Dilain, como todo buen investigador que se precie, no había dejado cabos sueltos. Se ocupó personalmente de ordenarle al maestro Toras que emprendiera ese viaje justo con anterioridad a la llegada de Calina Delaier y además le dijo que debía mantener estas órdenes en secreto .Su partida de la sede de Somer pasaría a ser algo reservado, un viaje a ver a unos parientes, un congreso en otra parte o simplemente irse sin dar explicaciones, lo que Toras quisiera .El maestre de Esil albergaba sospechas sobre él que se fundamentaron al interceptar instrucciones provenientes de Nephraler. Así descubrió que Toras era una especie de agente infiltrado. Dilain le amenazó con juzgarle, a cambio de no hacerlo le pidió su colaboración para ser agente doble .Toras aceptó, no quería ser condenado por alta Traición, castigo que aun en tiempo de paz y sobre todo para alguien de su posición podría pagarse con la muerte o algo peor .Eso si, tales penas no serían oficiales y se podrían disfrazar de accidentes, el mago renegado lo sabía y Dilain obtuvo así una valiosa información, confirmando sus sospechas sobre la trama Hialgasth y descubriendo además que estos iban en una dirección distinta a la que seguía Toras .Él no solo no colaboraba con ellos sino que tenía órdenes de controlarles a fin de que no se desmandasen en exceso y tales órdenes le eran enviadas directamente desde Helgamad. ¿Por parte de quién? .Eso no lo sabía, aunque Dilain no era ni mucho menos tonto y algo podría hacer para averiguarlo, pero de momento eso no importaba demasiado. El maestre pensaba que ahora que Toras se había puesto en contacto con Calina éste estaría intentado dos cosas o confirmarle a Dilain su lealtad o tratar de confundirles .Pero la realidad era que el maestro mago de Somer, como rezaba el dicho popular somerés, había oído tañer las campanas pero no veía el Monasterio del Kail. Sabía que había alguien infiltrado, pero desconocía quien era y para quien trabajaba realmente. Dilain sabía que ese individuo en cuestión era Halcón Certero y que trabajaba para él. Pero Toras podría pensar que era eso mismo o alguien enviado por Helgamad, bien por parte de la trama Hialgasth o bien de la otra línea de acción nephraler con la misión de agilizar las cosas o incluso de vigilarle a él.
Entre tanto Yashira Draker contactó finalmente con su superior y le informó de lo sucedido, ante todo era una oficial nephraler y tenía un deber que cumplir. Carnalsk no se mostró demasiado interesado en el afair amoroso entre su subordinada y la comandante Renar, pero a juzgar por las cosas que le contó la comandante Draker, comenzó a atar cabos con igual destreza que el Maestre de Esil .Tendría que ordenarles a sus agentes en Yumlaiance que llevasen a cabo las diligencias oportunas a fin de evitar un desastre de mayores proporciones que arruinase los planes del consejo real y de paso, darle en las narices a Zagart.
Ajenas aparentemente a todo esto Menra y Jilia tendrían que reincorporarse a sus obligaciones. Las dos disfrutaron de unos días a solas y estos por desgracia habían transcurrido demasiado rápido. Sobre todo para la comandante Renar que estaba levantándose de la cama mientras Menra se hacía la remolona.
-¡Qué bien se está aquí!- susurraba Delaier abrazándose a una almohada -.
-¡Vamos dormilona!, tienes que levantarte ya- le dijo cariñosamente Jilia a su pareja -.
- Podríamos quedarnos un poco más, vente conmigo - le respondió su amante con un tono de melosa invitación difícil de rechazar -.
Jilia sonrió pero no pudo decir nada puesto que se notó nuevamente indispuesta, conteniendo un espasmo de tos se dirigió de inmediato al servicio .Menra no se dio cuenta de esto ya que jugueteaba con la almohada tapándose con ella la cara .Mientras tanto, su compañera luchaba por no vomitar en el lavabo, pero al fin cedió dejando que un chorro de sangre y otros fluidos salieran por su boca. Exhausta se tendió sobre el suelo boca arriba mientras luchaba por recuperar el aliento. Logró hacerlo y lavarse lo suficiente como para salir de allí dando tumbos ,estaba muy debilitada, la cabeza le daba vueltas y apenas mantenía su equilibrio, pero se esforzaba en no aparentarlo a fin de evitar que Menra, quien ya se había levantado de la cama, se diera cuenta.
- Tienes razón- convino la capitana Delaier con una sonrisa -.Hay que volver al trabajo .En fin, espero que no me toque salir de viaje enseguida.
