pudo zafarse del beso para declarar atónita -.¡Nunca te había visto tan efusiva!.
- Es que estaba loca por volver a tenerte conmigo - le aseguró Jilia aunque Menra desde luego la creía -
-Te noto muy extraña - le dijo la capitana Delaier con tono preocupado -.¿Qué te sucede Jilia?. Esta forma de actuar no es muy propia de ti.
-¿No te gusta que te diga lo mucho que te quiero?.- Inquirió la comandante Renar a su vez con un tinte de ligera contrariedad -.
- No es eso, me encanta, pero no lo veo normal,- respondió Menra -.


Y Jilia asintió, sabía que su compañera llevaba toda la razón, así que decidió sincerarse, al menos en parte.


- Llevo mucho tiempo dando vueltas a una idea. Hace años que salimos juntas y somos pareja pero de una forma demasiado superficial.- Se explicó mejor al ver la cara de sorpresa de Menra -.Me refiero a que lo nuestro no está legalizado ni nada de eso.
- Jilia, somos una pareja de hecho y eso está reconocido - opuso Menra que seguía estando desconcertada -.
- Pero a mí me gustaría que lo formalizásemos .Ya sabes, una unión - .Matizó esta que parecía nerviosa -..


La capitana Delaier se quedó perpleja, durante años a Jilia no parecieron importarle los formulismos, es más, incluso le molestaba oír hablar de ellos, y ahora en cambio parecía estar más que deseosa, desesperada por cumplimentar un rito de emparejamiento de esa índole. Casi no sabía que responderla, aunque con sólo mirarla a los ojos Menra tuvo que decir.


- Si, bueno, a mí me parece bien, vamos si tú quieres...
- Debemos quererlo las dos - sentenció Jilia tomándola de las manos -.Y me gustaría que pudiéramos celebrarlo en Yastris, pediré unos días y tú podrías hacer lo mismo, invitaremos a todos nuestros amigos y a tu familia - siguió enumerando con creciente entusiasmo -.
- Por supuesto.- Contestó Menra tratando de frenar un poco a su impulsiva compañera -.No te preocupes, lo haremos, pero dame algo de tiempo, acabo de llegar de viaje y tendremos que preparar muchas cosas. Sin ir más lejos mi hermana anda por ahí haciendo Maray sabe qué, para su hermandad.
- Llamé al Maestre Dilain - la informó Jilia dejándola sorprendida - .Calina está de viaje en Somer .Asuntos de los magos supongo, le he pedido al Pregut que la mande volver en cuanto pueda.



Menra no pudo evitar una leve sonrisa, Jilia se había referido a Dilain como Pregut, algo así como estirado en anlades. Ambas le pusieron ese apodo después de conocerle y viajar con él a Nephraler .De todos modos aquel mote no traía las connotaciones burlonas de antaño por parte de su compañera .Y que Jilia se hubiera puesto en contacto con él era muy extraño e incluso alarmante. Delaier conocía bien a su pareja y no lo habría hecho de no mediar algo grave o por lo menos que la preocupase bastante. No quiso ahondar más en ello al menos por el momento y decidió comenzar a avisar a sus familiares y amigos para preparar aquel enlace.


Calina por su parte estaba deseosa de escuchar lo que Halcón Certero tuviera que contarle. Y el Maestro del Kail no se hizo esperar, comenzando su relato con una frase lapidaria de tinte amenazador.


- Ellos están entre nosotros Calina .Lo que tanto temía el General Rant ,mi superior del Kail Gavilán Veloz, ha sucedido, está sucediendo y continuará cada vez con mayor importancia si no comenzamos enseguida a combatirlo.
-¿De qué me estás hablando?,- quiso saber Calina que ahora se sentía confusa -.
- Tus sospechas respecto de los magos de Esil son fundadas - le respondió su interlocutor de modo sombrío - .La mayor parte de ellos no son lo que dicen ser.
- Eso mismo podría aplicársete a ti - comentó la maga todavía con un matiz de desconfianza -.
- Si, - concedió lentamente Sert para rebatir de inmediato con más firmeza - pero la diferencia estriba en que yo trabajo para nuestro mundo y defiendo a los poderes de la luz, ellos representan el lado oscuro .Son nephralers o algo peor.
- Explícate bien por favor - le pidió Calina cada vez más intrigada e intranquila -.


Halcón Certero no dijo nada, se limitó a mirar hacia todos lados como si creyese que alguien podría estar a la escucha y cuando se cercioró de que no era así, finalmente le contó.


- En resumen, hace unos pocos meses nuestras relaciones con la sede local de Esil se apagaron. No es que surgiera ningún problema, es que directamente dejamos de mantener contactos lo que extrañó mucho a mis superiores, en especial al Archimaestro Azor Ligero que me ordenó acercarme a ellos. Pero no de forma directa .Primero fui enviado a hablar con el Maestre Dilain quien también había notado algo raro en los últimos informes de esa sede. De común acuerdo con él me fingí mago de tercer nivel. No tuve demasiados problemas, muchos de los conjuros y hechizos de estos se pueden imitar perfectamente con nuestras técnicas del Kail. Supuestamente me mandaron trasladado desde Imbola. Nadie sospechó nada. El único que parecía abrigar dudas sobre mí era el Maestre de esta sede, pero asimismo las tenía sobre sus propios colaboradores.
- Pero hay algo que no encaja - objetó Calina añadiendo con agudeza -.Que tuviera dudas de ti es lógico, pero de magos de segundo y primer nivel que deben de llevar aquí más tiempo es muy raro, porque no creo que os trasladasen a todos de golpe.
- Dices bien, pero la cuestión está precisamente ahí. Estos magos que llevan aquí bastantes años siguen siendo los mismos, o más bien aparentan serlo.


Y con la muchacha mirándole con los ojos bien abiertos por el asombro y la incredulidad el Maestro del Kail le explicó.

- Tenemos la sospecha, o más bien la certeza de que esos hombres y mujeres son agentes nephralers o están controlados por ellos de algún modo.
-¿Pero cómo es eso posible?.- Exclamó Calina -.
- No estoy seguro de ello, pero es algo muy evidente .Para empezar, la mayoría desconoce los conjuros más básicos de tu Orden .Lo cual no es lógico. Y desde que llegaste han estado tratando de aprender alguno de ti.


Calina convino en eso con un asentimiento lento de cabeza en tanto reflexionaba, ¡claro, ahora le encajaban muchas piezas!, por eso le insistían tanto en que mostrase muchos de sus hechizos.


- Ahora tenemos una duda, si mantenerte aquí para ver si intentan controlarte de la manera en que lo hagan y poder así descubrirles y anularles, o enviarte de vuelta a tu casa...
- Está claro - respondió Calina sin dejar acabar a su contertulio -.Me quedaré y entre los dos les desenmascararemos.
- No es tan simple - negó Halcón Certero -.Ya que tu presencia entre los tuyos puede ser tanto o más importante que aquí. Habla con tu Maestre para más información. Te aguarda en vuestra sede de Talus.


Calina estaba cada vez más preocupada y confusa. ¿A qué podría referirse con eso?. ¿Qué podría ser más importante que lo que tenían entre manos en esta sede corrompida por el enemigo?.


El videófono de Gina se activó y ésta se puso para dar paso al rostro de Menra que le comunicó con semblante moderadamente alegre.


- Gina, Jilia y yo tenemos el honor de invitarte a ti y a los chicos a nuestra próxima unión que celebraremos en Yastris. Hemos decidido oficializar nuestra situación de pareja de acuerdo a las tradiciones.
- Estaremos encantados de asistir - repuso esta esbozando una amplia sonrisa al comentar -.¡Vaya!, iba siendo hora.
- Si, eso creo - convino su interlocutora sin demasiado entusiasmo -.Por favor, si puedes avisa a Erel e invítale de nuestra parte, me gustaría que pudiera asistir.
- Lo haré en cuanto pueda - contestó Gina despidiéndose de ella no sin antes remachar -.Felicidades a las dos.


Menra sonrió cortando la comunicación con un hasta pronto .Gina por su parte intentaría localizar a su cuñado, aunque sabía que eso era difícil puesto que Erel no paraba demasiado tiempo en un mismo sitio amén de estar muy ocupado. Pero estaba segura de que para una ocasión así haría un hueco en su agenda. En especial si se trataba de la capitana Delaier.