- Si claro - musitó Jilia apoyándose sobre la pared puesto que sus piernas apenas podían sostenerla -.
- Bueno pues no me arengues tanto y vístete tú también - le comentó Menra divertida en tanto se ponía su uniforme -.
Jilia asintió esbozando una débil sonrisa y trató de separarse de la pared aunque se sentía mareada .No pudo ni dar dos pasos antes de yacer desplomada boca abajo contra el suelo para asombro y horror de su compañera.
-¡Jilia!.- Exclamó Menra agachándose junto a ella de inmediato y dándole la vuelta con sumo cuidado -.¿Qué te pasa?.
La comandante Renar estaba inconsciente y por más que su compañera tratase de reanimarla era imposible, pese a todo mantenía un pulso irregular y una respiración débil. Muy asustada por todo ello, Menra avisó enseguida a los servicios médicos que llegaron de inmediato para hospitalizar a Jilia.
Desconocedores de esto Calina y los demás se mentalizaban para el momento de la verdad .Iban preparados para cualquier cosa. Halcón Certero se reunió con Dilain en un lugar apartado de la ciudad y previamente convenido. El Maestre de Esil le dio las últimas instrucciones y le deseó suerte. Sert volvió así a la sede de Esil y se reunió discretamente con Calina en uno de los pasillos.
-¿Cómo va todo?.- Quiso saber ella -.
- Bien, creo que no hay problema de que nos vean tan juntos, después de lo que Lytia vio ahora debe circular el rumor de que somos amantes.
- Y lo somos- sonrió Calina de forma pícara -.
Halcón Certero no contestó a aquello pero sí dijo:
- Esta noche hay una reunión, por lo que he podido averiguar asisten unos cuantos magos de diverso rango con Guled a la cabeza. Tendremos que meternos allí y descubrir lo que estén tramando.
-¿Una reunión?.- Se sorprendió Calina -.No lo comprendo, si es una reunión de magos tendríamos que ir al completo o por grados. No solamente unos cuantos.
- Esos deben ser los agentes enemigos - le respondió Sert -.Aquellos que controlan los cuerpos de los magos, nuestro deber es acabar con ellos.
- Muy bien, pero ,¿cómo lo haremos?.- Quiso saber ella -.¿Atacando por sorpresa una vez dentro o de uno en uno?.
- Creo que de ninguna de ambas formas - negó el maestro del Kail añadiendo -.Pasaremos y nos esconderemos en la sala que van a emplear, he descubierto que es la más recóndita de la Hermandad, se encuentra en el sótano inferior.
- No me gusta nada esto - declaró Calina torciendo el gesto -.Si algo sale mal estaremos atrapados.
- Si,- convino Sert que sin embargo la animó con optimismo -.Pero no te preocupes, ya está todo previsto .Dilain nos ayudará.
Calina asintió, sabía que el Maestre entraría allí para echarles una mano, pero con todo esperaba que tuvieran fuerza suficiente como para derrotar a sus enemigos .Aunque para bien o para mal, pronto lo sabrían. Caminaban por aquel corredor que estaba prácticamente desierto y Sert la guió entonces por una desviación que conducía a unas escaleras que bajaban, Calina le siguió y ambos estuvieron descendiendo bastantes peldaños hasta llegar al piso inferior.
- Estamos en el sótano.- Le informó Halcón Certero -.Ahora tenemos que proceder con mucha cautela.
Calina convino en ello con un silencioso asentimiento. Su compañero la llevó hasta una puerta que permanecía cerrada .No podía forzarse ni abrirse de un modo corriente así que Calina enseguida comprendió que aquello disponía de un cerrojo mágico. Utilizando sus poderes pudo abrirlo, por suerte era un conjuro sencillo de Esil para bloquear la puerta .No se trataba de nada extraño procedente de sus enemigos. Aquello le dio un respiro, ambos entraron y descubrieron una sala abarrotada de objetos y trastos viejos, pero ni ella ni Halcón Certero dieron crédito a lo que veían .Al concentrarse cada uno en sus respectivas habilidades contra los espejismos el panorama cambió para dar paso a una amplia y despejada sala votiva llena de candelabros con velas negras y objetos de culto. Existían eso sí, algunos armarios y sillas apilados al fondo y allí decidieron esconderse, no fue difícil puesto que aquellos destartalados muebles llenaban buena parte de la sala, aunque dejando la mayor extensión libre y consagrada a cualquiera de las aberraciones que sus enemigos llevasen a cabo allí que, de seguro, no serían precisamente recomendables para Yumlaiance. Calina se sentía nerviosa y sobre todo impaciente, no sabía cuando llegarían los demás y Halcón Certero la tranquilizó, si puede emplearse este término, con un mensaje telepático.