Calina no quiso perder ni un minuto, debía volver a casa de inmediato. Además de lo que el Maestro Halcón Certero le dijo estaba el mensaje que le llegó por fin de su hermana, ella y Jilia iban a unirse y aquella era una ocasión muy importante que, sumada a las preocupantes nuevas que el maestro del Kail le había revelado, bastaban para revocar su precipitada afirmación anterior .De todos modos habría que decir algo en la hermandad en la que estaba para no levantar sospechas, aunque bastaría con argumentar precisamente que su hermana oficiaba su unión. Eso era real y comprobable. Ya volvería después preparada para combatir a aquellos impostores.


Jilia entre tanto se sentía feliz, iba a cumplir un sueño que había tenido durante años. Pero eso no le impidió volver a sufrir un acceso de esa tos con esputos sanguinolentos que la torturaba cada vez con mayor frecuencia, agravado además por dolores intensos y agudos por varias partes de su cuerpo. Por fortuna para ella era una mujer fuerte en todos los aspectos y aquello no triunfaría, por lo menos no antes de poder cumplir su deseo. La comandante Renar sabía que no le quedaba mucho tiempo, lo supo cuando comenzó a consultar a los médicos en busca de una solución para el mal que la aquejaba, la reconocieron e hicieron muchas pruebas pero sorprendentemente no salió nada anormal .Entonces los facultativos se apresuraron a decirle que todo aquello sería producto de su ansiedad, y cuando consultaban el historial de Jilia todo les encajaba. Recuerdos traumáticos persistentes, le decían una y otra vez .Ella pese a no estar nada de acuerdo con eso decidió renunciar a la medicina y comenzó a buscar la cura en otra parte. También se sentía extraña en su interior, pero no era nada físico, más bien le parecía algo mental, como si su cabeza se le fuera en ocasiones y tuviera pensamientos que le eran ajenos, deseos nada halagüeños que debía esforzarse por alejar lo cual le costaba cada vez un mayor trabajo .Así las cosas la fortuna la ayudó cuando pensó en su unión con Menra y en invitar a sus familiares y amigos, tendría que avisar a Calina y como desconocía su paradero decidió preguntar en la Sede de Esil. Puesto que la muchacha recibía allí sus clases del propio Dilain que tanto ayudase a la propia Jilia antaño en la lucha contra sus emociones. Le preguntaría al mago el paradero de Calina y de paso si sabía que era lo que le estaba sucediendo a ella. Y en cuanto Jilia pidió una cita para verle exponiendo someramente sus dos razones Dilain la recibió de inmediato .El Maestre de Esil la escuchó y dijo con tono reflexivo y sin aparentar demasiadas emociones como era su costumbre.


- No te preocupes, de momento manténte como hasta ahora, yo te ayudaré con mi magia curativa.
-¿Pero cuál es mi problema?.- Quiso saber Jilia con aquella ansiedad que la consumía -.
- Nada que deba importarte ahora - sentenció el Mago añadiendo con un tinte más tranquilizador -.Haz lo que tienes planeado, únete con tu compañera y pásate por aquí regularmente .Confía en mí, me encargaré de que dejes de padecer .Estas enferma, es verdad, ,pero yo conozco tu cura. Y en lo referente a Calina está cumpliendo una misión pero ya la avisaré.


Jilia quería obtener una respuesta más clara, pero se tuvo que contentar con aquello, después de todo, si Dilain aseguraba poder curarla no habría problema. Efectivamente confiaba en aquel mago, pese a sus maneras poco sociables y su pedantería sabía que era muy bueno en lo suyo. Pero paradójicamente éste no lo tenía tan claro .Había tranquilizado a la comandante Renar porque haberle dicho la verdad no habría servido para nada, al menos todavía e incluso hubiese sido contraproducente y hasta peligroso.


De todos modos Jilia decidió probar en todos los sitios. Acudió también a ver a la sacerdotisa Draker para pedirle consejo .No sabía porqué pero confiaba bastante en ella, no era como los otros nephralers y había algo en esa mujer que la atraía, no es que fuera un deseo físico, se trataba de algo más profundo, y tampoco era amor. Jilia sabía bien a quién quería, tan sólo Menra ocupaba un puesto en su corazón. Y quizás alguna otra persona más, pero desde luego no esa nephraler. De modo que acudió a uno de sus oficios y escuchó atentamente, y aquello no le fue indiferente, el mensaje de la Diosa Alasir era similar al de Maray, por increíble que le pareciera .Amarse todos y luchar por un mundo mejor aunque en el caso de esta diosa pudiera ser algo literal en ambos casos. Ni que decir tiene que a Yashira le sorprendió la visita de la yumlaincer, pero lo tomó como otra más que se decidía a comprobar de motu propio que los nephralers no eran la amenaza que habían temido desde siglos. De todas formas estaba encantada de verla allí por más razones. No podía expresar porqué pero existía algo en ella que la atraía, o por lo menos despertaba su curiosidad. Así que nada más terminar sus oficios se dirigió hasta ella para saludarla.