-
Ella pudo comprobar hasta que punto era eso cierto cuando la puerta se abrió. El primero en pasar fue Guled seguido por Litya y algunos otros magos y magas. Entraron luciendo sus túnicas de rigor pero para sorpresa de Calina y de Sert procedieron a quitárselas mostrando otras de color negro con franjas rojas. Seguidamente Litya se acercó a un improvisado altar constituido por un destartalado mueble y declaró en alta voz.
-¡Oh Dios Aranchil, o Aradanchil!, danos tu poder para doblegar a nuestros enemigos.
-¡Qué blasfema! - musitó Calina entre dientes entre espantada y llena de indignación -
El resto de los allí congregados comenzaron una letanía de cánticos que tenían un efecto envolvente y desconcertante para sus dos ocultos observadores .Halcón Certero se dio cuenta de ello y activó sus defensas psíquicas indicándole a Calina que hiciera lo propio. La maga trató de emitirse un conjuro protector pero aquello no pasó desapercibido ya que Guled cortó los cánticos de sus compañeros diciendo.
- Algo interfiere en nuestra invocación.
Y en ese momento, a una señal convenida entre ambos, Halcón Certero saltó de su escondite mostrándose ante ellos y gritando.
-¡Claro que sí malditos traidores!. Os he descubierto y por Kail que pagaréis vuestras blasfemias.
Todo el grupo de adoradores del dios de la destrucción se quedó perplejo aunque poco tardó en reaccionar siendo Litya quien dio la orden.
- Acabad con él. Es un espía.
Halcón Certero esperaba que el plan diera resultado, ya que sus enemigos le tenían acorralado en aquel pequeño espacio y no podría resistir un ataque combinado .Por suerte en ese mismo instante la puerta que cerraba la sala saltó en pedazos y apareció Dilain que ya tenía a medio preparar un conjuro de ataque de categoría astral que descargó contra varios de aquellos pretendidos magos. Calina Delaier en coordinación con su superior hizo lo propio barriendo de la escena a algunos más. Las caras de los atacados se retorcían en muecas grotescas que dejaban escapar una especie de humos negros por sus bocas y estos trataban de materializarse mientras los cuerpos que anteriormente ocupaban caían al suelo como fardos .Halcón Certero entre tanto se enfrentaba a Litya y a Guled, los únicos que no habían sido afectados por las andanadas mágicas, parando como podía una ofensiva psíquica de ambos. Calina corrió en su ayuda devolviéndoles el ataque en tanto Dilain terminaba de rematar aquellos humos desintegrándoles con nuevos conjuros antes de que tomasen cuerpo. Tanto la maga como el Maestro del Kail jadeaban por el esfuerzo. Dilain por el contrario parecía estar más entero, tanto que no acusaba los dos ataques mágicos que acababa de lanzar. La lucha psíquica estaba muy igualada y cualquiera podría resultar el vencedor pero entonces obtuvieron la ayuda inesperada del Maestro Toras que alcanzó con un hechizo a Guled haciendo que éste se desplomase .Aquel humo negro emergió de él y pudo materializarse en una silueta espectral que parecía estar envuelta en un negro sayal.
-¡Maldito traidor!- espetó aquella figura dirigiéndose al maestro Toras -.
- Cállate criatura vil y miserable - le ordenó Dilain que la recubrió de una especie de campo de fuerza incapacitándola para moverse -.
Entre tanto Litya trataba de escapar pero Calina se encargó de impedírselo con un hechizo paralizante .Su rival quedó clavada en el suelo y de su boca surgió aquel humo que comenzó a condensarse en una figura que parecía más tangible que la anterior .Halcón Certero se dio cuenta de esto y arremetió con una daga que llevaba oculta pero esto de nada servía contra esa clase de ser .Fue el Maestro Toras el que se encargó de atacar con un método más efectivo, un conjuro astral ,que dañó a esa criatura dejándola desbrozada y flotando en medio del aire tratando de recomponerse.
- Buen golpe, pero no has acabado con él - afirmó Dilain que pasó a ocuparse de su enemigo rematándolo con otro conjuro mágico que lo hizo dispersarse en la nada -.