- Me alegra verla por aquí,- le sonrió Yashira -.
- Quería ver por mí misma cuales eran las ocupaciones de una sacerdotisa- respondió Jilia -.Y además pedirle consejo.


Yashira se sorprendió por esto último pero prestó toda su atención a lo que la comandante Renar fuese a decirle. Ésta no se anduvo con rodeos y le comentó.


- Algo me está sucediendo, estoy enferma y aquí en mi mundo no saben decirme de que se trata.
-¿Ha consultado usted a los especialistas de su planeta?.- Le inquirió Yashira recibiendo un asentimiento como respuesta -.Entonces no veo que podría hacer yo para ayudarla- añadió la nephraler con gesto entre sorprendido y consternado -.
- También he hablado con otras personas que dicen poder ayudarme aunque yo creo que mi enfermedad puede ser algo que vaya más allá de lo físico.
- En ese caso, y si me lo permite le practicaré un ritual de desintoxicación mágica- le dijo Yashira - .Al menos intentaremos ver si lo que le sucede guarda alguna relación con lo esotérico.


Jilia estuvo conforme con eso, cualquier modo de averiguar que le estaba pasando era bien recibido, de modo que la sacerdotisa la hizo pasar a una estancia más privada donde le indicó que se tendiese en una especie de sofá. Cuando la comandante Renar estuvo preparada Yashira se concentró e hizo algunos pases con sus manos sobre el cuerpo de la yumlaincer recorriéndola por encima y sin tocarla desde los pies a la cabeza. Avanzaba lentamente hasta que se detuvo a la altura de los pechos de ésta, parecía que las manos se negasen a continuar subiendo.


- Que extraño - dijo Draker con tono pensativo forzándose a seguir sin conseguir salir de aquella especie de atasco - .Aquí hay algo que impide avanzar, tiene una discontinuidad en su aura. ¿No llevará ningún aparato implantado o cualquier cosa en su ropa .¿Verdad?.
- Que yo sepa no - respondió Jilia que había comenzando a respirar más hondo -.
- Por favor quítese la chaqueta - le pidió Yashira -.


La comandante Renar obedeció despojándose de la parte superior de su traje y sin que la sacerdotisa se lo pidiera se desprendió también de su ropa interior, dejando sus pechos al aire. Yashira no pudo dejar de mirarlos, eran grandes y bien formados con un tono más pálido que le resto del cuerpo de aquella chica .Evitando pensar en la extraña sensación que le producía aquello, puso nuevamente sus manos en posición y trató nuevamente de subir.

- Lo intento pero no consigo avanzar es my extraño- musitó Yashira cuando repentinamente las manos de Jilia aferraron sus muñecas -.


Los ojos de la yumlaincer se clavaron en los de ella y Jilia la atrajo hacia sí hasta juntar sus labios a los de Yashira .Ambas se besaron primero con suavidad y después con mayor ardor. La nephraler se sentía rara, nunca antes había hecho algo así con otra mujer. Sin darse cuenta sus manos recorrían los pechos de la comandante Renar acariciándolos ligeramente al principio y amasándolos después. Entre jadeos y con una respiración entrecortada ambas se desnudaron completamente y se entregaron la una a la otra besándose por todo el cuerpo. Jilia puso en práctica todas sus artes amatorias para goce de su improvisada pareja acariciándole el cuello y los senos para bajar hasta lugares más íntimos y Yashira se dejó hacer devolviendo tanto placer como podía sin saber siquiera como era posible el haberse dejado arrastrar de esa manera mientras todo su cuerpo ardía de deseo. Cuando por fin descansaron una sobre otra volvieron a mirarse y Yashira acarició suavemente la melena suelta de Jilia quien pareció salir de una especie de embrujo y trató de levantarse con rapidez. La nephraler se apartó permitiéndola hacerlo y Jilia se vistió diciendo entre atónita e indignada.


- No sé como ha podido pasar esto. ¿Qué me ha hecho?.
- No hice nada - se defendió la desconcertada Yashira para quien todo aquello había sido igual de sorprendente y embarazoso ahora que parecía recuperar el control de sí misma -.Lo único que trataba de hacer era focalizar su posible enfermedad.
- Si claro - sonrió Jilia de modo irónico añadiendo con sarcasmo -.Gracias por ayudarme.



Y salió de allí sin darle oportunidad a su interlocutora de decir nada más. Yashira se quedó desconcertada ,¿qué demonios le había ocurrido para actuar así?. A ella no le atraían las mujeres, lo cual no podía decirse de la comandante Renar. Conocía sus inclinaciones y por ello no entendía esta reacción ahora. Quizás fuera el sentimiento de culpa por haber traicionado a su pareja la capitana Delaier .Pero más allá de lo extraño de aquel encuentro amoroso inesperado, Yashira pareció detectar algo anormal en esa chica que además le resultaba conocido, reafirmando así la impresión que le dio cuando ambas se encontraron en Dumlans. Tendría que intentar llegar al fondo de aquello pensaba en tanto se frotaba algunas partes de su cuerpo que parecían haber sufrido irritaciones .Entonces meditó sobre lo sucedido de un modo más pausado y reflexivo .Tendría que informar a Lord Carnalsk de esto ,¿o quizás no?. Era algo violento, pero a fin de cuentas se trataba de un suceso destacable. De todas maneras prefirió aguardar y olvidarse de decir nada, al menos de momento.



Jilia por su parte se sentía desconsolada, no solamente había sido incapaz de recibir ayuda de la nephraler sino que había engañado a Menra con ella. Pedía a Alex que la sacerdotisa no se lo contase aunque no sería muy probable puesto que ello la salpicaría también .Aunque a modo de pretexto Jilia podía explicarse como había sido capaz de hacer aquello, la comandante Draker era muy atractiva y exótica quizás y en un momento como ese de desconcierto y estando a solas, podría aludir a la debilidad de ánimo para intentar justificarse .Pero lo más extraño de todo era no había sentido un deseo sexual propio. Fue como si algo la hubiera obligado a poseer a esa mujer .Tocarla, besarla y gozarla, incluso fundirse con ella en un ardor ajeno. Después de esto ya no sabía a quien recurrir, quizás haría mejor siguiendo los consejos del mago.


Y hablando del mago Dilain, éste recibió a Calina Delaier tan pronto como la muchacha regresó. Él mismo la convocó para que se dirigiese a la sede de la hermandad en Talus. Así pues Dilain se encontró con una mujer deseosa de conocer aquellas preocupaciones que embargaban a su superior. Pidiendo el permiso de rigor que le fue concedido sin dilación, ella entró en el despacho del maestre que la recibió de pie y cruzado de brazos.


- Aquí estoy Maestre tal y como usted me ordenó - se presentó Calina en tanto hacía el saludo de los magos de Esil -.
- Bienvenida - respondió escuetamente él devolviéndoselo para ir directamente al grano -.Supongo que tendrá ganas de saber a que obedecen todas estas órdenes aparentemente confusas.
- Sé que tendrán un propósito - repuso ella añadiendo con seguridad -.Usted no hace cosas a la ligera.
- Se trata de la pareja de tu hermana - declaró Dilain del modo directo que a él tanto le gustaba -.Vino a verme para pedirme ayuda, está enferma, o eso me dijo.
-¿Jilia?. ¿Qué le sucede?.- Quiso saber Calina visiblemente preocupada, mientras le comentaba a su superior -.Va a unirse con mi Hermana dentro de unos días.
- Si, lo sé, y no me extraña que desee hacerlo pronto, ya que no creo que le quede demasiado tiempo.- Aseveró el mago con pesar -.


Estas palabras dejaron a Calina trastornada. ¿Qué podría sucederle a Jilia?. ¿Qué enfermedad tan sumamente grave sería aquella para que el maestre la diese por sentenciada? .Su superior pareció adivinarle aquella duda al responder.