Así que el trió se volvió hacia ese Hialgasth que permanecía encerrado en aquella burbuja mágica tratando de liberarse.
-¡Hemos atrapado a un Hialgasth!,- declaró Calina con júbilo -.
- Si, ahora nos contestará muchas preguntas - convino Halcón Certero con un tono sereno que contrastaba con su expresión severa -.
Pero aquella criatura no estaba muy dispuesta a eso, no obstante Dilain le inquirió con su flema habitual.
- Vamos a ver .Queremos saber lugares y fechas claves .Y tenemos métodos para hacerte confesar.
-¡Malditos humanos! - siseó esa criatura con odio -.No os diré absolutamente nada.
- Vale más que hables, porque existen conjuros superiores que acaban con vosotros de una forma muy dolorosa- amenazó Dilain -.
- Somos muchísimos más de los que creéis y estamos en todas partes. No podréis impedir que suceda lo que debe suceder. Mirad a vuestro alrededor, mis hermanos han sido destruidos, pero también habéis acabado con los vuestros.- Remachó el ente con regocijo -.
Calina miró los cuerpos sin vida de aquellos magos sintiéndose profundamente culpable pero Dilain intervino ordenándole de modo tajante.
- Ni lo pienses, ya estaban muertos mucho antes de ahora .Les hemos hecho un gran favor liberándoles.
-¿Quién os envía?,- quiso saber Halcón Certero con más dureza -.
-¿Crees que te lo diré?- se burló el Hialgasth -.Eres aun más estúpido de lo que pareces.
- Podría ser un agente de algún Lord nephraler que va por libre del consejo real - especuló el maestro Toras para sentenciar -.Y eso no puede permitirse.
-¿Por nuestra parte o por la de ellos?,- le inquirió Halcón Certero con sarcasmo -.
El maestro no respondió a eso, fue Dilain el que tomó la palabra para decir con tono entre cansino y condescendiente.
- Estos Hialgasth son malditos patanes y unos revienta planes por lo que parece. Hasta los mismos nephralers, hartos de su incompetencia nos han ayudado a quitárnoslos de encima.
-¡Mientes!- espetó el Hialgasth -.Nuestros compatriotas jamás nos traicionarían entregándonos a vosotros, yumlaincers.
-¿Y cómo te explicas que estemos enterados de vuestros planes aquí y conozcamos algunos sortilegios y características de vuestra especie?.- Le preguntó Dilain con sorna aunque aportando mucho de farol a aquella aseveración -.
El Hialgasth parecía furioso al escuchar ese comentario pero no dijo nada más, entonces Halcón Certero añadió.
- Parece que ellos andan algo descoordinados y eso nos favorece mucho.
- Así es - admitió el maestro Toras explicándoles -.Algunos nobles de Helgamad tienen mucha impaciencia por lograr sus objetivos.
-¿Cómo pudo trabajar para ellos y traicionarnos?,- le inquirió Calina con tono de reproche y desprecio -.
- Te sorprendería saber lo que unas buenas retribuciones económicas y de conocimientos pueden conseguir. Yo conocí el modo de vida nephraler, me atrajo el poder que manejan, el encanto de la oscuridad y me dejé tentar por él, aunque ahora estoy arrepentido.
-¿Y pretendes que nos lo creamos?.- Terció Halcón Certero haciendo patente su desconfianza y el mismo desdén de Calina -
- Me da igual si lo creéis o no. Ya habéis visto que he venido en vuestra ayuda.- Fue la seca respuesta que recibió -.
Dilain escuchaba este intercambio de acusaciones y respuestas más pendiente de su prisionero .El Hialgasth estaba aprovechando la misma para acumular energía y romper su prisión, eso no se podía permitir. Decidió acabar con él ya que no iba a revelarles nada más y lo remató con un rayo energético-mágico que desintegró literalmente a aquel ser.
-¿Y qué haremos ahora con este traidor?.- Preguntó Halcón Certero a Dilain refiriéndose al Maestro Toras -.
- Tenemos un acuerdo,- le respondió Dilain -.Para ganarse su perdón y su rehabilitación como miembro de nuestra hermandad, Toras nos ayudará para descubrir la verdadera naturaleza de los planes nephralers.
- No nos podemos fiar de él- denunció Calina con irritación -.¡Es un Voatar! .Si nos ha traicionado una vez lo volverá a hacer de nuevo.