- Padece algo muy extraño, y por lo que me ha contado su propio cuerpo trata de rebelarse contra ello .En numerosas ocasiones se agita y sufre dolores agudos a la par que sangra por boca y nariz. Como si mantuviera una lucha interna para expulsar a lo que sea que la está dañando.
- Pero habrá ido a ver a médicos – opuso Calina, todavía sin poder encajar del todo aquello -.
- Si, ha visitado a varios especialistas, pero la cura no reside en la ciencia médica .Su mal es de naturaleza mágica. Más bien espiritual. Y yo tan sólo conozco dos remedios posibles.- Le explicó Dilain.-
-¿Cuáles?- .Inquirió la maga sin casi dar tregua a su interlocutor -.
- Uno de ellos es que muera antes de sufrir más. Y quizás sea el menos malo de los dos.- Sentenció Dilain dejando a la chica helada, pero ella, pese a todo, debía preguntar cual era el otro y lo hizo para recibir la siguiente cuestión, tan sorprendente como increíble como respuesta -.¿Conoces el Dalarzian?.


Calina se quedó pensativa durante unos instantes, eso le sonaba, creía recordarlo de sus clases teóricas .El Dalarzian era como una dimensión paralela, un lugar a donde, según la tradición y las leyendas de Yumlaiance, en tiempos remotos los magos de Esil exiliaban a los criminales para siempre.

- Sé lo que es - admitió con un hilo de voz -.


Dilain asintió con gravedad para proclamar de la misma forma inexorable.


- Pues la otra solución es enviar a esa mujer a él. De ese modo podría liberarse del mal que la consume ya que el Dalarzian es, ante todo, un camino espiritual superior que conduce a muchos mundos y una vez en su interior cualquier espíritu negativo del bajo astral tratará de escapar de él.
- Pero, eso sería como perder a Jilia para siempre. – Opuso Calina completamente descolocada por la trascendencia de ese tema, considerado tabú para la mayor parte de la gente. Sin ir más lejos, el mandar a alguien allí de palabra, se consideraba un insulto de la peor clase. La chica era plenamente consciente de eso cuando agregó de modo visiblemente desasosegado - .Según las historias nadie volvía nunca de allí .Bueno, nadie excepto.
- Si- asintió Dilain corroborándolo con sus palabras más serenas pero no menos preocupadas para desvelar -.Nadie salvo Skar Dainlin. Y esperemos que también lo logre Yener Rant...



Al escuchar eso a Calina casi se le para la respiración. ¡Así que el general no murió en un accidente como todos pensaban!, estaba exiliado en aquella dimensión desconocida .Ahora comprendía aquellos extraños sueños que tuvo, quizás él tratase de comunicarse, pero ¿por qué?. ¿Qué sentido tenía que él hubiera entrado ahí?. Y si había entrado, entonces eso significaba que aquella dimensión realmente existía .Y ¿qué le sucedía realmente a Jilia? .La mente de Calina era un hervidero con todas aquellas preguntas y su Maestre con el tono imperturbable del que siempre hacía gala le dijo.


- Tranquilízate. Yo te lo explicaré todo y entonces conocerás las respuestas a muchas preguntas de las que te estarás formulando ahora. Y así entenderás el porqué de nuestro modo de actuar y tu misión desde ahora se tornará de la mayor importancia. Calina, eres una de las personas en las que más confío .Diría que la más importante en mis planes. Tú tienes mucho talento y un don especial, estoy seguro de que el mismo general Rant lo sabía cuando te animó para ser maga siendo tú aun una niña. Él confiaba en ti y yo también. Lo que te voy a revelar debe quedar entre tú y yo, puesto que es de trascendental importancia para la salvación de Yumlaiance. Así que escúchame.


Y Calina escuchó atenta a las palabras de Dilain, concentrada como nunca lo había estado en su vida. Y muchas cosas cobraron sentido entonces .Al terminar la explicación el mago le indicó.


- Desde ahora sabes lo que yo sé, te pido que no hagas partícipe de esto a nadie, por mucho aprecio o confianza que le tengas. Asiste al enlace entre tu hermana y la comandante Renar y evita que ellas te noten preocupada .Te aseguro que, si haces lo que yo te diga, tendremos una oportunidad para salvar a esa mujer y quizás podamos volver a verla algún día .- El mago guardó unos instantes de silencio, como si pretendiera que su pupila asimilase todo aquello que acababa de decirle y al poco añadió, a modo de cuestión teñida de confianza en una respuesta afirmativa - .¿Confías en mí?.


Calina efectivamente asintió más decidida de lo que nunca había estado por nada, decidida a intentar cualquier cosa a su alcance por la salvación de Jilia .Y sobre todo por la de su patria.

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