- No, porque sé lo que me conviene - negó Toras obviamente molesto al ser llamado con ese nombre, correspondiente a un mago traidor de los tiempos de Skar Dainlin al que éste mismo se ocupó de arrojar al Dalarzian, de modo que añadió con rotundidad - .Y lo puedo demostrar conozco la naturaleza de la enfermedad de la compañera de su hermana, me lo contó el Maestre - le dijo a Calina -.
- Vaya una cosa, yo también - replicó ella con desdén -.
- Pero yo sé como librarla del huésped que la controla sin dañarla - afirmó el Mago dejándola sorprendida -.Ustedes sólo tienen dos opciones, o matarla o el Dalarzian que prácticamente es lo mismo. Como prueba de buena fe, me ofrezco a librarla de su mal.
Calina no supo que oponer a eso .Si se podía salvar a Jilia de forma que se quedase con ellos eso sería magnífico. No obstante recuperó su cabeza fría para preguntar con desconfianza.
-¿Y cómo lo haría? .Si ni siquiera el Maestre Dilain puede.
- Yo conozco un conjuro de sumisión para los Hialgasth, es un ritual que hacen los nobles nephralers para tenerlos a su servicio, me lo enseñaron como parte de mis retribuciones por ayudarles. Lo aplicaré y le ordenaré que la libere sin daño, no podrá negarse.
Hubo un denso silencio hasta que Halcón Certero le preguntó.
-¿Está seguro de eso?.
- Completamente.- Aseveró el mago -.Eso sí, tendremos que llevarlo a cabo en un lugar preparado.
- El acceso al Dalarzian - intervino Dilain quien tampoco las tenía todas consigo -.Así, si algo saliera mal, podríamos mandarle allí.
- Está bien- aceptó Toras con un tono de ligera inseguridad puesto que no sabía a ciencia cierta si con eso se había referido al Hialgasth a él -.Ahora lo primero es encontrar a esa mujer cuanto antes.
Y Calina asintió. Así que sin perder ni un minuto salieron de aquel cuarto en tanto Dilain extendía un conjuro sobre los muertos a fin de conservarles hasta que enviase a personal de confianza a recogerlos y hacerles desaparecer. La excusa oficial que se daría, un conjuro desafortunado que acabó con los magos. Esto minaría el prestigio de la Hermandad pero no había otro remedio.
Entre tanto en el hospital donde Jilia fue ingresada Menra montaba guardia esperando los resultados de las pruebas que los médicos le hacían a su compañera .La muchacha, sentada en un butacón del pasillo en el que estaba se preparaba para lo peor pero, en cambio recibió buenas noticias cuando uno de los facultativos se acercó hasta ella llamándola.
¿Menra Delaier?.
- Si ,soy yo- respondió de inmediato levantándose con rapidez para preguntar llena de ansiedad -.¿Saben algo?.
- Su compañera está fuera de todo peligro, a decir verdad no tiene nada grave. Simplemente sufrió una crisis de agotamiento.
-¿Agotamiento?.- Inquirió Menra atónita para oponer -.Pero si acabábamos de levantarnos de la cama y ella pasó la noche perfectamente .No lo comprendo.
- No hemos descubierto otra cosa - respondió aquel doctor encogiéndose de hombros- .De todas maneras la tendremos en observación durante unas horas más para cerciorarnos y después podrá marcharse.
Menra suspiró aliviada, quizás Jilia hubiera estado muy tensa y preocupada en los días anteriores tras dar el paso de la unión .Pero en cambio a la capitana Delaier le había parecido que su compañera se había sentido mejor que nunca .Se trataba de algo muy extraño pero al menos Jilia estaba bien.
-¿Puedo ir a verla?.- Preguntó al doctor con timidez -.
- Por supuesto, se alegrará de su visita .Nos ha preguntado por usted - le concedió el facultativo con una media sonrisa que traba de animar a su interlocutora -.
Menra le dio las gracias y se dirigió a la habitación de Jilia, entró y ésta la recibió despierta, tenía un buen aspecto y nada recordaba la crisis que había padecido. Delaier le dijo con un tono desdramatizador.
- No vuelvas a darme un susto como este. Cualquiera pensaría que yo tuve la culpa, sé que una noche conmigo puede ser agotadora, pero no hasta estos extremos.
Jilia respondió esbozando una débil sonrisa. Menra le explicó lo que el médico le había dicho y que dentro de pocas horas estaría dada de alta. La comandante Renar asintió aparentemente animada, aunque sabía perfectamente que ningún médico podría ayudarla a superar el mal que padecía y que lenta pero imparablemente iba adueñándose cada vez más de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)